Psicología de las emociones:
La ira
La ira es una emoción que nos acompaña a
lo largo de nuestra vida. No en vano, la ira siempre está presente en
situaciones de conflicto, ya sean con otros o con nosotros mismos y
puede oscilar desde una leve irritación hasta el más profundo de los odios.
Cuando
percibimos que somos tratados injustamente, cuando nos sentimos heridos o
cuando vemos dificultada la consecución de alguna meta importante, sentimos
ira. Sentir esta emoción en estas circunstancias nos predispone a la acción en
un intento de protegernos de aquello que nos hace daño y que es el origen de
esta emoción.
COMPRENDIENDO LA IRA
La ira como
todas las demás emociones es una reacción compleja en la que se ponen en
funcionamiento tres tipos de respuestas.
La primera es
una respuesta corporal, en la que nuestro cuerpo se activa para la
defensa o el ataque. Nuestro ritmo cardiaco aumenta al igual que
nuestra respiración se acelera, nuestros músculos se tensan y el flujo
sanguíneo se dispara preparándonos para actuar ante una amenaza percibida.
Cuando este
estado de excitación permanece estamos más predispuestos a actuar de forma
impulsiva llegando a emitir conductas agresivas.
La segunda es
una respuesta cognitiva, es decir, depende de nuestra
manera de interpretar las situaciones. Cuando estamos inmersos en una
situación, esta por sí sola no tiene ningún valor emocional, es la valoración
personal que hacemos de ella la que le confiere un significado. De esta manera,
las emociones están en función de nuestros pensamientos, así que cuando
interpretamos una situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto
o como un obstáculo para conseguir una meta, sentimos ira.
Pensamientos del
tipo "esto es intolerable", "como se atreven a tratarme
así" "pero quien se cree que es", "la vida se empeña en
ponerme trabas" etc., son el combustible perfecto para incrementar y
prolongar los sentimientos de ira aumentando la posibilidad de ser agresivos.
La última
respuesta de la ira tiene que ver con la gestión conductual en estas
situaciones. La conducta en estas circunstancias está orientada para
defendernos de aquello que se interpone un nuestro camino y para ello se genera
una energía interna que mueve a la "destrucción" del obstáculo. Ahora
bien, no debemos confundir la emoción de la ira con la agresividad, ya que ésta
es una de las múltiples maneras de gestión emocional. Experimentar y expresar
la ira a través de la agresividad depende de las conductas que hayamos aprendido
a lo largo de nuestra vida.
No obstante hay
otras conductas en la gestión de la ira que no están orientadas a la
destrucción del obstáculo sino a la resolución de problemas.
PERJUICIOS DE
LA IRA
Todos sabemos
que la ira puede tener unas consecuencias catastróficas para nosotros y
para los demás. La gestión irracional de esta emoción puede llevarnos
a situaciones lamentables obteniendo el efecto contrario a lo que buscábamos en
un principio. Algunas de las consecuencias negativas a las que nos puede llevar
la ira son las siguientes:
-Puede
desorganizar nuestra manera de pensar y nuestras acciones.
Cuando estamos
bajo la influencia de la ira tendemos a actuar impulsivamente, nos cuesta
pensar con claridad y por tanto no somos capaces de ver la repercusión de
nuestro comportamiento.
-Supone
una defensa cuando no es necesario.
Ceder a la ira
puede ser una forma de proteger nuestro orgullo, a veces es más fácil sentir
ira que sentirnos heridos y ser conscientes de nuestra vulnerabilidad. De este
modo, la ira dificulta reconocer nuestros propios sentimientos.
-Compromete
la salud.
La ira cuando es
un estado habitual de la persona puede favorecer el desarrollo de enfermedades
cardiovasculares.
-Trasmite
una impresión negativa a los demás.
Los demás pueden
evitarnos, nuestras relaciones personales se resienten y por tanto nos sentimos
aislados.
BENEFICIOS DE
LA IRA
La ira bien
gestionada también aporta beneficios en nuestra vida. No hay
que olvidar que como emoción no la podemos dejar de sentir y por tanto es importante
que juegue a nuestro favor en vez de a nuestra contra.
-La ira
nos energiza.
Nos provee de
fuerza para acometer tareas que nos resultan difíciles. Nos ayuda a defender
nuestros derechos y puntos de vista ante los demás.
-Nos
ayuda a resolver conflictos.
Expresar la ira
de forma adecuada hace que nuestros sentimientos negativos se desvanezcan.
-Nos
proporciona información sobre situaciones y personas.
La ira como
señal de alarma nos informa de situaciones injustas, amenazantes y frustrantes,
y por tanto nos ayuda a buscar planes alternativos de acción para gestionar
estas situaciones.
ALGUNOS MITOS RESPECTO DE LA IRA
La ira en
nuestra sociedad tiende a confundirse con carácteres fuertes.
En algunas ocasiones se entiende como una manera de comunicarse y de afirmar
nuestro temperamento y por tanto como un signo de autoridad. Nada más
lejos de la realidad, las actitudes coléricas suscitan temor pero en
ningún caso admiración o confianza en quienes las padecen.
Otro de los
mitos, es la creencia de que la ira forma parte de una manera de ser. Aunque
haya personas que viven su vida a través de la ira, siempre andan enfadados y
su manera de relacionarse con los demás es agresiva, la ira no es un
rasgo de personalidad sino un estado emocional y por tanto es algo que
se puede aprender a manejar.
Otra confusión
que solemos encontrar respecto a la ira, es que la explosión de ira sosiega.
Bien es cierto que cuando estallamos en ira, alcanzamos una sensación de
relativa tranquilidad ya que con el estallido eliminamos toda la tensión
acumulada, ahora bien esta sensación de bienestar es breve y es reemplazada por
la culpabilidad, la vergüenza y la tristeza.
