Diario NCO
Día del Historiador Matancero
Día del Historiador Matancero.
El
Instituto del Patrimonio Histórico y Cultural de La Matanza celebra a los
historiadores matanceros en la figura de Alfonso Corso con un trabajo conmemorativo
de Alejandro Enrique.
No suelo ser auto referencial pero quiero recordar la
figura del historiador y periodista Alfonso Corso con la experiencia vivida.
Cuando promediaba la década del 90 en La Matanza se agitaba por enésima vez la
división del distrito. Un nuevo proyecto de partición se intentaba instalar
entre los vecinos para concretar un viejo sueño de algunos pequeños grupos
políticos.
Allí estaba él, con un castellano donde el acento italiano
se entremezclaba naturalmente en cada frase, defendiendo la integridad
territorial de La Matanza y lo hacía planteando una propuesta de
provincialización.
Mientras que se iniciaba un nuevo debate para la división
(el primer intento divisionista se había producido en 1965) el profesor Alfonso
Corso argumentaba, pedía y reclamaba que La Matanza sea una nueva provincia
argentina.
El 1° de agosto
se recordará nuevamente el “Día del Historiador Matancero” que se instauró en
2015 en homenaje a la trayectoria de Corso en pos de la investigación y
divulgación sobre los orígenes de nuestro municipio.
Este reconocimiento se realizó
por iniciática de la Asociación Cultural Sanmartiniana de La Matanza y del por
entonces su presidente, Antonio Curcio y su secretario Alberto Zaia.
La ordenanza municipal fue aprobada por los concejales por
absoluta unanimidad y se tomó como referencia la fecha de fallecimiento de
Corso que fue un 1 de agosto de 2007. Es así que desde 2015 los historiadores e
investigadores que trabajan en la reconstrucción de la historia tienen su día
de referencia que homenajea tal labor.
¿Pero quién fue Alfonso Corso? Hay que decir que se trató
de uno de los tantos inmigrantes italianos que llegaron a La Matanza a posteriori
de la Segunda Guerra Mundial. Como a otros de sus compatriotas la Argentina le
brindaba oportunidades de progreso y el primer lugar elegido por Corso fue el
flamante barrio de San Alberto de Isidro Casanova.
Por allí pasó efímeramente para radicarse definitivamente
en la ciudad de San Justo. Muchos de nosotros pasamos por aquel chalet de la
calle José Martí 3142 donde Corso guardaba un verdadero tesoro de documentos
invaluables y correspondencia de personalidades históricas.
Había comenzado a trabajar en Talleres Gráficos Aleman
& Cía realizando allí sus primeras armas periodísticas. De a poco fue
volcando sus trabajos hacia el quehacer matancero indagando sobre sus orígenes,
tomando así la posta de Ángel Zanon y Mario Tesler, los iniciadores de la
historiografía local en las décadas del ‘50 y ‘60.
Pero fueron Alfonso Corso y Edgardo Viglione quienes
tomaron la posta cuando finalizaba la década de 1960 y hacia principios del
decenio siguiente. Nuestro protagonista tuvo una carrera más larga que la del
doctor Viglione y eso le permitió trascender hasta arribado el nuevo siglo.
Si bien su trabajos, ponencias y libros tuvieron su momento
álgido entre 1970 y 1990, Corso siguió haciendo docencia y divulgando casi
hasta sus últimos días. Visitaba escuelas, clubes, centros culturales, dio
clases en la recién fundada Universidad Nacional de La Matanza y condujo su
programa radial “La escuelita del Profesor Corso”.
Todo esto le valió ser conocido, reconocido y hasta en
convertirse en una personalidad en sí mismo. Tanto fue así que ese personaje
que Alfonso Corso explotaba muy bien, llegó a tener el reconocimiento como el
primer “Ciudadano Ilustre de La Matanza”.
Su personalidad pintoresca y su acento italiano era un
atractivo en sus disertaciones. Pero también hizo que alguno con una pizca de
malicia tratara de minimizar su desempeño como investigador e historiador.
Buscaron que el personaje ocultara a la personalidad.
Pero ¿cuál fue la trayectoria de Alfonso Corso? Veamos
ahora por qué el 1° de agosto es el día del Historiador Matancero. El primer
escrito que le abrió las puertas en el mundo académico fue “Debemos a Belgrano
los colores de la enseña Patria” (1966), un ensayo que el padre Guillermo
Furlong incorporó a la Bibliografía Belgraniana de la Academia Nacional de
Historia.
Posteriormente se conocieron “Matanza: Primera población
estable de la Argentina” (1971), “La Patagonia monárquica” (1972) que recibió
el tercer premio del Centro Editor de América Latina, “Los Descubrimientos
portugueses en el Río de la Plata”, “Historia de las Malvinas” y “Cuando Flores
era Matanzas”, entre otros.
Fue en 1972 cuando se presentó en el Segundo Congreso de
Historia de los Pueblos de la provincia de Buenos Aires realizado en Tandil,
logrando allí una mención especial por su ponencia “Primera Historia del Pago
de La Matanza”. El jurado distinguió aquel trabajo recomendando su publicación
tal como lo recuerda el prologuista de la obra, el académico Ramón de Castro
Esteves (conspicuo historiador y miembro de la Academia Nacional de Historia).
Fue así en octubre de 1974 se editó aquel libro que marcó
el inicio de su obra publicada granjeándole un gran reconocimiento extra muros.
Por aquellos años Corso ya contaba con un bien ganado prestigio y era una
figura entre pares.
Era persona de consulta y poseedor de un archivo fabuloso
que siguió creciendo con el paso de los años. Allí atesoró todo tipo de
documentación que fundaban sus escritos, pero además era un archivo invaluable
que lamentablemente fue desguazado y en algunos con paradero desconocido.
Ya siendo un reconocido autor publicó en 1979 “Primera
Historia completa del PARTIDO DE LA MATANZA” y luego una obra poco divulgada y
valorada: “Historia del periodismo en el partido de La Matanza” (1981).
Este último se trató de un notable aporte donde describe
minuciosamente los nombres de periódicos y diarios matanceros desde 1902 (Ecos
del Oeste de Ramón Quiroga) en adelante.
Vamos a mencionar sólo dos trabajos que consideramos
prioritarios “Los restos de Rosas deben descansar en el Partido de La Matanza”
donde impulsaba tal idea con argumentos que fundamentaban los innegables
vínculos del Restaurador de las Leyes con nuestro distrito y con la Estancia San
Martín o El Pino.
Aquella estancia que sería el Museo Municipal del cual Corso
se convertiría en su primer director. Otro libro significativo fue “Los
inmigrantes italianos en el Partido de La Matanza” que publicó en 1995.
Para finalizar hay que decir que entre sus méritos está el
de haber impulsado la institución del 29 de Julio como el “Día del Partido de
La Matanza”. Esto se concretó el 17 de junio de 1977, mediante Ordenanza Nº
7.132, gracias al aporte realizado por Corso ante las autoridades municipales.
Desde entonces y gracias a su legado es que cada 29 de
julio los matanceros tenemos nuestro día de celebración. 30 años más tarde, el
1° de agosto de 2007, el profesor Alfonso Corso fallecía unos pocos días
después del Día de La Matanza.
Nos dejó como legado más de diez libros, alrededor de mil
artículos y se calcula que brindó cerca de 1.500 conferencias. Pero
fundamentalmente hay que reconocerle su laboriosidad por contar la Historia de
nuestro Pago Matancero.
PARA EL INSTITUTO DEL PATRIMONIO
HISTÓRICO CULTURAL – LA MATANZA
ALEJANDRO ENRIQUE.