OBITUARIO
Papa Francisco
Jorge Bergoglio (1936-2025)
Una oración
por su descanso eterno.
“Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén”.
lunes 21 de abril de
2025.
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Nota Periodística
Interpeló a propios y extraños y entra en la
historia de la Iglesia Católica
Francisco, el papa latinoamericano para el mundo
Murió
a los 88 años. Se proyectó como estadista y líder mundial. Nunca perdió su
sencillez, predicó a favor de los pobres y descartados, promovió el diálogo y
criticó el modelo económico depredador y excluyente. Los cambios que hizo en la
Iglesia y lo que dejó pendiente.
Francisco, el papa latinoamericano que “los cardenales fueron a buscar
al fin del mundo” como él mismo lo afirmó, entra en la historia de la Iglesia
Católica y de la humanidad como aquella persona que, ejerciendo un liderazgo
firme, dentro y fuera de las fronteras institucionales, supo entender los
desafíos de la sociedad, desde su lugar ensayó las respuestas a su alcance y,
sobre todo, tuvo la
capacidad de interpelar a propios y extraños con su mensaje profundamente
humano.
De esta manera
Jorge Bergoglio logró dejar huella en la vida de muchas personas, también en
gran parte de quienes no lo reconocieron como su líder espiritual o religioso.
En el escenario de un mundo contemporáneo atravesado por los conflictos y las
guerras y, al mismo tiempo, carente de voces y de referentes que iluminen los
senderos de la fraternidad entre las personas y los pueblos, Francisco marcó
presencia.
Como componente esencial de su misión el Papa predicó y puso en práctica lo que
él mismo denominó “la cultura del encuentro”. Porque, como lo escribió en su
autobiografía recientemente publicada bajo el título “Esperanza”, “solo quien levanta puentes
sabrá avanzar; el que levanta muros acabará apresado por los muros que él mismo
ha construido. Ante todo, quedará atrapado su corazón”.
Francisco: el hombre común
Se proyectó como
estadista y líder mundial, sin perder la sencillez característica de la
historia personal de este porteño (“dentro de mi alma me considero un hombre de ciudad”), el mayor de
cinco hermanos nacidos todos en el barrio de Floresta en Buenos Aires, y que
aún en el Vaticano siguió reconociéndose como “cuervo” por su afición a San
Lorenzo. Sin embargo, cuando le anunciaron que en su regreso a la avenida La
Plata el nuevo estadio podría llamarse “Papa Francisco” dijo claramente que “la idea no me entusiasma”.
La elección como Papa le cambió la vida a Jorge Bergoglio. Pero una vez convertido en Francisco hizo lo posible por mantener los rasgos de humanidad y de hombre común que hacían que, en Buenos Aires, y ya siendo cardenal, siguiera viajando en subte para ir a su despacho en la curia porteña. “Me gusta caminar por la ciudad, en la calle aprendo” decía. Su nueva condición lo obligó a muchas restricciones, pero en lugar de habitar un palacio vaticano eligió vivir en la residencia Santa Marta, una especie de hotel religioso que recibe a obispos y sacerdotes que viajan a Roma por motivos eclesiásticos. Allí trasladó incluso muchas de sus audiencias, sobre todo cuando se encontraba con la gente más cercana por motivos personales o pastorales. Santa Marta fue su casa. Hasta allí le alcanzaron los zapatos “gomicuer” que pidió a sus amigos que le llevaran desde Buenos Aires tras descartar el calzado rojo que usaba su antecesor Benedicto XVI. También desde allí, o desde cualquier lugar del mundo donde estuviera de visita, cada domingo por la noche Francisco cumplía en llamar por teléfono a Buenos Aires a su hermana María Elena, la única sobreviviente de su familia. Ha dicho que no ver a su hermana es de los desprendimientos que más le costó.
Se reconocía como amante de la música y del tango. “La melancolía ha sido compañera una compañera de vida, aunque de manera no constante (…) ha formado parte de mi alma y es un sentimiento que me ha acompañado y que he aprendido a reconocer”.
Desde 1990, a raíz
de una promesa religiosa, no volvió a mirar televisión y se mantenía informado
por otros medios.
“Plan de gobierno”
La elección de
Bergoglio como papa Francisco, que cambió la vida de la Iglesia Católica,
también modificó profundamente la manera de relacionarse del catolicismo con la
sociedad, en el mundo y en cada país y región.
Ni siquiera los
más cercanos, aquellas y aquellos que conocían sus pensamientos y que habían
seguido su trayectoria, habrían podido imaginar aquel 13 de marzo de 2013 el
"plan de gobierno" que Jorge Bergoglio tenía en su mente cuando fue
ungido como máxima autoridad de la Iglesia Católica. Quizás tampoco había
pasado por su cabeza esa posibilidad a pesar de la experiencia acumulada en sus
años como superior provincial de los jesuitas en Argentina (1973-1979), en
plena dictadura militar, o en su tarea como obispo auxiliar (1992-1998) y luego
como arzobispo de Buenos Aires (1998-2013).
