Lectores, autores y libreros resucitan a las librerías
por Laura Odene*
Hay un día que quedará para siempre grabado en la memoria
colectiva de España y sus gentes, el 14 de marzo de 2020. Fue el día en que se
decretó el estado de alarma, aún vigente, que nos recluiría en casa sine
díe y que terminaría con la vida tal y como la conocíamos antes de que la
pandemia del coronavirus la hiciera estallar por los aires. Una pandemia que se
ha cobrado demasiadas vidas, cuya urgencia y prioridad es resolver la crisis
sanitaria, pero una pandemia que deja también innumerables daños colaterales.
La mayoría de comercios de todo el país tuvieron que colgar
el cartel de cerrado y cesar su actividad de forma radical. El futuro se volvió
incertidumbre, simplemente desapareció. Solo quedaba un presente marcado por la
ausencia de ingresos y una ansiedad indomable que caía como una losa en forma
de pregunta: “¿Cuándo y cómo vamos a salir de esta?”
Meses después, empezó a vislumbrarse algo de luz a este
respecto. Algunos negocios volvieron a abrir al público con una palabra como
protagonista: reinventarse. Una reinvención que pasa por
cautelosas medidas de seguridad y por reaprender una forma de vivir acorde a
las nuevas circunstancias. Esa incordiante “nueva normalidad”.
Libros para un mundo mejor en
Madrid | Fuente: Laura Odene
La calma después de la tormenta
Además de los añorados bares, como punto de
encuentro y de reunión con los seres queridos, durante estos meses ha habido
una añoranza colectiva también de otros espacios, aquellos que albergan a unos
grandes aliados, los libros, que han hecho más llevadera esta época inconsciente.
Ahora que vuelve todo a florecer y que, asustadas, levantan
sus persianas como la mayoría de los negocios, las librerías, capitaneadas por
sus libreros y libreras, tratan de volver a una vida que no se parece en nada a
la vida que dejaron antes de todo esto. «El regreso fue muy difícil y raro, era
como empezar a abrir una librería nueva, no era la librería que yo cerré. Todo
alrededor era distinto, no solo lo que me encontré dentro (las medidas de
seguridad), también lo de fuera, que te acaba contagiando», explica Laura
Riñón, autora y librera de Amapolas en
octubre, a Le Miau Noir.
Al igual que los remeros que se enfrentan a “La gran ola de
Kanagawa” en la estampa de Katsushika Hokusai, esta librería, situada en el
centro de Madrid, trata de reinventarse sumergiéndose en la aventura de poner
en marcha su funcionamiento de forma online. Su librera era reticente a abrir
esta posibilidad que, de hecho, no existía antes de la pandemia. La librería es
algo más para ella, «un hogar, un lugar al que la gente viene, un encuentro de
personas». Pero, en estas circunstancias, no tenía otra opción: «La venta
online me parecía algo frío, pero ahora, era eso o cerrar. Aún así, lo
complemento con actividades virtuales, encuentros, charlas… Así doy algo de
humanidad a todo lo virtual”.
Librería Amapolas en Octubre en
Madrid | Fuente: Amapolas en Octubre
Además de la apertura del formato online, Amapolas
en octubre recibe visitas con cita previa desde comienzos de mayo,
algo que «funciona muy bien» y le devuelve cierta vida al local: «Le das
espacio al cliente que viene, se toma su tiempo…y el cliente lo agradece,
porque para muchos es la primera vez que están en otro espacio que no sea su
casa, y el charlar con alguien. La gente lo ha tomado con mucha paciencia y
mucha calma, que creo que es algo que todos necesitábamos después de lo que
hemos pasado». «Todavía tengo citas previas, porque recibí tal aluvión cuando volví
a abrir que se reservaron muchas. Aún tengo todo el mes de junio lleno»,
explica Laura Riñón, agradecida con toda su clientela.
Con el avance en las famosas fases de desescalada, mucha
gente ya ha empezado a ir también presencialmente y sin cita. El aforo permite
que solo coincidan dos personas al mismo tiempo dentro de la librería. Al
resto, le toca esperar, pero lo hacen de buena gana. Y el complemento de la
venta online, las citas previas y las visitas, hacen que Amapolas en
octubre vuelva a florecer y mire al futuro con optimismo: «El balance
que hago del regreso es muy positivo. No ha habido ningún día sin que hayan
entrado a la librería por lo menos 4 o 5 clientes. Hay menos personas de forma
física, pero el resto de clientes se ha volcado en la venta por Internet. Se
han volcado mucho en crear comunidad. Yo diría que me encuentro exactamente en
el mismo lugar en el que estaba antes de cerrar, gracias a los clientes».
