lunes, 11 de marzo de 2019

Poesía



Para mi mujer y su terruño, de donde una vez en lontananza, me la robé.
Encantos de Mburucuyá
Mburucuyá, tierra de leyendas,
hábitat del lobizón, sendero del pomberito.
Mburucuyá, cuna de bosques, de lagos
y de lagunas cobijo del yacaré,
morada de la Pasionaria
ícono de la pasión de Cristo,
tres clavos atraviesan su corazón;
Yo, me robé una flor…
y no la devolví.
Mburucuyá, suelo del cielo más claro y azul,
veta inmensa de pequeñas diamantinas
con que la noche viste de gala,
quise robarme una, mas…
mezquino el manto nocturno,
me la negó.
Mburucuyá, paraje del litoral correntino
donde reina el chamamé,
donde gauchos y guainas vestido de folclore,
coquetean en sus danzas,
al ritmo… en las voces de:
los Barrios, los Cardozos,
Tarragó, Cocomarola o el
poeta, Miqueri Salvador.
Mburucuyá, nido magnánimo
del carau y del caburé;
de la calandria, el zorzal y el yaguareté
de quienes los trovadores
se inspiraron en sus versos…
versos que regaron el litoral
al compas del chamamé.
Mburucuyá, cuna de las mujeres más bellas,
tostadas por el Sol del cielo ardiente correntino,
moldeadas por su geografía: Valles, Montes,
Masetas y Depresiones dan forma a sus figuras
que cautivan, cual embrujo de Medusa,
al hombre que la miró…
Mujer de Mburucuyá, sirena mística de epopeyas,
una me capturó y… Me la robé.
Samuel Ramires