martes, 4 de febrero de 2020

Día Mundial Contra el Cáncer

4 de Febrero
Día Mundial contra el Cáncer: prevenir, detectar, tratar, curar
Afortunadamente el riesgo de mortalidad por cáncer ha ido disminuyendo de forma considerable en los últimos 20 años. A pesar de que alrededor del 50% de los enfermos diagnosticados de cáncer en España vive más de 5 años, aquellos que padecen cáncer avanzado pueden tener supervivencias mucho más cortas. El comportamiento, pronóstico y tratamiento de los diversos tipos de cáncer, incluso dentro de las distintas fases evolutivas de un mismo tumor, son muy diferentes.

¿Qué es el cáncer?

El término cáncer engloba un grupo numeroso de enfermedades que se caracterizan por el desarrollo de células anormales, que se dividen y crecen sin control en cualquier parte del cuerpo. Mientras las células normales se dividen y mueren durante un periodo de tiempo programado, la célula cancerosa olvida la capacidad para morir y se divide casi sin límite (Figura 1). Tal multiplicación en el número de células llega a formar unas masas, denominadas tumores o neoplasias, que en su expansión destruyen y sustituyen a los tejidos normales. Algunos cánceres pueden no formar tumores, como sucede típicamente en los de origen sanguíneo. Por otra parte, no todos los tumores son 'malignos' (cancerosos). Hay tumores que crecen a un ritmo lento, que no se diseminan ni infiltran los tejidos los vecinos y se los considera 'benignos'.
[Figura 1: A. Las células normales se dividen de forma controlada. Cuando una célula normal desarrolla mutaciones que no pueden ser adecuadamente reparadas activa su propio programa de muerte. B. Las células cancerosas desarrollan mutaciones que no son reparadas y olvidan la capacidad para morir.]

¿Cómo se diagnostica y qué aspecto tiene?

Ante la aparición de manifestaciones derivadas de la presencia del tumor, como un bulto de rápido crecimiento, una tos o ronquera persistentes, sangrados digestivos, etc. se inician una serie de estudios clínicos. Estos comenzarán por la anamnesis (interrogatorio médico) y la exploración física, y seguirán por investigaciones analíticas y de imagen. Sin embargo, para el diagnóstico de certeza es imprescindible la confirmación histológica, que lleva a cabo el patólogo analizando el tumor a través del microscopio. 

Tipos de cáncer

El tipo de cáncer se define entre otras cosas por el tejido u órgano en el que se formó. Así por ejemplo, un cáncer de colon que dio lugar a metástasis hepáticas sigue denominándose cáncer de colon, y no cáncer hepático. Desde una perspectiva estricta pueden definirse tantos tipos de cánceres como enfermos, cada uno con sus alteraciones moleculares y celulares específicas pero, de forma sintética, se agrupan por el tejido que los dio origen:
• Carcinomas. Se trata de cánceres que se originan a partir de células epiteliales. Estas son células que tapizan la superficie de órganos, glándulas o estructuras corporales. Representan más del 80% de la totalidad de los cánceres, incluyendo las variedades más comunes de cáncer de pulmón, mama, colon, próstata, páncreas y estómago, entre otros.
• Sarcomas. Son cánceres que se forman a partir del llamado tejido conectivo o conjuntivo, del que derivan los músculos, los huesos, los cartílagos o el tejido graso. Los más frecuentes son los sarcomas óseos.
• Leucemias. Se originan en la médula ósea, que es el tejido encargado de mantener la producción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Las alteraciones en estas células pueden producir, respectivamente, anemia, infecciones y alteraciones de la coagulación (sangrados o trombosis).
• Linfomas. Se desarrollan a partir del tejido linfático, como el existente en ganglios y órganos linfáticos.
Estos términos se acompañan frecuentemente de un prefijo que describe el tipo de célula que lo ocasionó, por ejemplo:
Adeno = glándula
Condro = cartílago
Hemangio = vaso sanguíneo
Eritro = glóbulo rojo
Lipo = grasa
Melano = célula pigmentada
Mio = célula muscular
Osteo = hueso
El análisis microscópico puede definir subtipos de cáncer que a veces comportan pronóstico variable. Entre las células normales y las cancerosas existe un espectro de condiciones morfológicamente diferentes en su análisis microscópico. La hiperplasia, por ejemplo, es una situación en la que se produce un aumento en la proliferación celular, manteniéndose la estructura celular normal. Habitualmente es una respuesta normal y reversible a un estímulo irritante. La displasia, por su parte, es un proceso no canceroso en el cual existe una proliferación excesiva caracterizada por la pérdida de la organización normal de los tejidos, y de la arquitectura celular normal. De ordinario es reversible, pero puede sufrir una transformación carcinomatosa. El creciente desarrollo de las técnicas de biología molecular está permitiendo subclasificar con mucho más detalle los perfiles moleculares de cada tumor.

¿Cómo evoluciona?

El cáncer se extiende a los tejidos y órganos vecinos a través de un proceso de invasión, emigrando e infiltrando directamente las áreas contiguas. Es lo que se denomina invasión local. Además, puede invadir los vasos sanguíneos y linfáticos, y viajar a través de ellos hasta otros órganos o tejidos distantes en los que puede implantarse. Estos nuevos focos de enfermedad son las ‘metástasis’, o enfermedad ‘diseminada’ o ‘a distancia’, o “secundaria”, en contraposición al foco inicial del tumor, que se designa como tumor ‘primario’ o ‘primitivo’ (Figura 2).
[Figura 2. El cáncer se define por la localización del tumor primario. En el ejemplo, un tumor que se origina en el colon y metastatiza el hígado, sigue siendo un cáncer de colon, no un cáncer hepático]
Ocasionalmente sucede que el cáncer se diagnostica a través de sus metástasis, y no es posible sin embargo detectar el tumor primario; es lo que se conoce como cáncer de origen desconocido. Cada tipo de tumor se extiende de forma diferente, dependiendo de su localización y características biológicas.

