Introducción
La historia de la astronáutica en la Argentina
es aquella crónica que engloba temas relacionados con la proyección, diseño y
creación de los primeros vehículos aeroespaciales argentinos. Sus comienzos se
pueden remontar en los años 40, cuando durante el gobierno de Juan Domingo
Perón (1946-1955) comenzaron los primeros ensayos de motores de cohetes,
empleando diferentes combustibles. Pero la crisis y su derrocamiento llevaron
al cierre temporal de estas actividades. Las experiencias tomaron mayor impulso
cuando el presidente Arturo Frondizi (1958-1962) creó el primer organismo para
hacerse cargo de las actividades astronáuticas, se trataba de la CNIE, con el
ingeniero Teófilo Tabanera como Presidente. Durante los años 60 y 70 se
emprendieron muchos lanzamientos de vehículos con heterogéneos fines, casi siempre
con resultados positivos y con importantes contribuciones del Comodoro Aldo
Zeoli. Si bien el Estado fue el creador de los medios, el mismo no proyectaba
ni intervenía en las actividades. La Argentina trazó importantes hitos
mundiales en su historia astronáutica, como ser el cuarto país en lograr llevar
a un ser vivo al espacio y retornarlo con vida a la tierra y convirtiéndose así
en el cuarto país en emprender dicha hazaña, a su vez fue la tercera república
en lanzar cohetes desde la Antártida, más exactamente desde la Antártida
Argentina.
Un poco de Historia
El proyecto más
ambicioso fue el Cóndor II, con participación de Alemania, Irak y Egipto. Se
trataba de un misil diseñado para llevar una carga útil de media tonelada y
recorrer una trayectoria de 1000 km. Pero el misil fue desmantelado y sus
planos destruidos por orden del presidente Carlos Menem, producto de la presión
de Estados Unidos y el FMI. En 1991 se disolvió la CNIE para formar la CONAE.
La construcción de cohetes se estancó hasta el 2007, cuando se lanzó un cohete
en Bahía Blanca, el Tronador.
El más remoto
uso de cohetes por parte de la Argentina data del 22 de mayo de 1821, siendo
empleados para fines militares cuando en Mirabé (sur de Perú), las tropas
libertadoras de José de San Martín usaron tubos lanzadores Congreve para atacar
al enemigo. Cinco años después, el buque San Martín de la Armada Argentina ya
estaba dotado con lanza cohetes. Se tiene conocimiento que el navío hizo uso de
este armamento especial en 1841, cuando siete barcos de la Armada Argentina se
enfrentaron contra cuatro de la Armada uruguaya, en una contienda acontecida en
el Río de la Plata: el San Martín alcanzó con dos de sus cohetes al Cagancha.
También se
usaron cohetes durante la Guerra del Brasil en 1827, las tropas encabezadas por
el almirante Guillermo Brown dispararon cohetes desde la isla Martín García.
También tropas al mando del general Juan Manuel de Rosas usaron este tipo de
artillería en 1842.
Entre los años
1947 y 1948, un grupo de técnicos del Instituto de Investigaciones Científicas
de la Fuerza Aérea Argentina comandados por el ingeniero Ricardo Dyrgalla,
desarrollaron un motor de combustible líquido para propulsar proyectiles con
fines científicos y militares. Se lo nombró AN-1, tenía una fuerza suficiente
para impulsar una masa de 320 kg con un tiempo de combustión de cuarenta
segundos. El propelente era ácido nítrico y anilina, para el ensayo se
construyó un banco de pruebas, en donde se realizaron numerosos ensayos, todos
con éxito. En mayo de 1950 fue propulsado el Tábano en las Salinas Grandes
(entre las provincias de Córdoba y La Rioja), precisamente con el motor de
combustible líquido AN-1. Alcanzó una velocidad de aproximadamente 850 km/h.
Fue guiado por infrarojo y sonido. El motor se probó por primera vez el 20 de
octubre de 1949. A partir del lanzamiento del Tabano, la actividad se estancó
abruptamente, hasta principio de la década entrante.
