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ECONOMÍA
Cae la actividad industrial a su
menor nivel desde 2003. Más del 40 por ciento de la capacidad instalada está
ociosa
Equipos industriales
sin uso y obreros sin empleo
El índice de
utilización de la capacidad instalada cayó en diciembre a 56,6 por ciento, el
peor registro para la industria desde 2002. Los sectores más afectados, el
automotor y el textil, con niveles del 25,6 y 32,3 por ciento, respectivamente.
Por Cristian
Carrillo
Tres cuartas
partes de la capacidad de producción automotriz estuvo ociosa en el mes de
diciembre. La industria pisó el freno. Imagen: NA
El gobierno de Cambiemos logró en tres años llevar a la
industria a los mismos niveles de actividad post default y crisis
socioeconómica de 2001. La utilización de la capacidad instalada del sector
manufacturero se ubicó en diciembre pasado en el 56,6 por ciento, informó ayer
el Indec. Se trata del peor registro de la industria desde 2002, cuando había
promediado el 49,9 por ciento. Hasta ayer había que remitirse a enero de 2003,
con 58,9 por ciento de capacidad en uso de la industria, para encontrar un
desempeño tan bajo e inferior a 60 por ciento. La caída del consumo interno por
la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, el impacto en sus costos por
la devaluación del peso, los tarifazos en los servicios públicos y los
combustibles, los altos niveles de tasas de interés que torno inviable el
acceso al crédito y la apertura a las importaciones explican la capacidad
fabril ociosa actual. Los rubros con los más bajos desempeños en diciembre
fueron el automotor, con 25,6 por ciento, el textil, con 32,3 por ciento y el
metalmecánico, con 42,8 por ciento.
La capacidad
instalada es el potencial máximo de producción que puede lograr una empresa o
un sector durante un período determinado y la medición de su utilización, por
carácter opuesto, refleja la capacidad ociosa de la actividad como respuesta a
una menor demanda. Entre la promesa de lluvia de inversiones productivas y el
achicamiento inédito (desinversión) de la industria que consiguió el Gobierno
pasaron cosas, y de forma vertiginosa. La primera caída en el uso de la
capacidad instalada comenzó a fines de 2016 y se extendió hasta principios de
2017, en plena primera recesión económica del macrismo. Dentro de ese lapso, en
febrero de 2017, el uso de la capacidad instalada llegó a tocar el mínimo de 60
por ciento. Ese fue el peor registro del país desde fines de 2003, cuando la
economía iniciaba una recuperación, por rebote, tras tocar fondo en 2002.
En 16 años nunca
había habido una capacidad ociosa superior al 40 por ciento (inversa del
potencial utilizado). Sin embargo, la industria cerró 2018 con la marca de 56,6
por ciento de capacidad instalada, 6,7 puntos menos que en noviembre previo.
Respecto de octubre de 2015, cuando el nivel general de uso de la capacidad
instalada era 71,4 por ciento, se retrajo 14,8 puntos. Pero además de la caída,
hasta fin de 2015 la actividad era homogénea y el sector textil exhibía un uso
de su capacidad instalada de un 75,6 por ciento. O la metalmecánica, en donde
se ubicaba en 62,6 por ciento. Junto con la caída de los últimos tres años,
también se aceleró la dispersión y profundización de la crisis en sectores mano
de obra intensivos.
Los bloques por
orden de menor uso de su capacidad instalada fueron la industria automotriz
(25,6 por ciento), productos textiles (32,3), metalmecánico (42,8), caucho y
plástico (47,2), edición e impresión (48,9) y tabaco (56,0). Todos por debajo
de la media del nivel general de diciembre. Por encima del nivel general se
ubicaron refinación del petróleo (77,4 por ciento), industrias metálicas
básicas (69,4), papel y cartón (66,8), sustancias y productos químicos (66,4),
productos minerales no metálicos (61,5) y productos alimenticios y bebidas
(58,9), según el Indec.
En el caso de la
industria textil, la disminución en el uso de la capacidad instalada fue de
23,4 puntos porcentuales respecto del 55,7 de igual mes de 2017, que “se
explica por la menor elaboración de hilados de algodón y de tejidos, tanto
planos como de punto”, señala el Indec. La industria automotriz tuvo una caída
de 12,7 puntos respecto de diciembre de 2017 (38,3 por ciento), “como consecuencia
de la disminución de la cantidad de unidades fabricadas por las terminales
automotrices a partir de la menor demanda local y de la realización de paradas
técnicas en algunas plantas productivas”. Por su parte, la baja de 12,8 puntos
en el uso de la capacidad instalada de la industria metalmecánica se originó
“en las caídas de los niveles de producción de aparatos de uso doméstico y
maquinaria agropecuaria”. Otro rubro con caída interanual de dos dígitos (-15,2
por ciento) fue productos minerales no metálicos por caídas de los niveles de
producción de vidrio, cemento, sanitarios de cerámica, pisos y revestimientos
cerámicos, ladrillos huecos, mosaicos y placas de yeso, de la mano del desplome
de la construcción.
La encuesta de
perspectivas que incluye el informe de producción industrial que publica
mensualmente el Indec arrojó en diciembre que el 41,4 por ciento de los
empresarios relevados anticipa para el primer trimestre de este año una
disminución en el uso de la capacidad instalada manufacturera. El 49,8 por
ciento prevé que se mantendrá en niveles actuales y sólo 8,8 por ciento
proyecta que habrá una mejora.
Fuente: Diario Página 12,
Economía, Equipos
industriales sin uso y obreros sin empleo, Cristian Carrillo, 13 de
febrero de 2019.