lunes, 4 de marzo de 2019

Los terraplanistas

SOCIEDAD
Punto por punto
Qué dice la ciencia sobre los supuestos que defienden los terraplanistas
El físico Daniel de Florian explica los conceptos que refutan a quienes niegan la esfericidad del planeta.
Un grupo de personas siguen afirmando que la Tierra es plana, aunque su esfericidad fue demostrada hace más de 2 mi años
En los últimos años se observa una creciente marea de irracionalidad, que abarca desde las pseudociencias hasta fenómenos de negación directa de la realidad, como la pos verdad o el ridículo planteo de que la Tierra es plana. Es sorprendente que, como decía Carl Sagan, en una sociedad cada vez más dependiente de la ciencia y la tecnología, cada vez menos gente parece comprenderla. Algo mal hemos hecho para que la humanidad parezca interesada en dirigirse hacia una nueva edad media.
Que la Tierra es esférica fue establecido por Aristóteles hace mas de 2.300 años, simplemente bajo la observación del horizonte, ya que cuando desde el puerto veía un barco aproximarse lo primero que aparecía era la vela y recién luego el casco, debido a la propia curvatura de la Tierra. Incluso algunos años después Eratóstenes midió el radio terrestre con una precisión muy razonable, observando las sombras que generaban obeliscos egipcios en distintas ciudades.
Imagen del primer encuentro de terraplanistas en Colón. (Juan José García)
Claro que hoy hay evidencia directa de la esfericidad de la Tierra, basta ver las fotos y videos tomados por satélites y astronautas de la estación orbital espacial, por ejemplo.
No tiene sentido debatir racionalmente con negadores de la realidad, en particular porque la ciencia intenta describir la naturaleza, y estos personajes no tienen interés ninguno en esa búsqueda. Y además porque sería ponerlos en un pie de igualdad que no les corresponde.
Sin embargo, vale la pena aprovechar la oportunidad para recordar algunos conceptos básicos y sus consecuencias más visibles, que no necesitan de ciencia complicada para comprenderlos sino de una sencilla observación de la naturaleza (¡que no es otra cosa que hacer ciencia!).
Tanto la Tierra, como la Luna, el Sol, y la mayoría de los objetos muy masivos tienen formas esféricas. Imaginen el universo temprano, donde la materia dispersa comienza a juntarse por efecto de la atracción gravitatoria. La fuerza de gravedad solo depende de la distancia entre los objetos y resulta en una atracción hacia el centro del conglomerado de materia, que se acumulará y comprimirá hasta alcanzar el equilibrio con la presión interna. La forma geométrica más efectiva para tener la mayor cantidad de materia cerca del centro de atracción es justamente la esfera, donde todos los puntos de la superficie se encuentran a la misma distancia del centro. ¡Por esa razón los planetas no son ni planos, ni piramidales ni cúbicos sino esféricos! Algunos objetos más pequeños, como asteroides no tienen suficiente masa como para que la atracción gravitatoria sea capaz de vencer y pueden formarse más irregularmente, pero no es el caso de la Tierra.
Una de las imágenes de la esfericidad de la Tierra.
La Tierra gira alrededor del sol en una trayectoria elíptica, completando ese viaje en un año terrestre. Y además gira alrededor de su eje con un período de 24 horas.
La evidencia más fuerte de esa rotación sobre su eje es la existencia de días y noches y de la diferencia de luz solar entre distintos puntos del planeta. El sol emite luz en todas las direcciones y dependiendo de qué cara de la Tierra está expuesta a esa radiación, será de día o de noche en algún lugar determinado. Por ello cuando es de día en Buenos Aires es de noche en Japón, que está casi en las antípodas de nuestra capital.
Esa rotación sobre su eje tiene otra particularidad muy observable, las estaciones del año. Mucha gente cree que las diversas estaciones se deben a que la tierra está más cerca o más lejos del sol por su trayectoria elíptica, aunque esto juega un papel muy menor. No sería posible, por ejemplo, explicar porque es verano en el hemisferio Sur e invierno en el Norte con ese argumento. Las estaciones se deben a que la tierra tiene su eje inclinado, y el verano ocurre cuando algún hemisferio queda más expuesto al sol, a la vez que el otro que recibe la luz de manera más indirecta pasa por el invierno. ¿Por qué la tierra gira con su eje inclinado? Muy probablemente porque en una etapa muy joven el planeta fue colisionado por otro objeto masivo, que no sólo torció su eje sino que desprendió suficiente material como para que se formara el único satélite que rota a su alrededor, ¡la Luna!
Y por supuesto la Luna tiene también efectos visibles sobre la vida en la Tierra. Las mareas que observamos en el océano son debidas a la combinación de la atracción gravitatoria de nuestro planeta y de la Luna (además de la rotación de la Tierra) sobre las grandes masas de agua que tienen la libertad de moverse bajo su influencia.
La naturaleza nos ofrece una gran cantidad de fenómenos maravillosos para admirar, comprender y estudiar, no hay necesidad de introducir conspiraciones y negaciones de la realidad para asombrarnos.
(*) Daniel de Florian es profesor titular UNSAM, director del ICAS e investigador Superior Conicet.

Fuente: Diario Clarín, Sociedad, Qué dice la ciencia sobre los supuestos que defienden los terraplanistas, Daniel de Florian, 3 de marzo de 2019.