La División
Proyectos Especiales en el Instituto Aerotécnico se creó en 1947. Sin embargo,
la caótica década de 1950 no permitió que el proyecto aeroespacial argentino
avance, terminando en el lanzamiento del cohete Martín Fierro en 1956, sin
carga, alcanzó una altura de 2 km. Al año siguiente, la Unión Soviética se
convirtió en la primera nación en llevar un ser vivo al espacio, siendo la
perra Laika. Éste no fue un hecho aislado, ya que a partir de aquí, muchos
países pusieron interés en la astronáutica.
Dicho
anteriormente, en Argentina algunos de los más grandes avances se produjeron en
la década entrante. Durante el desarrollismo de Arturo Frondizi (1958-1962) las
investigaciones tomaron mayor importancia, empezando con el desarrollo de
motores a propulsante sólido, en diciembre de 1959. La investigación fue
emprendida por el Instituto de Investigaciones Aeronáuticas y Espaciales. Este
creó la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), primer
organismo para hacerse cargo de las tripulaciones de cohetes, por medio el
decreto Nº 1164 del 28 de enero de 1960. Se designó al ingeniero Teófilo
Tabanera como Presidente de la comisión. El 27 de junio de 1961 el Poder
Ejecutivo creó por decreto el Centro de Experimentación y Lanzamiento de
Proyectiles Autopropulsados Chamical bajo las siglas de CELPA. Contaba con un
campo libre de 200 km. El gobierno había creado los organismos para la
investigación del cosmos, pero el mismo, no intervenía ni supervisaba las
actividades, dándole una importante libertad y autonomía a los científicos.
Cronología de los Cohetes
Una vez creados los organismos correspondientes, se empezó
por crear la primera familia de cohetes, el IIAE comenzó a desarrollar la serie
de los Centauro. El primero de ellos fue el Alfa Centauro, de una etapa, el
Beta Centauro, dos etapas y el Gamma Centauro, también de dos etapas. La
familia de cohetes estaban dotados de motores a combustible líquido.
El primero de la serie, el Alfa Centauro contaba con unas
dimensiones de 2705 mm de largo por 101 mm de diámetro (su ojiva), en total
tenía un peso máximo de 28 kg. No poseía mucho peso de carga útil,
únicamente 3,3 kg. El primer lanzamiento dio lugar el 2 de febrero de
1961, desde la localidad de Santo Tomás en Pampa de Achala, provincia de
Córdoba. Este lanzamiento significo el primero de una aeronave construida
íntegramente en la Argentina. Aquel primer cohete lanzado se lo nombró APEX
A1-02 Alfa Centauro, fue la primera vez que la Fuerza Aérea trabajaba para
crear una familia de cohetes. El Comodoro Aldo Zeoli, encargado de la Dirección
de Desarrollos del Instituto Aerotécnico (DDIA) -dependiente de la Dirección
Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (DINFIA)- fue quien
realizó el conteo y oprimió el botón de emisión. En el sitio, había
aproximadamente unos treinta hombres, entre civiles y militares, además de un
fotógrafo reportero de Clarín. El cohete alcanzó una altura de 20 km y
el experimento se produjo sin ningún problema.
El 30 de
septiembre de 1961 se lanzó el cohete sonda de dos etapas Beta Centauro, bajo
la denominación APEX-A1-S2-015, en la Base Santo Tomás, en Pampa de Achala,
provincia de Córdoba. Se buscaba con este lanzamiento, experimentar la
separación de las dos etapas. También se probó las mediciones y los
instrumentos del vehículo: velocidad de vuelo, alcance y presión atmosférica,
entre otras cosas. La aeronave alcanzó los 25 km.