Por último
encontramos la creencia de que la ira es eficaz a la hora de conseguir
objetivos. Es posible que algunas veces consigamos aquello que queremos por
medio de la agresividad, las amenazas o la coacción, no obstante el
precio a pagar es alto: las relaciones con los demás. En estas circunstancias
el respeto será sustituido por miedo, el amor por evitación y la confianza por
recelo. Los demás nos verán como personas descontroladas, abusivas y
emocionalmente explotadoras.
ESTRATEGIAS
PARA REGULAR LA IRA
Buscar la causa de nuestro enfado y expresarlo de manera adecuada.
Aprender a
identificar que nos molesta es la primera acción a tener en cuenta cuando
estamos enfadados. Una vez reconocida la causa es positivo expresarla de manera
eficaz utilizando argumentos honestos y sinceros, en vez de amenazas o
insultos.
Trabajar la empatía.
La hostilidad se
genera por la interpretación de las situaciones. Es necesario ponerse en la
piel del otro para entender la situación de forma objetiva para poder evaluar
la situación desde otra perspectiva.
Practicar el respeto.
Nuestras
reacciones de ira vienen dadas por la percepción de falta de respeto. Exigir
respeto hacia uno mismo no es incompatible con respetar a los demás.
No ceder al resentimiento.
Si tenemos ira
sin resolver, cualquier pequeño inconveniente, puede hacer que estallemos en ira.
Por lo que es fundamental resolver problemas del pasado para que no estén
presentes en nuestro día a día.
Practicar técnicas de relajación.
Ya sea
respiración, meditación, pasear, pintar, escuchar música o cualquier actividad,
que nos ayude a desviar nuestra atención de los pensamientos que alimentan la
ira.
Poner distancia.
Si notamos que
nuestra ira va en aumento, es positivo poner distancia con la situación, ya sea
abandonando el lugar donde estemos o tomarnos un momento para "contar
hasta 10" y relajarnos. Esto nos ayudará a calmarnos, a ver las cosas
desde otra perspectiva más realista y por tanto a buscar soluciones positivas a
la situación.
No acostumbra a
ser eficaz en la regulación de la ira:
-Rumiar el asunto dándole vueltas, ya que genera más ira.
-Desfogar la ira; las explosiones suelen reforzar el círculo vicioso de la
ira, estimulándola.
-Imponer calma a la persona airada, cuando la ira está en pleno apogeo
suelen reforzar el enfado.
-Negar la ira ("no, si no estoy enfadado").
-No darse permiso para sentir enojo y sentir culpa o vergüenza por
experimentar esta emoción.
-Rebelarse contra este sentimiento intentando taparlo.
“La ira es un veneno que uno toma esperando que muera
el otro.”
William Shakespeare
TEST DE IRA:
¿ERES COLÉRICO?
¿Te enfureces
rápidamente? ¿Hay situaciones en las que te frustras, te enfadas y parece que
vas a explotar?
Con este cuestionario
podrás ver hasta qué punto la ira te domina.
INSTRUCCIONES
Por cada
respuesta "SI" apúntate un
punto y si además es con mucha intensidad súmale otro punto.
1)-Estás conduciendo tienes prisa y hay un atasco.
2)-Estás en el trabajo y en el último momento te encargan una tarea.
3)-Tienes hambre y la comida no está lista.
4)-Cometes un error y tu PC elimina el trabajo realizado.
5)-El mecánico aún no ha concluido la reparación de tu coche y no te ha
avisado a tiempo.
6)-Participas en una conversación y nadie tiene en cuenta tus argumentos.
7)-Limpias los cristales de las ventanas de casa y diez minutos más tarde
empieza a llover.
8)-Tienes una cita y la persona llega tarde.
9)-La persona con la que conversas tiene mala fe.
10)-Acudes a una tienda y está cerrada.
11)-La fotocopiadora no funciona y la necesitas con urgencia.
12)-El teléfono suena mientras estas ocupad@
13)-Estás mirando un programa en la televisión y de repente, éste se
interrumpe.
14)-Un amigo quedó en llamarte y no lo hace.
15)-Has olvidado enviar un documento en la fecha prevista.
16)-El médico te hace esperar mucho más de lo previsto.
17)-Durante una cena o una comida tu interlocutor deja de escucharte
18)-Un conductor te niega la prioridad en el cruce.
19)-Alguien abre el grifo mientras te duchas y el agua empieza a salir
demasiado fría o caliente.
20)-No has logrado llevar a cabo todo cuanto habías previsto durante el fin
de semana.
21)-El producto que deseabas comprar no está disponible.
22)-Durante el desayuno tu tostada con mantequilla cae boca abajo.
23)-Te manchas la camisa en un restaurante.
24)-Alguien se cuela en la cola en la que estás esperando desde hace un
rato.
25)-Alguien te
critica en presencia de otras personas.
RESULTADOS
Menos de
25 puntos: Cuando la realidad te exaspera y te genera sentimientos de
ira, sabes ver las cosas con perspectiva enfocando tu atención sobre las cosas
realmente importantes.
Más de
25 puntos: La realidad te golpea con frecuencia: te cuesta controlar
tus emociones, ciertas emociones o conductas te resultan insoportables.
Más de
37 puntos: Se puede adelantar la hipótesis de que posees un
temperamento colérico, en muchas ocasiones la vida y los demás te fastidia.
Por
Sara Montejano*
*Psicóloga
general sanitaria, máster en psicopatología y salud, experta en terapia
cognitivo conductual y fundadora de PsicoGlobal
Fuente:
PsicoGlobal, Las Emociones, Sara Montejano.