OPINIONES
Ocho factores que podrían
complicar la economía en 2019
Por
Julián Zícari*
Cuando un médico
le corta la pierna a un paciente, sabe que no volverá a caminar o correr
normalmente pero eso no le preocupa. Lo da por hecho. Sino que realiza la
amputación porque cree que es la única forma de salvarle la vida y porque la
situación es extrema. Cuando el Gobierno mantiene durante meses y meses las
tasas de interés en niveles tan elevados, sabe qué le está haciendo un daño
terrible a la economía: cae el consumo, los salarios, la inversión, la
actividad y que todo será peor, pero eso no le preocupa. Lo da por hecho. Sino
que lo hace porque la situación es extrema y quiere evitar una catástrofe. En
las dos circunstancias funciona la misma lógica: se toma una acción desesperada
y terrible porque si no todo puede ser infinitamente peor. Se habla de vida o
muerte.
Si se tuviera
que juzgar a Macri por los resultados obtenidos hasta ahora y los recursos
utilizados durante el proceso, parecería que el plan consistió simplemente en endeudar
al país para comprar habichuelas mágicas. Ya que todos los frentes económicos
están mucho peor de los recibidos, siendo el estado de situación muy vulnerable
y precario. De este modo, existen al menos ocho formas en las que todo
finalmente pueda estallar, pudiendo resultar las medidas extremas aplicadas
hasta ahora por el Gobierno como inconducentes para evitar una explosión.
Repasemos dichas vulnerabilidades y su virtual resolución.
Shock deflacionario: un nuevo plan Bonex
El número de
Leliqs no ha parado de crecer, siendo letras de promesa de emisión futura. La
pregunta que sobrevuela el mercado es qué hará si las renovaciones de ese
instrumento cayeran: hasta ahora sólo se pagaron las Leliqs con más Leliqs,
pero en algún momento alguien querrá cobrarlas y cambiarlas a dólares,
protegiéndose. Una de las resoluciones de esta eventual situación es que el
gobierno decida pagarles a los bancos de manera compulsiva con un bono a 10
años, como ocurrió en 1989 con el plan Bonex o en 2002 con el corralón. Esto
sería una solución extrema, deflacionaria, que quitaría el grueso del
circulante y terminaría con las dudas sobre la deuda o quiebra posible del
Banco Central.
Shock hiperinflacionario: construir un nuevo equilibrio
La otra
alternativa frente a la caída de las renovaciones sería que el Banco Central
imprimiera compulsivamente para repagar sus compromisos. Eso sí, al costo de
desencadenar una hiperinflación por 3 meses. Si bien sería algo duro, sería una
forma de resolver la situación financiera del Central. Como dice la teoría
monetarista que tanto sigue el Gobierno y el FMI, a veces una
crisis es la mejor forma de incendiar todo para luego reconstruir un nuevo
sistema de precios relativos y terminar de licuar el déficit fiscal. El
Rodrigazo de 1975 o la híper de febrero de 1990 fueron “soluciones” en este
sentido.
Default total, parcial o reestructuración
Hasta ahora el
Gobierno no declaró el default formalmente porque ha contado con la
indispensable ayuda del FMI. El problema es que la ayuda no ha resuelto los
problemas sino que está manteniendo artificialmente vivo a un paciente por dos
cosas. Primero, el dinero del Fondo no alcanza para cubrir todos los
vencimientos de deuda de este año, sino que necesita una tasa de renovación por
encima del 54%. Es decir, este año el riesgo de default existe. Segundo, aún en
un escenario optimista, el mercado se pregunta qué pasará en 2020 cuando las
ayudas del FMI se interrumpan, puesto que las cuentas para continuar pagando no
cierran. Allí, las estrategias serían tres: declarar un default total, uno
parcial (solo para algunos bonos) o bien tratar de hacer una renegociación
voluntaria de la deuda. En todo caso, las tres opciones son terribles, quedando
las dudas sobre las tasas, plazos y montos. Estas fueron resoluciones que se
intentaron en 1982, 1988, 2001 y en 2014.