En el
lanzamiento se encontraban presentes el Brigadier Mayor Juan Carlos Pereyra
Presidente de DINFIA, quién posteriormente al exitoso lanzamiento se acercó a
informarle al Secretario de Aeronáutica Brigadier Mayor Ramón Amado Abrahín,
para que este último se contacte telefónicamente en el mediodía con el
presidente Arturo Frondizi para informarle sobre la exitosa misión. El 13 de
octubre de 1961 el Instituto Aeroespacial produjo el segundo lanzamiento de la
aeronave en la misma base. Se volvió a lanzar un cohete de la familia Centauro
el 10 de mayo de 1962, siendo esa fecha el comienzo de recurrentes actividades
en la base CELPA de Chamical, en La Rioja. Estas actividades terminaron
trayendo el perfeccionamiento del despegue de cargas útiles y la medición de altitudes,
actividades investigadas hasta 1964, cuando los científicos desarrollaron el
cohete sonda Orión.
El 19 de febrero
de 1962 se efectuaron cinco nuevos lanzamientos desde la Base Santo Tomás,
ubicada en la Pampa de Achala, provincia de Córdoba, en donde se probó por
primera vez los nuevos motores Scar 2,65 rescatando en todos los casos, las
cápsulas con sus cargas útiles, lo que permitió la medición de la altitud en
donde se producía la separación. Los días 15, 27 y 30 de noviembre se lanzaron
cohetes Centauro, los últimos dos con finalidad aeronomía, los tres fueron
lanzados desde la base CELPA Chamical, provincia de La Rioja. Los días 8 y 9 de
diciembre se volvieron a lanzar cohetes Centauro, otra vez con finalidad
aeronomía y con resultados exitosos. A lo largo de aquel año los experimentos
fueron exitosos y arrojaron importante avances, con un total de 18 lanzamientos
efectuados.
El 25 de mayo de
1963 se emprende el lanzamiento del Centauro 35 para el operativo "nube de
sodio", como resultado, se obtuvieron mediciones de vientos y
turbulencias, alcanzando una altura de 189 km. Pese a la complicada situación
política (el 29 de marzo del 1962 Arturo Frondizi fue apresado por los
militares a la isla Martín García), la actividad aeroespacial no cesó.
Para la
construcción del cohete Gamma Centauro de dos etapas, se comenzó haciendo una
prueba el día 6 de diciembre de 1962. Al año siguiente, en CELPA, se hicieron
varios ensayos de los modelos I y II. Por medio de teodolitos se pudo medir la
trayectoria. Las naves hacían una estela de humo producida por un generador de
iodo y sodio puesto a la cabeza del cohete.
El
"Operativo Matienzo" fue planeado por el IIAE. Primero, y el 27 de
agosto de 1964 se llevó a cabo la misión "Operación Inca", en la
provincia de Mendoza (más precisamente cerca del Puente del Inca). Durante la
operación se propulsó un vehículo a 35 km de altura, la carga útil se recuperó
mediante un paracaídas. El modelo sirvió para probar los equipos que más tarde
formarían parte del próximo proyecto que se concretaría en la Antártida en
1965, entre otras se probó la torre de lanzamiento y la cubierta de polietileno
con calefacción que mantenía el habitáculo a una temperatura de 25 ºC.
Las pruebas del
Gamma Centauro siguieron en febrero de 1965, cuando por primera vez se
propulsaron en simultáneo dos cohetes de la familia Gamma Centauro desde el
Centro de Experimentación CELPA, y otros dos desde la Base Matienzo en la
Antártida, también se probaron dos globos sonda que armó la Universidad Nacional
de Tucumán, se logró llegar a 24 km de altitud. Así la Argentina se convirtió
en el tercer país después de la Unión Soviética y los Estados Unidos en
emprender actividades aeroespaciales desde la Antártida. Las experiencias
resultantes, sirvieron para analizar el vuelo y estudiar los rayos X en la
atmósfera. En agosto se efectuaron cuatro ensayos con los cohetes Gamma
Centauro desde la base CELPA, todos con éxito.
