HISTORIA
LAS CAMPAÑAS AL DESIERTO
(1823/1885)
1º Parte
Las Campañas al Desierto, mal identificadas como
“La Conquista del Desierto”, fueron un conjunto de acciones militares
desarrolladas en los territorios llamados “la Pampa” y “el Chaco”, llevadas a cabo por
el gobierno argentino, contra los aborígenes que los ocupaban, con el
objetivo de recuperar el dominio soberano de esos territorios, que no habían
sido colonizados por España durante el ejercicio de su dominación en América.
Fueron quince mil leguas cuadradas de excelentes tierras que se
reintegraron al territorio nacional, para ser pobladas y destinadas al
desarrollo agropecuario de la Nación.
Porqué decimos “mal llamada “Conquista del Desierto”.
Nos atenemos para ello, al comunicado de
la Academia Nacional de Historia, institución que consultada acerca de esta
controversia, se expidió mediante nota fechada 16 de junio de 1981, haciendo
suyos los contenidos de un dictamen producido por los señores
Académicos de número, la opinión que al respecto aportara el historiador
ORLANDO MARIO PUNZI y el dictamen de la Academia Argentina de Letras, mediante
notas que trascribimos a continuación:
Buenos Aires, 29 de diciembre de 1980
Al señor Presidente de la Asociación de
Expedicionarios al Desierto General de Brigada (R.E.) D. ELBIO CARLOS
ANAYA.
De mi máxima consideración:
Tengo el agrado de dirigirme al señor
Presidente a fin de llevar a su conocimiento que, al examinar documentos,
libros, publicaciones, artículos, etc., referidos al tema de las campañas al
desierto, se advierte cierta disparidad en el modo de denominación de tal
acontecimiento. Así, se lo titulo, por ejemplo:
“La conquista de desierto”, “Las campañas
al desierto”, “Las guerras con (o contra) el indio”, “Guerras de tierra
adentro”, etc.
En tal sentido y a fin de uniformar por
principio la denominación oficial de un período tan importante de la Historia
Patria, soy de opinión se eleve la presente iniciativa en consulta a las
Academias Nacionales de la Historia y Argentina de Letras, para que tan
altos organismos tengan a bien dictaminar acerca de su correcto enunciado.
Al respecto, y como contribución a dicho
estudio, me permito, sin ánimo de crítica, adelantar mi opinión basada en mis
propias inquietudes históricas y en las acepciones consignadas en el
«Diccionario dé la Lengua Española» (Decimonovena edición, 1970) y su
«Suplemento», opinión que, a simple título de colaboración, resumo en los
siguientes puntos:
a). Corresponde el uso del vocablo
«desierto» puesto que significa «despoblado, solo, inhabitado» y «lugar, paraje
o sitio despoblado de edificios y gentes», y es notorio que las comunidades
indígenas, generalmente nómades, ocupaban en general ciertos y muy limitados
espacios geográficos.
b) No corresponde el empleo de la palabra
«conquista» sino para las operaciones militares desarrolladas por España luego
del descubrimiento. Durante el período independiente no corresponde su uso,
puesto que se «conquista» lo que no es propio. Además, «conquista» incluye
«operación de guerra» y es sabido que no sólo por ese medio (sino también por
colonización y poblamiento, etc.) se concretó por parte de nuestro país, la
ocupación definitiva del desierto.
c) No debe denominarse «guerra con el
indio» sino a las operaciones puramente militares (defensivas, ofensivas y de
ocupación) y no al todo. Las «guerras» fueron una parte de un todo llamado «las
campañas al desierto». En el caso de “guerra contra el indio”, es preferible el
empleo de la preposición «contra» (oposición, contrariedad) en lugar de «con»
(sociedad, junta, alianza, etc.). Finalmente, “Guerras de tierra adentro» no
encuadra específicamente en el problema del indio, y es una denominación vaga y
general.
d) Como «campaña» es «el conjunto de actos
o esfuerzos de índole diversa que se aplican a conseguir un fin determinado»,
entiendo que tal vocablo es el de más lógico uso.
