Actualidad
La Voz
CIUDADANOS
– BIBLIOTECAS POPULARES
La resistencia de las
bibliotecas populares
Se sostienen con el aporte de los vecinos. Los subsidios oficiales son
reducidos. La mayoría tiene dificultades para mantenerse. Varias advierten que
no pueden pagar juicios y deudas que afrontan.
San Francisco. La biblioteca es un centro cultural que siempre fue un
símbolo de la ciudad. Pero su subsistencia se ve complicada. (La Voz)
San
Francisco, Jesús María. La mayoría de las bibliotecas populares
que existen en el país están planteando desde hace años una ardua resistencia
para permanecer abiertas y sostener sus servicios.
Las pantallas e
internet parecen haber ganado la batalla de los hábitos culturales y la
preponderancia del libro como objeto de culto y consulta se desvanece. A la
vez, las dificultades para el sostenimiento económico se agudizan.
Los nuevos
tiempos y el cambio de hábitos de lectura hacen más difícil mantener la
cantidad de socios, con cuyas cuotas históricamente se cubrieron los gastos
básicos. A eso se suma la situación de crisis económica que las golpea.
Ante ese panorama, cuando aparece una demanda adicional,
como juicios laborales o deudas acumuladas, los riesgos de cierre se
acrecientan. Algunos casos severos se vienen observando.
De los vecinos
En Córdoba hay
unas 200 entidades comunitarias de este tipo. A través del tiempo, se
convirtieron en un faro de la cultura en cada comunidad.
Una biblioteca
popular es una asociación civil autónoma, creada por vecinos de una localidad.
Generan sus propios fondos y, sin la suficiente regularidad, cobran un subsidio
anual de la Nación y otro, menor y más discontinuo, de la Provincia. Pero esos
montos nunca alcanzaron para su sostenimiento.
En los últimos
20 años, la mayoría se fue transformando en algo más que un sitio de libros:
son centros culturales de su pueblo o de su barrio, con variadas actividades.
En San Francisco,
asfixiada
En enero pasado
se encendió el alerta para el Centro Cultural Biblioteca Popular de San
Francisco, debido al avance de una demanda laboral de una empleada que sufrió
un accidente en 2009.
La comisión
directiva puso en conocimiento de sus asociados la delicada situación. La falta
de recursos para solventar ese juicio planteó el riesgo cierto de embargo de la
sede, en pleno centro de la ciudad.
Mirta de
Fornero, presidenta de la entidad, contó que cuando la actual comisión se hizo
cargo había un numeroso plantel de personal y deudas acumuladas en servicios y
en cargas sociales impagas. “Con mucho esfuerzo pudimos acomodar las finanzas y
saldar lo adeudado, pero ese juicio ya es imposible afrontarlo desde la
institución”, aseguró.
Se pidió
colaboración a la comunidad y a autoridades municipales y provinciales. “Cuando
surgió el problema, tuvimos el apoyo del municipio, que nos prometió el
respaldo, al igual que funcionarios provinciales”, precisó Fornero.
La semana pasada
se debía llevar a cabo la primera audiencia judicial, pero se abrió una nueva
negociación.
En 2009, una
empleada tuvo un accidente, tras caer de una escalera en la institución. Debió
operarse y estuvo sin trabajar durante un año. La entidad no había realizado
los pagos de la ART entonces.
En Jesús María
A la Biblioteca
Popular Sarmiento, un emblema cultural de Jesús María, en 2016 la Afip le
embargó algunos bienes muebles por una deuda de unos 120 mil pesos. Un año más
tarde, el organismo recaudador decidió financiarle la deuda en 60 cuotas de
2.600 pesos. Pero la institución cuenta con magros ingresos para hacerle
frente, y además, sostener su funcionamiento.
Hace 20 días,
recibió la noticia de un nuevo proceso judicial por 35 mil pesos, que lograron
achicar hasta 7.500. En el medio, hubo otra demanda que se arregló en 12 mil.
“No recibimos
ayuda de nadie. Le entregué en mano una carta al presidente Macri. Me mandaron
a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, que no maneja plata. Tampoco
tuvimos suerte en la Provincia. Un vecino en forma anónima aporta 2.500 pesos
cada mes. Y hace 15 días, el municipio prometió ayudarnos con la situación
judicial”, explicó Daniel Gatica, presidente de la biblioteca.
Para funcionar,
hoy, necesita contar con 11 mil pesos para pagar las cuatro horas de la
empleada y otros 10 mil para abonar las deudas. Pero a eso se suman los gastos
de teléfono, internet y el mantenimiento. Ni hablar si se pretende comprar
libros o mejorar los servicios a sus asociados.
El municipio,
como aporte, alquila algunas de sus instalaciones por 14 mil pesos mensuales y
se hace cargo de la factura de energía. Los socios dejan unos seis mil pesos
por mes. Sin ayuda externa –advierten– ese círculo vicioso no se despejará.
Son 200 focos culturales comunitarios en
toda la provincia
Las bibliotecas populares fueron impulsadas por Domingo Faustino Sarmiento,
para el acceso gratuito al libro de todos los habitantes del país. En 1870,
durante su presidencia, se promulgó la ley 419, que creaba la Comisión
Protectora de Bibliotecas Populares (hoy Conabip).
La federación que las agrupa en Córdoba estima que hay unas 200 en toda la
provincia. En la ciudad capital son 15. Con los papeles en regla para recibir
los subsidios que cada año deben aportar la Nación y la Provincia se estima que
está la mitad.
Los aportes provinciales no se repiten todos los años. Desde la Federación
de Bibliotecas Populares de Córdoba se viene reclamando por esa situación y
piden la reglamentación, aún pendiente, de la ley 8.016, de 1990, que rige a
las instituciones de esa naturaleza en la provincia.
En el interior, la mayoría de los pueblos y ciudades tienen al menos una.
Nacieron y se sostienen con el trabajo voluntario de sus comisiones. En las
ciudades mayores, algunas tienen empleados.
Un problema es que los costos fijos de funcionamiento han subido, sus
ingresos se achataron y, a la vez, debieron adaptarse y reciclarse con más
prestaciones ante los nuevos hábitos culturales y las nuevas tecnologías para
la consulta de textos.
En los últimos tiempos, la mayoría fue sumando talleres de arte y de
oficios, actividades educativas, exposiciones y charlas.
Fuente: Diario La Voz, Sábado 09 de marzo de 2019.