Justo cuando los ingenieros buscaban hacer un combustible
producido enteramente en Argentina, se produjo el proyecto BIO, el cual
consistía en mandar al espacio cohetes telemetrados con pequeños animales
(ratas o monos) para recuperarlos con vida. Los científicos del ICTE se
emprendieron en la experiencia de llevar vida al espacio exterior. Una camada
de ratones de raza Wistar, fueron previamente seleccionados para el proyecto
BIO. Se construyeron cápsulas especiales con el instrumental adecuado para
analizar el comportamiento de los ratones durante el vuelo. El primer grupo de
ratas astronautas se encontraba compuesto por: Alejo, Aurelio y Anastasio, el
segundo grupo estaba constituido por: Braulio, Benito y Belisario, y el tercero
por Celedonio, Cipriano y Coco. Después de rigurosas pruebas y estudios
fisiológicos, Belisario, fue la rata elegida para la misión. Fue colocado y
sujetado dentro de una cápsula en el interior de la ojiva del cohete Orión II.
El lanzamiento se produjo el 11 de abril de 1967, en la Escuela de Tropas
Aerotransportadas, provincia de Córdoba. Aquel vector se elevó y al minuto se
separó su carga útil, luego se desplegó su paracaídas y comenzó a descender muy
despacio a tierra firme. Los científicos pudieron ver al instante que Belisario
se encontraba con vida, aunque algo nervioso. Durante el vuelo perdió ocho
gramos.
Uno de los
logros más grandes que obtuvo Argentina, se produjo el 23 de diciembre de 1969
(meses después de la llegada del hombre a la Luna), cuando en un lanzamiento de
un cohete Canopus II se envió al mono Juan más allá de la atmósfera, a unos 82
km con total éxito, siendo además, la cuarta nación en enviar un ser vivo al
espacio y retornarlo con vida, solo detrás de los Estados Unidos, la Unión
Soviética y Francia. Juan era un mono caí proveniente de la provincia de
Misiones, tenía un peso de 1,5 kg y medía 45 centímetros de alto. Este
experimento llamado Experiencia BIO II, contó con la ayuda y activa
participación del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, y la
CNIE.
Poco después el
cohete Canopus II fue propulsado, esta nave llegó más allá de la atmósfera.
Entre los años 1960 a 1972 se fabricaron y lanzaron varias familias de sondas
espaciales, ellas fueron la Orión, Canopus, Rigel y Castor. La historia del
mono Juan está relatada en el documental Juan, el primer astronauta
argentino, de Diego Julio Ludueña.
Mediante el
ensayo del Canopus I y II, el primer cohete corresponde a la primera etapa del
Rigel, mientras que la segunda etapa era el Orión II. Para que en julio de
1967, se construya el Rigel, propulsado en diciembre del mismo año en la base
CELPA, en Chamical, provincia de La Rioja. Era el tercer cohete de dos etapas
que se desarrollaba en Argentina, otros fueron el Beta Centauro y el Gamma
Centauro. Esta aeronave significo la primera en su tipo en lograr alcanzar los
200 km de altura, superando el récord alcanzado en ensayos posteriores en toda
Sudamérica.
Paralelamente,
se lanzaron cohetes para experimentar con la medición del viento, por medio del
programa EXAMETNET. Se propulsó el Arcas el 15 de noviembre de 1967, y el Judi
en 13 de diciembre del mismo año.
El cohete Castor
fue el cuarto de la categoría de vehículos de dos etapas, planificado por el
IIAE. La primera etapa se encontraba constituida por cuatro motores del tipo
Canopus II en racimo: el empuje producido era de 10 toneladas, mientras que la
segunda era de 2500 kg. Si bien no posee un sistema de guiado, el cohete
está dirigido en sus dos etapas por cuatro aletas por etapa. El propulsante
empleado era perclorato de amonio, poliuretano y aluminio, y se propulsaba
durante 220 segundos. Las dos etapas estaban conectadas por medio de un aro
cilíndrico, en su interior tenía un cordón explosivo de carga hueca, se
encendía por dos detonadores eléctricos para la separación de las etapas.
Un primer ensayo
tuvo lugar el 22 de diciembre de 1969 en la base CELPA Chamical, este
lanzamiento fue parte de la "Experiencia Navidad" (el lanzamiento se
produjo horas antes del viaje del mono Juan). Pero esa vez solo se usó la
primera etapa, alcanzando 70 km. El 16 de diciembre del año siguiente, se emprendió
el "Operativo Ñahuí", cuando la Fuerza Aérea lanzó un cohete Castor
X-2 desde la ya citada base Chamical CELPA. Su ojiva estaba dotada con
instrumental fotográfico capturar imágenes a grandes alturas.