Por lo expresado, estimo que la definición
más adecuada, de tal período histórico, salvo mejor opinión, podría
ser: «Campañas al desierto». Es el conjunto de operaciones militares
(defensivas, ofensivas y de ocupación) y civiles (colonización y poblamiento), que
los ejércitos argentinos (nacionales o provinciales), encararon para la
incorporación definitiva al dominio del Estado, de los territorios
del antiguo virreinato (deshabitados o habitados por tribus indígenas), que aún
no habían sido efectivamente colonizados por España al acontecer la
Independencia. Saludo al señor Presidente con mi mayor estima. Coronel
Orlando Mario Punzi.
Buenos Aires, 5 de marzo de 1981
Señor Presidente Asociación
Expedicionarios al Desierto General Elbio Carlos Anaya
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. A fin
de informarle que la Academia Argentina de Letras, ha recibido la consulta
formulada por Ud. acerca de la denominación oficial que correspondería aplicar
a las campañas al desierto, .Estudiada la consulta mencionada, la Academia
acordó contestar en los siguientes términos: “Como bien se observa en la
nota que acompaña la consulta, existe una considerable fluctuación en los modos
de denominar las campañas al desierto, siendo posiblemente las dos más
comúnmente empleadas las de “conquista del desierto” y “campaña al desierto”.
Aunque la primera goza desde
antiguo, de cierto predicamento, como puede observarse, por ejemplo, en
las obras de Estanislao Zeballos (“La conquista de quince mil leguas”), Manuel Prado (“La conquista de la Pampa”) y M.J. Olascoaga (”La conquista del desierto”), tanto por razones léxicas como éticas, con el particular
respeto debido a los argentinos de origen indígena, la Academia Argentina de
Letras, no ve inconveniente en uniformar la denominación actual bajo la forma
“campañas al desierto”.

Por último, cabe aclarar como ya lo ha
señalado reiteradamente esta Academia, que sus informes se ciñen a lo
establecido en las normas fijadas o propuestas por la Real Academia Española,
complementadas con las sucesivas observaciones que aporta la Academia de la
Lengua Española, por lo que bajo este punto de vista, la denominación de
“campaña”, resulta inobjetable ya que la acepción general que nos atañe, esta
voz significa, sin olvidar su matiz específicamente militar, “conjunto de actos
o esfuerzos de índole diversa que se aplican a conseguir un fin determinado”
(Diccionario de la Real Academia Española, ed.1970, p. 238).
Saludo a Ud. Muy atentamente Juan
Carlos Ghiano, Secretario General.
Antecedentes
La Pampa y la
Patagonia oriental eran una amplia región habitada pos pueblos originarios, que
nunca pudo ser conquistada por los europeos, y que desde el siglo XVII se fue
unificando bajo la cultura mapuche. Recién a fines del siglo XIX, Argentina y
Chile, lograron ocupar la región mediante la guerra contra los indígenas.
A la llegada de los europeos, el sur del
continente americano, la Pampa y la Patagonia, estaba poblado por los pampas,
los tehuelches (patagones) en la Patagonia oriental y los mapuches en la
Patagonia occidental; Tierra del Fuego estaba habitada por una rama de los
tehuelches: los selknams (onas), los yámana y los kawéskar.
Con el desembarco de los conquistadores
realistas en las riberas del Río de la Plata y la fundación de la ciudad de
Buenos Aires durante el siglo XVI, se produjeron las primeras confrontaciones
entre los españoles y el pueblo originario que habitaba la región pampeana, los
pampas (hetó querandíes), llamados luego ranqueles, una vez integrados a la
cultura mapuche en el siglo XVIII.
