SOCIEDAD
Diálogo con Pedro Cahn, uno de los asesores del presidente
para combatir la pandemia
“La cuarentena va a cambiar de
fase”
El
infectólogo señala "vamos a aprender a convivir con el coronavirus".
La situación actual en Argentina: asilamiento, tests y pico del brote. ¿Cómo
sobrevivir ante tanta paranoia y desinformación?
Por Pablo Esteban
La carrera por encontrar la vacuna es
mundial.
“Le pido a la
gente que se imagine cómo habría sido la situación si hubiéramos tenido que
enfrentar esta crisis sin un Ministerio de Salud”, dice Pedro Cahn, uno de los
referentes principales del equipo de especialistas que trabaja junto a Alberto
Fernández. Ha construido su trayectoria en base al estudio del VIH/Sida, un
campo del que fue pionero en la medicina argentina, allá por los 80. En esta
oportunidad, el director científico de la Fundación Huésped admite que nunca
enfrentó “una situación tan intensa” en su carrera profesional y que, aunque la
letalidad del virus se aplaque en el futuro, habrá que acostumbrarse a convivir
con él.
--Usted es
uno de los asesores del gobierno en la pandemia, ¿cómo evalúa el desempeño?
--Es difícil ser
objetivo. Soy asesor del Ministerio de Salud, por eso, si en algo se equivoca
tendré una cuota de responsabilidad. Lo que puedo decir es que estamos trabajando
con una honestidad intelectual absoluta y si en algo pifiamos será porque se
nos escapó algún detalle. La pandemia es dinámica, de modo que aquellas cosas
que te conteste hoy puede que contradigan lo que diga en el futuro cercano. A
diario se produce una catarata de acontecimientos y publicaciones científicas
que difunden investigaciones que se realizan en muchas partes del mundo. Para
que la gente sepa: hay grandes revistas en el campo de la medicina que
funcionan como fuente de consulta habitual. New England Journal of Medicine,
British Medical Journal y The Lancet, por ejemplo, han permitido
el acceso irrestricto a todos los trabajos relacionados a coronavirus. Una
decisión correcta porque habitualmente se necesita estar suscripto y pagar unos
buenos dólares.
--Para
asesorar al presidente revisan lo último que se ha publicado y aprenden de la
experiencia de otros países. ¿Argentina debe copiar estrategias o trazar la
propia?
--Tratamos de
trazar nuestra propia ruta, a partir de las enseñanzas que nos dejan otras
naciones que ya experimentaron el pico de la pandemia. Analizamos todo, tanto
lo bueno como lo malo. No te olvides que este grupo de asesores se constituyó
en el país cuando no había un solo caso de infección por covid-19. Recordarás
al señor que se internó en una clínica privada y pidió sushi. Bueno, antes de
que eso ocurra nosotros ya estábamos metidos en la cuestión, compenetrados para
reunir información y ver qué acciones se debían tomar. Argentina declaró la
cuarentena cuando había muy pocos infectados; por eso, si uno mira la foto y la
medida se descontextualiza, dice “Che, se nos fue la mano”. No obstante,
nosotros no miramos la foto sino la película; una película que se llama Italia,
España, EE.UU. y también Brasil. A la luz de estos ejemplos, la respuesta es
clara: “Qué bien que hicimos al adelantarnos con las políticas de prevención”.
El tema fundamental es tener preparado al sistema de salud; contar con los
respiradores necesarios, disponer del suficiente número de camas en terapia intensiva
y de internación general, tener alojamiento necesario para las personas que
deben distanciarse de su hogar pese a que no necesiten estar internadas.
--Como las
camas no son suficientes se han preparado diversos sitios para la ocasión.
--Hoteles, clubes
de fútbol, universidades, galpones. Es muy probable que se necesiten esos
lugares para personas que, una vez que se diagnostiquen y den positivo, deban
salir de sus casas para no contagiar al resto de sus familiares. En Italia, uno
de los principales factores que multiplicaron el crecimiento de los casos fue
el hecho de compartir la vivienda.
Imagen: Leandro Teysseire.
--Por eso lo
fundamental del aislamiento. Una medida antipática y presa de una falsa
dicotomía: cuidar la economía vs. cuidar la salud…
--Mirá, para
esto siempre me remito a las palabras de Alberto Fernández. En una reunión nos
dijo: “De un PBI malo se vuelve, de la muerte no”. Uno de los trabajos
científicos que revisamos en estos días aborda la pandemia de gripe de EE.UU.
en 1918. Los autores comparan los resultados entre una ciudad que detectó sus
primeros casos el 5de octubre y dos días más tarde decretó la cuarentena
respecto de otra que, en lugar de implantarla el 7, lo hizo el 13. El impacto
económico en la segunda fue muchísimo peor que en la primera. De este modo, uno
podría decir que, incluso desde el punto de vista económico, es mejor un
aislamiento temprano que uno tardío. EE.UU. lo decreta con mil muertos diarios
y Brasil, pese a que Bolsonaro se resista, terminará por sancionarla.
