BIBLIOTECA POPULAR ROTARIA
Da a conocer el
artículo cultural publicado en un diario nacional
Para leer,
para pensar, y para anotarse en alguno.
¿Son útiles los talleres literarios?
Fui a un taller literario en los años ochenta,
pocos meses después de que empezara el gobierno de Raúl Alfonsín, en un centro
cultural de la ciudad situado en un barrio de torres del otro lado de la
avenida General Paz. Yo vivía del lado de provincia y con un amigo cruzábamos
las vías del tren, un puente peatonal sobre la avenida y un conjunto de
comercios en semicírculo hasta llegar a la escuela pública donde, durante el
atardecer, se daban los talleres. Él hacía teatro y yo iba al taller literario.
Dar era el verbo indicado, porque los talleres eran
gratuitos, con profesores generosos y amables. El nuestro estaba a cargo de una
profesora entusiasta. El entusiasmo era un sentimiento generalizado en esos
años; mis compañeros, de distintas edades y profesiones, también estaban, como
yo, entusiasmados por la perspectiva social y personal. El paso del tiempo
mitigaría, a su modo, esa euforia.
"Hice taller con Mónica Sifrim durante siete
años -cuenta Cristian Godoy, autor del libro de cuentos Ruidos molestos-.
Tuve una profesora poeta, a pesar de que yo sólo escribo narrativa. Mónica es
una gran lectora, el taller se hacía en su casa, a la vista de una biblioteca
inmensa. Siempre me prestaba libros, algunos inconseguibles, y me hizo conocer
a un montón de autores valiosos. A diferencia de otros talleres, cada uno de
mis compañeros escribía con un estilo completamente distinto, a veces ni
siquiera compartíamos el género. Creo que eso es muy importante a la hora de
elegir un taller, que el profesor sepa acompañarte pero sin imponerte una
manera de escribir."
El universo de los talleres literarios.
Mi profesora de taller se llamaba Viviana. No supe
si con los años publicó libros porque sólo recuerdo el nombre de pila. En ese
momento, la idea de conocer en persona al autor o la autora de un libro estaba
lejos de mi imaginación. Sólo los conocía por los libros que leía, por las
notas en suplementos culturales y por las anécdotas que ella, ocasionalmente,
contaba.
Cecilia
Pavón, poeta y narradora, da talleres de escritura en su casa hace diez años.
"Siempre los di en el living y siempre tuvieron la misma modalidad: una
ronda de gente muy diversa que se reúne a comentar textos propios y de otros
guiados sobre todo por el deseo.
¿El deseo de qué? Es difícil definirlo porque nadie
sabe muy bien qué se desea cuando se escribe un poema o un texto literario. Y
eso quizás sea lo más productivo de los talleres, no saber muy bien qué lo
mueve a uno a estar ahí. En esas dos horas o tres que duran los encuentros,
intento que la gente (y yo misma también) se enfrente a lo inesperado, que
encuentren en los textos que leen y escriben ese elemento sorprendente que no
está en ninguna otra parte más que en la literatura."
Sin embargo, la autora de Un hotel con mi
nombre, entre otros títulos, no cree que sea necesario asistir a un taller
literario para escribir ni que la creatividad se pueda enseñar. "Me parece
los talleres son espacios de encuentro donde las ideas se transmiten de forma
horizontal y más bien caótica, algo que es más difícil que suceda en un marco
académico -dice-. Lo que más interesante me ha resultado del ejercicio de dar
talleres durante estos años ha sido observar cómo los participantes se conectan
entre sí y se contagian y cómo las influencias empiezan a darse de forma
inédita. En ese sentido, un taller me parece un lugar de creación colectiva e
individual al mismo tiempo."
En ese taller al que iba, de dos horas, hacíamos
ejercicios de escritura, leíamos, comentábamos; luego escribíamos en casa,
mejorábamos un texto, lo corregíamos con las herramientas que la profesora nos
había dado. Los participantes éramos, en general, críticos benignos de nuestros
compañeros. Me contaron que otras personas prohíben terminantemente la
benevolencia en sus talleres, pero ése no me fue mi caso.
Tomás Downey, ganador del concurso del Fondo
Nacional de las Artes en 2013 con Acá el tiempo es otra cosa, es claro
sobre la importancia que el taller tuvo para él. "Si no lo hubiera hecho,
quizás habría abandonado o seguiría corrigiendo mi primer libro", dice. El
narrador y guionista ya no asiste a talleres pero se reúne con otros escritores
amigos, como Mariana Komiseroff, para leer y corregir en equipo.
"Mi experiencia en los talleres literarios fue
muy enriquecedora -dice Mariana Blousson, autora del libro de cuentos La
ironía de la venganza-. Aprendí mucho. Todos tuvieron en común la dinámica
de trabajo: escribir en casa y leer en voz alta en clase. Las correcciones las
hacen el profesor y los compañeros, aportando ideas, marcando errores que
ayudan a mejorar. También hice un taller individual donde me enseñaron técnicas
de escritura. Fue una muy buena experiencia porque se trabaja con un solo
texto, el propio. En todos los casos, hice nuevos amigos con los que pude
compartir mi gusto por la literatura y el oficio de escritor."
Acheli Panza, la autora de los relatos de Santoral,
hizo taller literario con Damián Ríos, poeta y editor. "La entrega por
semana me sirvió mucho al principio para poder pensar y progresar a modo de
monedero -cuenta-. Otro de los motivos fue la circulación entre mis compañeros,
estuve cinco años en el taller y durante ese tiempo pude disfrutar de la
escritura de muchos y muy buenos escritores, observar procesos de construcción
y hacerme amigos entrañables, que este año que no hice taller fue lo que más
extrañé." Como la escritura es una actividad solitaria, encontrar un
espacio para compartir esa pasión siempre enriquece.
En tiempos recientes, durante los primeros meses
del año, el anhelo de participar de un taller de escritura retorna. Leer,
escuchar leer, escribir, compartir impresiones y asociaciones con los otros,
además de mejorar algunas pocas destrezas (y, como señala Blousson y Panza,
hacer nuevos amigos), me parece un paraíso módico y accesible.
Fuente: Diario
La Nación (3-01-2017) http://www.lanacion.com.ar/1972749-son-utiles-los-talleres-literarios