A partir del siglo XVII una pequeña
cantidad de bovinos abandonados por los españoles en las pampas, se
multiplicaron naturalmente hasta conformar enormes manadas de bovinos salvajes.
Tanto los pampas y mapuches, ocupantes de esos territorios, como los españoles
y gauchos libres, se dedicaron a la caza de esos animales, lo que llevó a
enfrentamientos entre unos y otros.
Los españoles construyeron entonces una
línea de fortines cercana a Buenos Aires y Córdoba, para ocupar zonas
exclusivas de caza, llamadas vaquerías. Los pampas consideraron que los
europeos habían usurpado invadiendo sus territorios, y durante siglos atacaron
sus posiciones mediante un sistema de ataques en masa, denominados malones,
utilizando diestramente el caballo, largas lanzas y boleadoras.
Entre los siglos XVII y XVIII los mapuches
impusieron su cultura a la mayor parte de los pueblos indígenas que habitaban
la pampa y la Patagonia.
Desde fines del siglo XVIII, en el
virreinato del Río de la Plata, los españoles comenzaron lentamente a avanzar
sobre territorio ranquel. El río Salado (provincia de Buenos Aires), que
divide al centro la pampa occidental, se convirtió entonces en el límite entre
ambas civilizaciones. Algunos indígenas solían trabajar en las estancias
españolas, mestizándose con europeos, negros y otros indígenas.
El origen social de los gauchos está
relacionado con este proceso de mestizaje. Simultáneamente desde la Capitanía
de Chile se procedía a un ataque sistemático sobre los mapuches, conocidos
también como araucanos, que se conoció como la Guerra de Arauco y luego de la
independencia, en 1816, Argentina mostró una abierta intención de ocupar
las tierras dominadas por los ranqueles y mapuches.
Una confrontación secular
Según algunos historiadores, la
confrontación con el aborígen, comenzó en 1516, cuando los guaraníes dan
muerte a JUAN DÍAZ DE SOLÍS, en las costas del río Uruguay. En noviembre
de 1529, los indios “timbúes” destruyen el Fuerte Sancti Spiritus, en
represalia por las crueldades a las que los someten los españoles. En 1531, el
navegante portugués PEDRO LÓPEZ DE SOUZA, mientras explora el río Uruguay, es
hostigado por los charrúas y obligado a retirarse.
El 15 de julio de 1536, un grupo de 400
españoles es exterminado por los “querandíes” en la acción de “Luján” y el 21
de diciembre del mismo año, Buenos Aires es incendiada y sus pobladores
obligados a abandonarla, por los mismos indígenas. En 1553, PEDRO DE VALDIVIA
es muerto por los “mapuches” en Neuquén.
En 1581, JUAN DE GARAY incursiona 70
leguas al sur después de refundar Buenos Aires y llega a los territorios donde
hoy se encuentra la ciudad de Mar del Plata y es permanentemente hostilizado
por los “querandíes” (pampas), con quienes libra varios enfrentamientos.
En 1583 el sargento mayor JUAN RUÍZ DE
OCAÑA, perteneciente a la expedición de GARAY se bate con el cacique guaraní
TELEMONIÁN CONDIÉ, que se resiste a la presencia de los españoles “en su
tierra” y marchando hacia Santa Fe, el mismo GARAY es lanceado durante un
entrevero con los indígenas del lugar.
En 1606 los siete caballos y las cinco
yeguas que quedaron vivos luego de que DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA ordenara el
despoblamiento de Buenos Aires, se dispersaron. Y ya en libertad, con buenos
pastos y sin predadores a la vista, se multiplicaron enormemente y esas grandes
manadas, atrajeron la codicia de los habitantes originarios y hasta de los
araucanos y mapuches, que se decidieron a atravesar la cordillera, donde además
de caballos, tenían a la mano, fabulosas praderas e ingentes manadas de vacunos
cimarrones, dando comienzo a las primeras correrías que se registran al sur de
Cuyo.
