HISTORIA
Un día como hoy, en 1862 se inauguraba en la entonces
“Plaza de Marte”, la estatua ecuestre del General San Martín, obra del escultor
francés Louis Joseph Daumas. La sobria escultura se
colocó sobre un pedestal de mármol blanco mirando hacia el este (más adelante,
en 1910 se le agregó una nueva base con relieves y grupos escultóricos a cargo
del alemán Gustavo Eberlein, y se cambió la orientación de la misma hacia el
Norte, como la conocemos actualmente).
En oportunidad de la
inauguración, tomó la palabra Bartolomé Mitre, a la sazón Gobernador de Buenos
Aires y Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, que no desaprovechó la
oportunidad para resaltar que aún quedaba pendiente la concreción del deseo de
San Martín para que su corazón descansara en Buenos Aires, dijo al respecto:
“El breve espacio que llena ese soberbio pedestal de mármol será el único
pedazo de tierra que San Martín ocupará en esta tierra libertada por sus
esfuerzos, mientras llega el momento en que sus huesos ocupen otro pedazo de
tierra en ella”.
A continuación, tomaron la
palabra el general Enrique Martínez, padrino de ceremonias; el Ministro del
Perú en Argentina Don Buenaventura Seoane Heredia; llegó luego el turno del
dilecto amigo y confidente del Libertador, un anciano Tomás Guido. Finalmente
cerró los discursos el General Lucio Mansilla.
De esta manera, se concretaría,
lo que cinco años antes anunciará casi de manera profética Don Domingo Faustino
Sarmiento en 1857, al decir: “Cuando Buenos Aires se sintió libre, se acordó
del mártir de sus libertades; los huesos de Rivadavia tienen ya su lugar de
descanso en el panteón argentino. Cuando sienta que no hay grandeza sin el
nombre y las glorias argentinas, las cenizas de San Martín reposarán no lejos
de su estatua ecuestre, a la puerta del cuartel de los Granaderos a Caballo, en
el Retiro, dando frente al occidente y señalando con su dedo hacia los Andes…”.
Fragmento del libro de Martín Blanco y Roberto Colimodio
“Repatriación de los restos del General San Martín. Un largo viaje de treinta
años (1850-1880)”.
Dijo Tomás Guido en su discurso: "De aquí: de esta
misma plaza, donde la multitud palpitante de emoción y de santa alegría,
contempla la imagen del General San Martín, partieron adiestrados por él en el
noble ejercicio de las armas, la segunda falange de guerreros, destinados a
llevar adelante la empresa de emancipar un mundo. Eran los granaderos a
caballo.”
En 1910 se realizaron los cambios que la hacen lucir como
hoy. Las fotos corresponden luego de 1865 pues en ese año se le agregaron las
rejas que lo circundan.
por Roberto Colimodio Galloso
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