Precisamente, esa comunidad ha sido el aliento que muchos libreros y libreras
necesitaban para seguir: «Los barrios son los que hacen las ciudades, la
comunidad somos todos nosotros. Tenemos que olvidarnos de los que están por
encima, hay que cuidar el negocio propio, sobre todo cuando nace de una ilusión
y de un sueño».
Salvar las librerías
Los libros son aviones, barcos, naves…que nos
transportan a cientos de lugares sin necesidad de salir de sus páginas. Y si
los libros son aviones, las librerías son los aeropuertos, lugares que invitan
a soñar, como se sueña con un viaje y se imagina cada espacio de la ciudad que
se está por recorrer, justo antes de comenzar la aventura. Uno llega, a veces,
sin rumbo fijo, pero termina encontrando en ella el destino perfecto. Gracias,
en parte, a los libreros y libreras.
Con la intención precisamente de encumbrar este papel y de
ayudar al comercio local, un grupo de escritores, comunicadores y libreros de
Valencia, capitaneados por el autor David Pascual, ha creado Sentim Les Llibreries. Se trata de un
amigo invisible multitudinario que ha situado a 15 librerías locales e
independientes en el mapa de Valencia para que sus vecinos puedan
redescubrirlas. Paula Muñoz, poeta y una de las coordinadoras
de la iniciativa, cuenta a Le Miau Noir
que se pretende potenciar así también el vínculo que se genera con los
libreros: «El trato con el librero es el encanto que está perdiendo nuestra
forma de comprar. Sucede igual en una librería que en un mercado, que se sabe
de dónde viene el producto y el trabajo que hay detrás».
Cartel de la iniciativa Sentim
Les Llibreries | Fuente: Sara Luz, ilustradora
El proyecto se realiza a nivel local en Valencia, pero el
equipo de escritores que lo coordina está preparando un dossier para poder
exportar la idea a otras comunidades. Este amigo invisible librero funciona
como el juego clásico, pero a lo grande: a través de un enlace, cualquier
persona que desee que alguien le regale un “libro sorpresa” puede apuntarse con
un apodo y un correo electrónico. Después, rellena un formulario con algunas
directrices sobre sus gustos literarios y selecciona en qué librería quiere que
se compre su libro sorpresa. Una vez realizada la “inscripción”, cada persona
deberá acudir presencialmente a la librería indicada entre el 15 de junio y el
15 de julio para hacer la compra del libro para su amigo invisible. Y a partir
del 15 de julio, todos los que hayan participado podrán recoger su ejemplar
sorpresa en la librería elegida.
Desde Sentim Les Llibreries, animan a que todo el
mundo seleccione una librería que no conoce mucho, para activar también una
especie de turismo de librerías, «para salir de la zona de confort y descubrir
lugares nuevos», explica Paola Muñoz. Además, no hay precio mínimo ni máximo
establecido, «lo que se quiere es apoyar a las librerías. Cada uno participa
con lo que quiere o puede».
El grupo de escritores del que partió esta iniciativa está
compuesto por Paola Muñoz, poeta, y por otros autores como María Bastarós, David
Pascual, Marta Fornés, y por Sara Luz, ilustradora, y las libreras Luci Romero
y Estela Sanchís. Todas llevan a cabo esta labor de manera altruista, con la
única intención de potenciar ahora más que nunca el pequeño comercio de las
librerías de su ciudad.
Librería ambulante en Budapest |
Fuente: Laura Odene
Y detrás de esta misma estela, ya en plano nacional, unos
cuantos escritores han unido sus voces también para reivindicar el papel de
estos pequeños comercios. Con “Mis libros en tu librería”, autores como Elvira
Sastre, Rosa Montero, Manuel Rivas, Isabel Allende, Almudena Grandes, Luis
García Montero, Fernando Aramburu o Marta Sanz, entre otros muchos, han
realizado un vídeo en común para promover que la compra de sus libros se lleve
a cabo en las pequeñas librerías de barrio.
La cultura ha sido tierra firme en momentos de deriva para
la gran mayoría de personas. Libros, canciones, series, películas han sido
refugio, y también artistas y autores, que se han dado a su público
ofreciéndoles compañía virtual a través de sus redes sociales.
Amor, con amor se paga, reza el dicho. La solidaridad crece
con más solidaridad, y esa es la razón de ser de estas iniciativas que quieren
dar un empujón a las librerías, para que no dejen de ser espacios donde soñar, lugares
donde se comparte mucho más que libros.
* Madrid, 1994.
Escribo porque soy libre, y para ser libre, escribo. Fotógrafa por placer,
cantautora por pasión y poeta por necesidad. Periodista de radio y persona por
encima de todo.
Fuente:
Le Miau Noir.