LA MATANZA Y LA PRODUCCIÓN, DESDE SUS ORIGENES
En 1977 el gobierno de facto
que administraba los destinos de La Matanza de la mano del coronel Félix
Camblor determinaba que, en adelante, el 29 de julio sería la fecha de
nacimiento de nuestro distrito. Producto de estudios históricos realizado por
Mario Tesler, esa fecha remite al primer testimonio documental que hace
referencia sobre el Pago de la Matanza. Ese documento es una escritura del año
1603 que repasaremos a lo largo de este artículo.
En los
inicios de la colonización española se instalaron los primeros pobladores en
esas tierras que habían sido habitadas por los querandíes, pueblo originario de
estos lares. Sin perder tiempo, los españoles asentaron las bases de pequeñas
unidades productivas. Prueba de ello es que el 29 de julio de 1603 se produjo
una operación inmobiliaria para la compra de un molino harinero. Dicho molino
se adquirió en actividad y eso señala que previo a ese año las tierras ya
producían trigo y, por ende, el molino elaboraba harina. Dicho documento (una
escritura por la que el hijo de López Tarifa vendía, a su cuñado Cristóbal
Naharro, su mitad del molino y las tierras que lo circundaban) pone fecha de
nacimiento al partido de La Matanza. Ese molino estuvo asentado, según algunos
historiadores, en la desembocadura del arroyo Cañuelas sobre el río Matanza, a
la altura del kilómetro 43 de la ruta 3, hoy Virrey del Pino.
La
escritura de propiedad donde se ejecuta la operación comercial entre López
Tarifa (hijo) y Naharro dice lo siguiente:
“sepan cuantos
esta carta de venta real vieren, como yo, Juan Nieto de Humanes de Molina,
vecino de esta ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires de mi propia
voluntad, por mí y por mis herederos y subcesores (sic) después de mí, otorgo y
conozco que vendo y doy en venta real para agora y para siempre jamás a
Cristóbal Naharro, mi cuñado que está presente para él y para sus herederos y
subcesores (sic), después de el… la mitad de un molino de agua de moler trigo,
de una parada que es por encima de las islas de la Matanza, en el río que
llaman de Los Navíos”.
Aclaremos que
don Pedro López Tarifa era titular del molino, a esa altura ya era el segundo
propietario, ya que don Juan Ruiz de Ocaña había sido el titular primigenio,
según el trabajo de J.A. Ochoa de Eguileor. Como curiosidad podemos agregar que
una descendiente de los López Tarifa y de los Naharro fue doña Juana María
Larrazabal y de la Quintana, la señora esposa del prófugo virrey Sobremonte.
Desde
esos tiempos el Pago de la Matanza se caracterizó por la producción cerealera.
Aunque la cría de ganado también era importante, durante los siglos XVII y
XVIII de estas tierras salían los granos que proveían a Buenos Aires. Los
poblados cercanos al puerto de Buenos Aires como el Pago de La Matanza eran
áreas preferentemente cerealeras. Veamos lo que decide el Cabildo de Buenos
Aires en 1618: Prohibió criar ganados en el corredor que se extendía entre los
ríos Reconquista y Matanza… Este territorio quedaba reservado a la producción
agrícola, necesaria para abastecer a la ciudad y a los navíos que arribaban al
puerto.
Entendemos que
lo que hoy conocemos como el tercer cordón de La Matanza (Gregorio de
Laferrere, González Catán y Virrey del Pino) está rodeado de ríos y arroyos (el
Matanza, Morales, Chacón y el vecino arroyo Cañuelas) el contexto era propicio
para la siembra de trigo y para su posterior producción de harina a través de
los molinos movidos por esos cursos de agua. Las siembras, el cuidado y la
cosecha eran puestos de trabajo para la peonada que quería asentarse en los
establecimientos productivos impulsados por los primeros colonos que se
radicaron en la zona.
Este tipo de
actividades en los tiempos de la colonia española (también se extendió al
período postcolonial) era ejercida básicamente por el modelo productivo de las
chacras y estancias que dominaban el Pago de La Matanza. Hasta la creación del Camino
Real a Cañuelas, debemos suponer que la vía de tránsito más factible era
el río Matanza (entonces llamado río de los Navío) por la cual, inducimos, se
transportaba la producción del molino harinero de López Tarifa, primero, y de
Naharro, después.
No es
coincidencia que la fecha de nacimiento de nuestro municipio haya sido la de la
venta hace ya más de cuatro siglos de un molino que generaba una actividad
productiva. Cuando promediaba el siglo XX el primer cordón del distrito estaba
poblado por industrias al punto de conocérsela como “Villa las Fábricas” donde
dominaban factorías como la metalúrgica Santa Rosa y Jabón Federal. Hace
algunos años La Matanza fue declarada “Capital nacional de la Producción y el
Trabajo” por el Congreso de la Nación visto su poderío industrial. El destino
de La Matanza nació marcado, desde sus comienzos el trabajo y la producción
fueron el estímulo de quienes querían habitar estas tierras. Hoy, en su 415º
aniversario, el Instituto del Patrimonio Histórico Cultural de La Matanza
saluda al pueblo matancero que sigue entendiendo al trabajo como su único horizonte.
Alejandro
Enrique
Subsecretario
de Cultura y Educación
Historiador
y periodista
Fuente: La Matanza
Informa / Locales / 29 de Julio de 2018.
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