En 1609 comienza la caza salvaje del
ganado cimarrón y en busca de ellos, los indios “pampa” saquean la zona sur de
la provincia de Córdoba, hasta que son echados por una partida al mando del
teniente LUIS DEL PESO En 1627, como represalia por los malones que
efectuaban los “pehuenches” al sur de Chile, el capitán español JUAN FERNÁNDEZ
los batió al norte del río Neuquén.
En 1649, el capitán español LUIS PONCE DE
LEÓN bate a una partida de aborígenes belicosos en cercanías del lago
Huechulafquen y cuando el jesuita español DIEGO ROSALES, rescatando al cacique
vencido, junto con 40 de sus hombres que habían quedado cautivos de ROSALES,
los lleva devuelta a su toldería, es obligado a retirarse en medio de la
hostilidad de toda la tribu.
En 1657 el corregidor de Cuyo, maestre de
campo MELCHOR DE CARVAJAL Y SARAVIA rechaza un ataque de los pehuenches y
los persigue luego hasta el río Atuel.
En 1659. Puelches y pehuenches,
pertenecientes a la tribu del cacique TANAQUEUPÚ, de reconocida crueldad,
asuelan la región sur de las provincias de Córdoba y San Luis y unidos luego
con los “boroganos”, venidos desde Chile, incursionan por los llanos de la
provincia de Buenos Aires.
En 1664, los “puelches”, aliados con los
“araucanos” llevan un gran ataque que llega hasta las inmediaciones
de donde hoy está la provincia de Mendoza
En 1666. GASPAR DE VILLARROEL regidor
de la provincia de Valdivia (Chile), cruza la cordillera y sale en persecución
de indios que cometían desmanes al sur de Neuquén.
En 1672 comienzan los malones de indios en
el sur bonaerense: los “pampas” atacan establecimientos ganaderos cercanos
al arroyo de Tandil y la sierra de Volcán.
En 1700 los padres jesuitas VAN DER MEEN,
JUAN JOSÉ GUGLIELMI y FRANCISCO ELGUEA son muertos por los aborígenes mientras
éstos predicaban en los faldeos de la cordillera neuquina.
En 1704, durante el gobierno del
corregidor PABLO GIRALDEZ DE ROCAMORA, los “pehuenches”, del centro sur de
Chile, someten a los pacíficos huarpes”, cruzan la cordillera y se unen a las
tribus de esa etnia que habitaban en Mendoza.
En 1713, los «pehuenches» incendian San
Luis. En 1735 aparecen los primeros “malones” en lo que era el “centro” de
la Provincia del Río de la Plata, realizando atrevidas “entradas” en diversos
poblados y estancias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.
El 5 de enero de 1735, los indígenas
invadieron el valle de Salta, incendiaron los precarios asentamientos de los
españoles y cometiendo toda clase de atrocidades, se llevaron numerosas
“cautivas”, alimentos y armas.
En agosto de 1737 los “pampas”, ya
araucanizados, atacaron a las poblaciones de la zona del Salado y Arrecifes y
robaron gran cantidad de animales. El Gobernador SALCEDO envió una expedición
“punitiva” que, habiendo encontrado un poblado indígena, mató a su cacique
“TOLMICHIYÁ” y a todos los hombres de su toldería.
En represalia, el cacique “CACAPOL” con
unos 2.000 indígenas entró al territorio que hoy ocupa “Magdalena”, arrasando
con todo lo que encontraba, llegando hasta unas seis leguas de Buenos Aires.
Simultáneamente, su hijo “CANGAPOL”, con 4.000 indígenas destruyó todo lo que
encontró en la zona de Luján, arreó el ganado, mató a los hombres y se llevó
cautivas a todas las mujeres.
En 1740, los “malones” devastan
Fontezuelas, Luján y Matanza, llegando hasta siete leguas de Buenos Aires y el
pago de Magdalena sufre un feroz ataque que causa más de 100 muertos entre sus
pobladores, muchos cautivos y grandes daños materiales.
