Obra pública
Tras un viaje de
26 meses, la tuneladora del soterramiento del tren Sarmiento llegó a la Ciudad
La máquina trabaja a la altura de Liniers.
La tuneladora que trabaja en el soterramiento del tren Sarmiento ya está a la altura de Liniers
Después de un
viaje de 26 meses a entre 22 y 25 metros bajo tierra, la
tuneladora del soterramiento del Sarmiento finalmente llegó a Capital.
La máquina, según confirmó el Ministerio de Transporte de la Nación, superó los
7.000 metros de excavación y ahora trabaja a la altura del barrio de Liniers.
Todavía le quedan 11 kilómetros por delante. Así, para 2023 el ferrocarril que
surca el Oeste correrá a través de un túnel de 18 kilómetros que le permitirá a
los pasajeros que unen las cabeceras ahorrar hasta 25 minutos de tiempo.
La obra se
desarrolla paralela a las vías del tren, a una profundidad similar a la de las
estaciones Echeverría de la línea B de subte y Corrientes de la H, que son las
que están a más metros bajo tierra. El obrador está en Haedo,
donde tras bajar por un ascensor se accede al inicio del túnel. En ese punto
fue que inició su viaje la máquina que lo construye, el 12 de octubre de 2016.
Una recorrida de vecinos por la obra de soterramiento del Sarmiento.
El
túnel es de hormigón y tiene 11,5 metros de altura, lo
que equivale aproximadamente a un edificio de cuatro pisos. La tuneladora,
una máquina alemana de última generación, avanza a razón de 22 metros
por día. A medida que extrae la tierra, va colocando las dovelas, que
son grandes piezas de acero y cemento que forman anillos. Esos anillos
son las paredes del túnel. Las dovelas se fabrican en una planta
industrial en Haedo.
Las dovelas para los anillos que conforman las paredes del túnel se fabrican en Haedo.
Foto: Néstor García
La
gigantesca máquina, que trabaja las 24 horas, convierte la tierra que
extrae en barro tras la inyección de un material biodegradable.
Ese barro es transportado por cintas hasta vagones de servicio que
permiten retirarlo por el túnel hasta la superficie. El material, que adquiere
una consistencia similar a la del dentífrico, es usado para tapar pozos de
canteras de Ezeiza y La Matanza.
La tuneladora
convierte en barro la tierra que extrae. Ese material es transportado por
cintas hasta vagones de servicio que lo retiran del túnel. Foto: Néstor García
El proyecto del
soterramiento también incluye la construcción de 8 estaciones
subterráneas, más toda la infraestructura ferroviaria bajo la tierra:
vías nuevas, sistemas eléctricos y de señalamiento.
Cuando la obra
entera esté lista, el recorrido del Sarmiento quedará así: de Once a Caballito,
por trinchera (como hasta ahora, pero con un techo por encima); de
Caballito a Castelar, bajo tierra; y de Castelar a Moreno, en
superficie, para lo cual se construirán 37 pasos bajo o sobre nivel para no
entorpecer el tránsito.
El túnel tiene
11,5 metros de altura.
Además, se
planea crear corredores verdes en superficie y hacer trabajos
de reelectrificación y puesta en valor de las estaciones.
El soterramiento
del tren Sarmiento tiene múltiples ventajas. Se eliminarán 52
barreras en el corredor de avenida Rivadavia, por las que llegan a
generarse demoras de hasta media hora. Al mismo tiempo se mejorará la conexión
entre barrios que hoy están partidos por las vías del ferrocarril.
Pero además,
habrá una disminución significativa en los tiempos de viaje.
En Transporte estiman que el trayecto entre Once y Castelar, que hoy lleva 50
minutos de tiempo, se podrá hacer en 35 minutos. Y entre Once y Moreno, se
reducirá de 72 a 47 minutos. Por otra parte, la frecuencia entre trenes
pasará de diez a seis minutos y, en hora pico, a tres. También se ampliará la
capacidad de transporte: de los 200 mil pasajeros actuales se podría llegar a
350 mil.
El entonces
ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, junto a la tuneladora,
en uno de los anuncios fallidos del comienzo de las obras, en 2012. Foto:
Gustavo Garello
La obra
del soterramiento del Sarmiento fue anunciada siete veces en la última década.
Se licitó en 2007, se adjudicó al año siguiente, y la tuneladora se instaló en
Haedo en 2011. Pero ahí quedó, inmóvil, hasta 2016.
Los
trabajos están a cargo de una unión transitoria de empresas (UTE), conformada
por la italiana Ghella y la argentina Sacde (ex Iecsa). En tanto, la brasileña
Odebrecht, una de las firmas involucradas en los escándalos de corrupción en
Brasil, vendió su participación hace más de un año. La inversión total se eleva
a 14.000 millones de dólares.
Fuente: Diario Clarín, Ciudades,
25-01-2019.