No pocos sostienen
que la vida de Bergoglio tuvo un vuelco fundamental por su participación en la
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Aparecida, Brasil, 2007) en
la que el entonces arzobispo porteño recibió un baño de ”latinoamericaneidad” en su contacto
con sus colegas obispos de la región y, en particular, con los de Brasil. Esto
es lo que lo llevó a escribir en sus memorias que “mis raíces son también italianas, pero soy argentino y
latinoamericano. En el gran cuerpo de la iglesia universal, donde todos los
carismas ‘son una maravillosa riqueza de gracia’, esa iglesia continental tiene
unas características de vivacidad especiales, unas notas, colores, matices que
también constituyen una riqueza y que los documentos de las grandes asambleas
de los episcopados latinoamericanos han manifestado”.
Hasta entonces el
“porteño” Bergoglio, como buena parte de los argentinos, se había mantenido
distante de América Latina. También en términos eclesiásticos por su cercanía a
la “teología de la cultura” que aprendió de su maestro Juan Carlos Scanonne y
más alejado de los teólogos de liberación como el peruano Gustavo Gutiérrez o
el brasileño Leonardo Boff. Con ambos se encontró y se abrazó después una vez
que estuvo en el Vaticano. Bergoglio
se hizo latinoamericano en Aparecida. Y con ese bagaje llegó al consistorio que
lo eligió Papa.
Pocos días antes de su muerte, la teóloga
argentina Emilce Cuda, a quien el Papa llevó a Roma como una de sus más
estrechas colaboradoras, fue enfática al señalar que la teología de Francisco
ha sido “la teología” a secas, rescatando las raíces del pensamiento cristiano
a lo largo de la historia para ponerla a dialogar con los desafíos de la
actualidad de la Iglesia y del mundo.
Referente mundial
El tiempo y sobre
todo los gestos de Francisco fueron dejando en claro la propuesta y las huellas
que el primer papa latinoamericano deseaba establecer como impronta a su
gestión. Fue así que su primer viaje político-pastoral lo llevó hasta
Lampedusa, para encontrarse con los inmigrantes ilegales expulsados de su
territorio que huyen desesperados en busca de la vida. A ellos y al mundo les
reafirmó con un gesto de cercanía y solidaridad su prédica en favor de los
pobres, los descartados y de sus derechos.
Desde allí, sin
abandonar su impronta religiosa, el Papa comenzó a construir su condición de
referente mundial más allá de las fronteras de la Iglesia Católica
convirtiéndose en interlocutor de jefes de estado, de dirigentes sociales,
políticos y culturales. En un mundo con liderazgos en crisis y enfrentando los
desafíos de la realidad Francisco eligió el camino del diálogo y del encuentro
con los diferentes, desde la realidad de los pobres y reclamando por sus
derechos.
Sus ideas quedaron
plasmadas en muchos de sus documentos y alocuciones públicas, pero sobre todo
en las encíclicas Laudato
Si (2015), sobre “la casa común”, el cambio climático y el cuidado de
los recursos naturales, y Fratelli
Tutti (2020) acerca de la amistad y la fraternidad social.
Pero Francisco
fue, de muchas maneras, un líder incómodo, para los gobernantes y los poderosos
del mundo. En particular por sus llamadas a atender los problemas de sobre
explotación de los recursos naturales en desmedro del cuidado de la naturaleza,
las críticas de un modelo económico depredador y excluyente y las advertencias
sobre el “descarte” que se evidencia en las migraciones masivas, las guerras y
la pobreza creciente.
Los pobres y la guerra
En su transitar
Francisco se convirtió en vocero de los descartados y los pobres, pero también
en aliado de quienes salieron en defensa de los derechos de estas personas y
comunidades. Puede decirse que el discurso pronunciado el 9 de julio de 2015
por el Papa ante el auditorio plural de los movimientos sociales reunidos en
Cochabamba (Bolivia), cuyo eje fue su proclama de "las tres T"
(tierra, techo, trabajo), constituye una suerte de síntesis doctrinal que, en
otro tono y con distinto despliegue, Francisco había expresado de manera
sistemática y con base teológica en Laudato Sí. Una gran suma que, a contracorriente
de las fuerzas del capitalismo mundial, se alzó en favor de los pobres y sus
organizaciones, criticó a los poderes hegemónicos y lanzó un llamado a la paz.
Una militancia pacifista que Bergoglio apoyó con sus acciones y las del
Vaticano en cada lugar de conflicto en cualquier rincón de la tierra. En esta
tarea los movimientos
sociales fueron elegidos permanentemente como aliados e interlocutores,
convocados y sentados a la mesa de las conversaciones con el Papa.
