domingo, 29 de julio de 2018

Historia de la censura literaria en España del libro "El túnel" de Ernesto Sábato

La censura franquista prohibió “El túnel”, de Ernesto Sábato, por ser “una novela pornográfica”
Extracto del expediente de la censura franquista, emitido el 15 de noviembre de 1965 - SEIX BARRAL
Así se indica en el expediente completo del régimen, que ha visto la luz por primera vez en una nueva reedición de la obra.
La censura franquista prohibió la publicación de «El túnel» de Ernesto Sábato por considerar que, si se prescindía de la intención simbólica del autor, no quedaba «más que una novela pornográfica, en la que se relatan una adulterio y un asesinato». Así se indica en el expediente completo de la censura, inédito hasta ahora y que Seix Barral ha incluido en una nueva reedición de la obra, al cumplirse 70 años de su primera publicación.
«El túnel» vio la luz en 1948 en la revista «Sur» en Buenos Aires, después de que el manuscrito fuera rechazado por las principales editoriales argentinas. No fue hasta 1966 cuando esta obra, una novela psicológica narrada en primera persona y enmarcada en el existencialismo de la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, pasó en España los filtros franquistas al decidir el censor que las pasiones «primarias» que reflejaba Sábato en la novela eran bastante «corrientes» en el cine.
Cuando Sábato logró publicar «El túnel» recibió críticas entusiastas de Albert Camus, que hizo que Gallimard lo tradujera al francés, lo que dio a la obra proyección mundial.
Con motivo del 70 aniversario de su primera publicación, se reedita esta novela, considerada como la mejor introducción al universo literario de Sábato, junto con el expediente completo de la censura en España, inédito hasta ahora, así como una recopilación de textos del propio autor sobre el texto.
Estructura policial
Novela de estructura casi policial, «El túnel» está relatada en primera persona por Juan Pablo Castel, que se presenta al principio de la obra como el pintor que mató a una mujer, María Iribarne, y en ella Sábato entrega los elementos básicos de su visión metafísica del existir.
Una de las páginas del primer informe de censura, fechado en Madrid, el 7 de mayo de 1965 - SEIX BARRAL
La censura denegó en mayo de 1965 la publicación de esta primera novela de Sábato en España porque en ella se relataban «las consecuencias de un amor ilícito»: «En el fondo, a la manera de los cultivadores del absurdo, un Camus por ejemplo, hay una defensa apasionada de la fidelidad en el amor, pero se parte del equívoco de que el amor puede ser ilícito. En el empeño de defender esa, en consecuencia, también falsa fidelidad se justifica el asesinato».
La decisión de no autorizar la publicación se mantuvo en noviembre de 1965, cuando la censura destacó que pese a no presentar problema político alguno, era aconsejable mantener la prohibición por desarrollarse «en un ambiente moral disolvente y absurdo». Y nuevamente un mes después, el censor ratificó la prohibición basándose en la forma de la novela debido a que empleaba una «fraseología excesivamente cruda» de tal forma que si se prescindía de la intención simbólica del autor, no quedaba más que «una novela pornográfica». Además, la pequeña extensión de la obra, -agregaba el censor- podía ponerla en manos de un amplio círculo de lectores «que no comprenderían fácilmente la intención simbólica de la novela».
Cambio de opinión
Finalmente, en enero de 1966, la censura cambió de opinión y decidió que era literatura indicada para el gran público por lo «rápido del relato», por lo que el Ministerio de Información autorizó su publicación ya que los reparos contra «El túnel» eran de índole «exclusivamente moral».
El escritor argentino Ernesto Sábato, fotografiado en 1995 - EDUARDO LONGONI
La nueva edición de esta obra de Sábato, premio Cervantes en 1984, incluye también un apéndice con varios fragmentos en los que el propio autor reflexiona sobre su obra más conocida. «'El túnel' fue la única novela que quise publicar, y para lograrlo debí sufrir amargas humillaciones», recordaba el escritor argentino en 1999, al explicar cuánto le debía a Albert Camus, que animó a la editorial Gallimard a que la publicara en Francia.
El autor de «El túnel» señalaba cómo, al tener una formación científica, a nadie le parecía posible que pudiera dedicarse seriamente a la literatura. «Cuánto le debo a aquel escritor genial, con quien compartiría luego inquietudes metafísicas y éticas», decía el autor argentino, fallecido en 2011, a los 99 años.
Fuente bibliográfica
La censura franquista prohibió «El túnel», de Ernesto Sábato, por ser «una novela pornográfica». abc [en línea], 2018. [Consulta: 26 julio 2018].
https://www.abc.es/cultura/libros/abci-censura-franquista-prohibio-tunel-ernesto-sabato-novela-pornografica-201807241638_noticia.html.