--El viernes,
muchos jubilados realizaron filas interminables para cobrar en sus bancos.
¿Cómo evalúa esta situación? ¿Cómo impactará en la curva de contagios?
--Eso no lo
podemos saber hoy. Las epidemias no responden a situaciones aisladas y debemos
ser prudentes al analizar el potencial impacto, que se verá recién en los
próximos diez días. Es muy importante que se busquen los mecanismos para evitar
situaciones como esa, y planificar muy bien de qué manera vamos a avanzar en la
siguiente etapa de la cuarentena.
--¿Qué hay de
los tess? El gobierno encargó la compra de 52 mil y ya existen conversaciones
para adquirir medio millón.
--La cantidad de
testeos irá aumentando en estos días por dos razones. Primero, porque se
modificó la definición de caso y, segundo, porque la disponibilidad de
reactivos es mucho mayor; el próximo embarque que se pidió es de 500 mil tests.
Cuando comenzó la epidemia los únicos que se contemplaban como pacientes eran
aquellos que venían del exterior, es decir, de los cuatro países de Asia
involucrados, EE.UU. y Europa. Más tarde, se agregaron Brasil y Chile a esa
lista. Solo accedían al diagnóstico las personas sintomáticas (fiebre + tos) y
que tuvieran ese nexo epidemiológico. Luego habilitamos a personas que habían
estado en contacto cercano con ellas; a las que estaban en terapia intensiva
con respirador; y después a las que tenían cuadros de neumonías graves. Ahora,
por ejemplo, nos encontramos en una situación en la que cualquier individuo con
síntomas, que sea miembro de algún equipo de salud, o bien, que haya estado en
áreas geográficas con mayor circulación local (AMBA, Chaco, Córdoba o Santa Fe)
será testeado.
--En este
marco, ¿cómo es posible evitar la paranoia?
--Pienso que
está bien que la gente tenga un poco de temor porque de lo contrario no se
quedaría en sus casas. En cambio, el pánico no está bueno porque impide
razonar. Si uno se enfrenta a siete canales de noticias que 24x7 te presentan
el tema del coronavirus y te muestran videos e imágenes con féretros, con
música tétrica de fondo; lo más natural es que todos se preocupen muchísimo.
¿Cómo hacen las personas para distanciarse y creer que eso que están viendo en
televisión nos les pasará a ellas? La mayoría de los fallecidos tienen una edad
avanzada y/o presentan morbilidades diversas como diabetes, enfermedades
pulmonares y cardiovasculares crónicas. Podemos decirlo en una frase: se
infectan más los jóvenes, se mueren más los viejos. Es muy difícil que la
población entienda, sobre todo, cuando recibe mensajes tan contradictorios.
--Sobre el
uso de barbijos y guantes hay mucha desinformación.
--No solo es
responsabilidad de los medios. De hecho, hay gobernadores que ordenaron a sus
provincias el uso de barbijos. Circunstancias puntuales, funcionarios que decidieron
dejar de consultar al Ministerio de Salud y cortarse solos. No es un capricho
mío: el barbijo es obligatorio para las personas que tienen síntomas, así como
también es imprescindible para los trabajadores de la salud que deben atender a
menos de un metro y medio de distancia a sus pacientes. Ahora bien, para
aquella gente que debe realizar cualquier otro tipo de actividad no tiene
ningún sentido. Se humedecen al poco tiempo y en un par de horas dejan de ser
efectivos. Por otra parte, cuando las personas tienen barbijos o guantes se
despreocupan, se lavan menos, se olvidan que no deben tocarse la cara. Cuando
voy a comprar a la vuelta de mi casa veo a muchos que los llevan colgados del
cuello, otros se cubren la boca pero no la nariz. No es fácil ni necesario
andar con estas protecciones todo el día. Cuando venga el gran crecimiento de
la epidemia --porque va a venir-- los médicos no van a tener insumos para
ponerse.
--Los
epidemiólogos proyectan escenarios. ¿Cuánto más se prolongará la cuarentena?
