domingo, 26 de julio de 2020

Libros para un mundo mejor

Lectores, autores y libreros resucitan a las librerías
por Laura Odene*
Hay un día que quedará para siempre grabado en la memoria colectiva de España y sus gentes, el 14 de marzo de 2020. Fue el día en que se decretó el estado de alarma, aún vigente, que nos recluiría en casa sine díe y que terminaría con la vida tal y como la conocíamos antes de que la pandemia del coronavirus la hiciera estallar por los aires. Una pandemia que se ha cobrado demasiadas vidas, cuya urgencia y prioridad es resolver la crisis sanitaria, pero una pandemia que deja también innumerables daños colaterales.
La mayoría de comercios de todo el país tuvieron que colgar el cartel de cerrado y cesar su actividad de forma radical. El futuro se volvió incertidumbre, simplemente desapareció. Solo quedaba un presente marcado por la ausencia de ingresos y una ansiedad indomable que caía como una losa en forma de pregunta: “¿Cuándo y cómo vamos a salir de esta?”
Meses después, empezó a vislumbrarse algo de luz a este respecto. Algunos negocios volvieron a abrir al público con una palabra como protagonista: reinventarse. Una reinvención que pasa por cautelosas medidas de seguridad y por reaprender una forma de vivir acorde a las nuevas circunstancias. Esa incordiante “nueva normalidad”.
Libros para un mundo mejor en Madrid | Fuente: Laura Odene

La calma después de la tormenta

Además de los añorados bares, como punto de encuentro y de reunión con los seres queridos, durante estos meses ha habido una añoranza colectiva también de otros espacios, aquellos que albergan a unos grandes aliados, los libros, que han hecho más llevadera esta época inconsciente.
Ahora que vuelve todo a florecer y que, asustadas, levantan sus persianas como la mayoría de los negocios, las librerías, capitaneadas por sus libreros y libreras, tratan de volver a una vida que no se parece en nada a la vida que dejaron antes de todo esto. «El regreso fue muy difícil y raro, era como empezar a abrir una librería nueva, no era la librería que yo cerré. Todo alrededor era distinto, no solo lo que me encontré dentro (las medidas de seguridad), también lo de fuera, que te acaba contagiando», explica Laura Riñón, autora y librera de Amapolas en octubre, a Le Miau Noir.
Al igual que los remeros que se enfrentan a “La gran ola de Kanagawa” en la estampa de Katsushika Hokusai, esta librería, situada en el centro de Madrid, trata de reinventarse sumergiéndose en la aventura de poner en marcha su funcionamiento de forma online. Su librera era reticente a abrir esta posibilidad que, de hecho, no existía antes de la pandemia. La librería es algo más para ella, «un hogar, un lugar al que la gente viene, un encuentro de personas». Pero, en estas circunstancias, no tenía otra opción: «La venta online me parecía algo frío, pero ahora, era eso o cerrar. Aún así, lo complemento con actividades virtuales, encuentros, charlas… Así doy algo de humanidad a todo lo virtual”.
Librería Amapolas en Octubre en Madrid | Fuente: Amapolas en Octubre
Además de la apertura del formato online, Amapolas en octubre recibe visitas con cita previa desde comienzos de mayo, algo que «funciona muy bien» y le devuelve cierta vida al local: «Le das espacio al cliente que viene, se toma su tiempo…y el cliente lo agradece, porque para muchos es la primera vez que están en otro espacio que no sea su casa, y el charlar con alguien. La gente lo ha tomado con mucha paciencia y mucha calma, que creo que es algo que todos necesitábamos después de lo que hemos pasado». «Todavía tengo citas previas, porque recibí tal aluvión cuando volví a abrir que se reservaron muchas. Aún tengo todo el mes de junio lleno», explica Laura Riñón, agradecida con toda su clientela.
Con el avance en las famosas fases de desescalada, mucha gente ya ha empezado a ir también presencialmente y sin cita. El aforo permite que solo coincidan dos personas al mismo tiempo dentro de la librería. Al resto, le toca esperar, pero lo hacen de buena gana. Y el complemento de la venta online, las citas previas y las visitas, hacen que Amapolas en octubre vuelva a florecer y mire al futuro con optimismo: «El balance que hago del regreso es muy positivo. No ha habido ningún día sin que hayan entrado a la librería por lo menos 4 o 5 clientes. Hay menos personas de forma física, pero el resto de clientes se ha volcado en la venta por Internet. Se han volcado mucho en crear comunidad. Yo diría que me encuentro exactamente en el mismo lugar en el que estaba antes de cerrar, gracias a los clientes». Precisamente, esa comunidad ha sido el aliento que muchos libreros y libreras necesitaban para seguir: «Los barrios son los que hacen las ciudades, la comunidad somos todos nosotros. Tenemos que olvidarnos de los que están por encima, hay que cuidar el negocio propio, sobre todo cuando nace de una ilusión y de un sueño».