415º Aniversario del Partido de La Matanza

LA MATANZA Y LA PRODUCCIÓN, DESDE SUS ORIGENES

En 1977 el gobierno de facto que administraba los destinos de La Matanza de la mano del coronel Félix Camblor determinaba que, en adelante, el 29 de julio sería la fecha de nacimiento de nuestro distrito. Producto de estudios históricos realizado por Mario Tesler, esa fecha remite al primer testimonio documental que hace referencia sobre el Pago de la Matanza. Ese documento es una escritura del año 1603 que repasaremos a lo largo de este artículo.
En los inicios de la colonización española se instalaron los primeros pobladores en esas tierras que habían sido habitadas por los querandíes, pueblo originario de estos lares. Sin perder tiempo, los españoles asentaron las bases de pequeñas unidades productivas. Prueba de ello es que el 29 de julio de 1603 se produjo una operación inmobiliaria para la compra de un molino harinero. Dicho molino se adquirió en actividad y eso señala que previo a ese año las tierras ya producían trigo y, por ende, el molino elaboraba harina. Dicho documento (una escritura por la que el hijo de López Tarifa vendía, a su cuñado Cristóbal Naharro, su mitad del molino y las tierras que lo circundaban) pone fecha de nacimiento al partido de La Matanza. Ese molino estuvo asentado, según algunos historiadores, en la desembocadura del arroyo Cañuelas sobre el río Matanza, a la altura del kilómetro 43 de la ruta 3, hoy Virrey del Pino.
La escritura de propiedad donde se ejecuta la operación comercial entre López Tarifa (hijo) y Naharro dice lo siguiente:
“sepan cuantos esta carta de venta real vieren, como yo, Juan Nieto de Humanes de Molina, vecino de esta ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires de mi propia voluntad, por mí y por mis herederos y subcesores (sic) después de mí, otorgo y conozco que vendo y doy en venta real para agora y para siempre jamás a Cristóbal Naharro, mi cuñado que está presente para él y para sus herederos y subcesores (sic), después de el… la mitad de un molino de agua de moler trigo, de una parada que es por encima de las islas de la Matanza, en el río que llaman de Los Navíos”.
Aclaremos que don Pedro López Tarifa era titular del molino, a esa altura ya era el segundo propietario, ya que don Juan Ruiz de Ocaña había sido el titular primigenio, según el trabajo de J.A. Ochoa de Eguileor. Como curiosidad podemos agregar que una descendiente de los López Tarifa y de los Naharro fue doña Juana María Larrazabal y de la Quintana, la señora esposa del prófugo virrey Sobremonte.
Desde esos tiempos el Pago de la Matanza se caracterizó por la producción cerealera. Aunque la cría de ganado también era importante, durante los siglos XVII y XVIII de estas tierras salían los granos que proveían a Buenos Aires. Los poblados cercanos al puerto de Buenos Aires como el Pago de La Matanza eran áreas preferentemente cerealeras. Veamos lo que decide el Cabildo de Buenos Aires en 1618: Prohibió criar ganados en el corredor que se extendía entre los ríos Reconquista y Matanza… Este territorio quedaba reservado a la producción agrícola, necesaria para abastecer a la ciudad y a los navíos que arribaban al puerto.
Entendemos que lo que hoy conocemos como el tercer cordón de La Matanza (Gregorio de Laferrere, González Catán y Virrey del Pino) está rodeado de ríos y arroyos (el Matanza, Morales, Chacón y el vecino arroyo Cañuelas) el contexto era propicio para la siembra de trigo y para su posterior producción de harina a través de los molinos movidos por esos cursos de agua. Las siembras, el cuidado y la cosecha eran puestos de trabajo para la peonada que quería asentarse en los establecimientos productivos impulsados por los primeros colonos que se radicaron en la zona.
Este tipo de actividades en los tiempos de la colonia española (también se extendió al período postcolonial) era ejercida básicamente por el modelo productivo de las chacras y estancias que dominaban el Pago de La Matanza. Hasta la creación del Camino Real a Cañuelas, debemos suponer que la vía de tránsito más factible era el río Matanza (entonces llamado río de los Navío) por la cual, inducimos, se transportaba la producción del molino harinero de López Tarifa, primero, y de Naharro, después.
No es coincidencia que la fecha de nacimiento de nuestro municipio haya sido la de la venta hace ya más de cuatro siglos de un molino que generaba una actividad productiva. Cuando promediaba el siglo XX el primer cordón del distrito estaba poblado por industrias al punto de conocérsela como “Villa las Fábricas” donde dominaban factorías como la metalúrgica Santa Rosa y Jabón Federal. Hace algunos años La Matanza fue declarada “Capital nacional de la Producción y el Trabajo” por el Congreso de la Nación visto su poderío industrial. El destino de La Matanza nació marcado, desde sus comienzos el trabajo y la producción fueron el estímulo de quienes querían habitar estas tierras. Hoy, en su 415º aniversario, el Instituto del Patrimonio Histórico Cultural de La Matanza saluda al pueblo matancero que sigue entendiendo al trabajo como su único horizonte.
Alejandro Enrique
Subsecretario de Cultura y Educación
Historiador y periodista
Fuente: La Matanza Informa / Locales / 29 de Julio de 2018.
http://www.lamatanzainforma.com.ar/la-matanza-y-la-produccion-desde-sus-origenes/?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=facebook&utm_source=socialnetwork

