ECONOMÍA
Mensajes tóxicos que confunden,
sentencias que no se verifican y frías cifras que desmienten proyecciones
alarmistas
Siete
falacias económicas en 100 días de cuarentena
No hubo desbordes de precios ni existe
riesgo de hiperinflación. No hubo ruptura en la negociación con los acreedores
ni renuncia del ministro Guzmán. No hubo fuga de plazos fijos en pesos ni
desborde cambiario. La cuarentena no es la más larga del mundo ni ha destruido
la economía. La pandemia provoca la caída de todas las economías del mundo.
Por Alfredo
Zaiat
Se cumplieron 100 días desde el anuncio del Aislamiento
Social Preventivo y Obligatorio. En ese lapso fueron alterados los hábitos de la población,
el humor social tiene oscilaciones previsibles por los bruscos cambios de la
vida cotidiana y el circuito comercial y productivo se está adaptando a nuevos
protocolos sanitarios y laborales.
La pandemia ha dejado al descubierto hasta qué punto pueden
ser tóxicos para la convivencia en la diversidad algunos medios de
comunicación, analistas, conductores/as de noticieros y, por supuesto, la
activa legión de economistas ortodoxos dominantes en el espacio público.
Otra vez, como es habitual, con o sin pandemia, la
realidad no se acomodó a sus burdos pronósticos. A continuación se detallan
siete falacias económicas diseminadas en estas 2400 horas de una estrategia
sanitaria, con fuerte impacto socioeconómico, que ha salvado miles de
vida e igual la combaten con impudicia.
1. La emisión monetaria
provocará más inflación.
Desde el primer momento en que el gobierno de Alberto
Fernández presentó un amplio programa de rescate de empresas y trabajadores
financiado con emisión de dinero, apareció el alerta por el
ineludible desborde de los precios.
La prensa conservadora fue el amplificador de las opiniones
de un elenco estable de economistas del establishment que amenazaba con que la
tasa de inflación iba a subir. Pero esas proyecciones no se verificaron.
Por el contrario, el índice de precios al consumidor en
abril y mayo fue de 1,5 por ciento en cada uno de esos meses, registros de los
más bajos desde noviembre de 2017. Además de la recesión, esa evolución de
precios se debe a una política deliberada de frenar la inercia inflacionaria
con el congelamiento de tarifas, un prudente ajuste alcista del tipo de cambio
oficial y con la política de precios máximos.
Para evitar que el colapso de la economía no se convierta
en una tragedia social la emisión de dinero es la principal y más efectiva
medida de política económica.
2. En el segundo semestre
habrá una aceleración inflacionaria con rumbo a la híper.
Como el pronóstico de alza de precios no se concretó en
estos meses, la forma de eludir el papelón es amenazar con que en la segunda
mitad del año la inflación se desbordará. Más aún, advierten que la
hiperinflación está tocando la puerta y que ingresará en el 2021.
Es una proyección temeraria que no toma en cuenta algunos
factores objetivos: el Gobierno adelantó que las tarifas seguirán
congeladas, que la política de control de precios continuará y que no
habrá un deslizamiento fuerte del tipo de cambio.
Plantear ese riesgo es grotesco en términos teóricos
y prácticos, además de cruel para la mayoría de la sociedad. Es una muestra del
desprecio de esos promotores del miedo en la economía por los sectores
vulnerados que sufrirían aún más si se limitara la expansión monetaria.
En realidad, esa presión para limitar la emisión es la expresión
de una disputa política acerca de la capacidad de intervención del Estado.
El reclamo debería ser para que se emita más y que
el Gobierno no se inhiba por una visión fiscalista desubicada del actual
contexto local e internacional. La economía argentina tiene muy limitado el
acceso al financiamiento local en pesos y cerrado el externo por el desastre
financiero dejado por Macri.
3. Como no hay plan
económico y por miedo a que en la cuarentena se imponga un corralito los
ahorristas no renovarán los plazos fijos en pesos.
