Último discurso ante el Congreso de su mandato.
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“EL PAÍS
FANTASIA
En el último discurso ante el Congreso de
su mandato, Macri lanzó la campaña electoral del PRO describiendo un país
maravilloso. Defendió todo lo actuado y hasta dijo que al principio bajó la
inflación, aunque en 2018 fue la más alta en 27 años. Hizo un solo anuncio y
dedicó muchas provocaciones a la oposición.
Por Sebastián
Abrevaya
Mauricio
Macri dio el discurso más encendido y provocador de sus cuatro años de apertura
de sesiones en el Congreso. Imagen:
Gabriel Min
A las 11.03
Mauricio Macri comenzó el último y más provocador discurso de su mandato. Con
un fuerte tono de campaña propio del año electoral, el Presidente dejó
inauguradas las sesiones ordinarias del Congreso, mantuvo varios cruces con la
oposición, hizo una cerrada defensa de sus más de 3 años de gestión y le
imprimió una épica inédita a las ya gastadas promesas de un futuro maravilloso.
“La argentina está mejor parada que en el 2015”, aseguró sin dar cuenta del
enorme aumento de la deuda externa, la suba de la pobreza, la inflación más
alta en 27 años lograda en 2018, la caída del salario real y la pérdida de
empleo, entre otros indicadores económicos. El único anuncio concreto fue un
incremento de la ya devaluada Asignación Universal por Hijo, que fue presentado
para justificar el acuerdo con el FMI. No se privó de alentar la injerencia
extranjera en Venezuela y condenar al gobierno de Nicolás Maduro. Sin dar
cifras, los ejes más fuertes del discurso fueron la lucha contra la corrupción
y el narcotráfico, a la par de las bondades de la “vuelta al mundo”. La
irrupción en medio del recinto de Joanna Picetti, una candidata a diputada de
Cambiemos que denunció que le prohibieron asumir, generó desconcierto durante
la exposición en la que Macri culminó a los gritos: “Vamos argentinos, vamos
Argentina”.
Una hora duró la
última exposición del líder del PRO. Ingresó al Congreso en medio de un fuerte
operativo de seguridad, mayor que en años anteriores. Lo esperaban en el
recinto la vicepresidenta Gabriela Michetti, el titular de la Cámara de
Diputados, Emilio Monzó y el presidente provisional del Senado, Federico
Pinedo. Los miembros del reducido gabinete nacional lo aplaudieron en
reiteradas ocasiones y hasta se pusieron de pie mientras que los ex ministros
devenidos en secretarios hacían lo propio desde los palcos. Los integrantes de
la Corte Suprema mantuvieron el rictus protocolar ante la fervorosa alocución
macrista.
A diferencia de
oportunidades anteriores, la gran mayoría de los gobernadores decidió no
asistir. Sólo cuatro dieron el presente: los oficialistas María Eugenia Vidal,
Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales. El único opositor fue el peronista
entrerriano Gustavo Bordet. Sorprendió también la ausencia de los radicales
Gustavo Valdés (Corrientes) y Alfredo Cornejo (Mendoza), jefe del Comité
Nacional. El vacío del peronismo se hizo notar, incluso por aquellas figuras
más cercanas a la Casa Rosada como el salteño Juan Manuel Urtubey o el cordobés
Juan Schiaretti.
Como era de
preverse, Macri apeló a sus recursos habituales. Tardó menos de un minuto en
mencionar, al pasar, “la herencia recibida” pero no transmitió iniciativas
concretas para lo que le resta de Gobierno o lo que podría hacer en caso de ser
reelecto. Los únicos proyectos legislativos que mencionó fueron el de reforma
del Código Penal, demorado por el propio oficialismo gracias a las internas en
torno al aborto, y el que propone la baja en la edad de imputabilidad,
presentada como “una respuesta del Estado a muchos chicos que van camino a
convertirse en delincuentes”.
Macri encaró el
tema de la inflación con el libreto conocido hace tiempo, centrado en elogiar
que durante su gestión se “pone la verdad sobre la mesa” y ya no se ocultan los
problemas. Tampoco se solucionan, pero se solucionarían, siempre más adelante:
“Este año esperamos una baja sustancial de la inflación, que será un alivio
para todos”, prometió. En el olvido quedó aquella frase de su ministro Nicolás
Dujovne de llevarla a un dígito en 2018.
