sábado, 5 de enero de 2019

Xenofeminismo

Análisis
Xenofeminismo: incluir sin diferenciar
¿Cómo se ensambla con un movimiento que, más allá de sus diferencias internas? 
Helen Hester sostiene que el xenofeminismo toma la tecnología como herramienta activista.
A primera vista, el término xenofeminismo puede parecer contradictorio. Si el prefijo implica una ajenidad, una especie de exterioridad, ¿cómo se ensambla con un movimiento que, más allá de sus diferencias internas, se sostiene en una clara idea de inclusión? La supuesta paradoja se desarma en las primeras páginas del libro de Helen Hester cuyo subtítulo es: “Tecnologías de género y políticas de reproducción”. Si el original se proponía como una reflexión acerca del potencial emancipador de la tecnología, poniendo especial hincapié en las formas en las que esta podría ser aprehendida, usada y resignificada por los grupos subalternos, aquí Hester divide esa intención en tres grandes bloques.
En la primera parte, la autora ensaya una definición del término entendido como tecnomaterialista, antinaturalista y abolicionista de género. Mientras que los primeros dos ponen el foco en las relaciones complejas que presentan las tecnologías (las tradicionales y las más nuevas) sobre la idea de reproducción del cuerpo individual y social, la tercera se sostiene en la idea de que cualquier marcador identitario (de género, de raza, clase o cualquier capacidad física diferente) debería abolirse. No se trata de negar la diferencia, sino de eliminar los sesgos (des)valorativos. Algo que ya había sido planteado por el poshumanismo a fines del siglo XX cuando postulaba el desfasaje entre las tecnologías existentes y su comprensión y uso. En especial en lo relacionado con la manipulación genética y la posibilidad de diseñar humanos. Si hay una técnica que permite múltiples combinatorias, ¿por qué las ideas de futuro siguen asociadas al Niño blanco y heterosexual? (Una figura que remite inevitablemente a la imagen del bebé gigante exhibido y paseado por los militantes en contra de la legalización del aborto hace apenas unos meses en nuestro país).
Esa concepción de futuro, ampliamente desarrollada en el segundo apartado, limita a la mujer a su capacidad –o no– de ser madre, mientras que al adulto lo convierte en un mero protector parental, conminándolo a ser el asegurador y responsable del futuro de la humanidad. La contracara es el “adulto contaminante”, es decir todo aquel que con sus prácticas sexuales no sólo no puede reproducirse, sino que, para colmo, contribuye, con sus residuos (profilácticos y otros elementos desechables), a ensuciar el planeta que habitará el Niño. Hester hace suya la frase de Donna Haraway “Hagan parientes, no bebés” para mostrar cómo las tecnologías circundantes deberían ayudar a establecer nuevos lazos familiares.
Marcha Ni una menos y aborto legal gratuito en la Plaza de los dos Congresos, 2018.
Foto: Mario Quinteros
Si las tecnologías pueden ser reapropiadas y resignificadas, es posible que el Del- Em, un dispositivo inventado en EE.UU. en los 70 para succionar de las paredes del útero la sangre menstrual con el fin de acortar los días del período y evitar dolores y calambres, sea uno de los mejores ejemplos para pensar estos procedimientos xenofeministas. Rápidamente reapropiado para llevar a cabo abortos tempranos, el invento comenzó a ser compartido por las mujeres como modo de resistencia al poder médico disciplinador. Incluso después de legalizado el aborto, el boca en boca primero e Internet después, funcionaron como reales focos de autoayuda, asistencia y acompañamiento. El pasaje de lo analógico a lo digital permite pensar a lxs miembrxs de estas redes como nuevas versiones de hackeos, que no sólo conecta hacia y desde las mujeres, sino con todas las identidades que quedan excluidas de la futuridad blanca y heterosexual.
En definitiva, si el Xenofeminismo tiene un objetivo, este será el de transformar los sistemas políticos y las instituciones disciplinarias para que las tecnologías existentes, pero también las futuras, puedan estar disponibles para toda la sociedad, permitiendo crear nuevos modelos de xenorreproducción.
Por: Ingrid Sarchman
Fuente: Diario Clarín, Sección Revista Ñ, Ideas, (04-01-2019).
https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/xenofeminismo-incluir-diferenciar_0_1ac9jYEtZ.html