En 1741, el Gobernador del Tucumán JUAN DE
SANTISO Y MOSCOSO acuerda la paz con el cacique “BRAVO”, líder de los “pampas”,
quien se compromete a detener las incursiones de los “aucas”.
En 1742, las matanzas llevadas a cabo en
1740 por los indígenas en Luján, San Antonio de Areco y Magdalena, deciden al
gobernador de Buenos Aires, ORTÍZ DE ROZAS a buscar un acuerdo con las tribus
hostiles, para que cesen en sus ataques, garantizándoles que no serán
hostilizados y que se les atenderá en sus necesidades de alimento, pero fracasa
en la intentona.
En 1743, JUAN ALONSO ESPINOSA de los
MONTEROS, es nombrado Gobernador del Tucumán (1743-1749) por FERNANDO VI.
Durante su gobierno, en 1747, se produjo una gran invasión de indígenas
“abipones” a quienes detuvo luego de una extenuante campaña. También en Salta y
Jujuy debió luchar contra los “tobas” y “mocovíes” que lanzaban contínuos
“malones” contra los poblados.
En 1744, El Gobernador de Buenos
Aires, DOMINGO ORTIZ DE ROZAS derrotó a los indígenas que atacaban las
poblaciones de la frontera con Luján.
Toma numerosos prisioneros y los
envía a trabajar en las obras de Montevideo. En 1745, el Gobierno de
Buenos Aires dispone la instalación de fortines para defender sus fronteras,
pero el plan fracasa debido a las numerosas deserciones que se producen por la
hostilidad de los aborígenes y por la precariedad de medios de subsistencia
para sus guarniciones.
En 1747, JUAN ALONSO ESPINOSA de los
MONTEROS, Gobernador del Tucumán, dispone una importante operación ofensiva
para detener una gran invasión de indígenas “abipones” que comandados por el
caudillo BENAVÍDEZ”, habían invadido la Provincia, asolando las campañas de
Santiago del Estero y Córdoba y asaltando las tropas de carretas que viajaban
entre Buenos Aires y Córdoba, camino del Alto Perú.
En el marco de esa campaña, funda el
“Fuerte San José” en Santiago del Estero. El 29 de enero de 1750, luego de
una serie de combates en que fueron vencidos por las tropas santafecinas, al
mando del Teniente de Gobernador de Santa Fe, FRANCISCO ANTONIO DE VERA Y
MUJICA y del sargento mayor JUAN ESTEBAN FRUTOS, las últimas tribus “charrúas”
que quedaban en el territorio de Entre Ríos, se rindieron a discreción a los
españoles, poniéndose así fin a una de las luchas más encarnizadas que hayan
sostenido los santafecinos contra los antiguos pobladores de estas tierras,
entre los cuales se destacaron por su ferocidad y pujanza los célebres e
indómitos “charrúas”.
El 8 de mayo de 1751, un malón asalta,
incendia y saquea el pueblo de Pergamino. En 1752, las constantes luchas
contra los indígenas en las que se empeñaba el Gobernador del Tucumán, JUAN
VICTORINO MARTÍNEZ DE TINEO, causaron la sublevación de las milicias de
Catamarca y La Rioja.
Los hombres reclutados y ya listos para
marchar hacia la frontera de Santiago del Estero con el Chaco, se amotinaron y
se dispersaron por toda la Provincia, acompañados por los campesinos en
protesta contra el arbitrario servicio militar que los españoles les imponían.
A causa de esto, MARTÍNEZ DE TINEO
renunció. En 1773, comienza a vislumbrarse la poca efectividad de la
presencia de los Fortines instalados en 1752 en “Zanjón”, “Luján” y “Salto” y
dos “baqueanos”, llamados EGUÍA y RUÍZ aconsejan trasladarlos a sitios
estratégicos más avanzados. Comienza así entonces a estudiarse la posibilidad
de realizar una vasta campaña contra lo indígenas y un plan de expansión
colonizadora.
