OPINIONES
¿Forzando demanda de pesos?
Los
controles de cambios duros, la emisión y la demanda de pesos.
Dólares, cepo y
pesos. Pixabay
Por Gabriel Caamaño Gómez
En el contexto
de Controles de Cambios (CdC) duros nunca tarda demasiado tiempo en llegar
alguna versión de esta poca dichosa frase: “Dados los controles
vigentes, la demanda de pesos se va a recuperar. Ergo, hay más espacio para
emitir. Por la razón que sea”.
Esa
frase encierra un mal diagnóstico. Los controles de capitales no crean
demanda de pesos. Lo que hacen es intentar impedir que el sector privado
presione con esos pesos en el mercado de cambios, sobre el tipo de cambio
oficial y las reservas del BCRA, por el lado de la cuenta capital y financiera.
Por debajo de la línea, en la jerga.
¿El CdC
impide que quien no quiere pesos se los saque de encima? No, lo que hace es
restringir. Al haber afectado el funcionamiento de la balanza de pagos
privada, la cosa ahora marcha por otros carriles. Pero eso no quiere decir que
no marche. Buena parte de lo que deja de ocurrir en la Cuenta Capital y
Financiera privada, comienza a pasar por la Cuenta Corriente privada,
deteriorándose su saldo. A lo que se suma, los menores incentivos a ingresar
por debajo de la línea, lo que luego no se puede egresar por el mismo lugar.
Desde mayor
demanda por bienes y servicios importados o exportables, cuyo precio fijado al
TCN oficial se percibe como subsidiado (cuanto mayor la brecha, mayor el
subsidio), hasta sobre o subfacturación en operaciones de comercio exterior.
Hay de todo. Y cuanto mayor la brecha entre el tipo de cambio oficial y
los alternativos, mayor el premio. Sea este subsidio o rendimiento.
Por eso,
justamente, los CdC corren de atrás. Siempre hay que estar endureciéndolos. Y
una vez que se supera la etapa de la cuenta capital y financiera, se impone la
de la cuenta corriente. Empezamos a hablar de impuestos adicionales a los
bienes de lujo importados, a los consumos con tarjeta de crédito en el exterior
y hasta de permisos más restrictivos para las importaciones, incluida, la
conformidad previa del BCRA para acceder a los dólares para estos fines.
O, en un intento
por salir de tremendo berenjenal, empezamos a hablar de desdoblamientos
cambiarios, que pueden tener menos contraindicaciones en varios aspectos de
corto plazo, pero que, a la larga, terminan tropezando con varios de los mismos
problemas. La ventaja básica pasa por salir de un esquema de racionamiento y
pasar a uno de precios diferenciales.
Dicho todo eso,
vamos a lo importante ¿Emitir pesos contra reducción de pasivos remunerados y/o
financiamiento del déficit fiscal en el contexto de un control de cambios duro
es distinto a emitir en el contexto de un cuenta capital y financiera que no
tiene esas restricciones? Claro que sí. Pero no en el final. Sino más bien en
el desarrollo de la película.
A la larga, los
pesos emitidos en un contexto donde la demanda de pesos no se recupera van a
presionar contra los Tipos de Cambios alternativos, alimentando las brechas y
con ellas comportamientos de cobertura, subas de precios de los no transables
por encima de la de los transables (apreciación real), demanda de transables
subsidiada (mayo absorción transables) y, por lo dicho antes y ahora, deterioro
de la cuenta corriente. Claramente el proceso va a empezar siendo más lento,
con lo cual, en el mientras tanto se van a forzar saldos reales mayores. Pero
en el final, tenés otra vez una economía con problemas de Balanza de Pagos, aun
a pesar de que parte de ellos estén reprimidos por los controles. Lo que
dificulta aún más la salida.
Si es cierto,
dado lo dicho, que va a existir espacio para que, en el mientras tanto, el
Balance del BCRA mejore, siempre y cuando el financiamiento del déficit fiscal
no lo ocupe todo, y que el nivel de señoreaje va a ser mayor para cada tasa de
inflación. Pero ese planteo, además de ser regresivo, tampoco genera un
equilibrio sustentable. Más bien, es transitorio y con riesgos considerables y
crecientes de inestabilidad nominal. Y en un escenario de corrección disruptiva,
esa mejora del balance del BCRA también se va a diluir rápido, probando ser
también transitoria.
Ergo, en
este contexto de cambio de gobierno, resulta mucho más productivo dejar de
discutir cómo endurecer el CdC, ahora por el lado de la cuenta corriente, y
pasar a debatir cómo resucitar la demanda de pesos, que es lo que te permite
prescindir de buena de las restricciones ya existentes. Lo que
necesariamente nos va a llevar a las definiciones de política económica.
Esquemas consistentes que anclen expectativas de forma eficiente y sustentable,
permitiéndonos salir de un camino que ya probamos varias veces (por no decir
demasiadas) que no tiene un buen desenlace.
Fuente: Diario Ámbito Financiero, 01 noviembre
2019.