Fuerte salto cambiario
Como dijimos, el
dólar esta ficticiamente mantenido con tasas elevadísimas en pesos. Esto
seguirá hasta que algunos jugadores en Londres o New York decidan "volar a
la calidad", haciendo saltar todo por los aires: con el acuerdo con el
FMI, el Banco Central se ató de manos a la hora de frenar una corrida. El dólar
no está planchado porque haya renacido la confianza en la economía, sino porque
las altas tasas que se pagan en pesos permiten hacer el carry trade o
bicicleta financiera por un tiempo. Pero no podrá durar todo el año. Son
ladrillos que le siguen poniendo sobre la tapa de la olla en estado de
implosión. Las corridas de 1989, 2001 y las del año pasado son ejemplos claros
de lo que puede pasar. Puesto que un nuevo “sudden stop” (reversión de los
flujos de capitales hacia los países centrales) no podría “tolerar” una nueva
caída de la demanda de activos argentinos.
El FMI le suelta la mano al Gobierno
Se mencionó más
arriba que por la única razón por la cual el Gobierno no cayó en default ni
tuvo nuevas corridas cambiarias ha sido el sostén del FMI. Pero el Fondo en
2001 así como el Banco Mundial en 1989 no cumplieron lo acordado con sendos
gobiernos, donde, más allá de lo firmado, terminaron dejándolos caer. Aquí las
dudas se deben a tres escenarios: 1) Que la crisis se desarrolle con tanta
fuerza que el FMI decida retirar su ayuda, puesto que la dinámica podría
resultar indetenible aún con los desembolsos; 2) Que el Gobierno no pueda
cumplir su compromiso de “déficit cero”, algo que es el principal temor hoy:
dada la dinámica de la recesión, la recaudación cae más rápido que el producto
haciendo cada vez más difícil cumplir el programa fiscal y temiendo que el
Fondo no dé por cumplidos los compromisos; 3) Que el Gobierno abiertamente
rompa el acuerdo: ya sea para subir el gasto y no perder las elecciones o bien
porque quiera intervenir en alguna corrida vendiendo más dólares de los
permitidos, sin respetar el programa monetario. En cualquier caso, si el FMI se
retira, el Gobierno no podría resistirlo.
Retorno del cepo cambiario
Hace unos meses
Carlos Melconian advirtió que si el nuevo acuerdo con el Fondo fallaba vendría
la “morenización” de la economía. Es decir, las recetas del exsecretario de
Comercio Interior Guillermo Moreno: que vuelva el cepo para impedir las compras
masivas de dólares, nuevas subas de las retenciones (o directamente la
nacionalización del comercio exterior) o bien nuevos controles de capitales.
Para un gobierno liberal como el de Macri, esto sería un duro golpe difícil de
digerir.
La impredecible dinámica electoral
El 2019 será un
maratón electoral que hará danzar a los mercados, haciendo subir el riesgo y el
nerviosismo. A su vez, el inicio del calendario arranca mal para el Gobierno:
en la primera elección a principios de marzo, no luce como favorito en Neuquén;
también proyecta perder en mayo tanto en La Pampa como en la vital Córdoba. En
junio, se pronostica que perderá en Santa Fe, Entre Ríos, San Juan y Chubut.
Mientras que un posible triunfo del peronismo ya sea en la provincia de Buenos
Aires o en la Nación seguramente generen estragos al por mayor. Aun en años en
que las elecciones presidenciales estuvieron cantadas y la economía andaba
bien, como 2007 o 2011, la fuga y la dolarización de portafolios fueron
impresionantes. En 2018, sin ser año electoral, la fuga rondó los u$s 30 mil
millones, proyectando ser el piso de lo que podría ser superado este año.
Una rebelión popular
Si bien esta no
es una causa económica, igualmente podría tener efectos económicos. Hasta ahora
la situación social no parece anticipar ningún estallido. Pero la sociedad
argentina es cambiante e impredecible. Los tarifazos, las caídas salariales, el
aumento del desempleo y la pobreza, así como una palpable desmejora social
parecen abonar las condiciones para algún tipo de protesta popular masiva,
saqueos o rebeliones. Esto podría asustar a los mercados, encendiendo la mecha
para que ocurra alguna de las catástrofes arriba mencionadas.
Como vemos la
situación viene difícil y los flancos vulnerables son muchos. Lo cual obligará
al gobierno a estar atento para no cometer nuevos errores no forzados. Puesto
que un nuevo error podría volver a abrir las puertas del infierno. Ojalá
entonces que el Gobierno tome nota de las precariedades existentes y evite que
la economía se desmorone.
*Economista. Doctor en Ciencias Sociales.
Autor del libro Camino al colapso. Cómo llegamos los argentinos al 2001.
Fuente: Diario Ámbito Financiero, Opiniones, Ocho
factores que podrían complicar la economía en 2019, Martes 15 de enero de 2019.