Fue una convocatoria a una corrida bancaria que no
tuvo observaciones críticas de las almas bellas de los medios de comunicación.
El resultado fue el opuesto. El último Informe
Monetario mensual del Banco Central detalla que a partir de la medida de
obligar a los bancos de fijar una tasa de interés positiva en relación a la
inflación esperada, con el objetivo de proteger los ahorros en pesos de
personas y empresas, los depósitos a plazo en pesos del sector privado
crecieron 8,1 por ciento nominal en mayo respecto al mes anterior, que
representa un alza de 5,4 por ciento en términos reales.
A fines de mayo, el saldo de las colocaciones a plazo se
ubicó 7,1 por ciento por encima de los niveles previos al ASPO.
4. Las cotizaciones del
dólar blue y dólar Bolsa seguirán subiendo con un mercado cambiario
descontrolado.
El mes pasado, el consenso de analistas de la city fue que la
emisión monetaria había provocado el salto de esas paridades. Y que la
escalada continuaría porque se intensificarían la emisión y la consiguiente
fuga de la moneda nacional hacia el dólar.
Otro pronóstico que no se cumplió. Luego de que el
Banco Central y la Comisión Nacional de Valores intervinieran sobre
filtraciones en el control de cambios, el precio del dólar Bolsa se desplomó.
La brecha cambiaria con la paridad oficial que había
trepado hasta poco más del 80 por ciento bajó a la mitad, y el último viernes
se ubicó en 45,9 por ciento. El dólar MEP cerró en 102 pesos,
mientras que el dólar contado con liquidación, en 105 pesos.
Como el dólar Bolsa frenó la suba y, por el contrario,
empezó a bajar, dejó de ser noticia para promotores de corridas.
Esto no significa que no haya futuras turbulencias cambiarias, pero lo
relevante para este análisis es que no sucedió en estos meses lo que alentaban
esos economistas.
5. Las acciones y títulos
públicos no se recuperarán del derrumbe.
Las cotizaciones de los activos bursátiles registraron un muy
fuerte derrape. La crisis global provocada por el coronavirus implicó una
fuga de capitales especulativos de los denominados mercados emergentes por casi
100 mil millones de dólares.
Desde el máximo del 30 de enero, cuando el índice MerVal
marcó 40.395 puntos, descendió 45 por ciento hasta el mínimo del 18 de marzo,
al anotar 22.087 puntos. Tocó un pico de 48.8812 puntos el 8 de junio, para
cerrar el viernes pasado en 40.490.
En esta primera mitad del año, ese indicador bursátil
subió todo lo que había bajado. Los negocios bursátiles seguirán
moviéndose en un escenario de mucha incertidumbre e incluso el FMI advirtió
acerca de la posibilidad de una segunda ola del crac bursátil.
6. Guzmán (Martín,
ministro de Economía) es un intelectual, pasante, inexperto y no entiende cómo
funcionan los mercados para poder negociar con los acreedores.
Quienes menosprecian la tarea de Martín Guzmán están
desubicados frente a los avances en la negociación. En realidad, les molesta
que defienda los intereses nacionales y no se entregue mansamente a firmar
las demandas de los grandes fondos de inversión.
Es evidente que la paciente labor de Guzmán se impuso a
la arrogancia de los acreedores, que cuentan con una amplia red de
repetidores mediáticos de sus intereses. Los "lobos de Wall Street",
como son mencionados en algunos medios, tuvieron que aceptar las condiciones
de negociación planteadas por el ministro.
Cada uno de los grupos acreedores presentó una
contraoferta por escrito teniendo en cuenta la sustentabilidad de la deuda,
la reducción de la tasa de interés y la extensión de los vencimientos. O sea,
la línea conceptual de la renegociación presentada desde el primer momento por
Guzmán.