Salvar las librerías

Los libros son aviones, barcos, naves…que nos transportan a cientos de lugares sin necesidad de salir de sus páginas. Y si los libros son aviones, las librerías son los aeropuertos, lugares que invitan a soñar, como se sueña con un viaje y se imagina cada espacio de la ciudad que se está por recorrer, justo antes de comenzar la aventura. Uno llega, a veces, sin rumbo fijo, pero termina encontrando en ella el destino perfecto. Gracias, en parte, a los libreros y libreras.
Con la intención precisamente de encumbrar este papel y de ayudar al comercio local, un grupo de escritores, comunicadores y libreros de Valencia, capitaneados por el autor David Pascual, ha creado Sentim Les Llibreries. Se trata de un amigo invisible multitudinario que ha situado a 15 librerías locales e independientes en el mapa de Valencia para que sus vecinos puedan redescubrirlas. Paula Muñoz, poeta y una de las coordinadoras de la iniciativa, cuenta a Le Miau Noir que se pretende potenciar así también el vínculo que se genera con los libreros: «El trato con el librero es el encanto que está perdiendo nuestra forma de comprar. Sucede igual en una librería que en un mercado, que se sabe de dónde viene el producto y el trabajo que hay detrás».
Cartel de la iniciativa Sentim Les Llibreries | Fuente: Sara Luz, ilustradora
El proyecto se realiza a nivel local en Valencia, pero el equipo de escritores que lo coordina está preparando un dossier para poder exportar la idea a otras comunidades. Este amigo invisible librero funciona como el juego clásico, pero a lo grande: a través de un enlace, cualquier persona que desee que alguien le regale un “libro sorpresa” puede apuntarse con un apodo y un correo electrónico. Después, rellena un formulario con algunas directrices sobre sus gustos literarios y selecciona en qué librería quiere que se compre su libro sorpresa. Una vez realizada la “inscripción”, cada persona deberá acudir presencialmente a la librería indicada entre el 15 de junio y el 15 de julio para hacer la compra del libro para su amigo invisible. Y a partir del 15 de julio, todos los que hayan participado podrán recoger su ejemplar sorpresa en la librería elegida.
Desde Sentim Les Llibreries, animan a que todo el mundo seleccione una librería que no conoce mucho, para activar también una especie de turismo de librerías, «para salir de la zona de confort y descubrir lugares nuevos», explica Paola Muñoz. Además, no hay precio mínimo ni máximo establecido, «lo que se quiere es apoyar a las librerías. Cada uno participa con lo que quiere o puede».
El grupo de escritores del que partió esta iniciativa está compuesto por Paola Muñoz, poeta, y por otros autores como María Bastarós, David Pascual, Marta Fornés, y por Sara Luz, ilustradora, y las libreras Luci Romero y Estela Sanchís. Todas llevan a cabo esta labor de manera altruista, con la única intención de potenciar ahora más que nunca el pequeño comercio de las librerías de su ciudad.
Librería ambulante en Budapest | Fuente: Laura Odene
Y detrás de esta misma estela, ya en plano nacional, unos cuantos escritores han unido sus voces también para reivindicar el papel de estos pequeños comercios. Con “Mis libros en tu librería”, autores como Elvira Sastre, Rosa Montero, Manuel Rivas, Isabel Allende, Almudena Grandes, Luis García Montero, Fernando Aramburu o Marta Sanz, entre otros muchos, han realizado un vídeo en común para promover que la compra de sus libros se lleve a cabo en las pequeñas librerías de barrio.
La cultura ha sido tierra firme en momentos de deriva para la gran mayoría de personas. Libros, canciones, series, películas han sido refugio, y también artistas y autores, que se han dado a su público ofreciéndoles compañía virtual a través de sus redes sociales.
Amor, con amor se paga, reza el dicho. La solidaridad crece con más solidaridad, y esa es la razón de ser de estas iniciativas que quieren dar un empujón a las librerías, para que no dejen de ser espacios donde soñar, lugares donde se comparte mucho más que libros.
* Madrid, 1994. Escribo porque soy libre, y para ser libre, escribo. Fotógrafa por placer, cantautora por pasión y poeta por necesidad. Periodista de radio y persona por encima de todo.
Fuente: Le Miau Noir.