A través de sus
acciones Francisco también consolidó su idea de que a las grandes religiones
monoteístas del mundo y a sus dirigentes le cabe la responsabilidad de
encontrar salidas a la guerra mundial traducida en multitud de conflictos
acotados o guerras regionales por disputas territoriales, cuestiones de
soberanía, enfrentamientos políticos, étnicos o raciales. “No existe la guerra
inteligente; la guerra solo sabe causar miseria; las armas, únicamente muerte” afirmó.
En octubre de 2022
organizó en Roma un gran encuentro de líderes religiosos mundiales por la paz.
Pero antes y después se reunió en Irak, con el Gran Ayatolá Sayyid Ali
Al-Husayni Al-Sistani, líder de la comunidad chií del país, en Ulaanbaatar con
once líderes de diferentes confesiones y, más recientemente, en Indonesia junto
al iman Nasaruddin Umar visitó el 'túnel de la Amistad' que conecta la mezquita
Istiqlal con la catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
En la propia Iglesia
Hacia el interior
de la misma Iglesia Católica el papa Francisco impulsó muchas líneas que
conectan directamente con iniciativas inauguradas en el Concilio Vaticano II
(1962-1965), impulsadas por el papa Juan XXIII (1958-1963) y continuadas por
Paulo VI (1963-1978), pero que tuvieron frenos y retrocesos con Juan Pablo II
(1978-2005) y Benedicto XVI (2005-2013).
De esta manera
Bergoglio insistió en la idea de “una iglesia de puertas abiertas” con
capacidad de acogida para todas y todos, sin ningún tipo de restricciones, en
diálogo con la sociedad y enfrentando los problemas comunes. Esto implicó
también reformas profundas en las estructuras eclesiásticas, con más espacios
para los laicos y en particular para las mujeres, pero también desde una
perspectiva eclesiológica que buscó protagonizar el “sacerdocio común de los
fieles” incluso antes que el sacerdocio ministerial.
Con esa intención
Francisco propició, a través de los sínodos (universal y regionales) una
Iglesia más participativa que puso en crisis el modelo estrictamente
jerárquico, piramidal y romano céntrico. Ello trajo aparejado también la
decisión de enfrentar los problemas de abusos, la pederastia y la corrupción
dentro de la estructura eclesiástica.
Bergoglio acompañó
este proceso con reformas de la curia vaticana, recambio de los responsables y
nuevos nombramientos para rodearse de figuras de su confianza. También hubo
cambios mediante la designación de obispos más jóvenes y cercanos a la
perspectiva eclesiológica de Francisco.
Nada de esto ocurrió sin resistencias y
enfrentamientos. En
el mundo, pero también en la Argentina donde paradójicamente los sectores
católicos más conservadores, empresarios y representantes del poder que vieron
en Francisco la continuidad de un cardenal Bergoglio, que en su momento y sin
considerarlo como del propio palo, nunca les resultó incómodo. Rápidamente se
sintieron defraudados por las iniciativas y las propuestas del Papa que acentuó
los rasgos más latinoamericanistas del entonces cardenal de Buenos Aires y
radicalizó su perspectiva en favor de los pobres, de los excluidos y de sus
derechos.
El poder se
disgustó con Francisco y no lo disimuló. También los sectores conservadores de
Iglesia incluidos algunos obispos se sintieron molestos con Bergoglio, aunque
estos últimos se mantuvieron dentro de los márgenes de discreción que impone la
propia Iglesia.
A nivel mundial
también las intrigas y las conspiraciones fueron en aumento. Integrantes del
colegio cardenalicio que habían ido a buscar a un papa latinoamericano y seleccionaron a un argentino porque siendo tal era el "más parecido"
a los europeos se sintieron frustrados en sus expectativas.
En más de una
oportunidad los sectores más conservadores se rasgaron las vestiduras ante lo
que consideraron excesivas concesiones de Bergoglio, tanto en sus mensajes como
en su estilo pastoral. Francisco no se inquietó demasiado por ello. Siguió
tomando decisiones con conciencia de los problemas que enfrentaba e incluso
utilizó la energía y el respaldo que le llegaba desde afuera para dar batallas
en el seno de la propia Iglesia.
Siempre apareció
convencido de la tarea que debía enfrentar: avanzar y profundizar la reforma de
la Iglesia hacia una forma de gobierno y de participación más sinodal, más
horizontal y plural que renueve la vida del catolicismo.
Si bien se dieron
pasos sustanciales en ese sentido, quizás sea esta la tarea inconclusa que deja Francisco y que
quedará en manos quien lo suceda en el pontificado. Una designación que
dependerá de una elección incierta y sin candidatos a la vista, aun teniendo en
cuenta la profunda renovación que Bergoglio hizo en el colegio cardenalicio que
escogerá al nuevo papa.
Fuente
consultada
Diario Página 12, Francisco el papa latinoamericano para el mundo, Washington Uranga, 21 de abril de 2025 – 6:00 horas.
https://www.pagina12.com.ar/819605-murio-francisco-el-papa-latinoamericano-para-el-mundo