Uno de los
pasajes salientes fue la encendida reivindicación de la primera parte de su
gestión: “propusimos un camino gradual que fue exitoso durante dos años y
medio: creció la economía, bajó la inflación, aumentaron la inversión y las
exportaciones, bajó la pobreza y creamos 700 mil puestos de trabajo”, enumeró y
disparó un aplauso efusivo. Fueron los opositores, que con sarcasmo se pararon
en sus bancas para vitorearlo. Luego, según Macri, vinieron “tres shocks
imprevistos” que lo desviaron de aquel sendero del bien: “la salida de
capitales de mercados emergentes, la sequía que afectó como nunca en 50 años al
campo argentino, y la causa de los cuadernos”. Otra vez la oposición le salió al
cruce, remarcando su falta de autocrítica y su responsabilidad en la crisis
actual. El Presidente respondió con un recurso que utilizaría más de una vez a
lo largo de la asamblea: “Los gritos, los insultos, no hablan de mí, hablan de
ustedes, señores. Yo estoy acá por el voto de la gente. Yo estoy acá por el
voto de la gente, señores”. En las afueras del Congreso no había ni un alma
expresándole su apoyo, y eso que el clima casi primaveral estaba ideal para
pasar el día al aire libre. Sí hubo, en cambio, distintas movilizaciones de
rechazo, encabezadas por gremios y movimientos sociales (ver aparte).
Las conocidas
dificultades oratorias del Presidente no se tomaron respiro ayer. El furcio más
llamativo fue al momento de sacar pecho con la lucha contra las drogas:
“Estamos frenando la entrada de las bandas por nuestra frontera, como la
frontera norte, que ahora, con el apoyo del narcotráfico…, del Ejército,
fortalecemos la lucha contra el narcotráfico”, dijo Macri mientras las cámaras
enfocaron el rostro de incomodidad de la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich, quien suele promocionar las noticias sobre decomiso de droga.
La defensa del
DNU de extinción de dominio, que fue duramente cuestionado en el Congreso, fue
otra de las chicanas con aroma electoral de Macri hacia el peronismo. “Que cada
quien que se oponga diga dónde está parado y a quién quiere proteger porque se
acabó, se acabó el tiempo en que los delincuentes se salgan con la suya
mientras la enorme mayoría trabajamos para sacar este país adelante”, desafió
el Presidente y provocó la reacción de Elisa Carrió, que se paró rápidamente y
comenzó a aplaudir.
Otro momento
efusivo para el oficialismo fue cuando Macri habló de Venezuela. “¿Cómo puede
ser que hayamos condecorado a Maduro?”, se preguntó a los gritos y le dio su
respaldo a Juan Guaidó, quien horas más tarde lo visitaría en Olivos. Si bien
no hizo nombres propios, dio una alusión temporal para que quede claro que
hablaba de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ausente ayer. “En 2015
también se negociaba la impunidad con el régimen iraní sobre las heridas
abiertas de los atentados terroristas más graves de nuestra historia”, dijo sin
reparar que su ministro de Justicia, Germán Garavano, tiene una denuncia penal
realizada por ex titular de la Unidad AMIA, el radical Mario Cimadevilla
(designado por Macri), precisamente por encubrimiento de los encubridores del
atentado. Puntualmente, por beneficiar a los ex fiscales Eamon Mullen y José
Barbaccia, condenados el jueves a 2 años de prisión.
Un tema que se
menciona históricamente en las Asambleas Legislativas y que Macri pasó por alto
es el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. El vicepresidente de la
comisión de Relaciones Exteriores, Guillermo Carmona, se lo recordó desde su
banca. El mendocino le gritó: “¡Cipayos! ¡Están saqueando Malvinas!”. Otro
opositor, Leopoldo Moreau, le mencionó el escándalo por extorsión que involucra
al fiscal federal, Carlos Stornelli. Más allá de “los cuadernos”, Macri no hizo
referencia a casos concretos. Aseguró que gestión “respeta la independencia de
la Justicia” y se desentendió de las distintas maniobras (como el traspaso de
magistrados afines a tribunales sensibles o la presión pública y privada contra
jueces con fallos adversos a sus intereses). “Si la Justicia pide que se rindan
cuentas todos tenemos que rendir cuentas: políticos, empresarios,
sindicalistas, los mismos jueces, periodistas, inclusive la familia del
Presidente y el Presidente”, se envalentonó, justo un día después de que su primo,
Ángelo Calcaterra, fuera denunciado por pagar coimas por parte de un
arrepentido en la causa del soterramiento del tren Sarmiento.
Antes de pasar
al tramo más emotivo, Macri no perdió la oportunidad de calzarse nuevamente el
traje del “feminista menos pensado” y dedicarle un párrafo a la violencia
contra las mujeres y repudiar las violaciones. De impulsar la legalización del
aborto, no dijo nada.
La vuelta al
mundo, la “emoción” del G-20 y la “nueva Argentina” dieron paso al cierre
épico: “¡Vamos con fuerza, vamos en serio, vamos con coraje, vamos con pasión!
Este es nuestro país y, juntos, lo vamos a sacar adelante. ¡Vamos, Argentina!
¡Vamos, Argentina!”. ¿A dónde? No dijo.”
Fuente: Diario Página 12, El País, Fantasía, Sebastián
Abrevaya, 02 de marzo de 2019.