El 30 de julio de 1774, el Gobernador del
Tucumán, JERÓNIMO MATORRAS, se reúne con los caciques de las tribus “mocobíes”
y “tobas” que actuaban bajo el comando en jefe del famoso cacique LACHIQUIRÍN
(también llamado PAIKÍN) y el 30 de julio de 1774 firmaron una paz y
sometimiento al Rey de España.
Poco después el cacique PAIKÍN fue muerto
por su rival, el cacique BENAVIDES que desde 1747 asolaba la zona de campañas
de Córdoba y que luego de matar a su rival, incrementó sus correrías, ignorando
la paz que había firmado Paikín.
Se sabe que esta expedición habría
encontrado tres leguas más adelante de Caugayé unos torreones y murallas,
vestigios ruinosos de un antiguo pueblo de cristianos fundado por ANGELO
PAREDO, en 1670. En abril de 1778, son descartados por impracticables los
ambiciosos planes de expansión que se estaban estudiando desde el año anterior
y es aceptada la propuesta de MANUEL DEL PINAZO, que sugiere avanzar las
fronteras, después de haber efectuado un detenido reconocimiento de los
territorios a ocupar.
En julio de 1778, aprobados los planes
para terminar con la belicosidad de los indígenas y expandir la presencia
colonizadora, el Maestre de Campo MANUEL DEL PINAZO, parte al frente de una
imponente caravana de 580 carretas escoltadas por 400 soldados al mando del
Capitán JUAN DE SARDÉNS, con la misión de explorar el territorio afectado por
los malones y proponer las medidas a tomar.
En 1779, el Teniente Coronel FRANCISCO
BETBEZÉ inspecciona las fronteras de Buenos Aires y en consonancia con sus
informes, se instalan seis nuevos fuertes que se ponen a cargo de los
“blandengues” y cinco fortines que serán guarnecidos con milicianos de cada
lugar, que no tendrán sueldo, pero sí alimentos. Son ellos los fuertes de “Juan
Bautista de Chascomús”, Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos”, “San Miguel
del Monte”, “San Antonio del Salto”, “Luján” y San Francisco de Rojas y los
fortines “Los Lobos”, “Navarro”, “Claudio de Areco” (hoy Carmen de Areco),
“Mercedes” y “Melincué”.
El 13 de diciembre de 1783, un malón
asaltó la estancia “El Rincón de López”. En las llanuras desiertas del sur,
sobre el río Salado. Los indígenas cometieron toda clase de atrocidades,
cayendo inmolaos el dueño de la misma, CLEMENTE LÓPEZ DE OSORNIO y su hijo
mayor Andrés, de veintiséis años de edad.
Clemente López de Osornio encarnó, en la
segunda mitad del siglo XVIII, “el tipo rudo del estanciero militar que pasó su
vida lidiando con el indígena para conquistar palmo a palmo la pampa y dominar
a los salvajes infieles”. Fue Sargento Mayor de milicias, caudillo de los
paisanos y cabeza del gremio de hacendados, “de quienes tuvo durante muchos
años la representación con el cargo de apoderado ante las autoridades del
Virreinato”. Su famoso establecimiento “El Rincón” era el eje de la ganadería
en el sur y el centro del abasto para la ciudad.
Tan importante personaje y colonizador fue
el abuelo materno de Juan Manuel de Rosas. En 1785, con efectivos
aportados por Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, se lanza una importante campaña
contra los indígenas que llega hasta 240 leguas más allá de la frontera
sur. En 1792, el comandante DOMINGO DE AMINGORENA llega hasta las 200
leguas al sur de Mendoza y logra batir a una poderosa fuerza de indígenas al
mando del cacique NUYEGALEY.