El primer
lanzamiento operativo de un cohete Castor se produjo un 22 de noviembre de
1973, desde la base CELPA Chamical, para el estudio de nubes de iones, la
experiencia formó parte del programa llamado EGANI, proyecto cooperativo entre
la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE) y el Max Planck
Institut für Extraterrestrisches Physik (MPE) de Alemania. Se construyó una
versión perfeccionada del Castor a fines de 1975, en la base Vicecomodoro
Marambio, en la Antártida Argentina, llevando una carga útil de 46 kg a
una altura de 470 km.
En 1979 se
realizaron lanzamientos de este cohete desde Punta de Lobos, Perú.
El cohete Tauro,
diseñado con fines científicos, fue el último desarrollado íntegramente en
Argentina. La experiencia estuvo al mando del comodoro ingeniero Ricardo
Vicente Maggi, fue lanzado el 10 de diciembre de 1981 desde la base de
Chamical. Contaba con un sofisticado instrumental fotográfico y una tecnología
sin procedentes en América del Sur, para estudiar la geografía y los recursos
naturales del país.
El primer Plan
de Satelización argentino fue idea del comandante en jefe Omar Rubens
Graffigna, cuando el 10 de agosto de 1979 firmó la aprobación de dicho plan.
Este fue el primer paso al proyecto Cóndor. Mientras tanto el IIAE comenzó
diferentes proyectos para construir cohetes para poner en órbita satélites. Se
llegaron a construir algunas maquetas a escala, pero nunca se terminaron de
construir.
El primer
satélite argentino puesto en órbita fue el Lusat 1 en 1990. Este objeto tenía
como objetivo proveer comunicaciones a todos los radioaficionados del mundo.
Fue diseñado por un grupo de radioaficionados argentinos, gracias a AMSAT
Argentina, pero fue construido parte en Argentina y el resto en AMSAT NA, en
Boulder, Colorado.
Poco tiempo
después de la derrota de la guerra de Malvinas en el año 1982, se produjo una
reunión secreta entre brigadieres y comodoros en la sede de la Fuerza Aérea. En
aquel encuentro los comandantes se pusieron de acuerdo en desarrollar un misil
balístico de alcance medio, el Cóndor II, el cual se estipulaba que sería capaz
de llevar con sigo una carga explosiva de 500 kg. Tras el retorno de la
democracia en 1983, el primer jefe de la Fuerza Aérea le comunico al presidente
Raúl Alfonsín sobre el proyecto. El jefe de Estado firmo un decreto en secreto
que avalaba su continuación. Pero luego del traspaso democrático producido
precozmente en 1989, las presiones por los Estados Unidos y económicas por el
FMI aumentaron, dando así el presidente Carlos Menem la orden de desarmar el
misil Cóndor II y llevar sus partes a Estados Unidos para el desmantelamiento
final.
El ambicioso
proyecto fue desarrollado conjuntamente con Alemania (quién proveyó la
tecnología), Irak y Egipto (quienes financiaron el proyecto), mientras que
Argentina colaboro aportando el personal científico e instalaciones. Dos años
después se construyó un laboratorio subterráneo en Falda del Carmen, provincia
de Córdoba. Para ese momento los servicios secretos de Israel y Gran Bretaña ya
estaban enterados de la construcción del misil, al igual que la CIA
estadounidense.
Los ingleses
temían que Argentina ataque a las islas Malvinas con misiles, ya que el Cóndor
II estaba hecho precisamente para llegar hasta el archipiélago. Por otro lado,
la inteligencia israelí estaba preocupada por las contribuciones que estaban
teniendo los países árabes en el proyecto. Había un gran temor por el posible
traspaso de tecnologías y conocimientos entre Argentina y el país árabe.
En su momento se
estudió la construcción de una cabeza nuclear, pero no se disponía del material
radioactivo adecuado. Paralelamente el cohete de gran envergadura se había
proyectado para ser un lanzador de satélites, sin necesidad de ayuda externa.
