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Obra pública: los delitos de
Franco Macri y el ocaso de la patria contratista
Sospechados,
imputados y con pocos proyectos por falta de presupuesto, los constructores
viven su tormenta perfecta Fuente: LA NACION -
Crédito: Alfredo Sabat
Por:
Diego
Cabot
Los
constructores que integraron durante décadas la llamada patria contratista
siempre se frotaron las manos en los años impares. El motivo es simple: hay elecciones
y para la política hay pocas cosas más excitantes que inaugurar obras en épocas
de campaña. O al menos, licitar.
Pero este 2019
es distinto. Ya no juntan las manos por los presupuestos oficiales, más bien lo
hacen para rezar y rogar que pase el año con el menor daño posible.
Los dueños de la
obra pública nacional están abrumados por la tormenta
perfecta que descargó desde hace un año sobre ellos. Procesados, sospechados y
sin proyectos atractivos culpa de un presupuesto que ajustó, como tantas veces
en la Argentina, por la infraestructura.
La última palada
de tierra la tiró el presidente Mauricio Macri cuando fue
entrevistado por Luis Majul en su programa La cornisa. Dijo que su
padre, Franco, había cometido delitos y que era parte de
un sistema que se veía extorsionado por el kirchnerismo.
Video: Mauricio Macri admitió que su padre cometió delitos durante el kirchnerismo - Fuente: América TV
Pero no todo es
reputacional, hay problemas prácticos. La administración pública está
paralizada ya que nadie quiere estampar su firma en pagos o modificaciones de
obra a compañías involucradas en casos de corrupción.
Aquellos
entusiastas empresarios, históricos aplaudidores de actos oficiales, ya ni
pisan la Casa Rosada. Jamás imaginaron que el destrato vendría del hijo de uno
de ellos. Tanto que muchos dicen que por estas horas ponen gran parte del
dinero que ganaron en otras épocas para mantener las puertas abiertas de su
empresa. El caño de fondos públicos sin demasiados controles se atascó. Ahora
toca aportar algo, al menos, del que tenían guardado en el colchón. El que las
hace las paga, dice el refrán. Ahora toca pagar.
Los bancos,
históricos financistas del sistema, les cierran sus puertas en sus narices:
nadie presta a empresas acusadas de fraude. Los entienden, pero no hay un peso.
Días pasados,
varios de los principales empresarios del área se reunieron con el presidente
del Banco Nación, Javier González Fraga. Le pidieron que intercediera para que
se normalice el crédito. No hubo caso. El banquero los escuchó, pero no les dio
ninguna solución. Argumentó que la línea del banco no está dispuesta a firmar
legajos de préstamos a empresas que tienen sospechas. El eventual cambio de
gestión después de diciembre ha convertido a muchos integrantes de la línea en
cuidadosos y precavidos banqueros.
Solo un puñado
de bancos cierra los ojos frente a las normas del compliance. Algunos
nacionales y otros internacionales con fuerte presencia en el país mantienen
sus líneas de créditos abiertas.
Y para
completar, la inflación les corroe los precios de los contratos vigentes y los
obliga a recalcular precios con un Estado de billetera flaca.
Los principales
constructores de la Argentina pasaron por Comodoro Py en estos días. Ya todo
ese colectivo influyente está procesado o a punto de serlo. Faltaba uno, Macri,
y lo apuntó su hijo.
En las últimas
semanas, la mayoría de ellos escuchó las acusaciones que el juez Claudio
Bonadio les endilga. Básicamente cree que fueron parte de una estructura
denominada "la camarita". Allí, las empresas se repartían gran parte
de las obras viales y luego Vialidad adjudicaba y pagaba. Finalmente, y para
completar la rueda, las constructoras devolvían una parte.
Hubo algunos que
negaron las acusaciones y otros, la mayoría, que dicen que pagaron al
financista Ernesto Clarens para poder destrabar los pagos que Vialidad Nacional
les frenaba. La estrategia tiene una finalidad y un propósito de defensa. Para
ellos, el retorno no era tal, sino una comisión que le pagaban a un hombre de
contactos aceitados en el organismo estatal. Como pagarle a un gestor que
acelere el trámite. Gestiones oficiosas que se le pagaban a un particular.
¿Dónde está el delito?, se preguntan
La Justicia está
convencida de que eran parte del sistema de recaudación centralizada que
describieron exfuncionarios y algunos constructores. Pocos discuten que
efectivamente retornaron plata, la controversia está en el monto.
Pero hay una
luz. Los dichos de Macri sobre los delitos de su padre esconden la única
esperanza. Dijo que eran extorsionados por el kirchnerismo. Es decir, jugaban
con reglas que ellos no ponían. Esa teoría los abriga ya que, según su visión,
los libera de cierta culpa, aunque no de responsabilidad. Consideran que
finalmente hay un perjuicio patrimonial en sus actos más que una conducta
delictiva. Y al menos abrigan una esperanza: se preparan más para las multas y
las sanciones que para la cárcel. Y tienen con qué ilusionarse.
Fuente: Diario
La Nación, 19 de marzo de 2019.