sábado, 28 de julio de 2018

Herramientas de la construcción del lenguaje

Qué es Figura Retórica
Las figuras retóricas, también llamadas figuras literarias, representan una manera diferente de utilizar el lenguaje. La finalidad de estas figuras es crear un estilo comunicativo más original, más literario.
En español existen más de cien figuras retóricas y muchas de ellas son variantes de una misma idea. Por otra parte, hay que tener en cuenta que todas ellas se basan en una idea o estructura general, es decir, un sujeto, un verbo y un predicado. Las figuras retóricas parten de esta regla pero con la intención de romperla en algún sentido.

Clasificación de las figuras retóricas

Se pueden agrupar en las categorías siguientes: figuras fonéticas o de repetición, de significación, de acumulación, de posición, figuras lógicas, de ficción, figuras dialógicas y figuras estilísticas. A continuación presentamos algunas de ellas.

Figuras fonéticas o de repetición

La aliteración se utiliza normalmente en el lenguaje poético para establecer una rima determinada (un ejemplo muy conocido sería el célebre trabalenguas tres tristes tigres o el efecto repetitivo de sonidos en unos versos de Miguel Hernández que, las aladas almas de las rosas).

De significación

En la metáfora se establece una relación de semejanza entre dos conceptos y por lo tanto se trata de una comparación (por ejemplo, alma de acero, corazón de cristal o cara de ángel, corazón de diablo).
La metonimia designa una idea con el nombre de otra (voy a tomar un Rioja o mi tía cumplió 80 primaveras).
La hipérbole, la antítesis, el símil, la paradoja o el oxímoron son otras de las figuras literarias de significación.
De acumulación
Un ejemplo significativo es el epíteto, que se basa en el uso de adjetivos innecesarios (blanca nieve o espinosas zarzas). Por otra parte, la idea de acumulación pretende crear un efecto de clímax (era un tipo robusto, enérgico, ganador, invencible).
Figuras retóricas de posición
Son aquellas que alteran el orden normal de una oración, siendo las más conocidas el hipérbaton, el quiasmo, el retruécano o el paréntesis. Por ejemplo, en los siguientes versos de Manuel Machado encontramos el uso del paréntesis como figura literaria (Cayó rendido -luz sin fuego- entre las nubes).
Figuras retóricas lógicas
Son aquellas en las que las ideas se expresan a través de una relación lógica determinada. La más conocida es la paradoja (es célebre el verso vivo sin vivir en mi de Santa Teresa). La antítesis es una figura que juega con la oposición lógica de las palabras (un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad, la frase que pronunció Armstrong cuando caminó por la Luna por primera vez).
Las figuras retóricas son recursos literarios y, por lo tanto, "fórmulas" del lenguaje para crear belleza y armonía en la expresión
