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Los curas villeros se
reunieron con Alberto Fernández y ofrecen sus parroquias para albergar a los
adultos mayores
Máximo Kirchner,
los padres Angellotti, Di Paola, de Vedia y Carrara, con el presidente Alberto
Fernández, en Olivos. Crédito: Gentileza
Por Mariano
De Vedia
Las
misas están suspendidas y se ofician a distancia, por Facebook o incluso por YouTube.
Pero las parroquias, especialmente en las villas y los barrios populares,
están abierta todos los días. Varias de ellas, como las de las villas La
Cárcova, de José León Suárez, y 21-24, de Barracas, pusieron sus espacios a
disposición de la cruzada contra la pandemia y habilitaron lugares para que los
vecinos que no pueden cumplir el aislamiento en sus casas, por problemas de
hacinamiento, lo hagan en las parroquias.
"Creció
fuerte la demanda de alimentos. Mucha gente no puede hacer changas y acude a la
parroquia para pedir comida y plantear otras necesidades que van
surgiendo", comentó uno de los curas de la parroquia Virgen de los
Milagros de Caacupé, en la villa de Barracas, que multiplicó la atención de
los comedores comunitarios.
Varios curas
de villas de emergencia y barrios populares de la Capital y del conurbano
tuvieron hoy una reunión con el presidente Alberto Fernández, en Olivos.
"Compartimos las miradas sobre cómo impacta el coronavirus en nuestros
barrios y cómo tener en cuenta las particularidades de las villas y los barrios
populares en la cuarentena. Ofrecimos nuestras capillas y espacios para que la
gente pueda hacer el aislamiento", explicó uno de los sacerdotes presentes
en el encuentro. Esos sitios no están pensados para los que tengan síntomas del
Covid-19, pero sí para quienes presentan cuadros menores y evitar que colapse
el sistema de salud.
VIDEO: Ver en nota.
El
Presidente recibió a los curas junto a Máximo Kirchner, Gustavo Beliz y
Andrés Larroque. Concurrieron el obispo Gustavo Carrara, vicario
episcopal para las Villas de Emergencia, y los padres José María Di Paola,
Lorenzo de Vedia, Juan Isasmendi, Eduardo Drabble, Nicolás Angellotti y
Carlos Olivero. Previamente, los sacerdotes se reunieron con el ministro de
Obras Públicas, Gabriel Katopodis, para analizar cuestiones vinculadas
con la infraestructura necesaria para enfrentar la pandemia en los barrios vulnerables.
Hospital de campaña
En tiempos de
"crisis sociosanitaria", el padre Angellotti, a quien todos llaman Tano
en la parroquia San José, de los barrios Puerta de Hierro, San Petersburgo
y 17 de Marzo, de La Matanza, destinó el complejo Tierra-Techo-Trabajo, en el
que los vecinos realizaban actividades deportivas, para levantar un centro de
salud de campaña. La idea es armar "carpones de salud", al estilo de
las carpas levantadas por el Ejército en el Hospital Militar Reubicable de
Campo de Mayo, para facilitar la prevención y promover el aislamiento
comunitario.
El complejo
comunitario que el padre Tano Angellotti destinará a la atención sanitaria
Crédito:
Gentileza Parroquia San José
Además, un
equipo de médicos recorre los hogares de abuelos y centros comunitarios de
recuperación de adicciones. "En estos momentos tenemos más de 350 personas
en los centros, para chequear los síntomas, los hábitos de prevención y las
normas comunitarias que fuimos poniendo en nuestros hábitos comunitarios para
cuidarnos", explicó el padre Tano, en referencia a los Hogares de Cristo
abiertos en su parroquia, en sintonía con los centros para recuperación de adictos
instituidos en las villas porteñas cuando el cardenal Jorge Bergoglio era
arzobispo de Buenos Aires.
Ante la epidemia
del coronavirus, el padre Pepe Di Paola cerró el primer piso de su
parroquia, en la Villa La Cárcova, y lo habilitó para los adultos mayores, una
población en riesgo. "Pusimos 14 camas e invitamos a los abuelos de la
villa para que puedan pasar su cuarentena ahí, aislados", confió el
sacerdote.
También alquiló
una casa para alojar a personas de la calle. Serán atendidos por un voluntario
de la parroquia. "Tratamos de reducir las posibilidades de contagio y los
daños en casi todas las villas, con distintos dispositivos que se nos van
ocurriendo", explicó el padre Pepe.
Atención sanitaria
en la parroquia San José, de la Villa Puerta de Hierro, de La Matanza
Crédito:
Gentileza Parroquia San José
"Hay que
tener lugares de aislamiento cercanos. Hay abuelos y familias a los que se les
dificulta hacer la cuarentena en su casa", explicó el padre Toto de
Vedia, quien busca aprovechar los espacios de su parroquia para los más
necesitados.
A la acción de
los curas villeros se suma la actividad de Cáritas, que en todo el país
mantiene la ayuda social y alimentaria, buscando nuevos modos para adaptarse a
las exigencias de esta nueva realidad.
Los curas
habían advertido la semana pasada sobre las dificultades reales para
cumplir en sus barrios las medidas de prevención, tanto para enfrentar el
coronavirus como el dengue. "Son de imposible o muy difícil cumplimiento
en barrios donde existe un fuerte déficit de agua potable y donde muchas
personas viven en los pasillos, sin acceso a condiciones elementales", graficaron.
Una realidad en
la que lavarse las manos con agua y jabón varias veces, usar alcohol en gel,
limpiar las superficies de contacto y aislarse 14 días es una quimera.
El predio deportivo de la parroquia San
José, de La Matanza, transformado en un complejo sanitario Crédito:
Gentileza Parroquia San José
Fuente: Diario La Nación, Política,
Iglesia, 25 de marzo de 2020.