El avance de las conversaciones en estos días no es con el
valor de la oferta piso de Guzmán, que deliberadamente fue muy bajo, ni el del
techo de los acreedores, que era elevado. Así son este tipo de negociaciones.
La firmeza de Guzmán, en caso de cerrar el acuerdo en un
valor total de 52 dólares, implicaría un alivio de 33.800 millones de
dólares respecto al valor de canje pretendido inicialmente por los acreedores.
7. La cuarentena es la
más larga del mundo y está destruyendo la economía.
Medios y periodistas opositores siguen repitiendo una
sentencia que no se verifica en la realidad. Casi todo el país no está en
cuarentena como la que se registra en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
No hay una sola cuarentena sino varias . A partir de datos
que elabora Google, la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis concluye que la
movilidad de las personas en la Argentina está por encima de la que se registra
en países vecinos para el caso de los traslados a lugares de trabajo,
movimiento en estaciones de tránsito y locales de comidas y farmacias.
Quienes proponen el rápido reinicio de la actividad
económica a partir de la necesidad social de recuperar la deseada normalidad
pasada aseguran que la cuarentena generó la crisis. No es así. El
coronavirus fue el que provocó la fulminante alteración del funcionamiento de
la economía.
Con o sin cuarentena, más estricta o más flexible, el
colapso de la economía ya es inevitable . La pandemia provoca que los
comercios no puedan abrir y, si abren, vendan poco y nada. Además que las
industrias funcionen a media máquina.
Las diferencias entre una y otra estrategia es la
cantidad de muertos. Con una política sanitaria preventiva, es menor,
mientras que con una laxa, es mayor.
El último informe de proyecciones 2020 del FMI expone con
frías cifras que economía o salud es un falso dilema. Hay diferencias de
pocos puntos porcentuales de caídas del PIB en los países, desde el 12,8 por
ciento de España e Italia, pasando al 9,9 de Argentina y 9,1 de Brasil, hasta
el 8,8 de Estados Unidos y 7,8 por ciento de Alemania.
La diferencia no es en la evolución estimada del Producto,
sino que aparece a la hora de contar fallecidos por la pandemia. Proteger la
salud no interfiere con el desarrollo económico, lo promueve.
Tóxicos
El Estado está recobrando su importancia como ordenador
social y proveedor de servicios básicos y esenciales a la población, como
es la salud pública.
Aparece como un actor relevante para evitar quiebras
masivas de empresas y bancos.
Se presenta como el protector del trabajo y, por lo
tanto, de los trabajadores, como así también de los grupos sociales desplazados
del circuito productivo y de consumo tradicional. Hace mucho y puede hacer
más y mejor. En ese espacio debería estar el centro de la controversia y
las tensiones políticas, eludiendo la vía inconducente entre más o menos
apertura comercial e industrial en el AMBA mientras el virus circula con
intensidad.
Por unos días, en la primera etapa de la cuarentena, daba
la impresión de que había un cambio de clima social y político. Había
miedo y el primer shock generó la fantasía de que los medios de comunicación
tóxicos dejaban de serlo. Incluso se promovió una edición de diarios de
papel con una tapa igual que convocaba con la frase "Al virus lo frenamos
entre todos. Viralicemos la responsabilidad".
Hubo comunión entre trabajadores y empresarios acerca de
que había que privilegiar la salud en lugar de la economía. Incluso
había conversaciones de balcón a balcón de las clases medias que reunían al
gorila y al antigorila en un abrazo simbólico.
Los aplausos eran para los castigados y olvidados
trabajadores de la Salud. Fue una ilusión.
El espacio público sigue dominado por medios de
comunicación de derecha que promueven la anticuarentena y economistas
reaccionarios y conservadores que siguen publicitando políticas y
teorías económicas que han fracaso en términos del bienestar general. Son esas
mismas políticas de ajuste que explican la debilidad de los Estados para
atender la emergencia sanitaria.
azaiat@pagina12.com.ar
Fuente: Diario Página
12, 28 de junio de 2020.