No hay que pensar que se utilizan exclusivamente en la literatura, ya que también las empleamos en el lenguaje cotidiano, puesto que al hablar podemos comunicar ideas con un estilo literario. Por ejemplo, si digo que alguien corre como un galgo estoy empleando una hipérbole.
En el lenguaje publicitario encontramos igualmente ejemplos de figuras retóricas. En este sentido, la publicidad pretende despertar el interés del consumidor y para ello necesita de un lenguaje sugerente.
Para ampliar el tema describimos la siguiente definición:

Definición de Recursos Literarios

Los recursos literarios son el conjunto de técnicas, figuras retóricas y planteamientos estilísticos que un escritor utiliza para crear una obra literaria. Hay que tener en cuenta que todo escritor busca comunicar y, al mismo tiempo, hacerlo de una forma bella y creativa.
Los recursos literarios son las distintas formas de combinar las palabras y de crear un estilo narrativo propio.
Los recursos literarios se utilizan en todos los géneros literarios, aunque es en la poesía donde se emplean más ampliamente, ya que el lenguaje poético no aspira simplemente a describir una realidad sino a la belleza misma.
El listado de figuras retóricas es muy amplio, pero vale la pena mencionar algunas de las más significativas. La anáfora consiste en la repetición de una o más palabras. En la aliteración la repetición se manifiesta en el sonido. La hipérbole presenta una dimensión exagerada. La metáfora se basa en la semejanza entre dos términos, algo similar a lo que sucede con la metonimia. A través de la ironía se expresa lo contrario de lo que se piensa. Esta breve pincelada de las figuras retóricas, no debe hacernos olvidar que son muchas las que existen: paradoja, sinécdoque, perífrasis, sarcasmo, oxímoron, elipsis... Cada una de ellas utiliza una "fórmula" distinta, es decir, una manera de combinar las palabras para el enriquecimiento del lenguaje.
Recursos complementarios
Si bien las figuras retóricas son los elementos fundamentales del conjunto de recursos literarios, hay otros aspectos del lenguaje que sirven como instrumentos necesarios para la creación. En primer lugar, el conocimiento de la gramática como estructura general (sus reglas, distintos niveles del lenguaje, etc.). Y también hay elementos complementarios que forman parte de los recursos de la literatura: el conocimiento de la etimología de las palabras, su valor semántico, el uso correcto de los distintos signos de puntuación, la utilización de sinónimos, etc. Estos instrumentos pueden parecer menos relevantes que las figuras retóricas, pero resultan imprescindibles para transmitir ideas sin renunciar al valor estético del lenguaje.
Así como un pintor utiliza unas herramientas para crear, el escritor igualmente necesita de una amplia gama de instrumentos. Todos los instrumentos están al servicio de las palabras, las cuales a su vez se orientan a describir una realidad o expresar sentimientos de una forma artística sugerente.