El Cóndor II era
un vehículo de 16 metros de alto por 0,8 de diámetro, de dos etapas, con un sistema
de control de todo el vector, por medio de una tobera basculante por cada
etapa. Estaba diseñado con superficies aerodinámicas. Tenía sensores de control
de altitud y sistema de control de velocidad. El cohete seria controlado por
computadoras intercomunicadas, de haber sido lanzado, se calculaba que hubiera
traspaso la barrera de los 1000 km con una carga bélica de 500 kg.
La CNIE se
disolvió para pasar a formar la CONAE en 1991, bajo la presidencia de Carlos
Saúl Menem.
A partir de esa
época se reorganizó el sector. En 1996 se lanzaron dos satélites, el MuSat,
diseñado y desarrollado por la Asociación de Investigaciones Tecnológicas de
Córdoba AIT y el Instituto Universitario Aeronáutico, con la finalidad de tomar
fotografías del país en baja resolución para el estudio meteorológico. En ese
mismo año se lanzó el Sac-B desarrollado por la recientemente creada CONAE,
pero este no llegó a prestar servicio ya que se incendió cuando llegó a la
atmósfera. En 1997 fue lanzado con éxito el Nahuel 1-A, utilizado para
telecomunicaciones al igual que el ArSat, pero con la diferencia que el Nahuel
1-A fue construido íntegramente en el exterior. Al año siguiente el Sac-A fue
puesto en órbita, esta vez fue desarrollado por la CONAE y construido por
INVAP. Este artefacto realizaba un seguimiento de ballenas Franca Austral y
tomaba fotografías del país para el estudio de los intervalos de inundaciones y
sequías. Sin embargo a pocos meses de entrado en funcionamiento, decayó de su
órbita y se quemó en la atmósfera.
El 21 de
noviembre de 2000 fue lanzado el Sac-C para ser usado para teleobservación y se
mantuvo en operación hasta el 15 de agosto de 2013. El 6 de diciembre de 2001,
como parte de la misión STS-108 de la NASA, el Pade entró en órbita. Fue
utilizado por la Asociación Argentina de Tecnología Espacial para emprender
experimentos en el espacio, y volvió a la Tierra quince días más tarde. El
Sac-D fue diseñado y construido prácticamente en Argentina, la CONAE declaró:
"su objetivo científico principal está orientado a obtener información
climática y una nueva visión de la circulación y procesos de mezcla de los
océanos". El satélite fue puesto en órbita el 10 de junio de 2011.
En julio de 2007
se empezó a lanzar la primera serie del cohete Tronador, desde una base en
Bahía Blanca. Hubo dos ensayos, pero solo el segundo tuvo éxito. Este era un
cohete de una etapa, con una carga útil de 4 kg y un peso total de
60 kg y tenía una longitud de 3300 mm. Desde el año 1995 la CONAE se
encontraba planificando el lanzamiento de una nave de combustible líquido para
llevar pequeños satélites argentinos al espacio, esta experiencia formó parte
del Plan Espacial Nacional.
Fue a partir del
año 2001 que el Instituto Universitario Aeronáutico comenzó a proyectar y
calcular un vector para propulsar satélites. Realizándose el primer ensayo de
un motor el 27 de mayo de 2004, en las instalaciones de CITEDEF (Instituto de
Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa) en Villa María,
provincia de Córdoba. El motor ensayado usaba anilina y ácido nítrico. El
experimento resultó exitoso dentro de los cálculos provistos. El inyector
brindo mejores resultados que su antecesor.
Tiempo después,
la CONAE puso en órbita el 10 de junio de 2011 un satélite desarrollado y
manufacturado en el país, se lo denominó SAC-D, con la finalidad de medir
vientos, temperatura superficial de los mares, humedad y focos de temperaturas
en los suelos, fue parte del Plan Nacional Espacial (2004-2015). Aquel
lanzamiento se logró gracias a una década de trabajo en conjunto con la NASA.