Después de la Revolución de Mayo de 1810
Producida la Revolución de Mayo, los
primeros gobiernos patrios combinaron las relaciones comerciales e
internacionales con los indígenas, con expediciones militares ofensivas
denominadas “campañas al desierto”, con el establecimiento de fortines con el
fin de ir ocupando progresivamente el territorio en poder de los indígenas.
En 1810, la Primera Junta ordenó realizar
una expedición a las Salinas y a su regreso una delegación indígena firmó un
tratado de paz con las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1815 el
general JOSÉ DE SAN MARTÍN solicitó permiso a la nación pehuenche, para
atravesar su territorio con el Ejército de los Andes En 1820 la recién
creada Provincia de Buenos Aires y los pueblos indígenas pampeanos, firmaron el
“Pacto de Miraflores”, estableciendo la frontera en la línea de las estancias
al sur del río Salado.
Pero el 27 de octubre de 1820 un malón
lanzado contra la localidad de Lobos, deja un saldo de 100 pobladores muertos y
el 2 de diciembre del mismo año, la localidad de Salto es arrasada por 2000
indígenas de los caciques PABLO, YANQUETRUZ y ANCAFILU, que, junto a 500
desertores, bandoleros y prófugos de la justicia, actuaban bajo el mando del ex
Director Supremo de Chile, el caudillo JOSÉ MIGUEL CARRERA.
El 20 de abril de 1821, unos 1.500
mapuches bajo el mando del desertor y delincuente JOSÉ LUIS MOLINA atacaron el
pueblo de Dolores, destruyéndolo completamente y llevándose 150.000 cabezas de
ganado.
Como represalia por los ataques de CARRERA
y YANQUETRUZ, el gobernador MARTÍN RODRÍGUEZ, el 15 de diciembre de 1820 inicia
acciones ofensivas. Con 1.600 milicianos divididas en dos agrupaciones: la
primera compuesta por 900 hombres al mando del coronel RAFAEL
HORTIGUERA, marcha hacia la Laguna de los Huesos, acompañado por JUAN
MANUEL DE ROSAS que lleva 500 de sus soldados.
La segunda agrupación, bajo de su mando,
con 200 hombres se dirige hacia Kakel Huincul y luego de rechazar un ataque de
los indígenas, ante la huida de los caciques, regresa el 17 de enero de 1821 a
Buenos Aires.
En 1821 la frontera bonaerense es
asediada por los malones comandados por un renegado llamado JOSÉ L.
MOLINA, que con 1.500 guerreros se lleva de Dolores y Monte 150.000 animales.
En abril de 1822 quinientos pampas saquean Pergamino y los caciques de
Sierra de la Ventana exigen el retroceso de la frontera al sur del Salado y el
levantamiento del pueblo de Patagones.
En Santa Fe el 10 de diciembre de ese año
los pampas y unos 2.000 mapuches que habían llegado desde Chile para reforzar
los efectivos del cacique PABLO, autor de los malones sobre Córdoba y Buenos
Aires, invadieron, nuevamente el sur de la provincia de Buenos Aires llegando
hasta 60 leguas de la misma ciudad de Buenos Aires y luego macharon hacia la
Guardia del Salto, pero fueron desbandados por el sargento Mayor FEDERICO RAUCH
que comandaba esa guarnición con un escuadrón de caballería. Se
intensifica el tránsito de ganado robado hacia Chile, utilizando el llamado
“camino de los chilenos” (río Colorado, Pichi Mahuida, Choele-Choel, río Negro,
río Limay o Paso de Pino Hachado. …
Fuente consultada
https://elarcondelahistoria.com/la-campana-al-desierto/?fbclid=IwY2xjawIO6K1leHRuA2FlbQIxMAABHfdOcHaYS7QvdTiDFjP-KtVQ9-uslxo9N2EW9vO1PZ4fsjhVBUVkxUSIEA_aem_DaKI0iBJCr7Hw8pKkOateg