--Esta pregunta
te la contestaré a título personal: la cuarentena no se va a levantar nunca. En
una fecha determinada --hasta ahora nadie puede garantizar que sea o no el 12
de abril-- ingresaremos en otra fase diferente, muy distinta al período
anterior. Si alguien se imagina que al día siguiente jugará al fútbol con
público; que se abrirán los teatros y los cines; que podrá celebrar el
cumpleaños de 15 de la nena; siento decirle que está muy equivocado. No
ocurrirá en el corto plazo; más adelante, por supuesto que todo se restituirá
por sus carriles normales. Las grandes concentraciones de gente quedarán
postergadas por un buen tiempo. Los menores de 60 años podrán volver a trabajar
pero los mayores deberán guardarse un rato más. El dilema es: ¿cómo hacemos esta
apertura gradual de una manera que no tiremos por la borda el esfuerzo enorme
que hizo la sociedad al permanecer en sus hogares?
--¿Cómo
hacemos? Los transportes públicos son un problema.
--Si vamos a
meter a 500 personas en un vagón de subte o tren para ir a sus trabajos
estaremos complicados de nuevo. Habrá que tomar todas las precauciones y
distribuir los horarios para que no se generen aglomeraciones en horarios pico.
Habrá que ser creativos. El Ministerio de Transporte tendrá la responsabilidad de
disponer de estas medidas, pero no solo recaerá en esta cartera ni otras. Sobre
todo dependerá de nosotros. En vez de asistir a clases deportivas en grupos,
tal vez por un tiempo, tendremos que hacerlo solos. Los comercios de barrio que
ahora permanecen cerrados, quizás reabran sus puertas, pero ello no significa
que los clientes ingresemos en manada. Entraremos de a uno si el local es chico
y de a dos si es un poco más grande. Respetar durante un lapso considerable las
distancias recomendadas, así como también incorporar las buenas costumbres. Si
tosemos o estornudamos que sea sobre el pliegue del codo, ventilar los
ambientes, tener las manos siempre limpias y dejar de lado esa práctica de
tocarnos la cara todo el tiempo. Esto tiene que quedar muy claro porque el
coronavirus llegó para quedarse.
--¿Qué quiere
decir con eso?
--Que la
situación catastrófica de pandemia que atravesamos --contando muertos de a
miles-- se terminará en algún momento, pero el coronavirus seguirá en la
comunidad de la misma manera que está H1N1, el virus que produjo la gripe en
2009 y hoy se previene con la vacuna antigripal que nos podemos aplicar.
Tendremos casos aislados de coronavirus en el futuro.
--Hay uno de
los tratamientos para covid-19 que emplea drogas habituales en HIV. Usted es
experto en el estudio de este virus, ¿qué cree al respecto?
--Es
lopinavir/ritonavir, una droga que durante mucho tiempo fue esencial en los
tratamientos para HIV y luego fue superada por fármacos similares que tienen
una posología más cómoda. En apariencia, tendría actividad sobre coronavirus.
Fue comprobada en estudios in vitro y actualmente se administra a pacientes
internados con neumonías para chequear su eficacia. El estudio Solidarity de la
OMS, del cual participará Argentina, comparará cuatro líneas de tratamiento
para acumular evidencia científica para saber cuál es el más acorde para
covid-19. Lopinavir/ritonavir es una de ellas y está en evaluación.
--¿El
coronavirus es el desafío más grande de su carrera profesional?
--Admitiré que
nunca traté una situación tan intensa, mucho en tan poco tiempo. Desde 1982 a
1996 --desde que llegaron los primeros casos con HIV al país hasta que
aparecieron los tratamientos efectivos-- fueron años muy dramáticos: veíamos
periódicamente a los pacientes, se nos deterioraban ante nuestros ojos y nos
desesperaba no poder hacer mucho. Hoy tenemos una enfermedad que,
afortunadamente, es fácilmente controlable a condición de que las personas se
diagnostiquen y traten a tiempo. El coronavirus, en cambio, provocó una
situación acelerada. Los primeros casos fueron detectados el 27 de diciembre de
2019 por un médico chino que después falleció producto del virus; el 31 de
diciembre le comunicaron a la OMS acerca del brote de una neumonía rara; el 7
de enero los científicos chinos identifican el genoma; el 10 se lo entregan a
la OMS y ello permitió realizar los tests que hoy practica el Malbrán y otras
instituciones. Todo se produce extremadamente rápido, pasaron apenas tres meses
y parecen años.
--Si hay que
aprender a convivir con los virus, más vale que los Estados comiencen a
invertir dinero en salud…
--Le pido a la
gente que se imagine cómo habría sido la situación si hubiéramos tenido que
enfrentar esta crisis sin un Ministerio de Salud. ¡Sin un Ministerio de Ciencia
y Tecnología! Una pieza clave que agrupa a nuestros científicos y tecnólogos,
expertos que están haciendo mucho para encontrarle la vuelta lo más pronto
posible. Compromiso y memoria, eso necesitamos.
Fuente: Diario Página 12, 05 de abril de
2020.