La misma organización espacial estadounidense se encargo del lanzamiento del
satélite SAC-D mediante el cohete Delta II, en la base de Vandenberg. El
satélite fue construido en Bariloche por doscientos hombres de la CONAE
dedicados a esta ciencia. El satélite se ubico a unos 650 km de altura. El
SAC-D es una estructura octogonal hecha en aluminio de 7 metros de alto y tiene
un peso de 1300 kg. Alberga nueve instrumentos: el Aquarius (propiedad de
la NASA) medidor de salinidad de mares y océanos, otros dos instrumentos de
origen francés, uno proveniente de Italia y los cinco restantes producidos en
Argentina. Los instrumentos argentinos fueron elaborados por la Invap, el
Centro de Investigaciones Ópticas de La Plata (CIOp) y de la Facultad de
Ingeniería de La Plata. Mientras que el software del SAC-D fue programado por
la licenciada en sistemas Catalina Salvati, el artefacto espacial es
monitoreado por una estación terrestre ubicada en Falda del Carmen, provincia
de Córdoba.
El vector Gradicom
II fue propulsado el 11 de julio de 2011 con combustible, diseño, telemetría y
electrónica producidos en Argentina por unas setenta personas. Los resultados
de la misión serán usados para cohetes sonda, misiles y artillería de largo
alcance, como también en aplicaciones civiles y militares. El vehículo alcanzó
una altura de 100 km, llegando a una velocidad máxima de 4900 km/h, descendió a
120 km de Chamical, Provincia de La Rioja. La próxima tarea del Instituto de
Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITADEF), será diseñar
un vehículo que supere el alcance del Gradicom II.
El Ministerio de
Defensa informó que en diciembre de 2013 se lanzó el cohete sonda Experiencia
Centenario en Chamical, Provincia de La Rioja, el proyectó se trata de un
desarrollo totalmente local, fue concretado por Fuerza Aérea Argentina,
Fabricaciones Militares, CITEDEF, Universidad Nacional del Comahue, Universidad
Nacional de La Plata y Universidad Tecnológica Nacional, trabajaron 150
técnicos para realizar el proyecto. El cohete llevó a cabo experimentos para
meteorología, además de aceleración y vibraciones en el vuelo. El cohete tiene
280 mm de diámetro.
Tras siete años de desarrollo entre INVAP y ArSat, durante
la presidencia de Cristina Fernández, el 16 de octubre de 2014 se lanzó el
ArSat 1, el primer satélite geoestacionario argentino, que pasará a brindar
servicios de comunicaciones a Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. El
lanzamiento se produjo en el Centro Espacial de Guayana, en la ciudad de Kourou.
El cohete Arianne 5 dejó al satélite a 300 km sobre el nivel del mar. Luego los
técnicos de INVAP se encargaron de transportarlo a lo posición geoestacionaria.
Este lanzamiento permitió que la Argentina no perdiera la posición orbital 81,
la cual enfoca desde Estados Unidos hasta las Islas Malvinas.
En febrero de
1997 el equipo de Pablo de León se inscribe en el Ansari X Prize, para
participar, desarrolla el VESA (Vehículo Espacial Suborbital Argentino) también
llamado Gauchito (nave espacial), sin embargo, el equipo de Burt Rutan se
consagró ganadora del Ansari X Prize. Aunque el proyecto no fue abandonado, se
encuentra en un estado de relativa inactividad.
En el año 2010,
Emiliano Kargieman fundó la empresa Satellogic especializada en satélites,
construyeron los dos primeros nanosatelites de la Argentina, CubeBug-1 Capitán
Beto (nanosatélite) y CubeBug-2 Manolito. Actualmente están desarrollando la
constelación de satélites de observación de la tierra Aleph.
El
APEX-A1-02 Alfa Centauro fue el primer cohete lanzado desde América del Sur.
El
Rigel en su rampa de lanzamiento.
Cohete
Castor, voló a unos 500 km de altitud (vuelo espacial en órbita baja).
Un
prototipo del Tronador II exhibido en Tecnópolis.
Biografía
Consultada
Historia de la Actividad Espacial en la
Argentina, Pablo de León, 2008.