Fases evolutivas y respuesta al tratamiento

Por cáncer ‘avanzado’ se denomina a un tumor que se encuentra extendido más allá del órgano que lo originó, y habitualmente se halla en situación incurable, aunque no siempre es así.
También son cánceres avanzados aquellos que por su extensión local son difícilmente tratables mediante abordajes regionales (como la cirugía o la radioterapia). Por otra parte, existen algunos cánceres diseminados que pueden ser curados. El estudio de extensión de la enfermedad se denomina estadificación y las fases evolutivas posibles, estadios.
Cuando el cáncer se trata con la terapéutica que fuere, pueden ocurrir distintas cosas: que la enfermedad progrese a pesar del tratamiento, que permanezca estable, que disminuya en su tamaño, o desaparezca. El término de cáncer recurrente (o simplemente ‘recurrencia’ o ‘recidiva’) se refiere a la reaparición de un cáncer tras su respuesta o remisión completa. Tal recurrencia puede ser local, cuando se produce en el área donde creció el tumor primario; regional, en la vecindad de este; o a distancia.

¿Qué es la estadificación y cómo se realiza?

La estadificación es el medio por el que el médico describe el tamaño del tumor y su grado de diseminación. Es importante porque determina el tipo de tratamiento que será necesario. Se determina a través de pruebas de imagen que estudian las localizaciones de distribución de la enfermedad, como la tomografía computarizada (TAC) o la resonancia magnética (RMN) —entre otras—, y otros procedimientos como la cirugía. Cada tipo de tumor requiere una serie de exploraciones concretas, bien definidas en las guías oncológicas.

¿A qué velocidad se desarrolla el cáncer?

Es diferente para cada tipo de tumor y cada uno de sus momentos evolutivos. En el momento en que se diagnostica el cáncer es raro que éste tenga menos de un billón de células, pues con dicha masa celular se alcanza un volumen de alrededor de 1 cm3, y es poco probable que tumores más pequeños den síntomas o puedan ser diagnosticados con técnicas de imagen. Aunque es probable que en esta situación el cáncer lleve años de evolución, ya en estas etapas el crecimiento espacial es muy rápido, la proliferación celular es exponencial, y en cortos periodos de tiempo pueden diagnosticarse —aparecer— lesiones que poco antes no eran evidentes. En fases finales, el crecimiento es más lento debido a restricciones de espacio y nutrientes para el tumor.

¿Cómo afecta a los pacientes?

Dado que el cáncer puede formarse en cualquier lugar del cuerpo y evolucionar con muchos patrones diferentes de diseminación, sus manifestaciones pueden ser igualmente diversas. Los signos y síntomas dependerán no sólo del lugar específico del tumor primario dentro del órgano que se formó, sino también de la velocidad de su desarrollo y de su posible diseminación. Muchos tumores primarios, o sus metástasis, pueden causar hinchazón o tumor (“bulto”) cuando crecen en partes visibles del cuerpo, como la piel, la mama, o la cavidad oral. La mayoría de las veces estas tumoraciones son indoloras, salvo complicaciones añadidas como ulceración de la piel, sobreinfección, rotura de la cortical del hueso, etc. 
Por sí mismos, estos tumores pueden comprimir nervios, bloquear la vía aérea, el aparato digestivo o vasos sanguíneos, etc. También pueden ocasionar efectos a distancia del tumor, a través de la liberación de sustancias (hormonas por ejemplo) o de reacciones cruzadas en las que el organismo responde nocivamente frente a sí mismo en un intento de defenderse del tumor (síndromes paraneoplásicos). Es muy característico, sobre todo en cánceres avanzados, que los tumores debiliten el estado general. Esto no sólo lo provocan consumiendo nutrientes, sino liberando sustancias que pueden inducir, por ejemplo, desnutrición (caquexia tumoral), cansancio (astenia) o fiebre. Otras expresiones de la enfermedad comunes son las derivadas de las alteraciones sanguíneas, en forma de anemia, infecciones y alteraciones de la coagulación.
Además hay manifestaciones que no necesariamente obedecen a la presencia de un cáncer, pero que deben alertar para descartar su existencia: cambios en el ritmo intestinal o urinario, úlceras que no cicatrizan, sangrados sin causa conocida, aparición de masas o bultos, dificultad para deglutir, tos o ronqueras persistentes, o desnutrición progresiva sin causa aparente.

Causas del cáncer

El ADN es el código de instrucciones que posee cada célula para programar sus funciones, incluyendo el crecimiento y la división. El cáncer es una enfermedad que sucede como resultado de un daño en el ADN (genético) o/y en los mecanismos de regulación del mismo (daño epigenético) y que resulta en una proliferación celular incontrolada. Ese daño puede ser heredado de los padres, producido por agentes externos (carcinógenos), o ambas cosas. En términos generales los factores externos serían responsables del 90% de los cánceres, y la mitad de los mismos se produce por tabaquismo, sobrepeso e inactividad (Ginebra, OMS 2009).
Para explicar las causas del cáncer es conveniente aclarar primero algunos conceptos básicos.
En términos generales, cualquier fenómeno (‘carcinógeno’) que dañe los genes en nuestras células —por ejemplo a través de la producción de los destructivos ‘radicales libres’— puede ocasionar cáncer. Pero para que la célula se torne cancerosa (‘transformación cancerosa’) ha de concursar daño en varios genes causantes de cáncer en la misma célula. Es decir, los genes alterados tienen que formar parte de unos procesos característicos, o huellas, inherentes a la propia formación del cáncer: proliferación celular (o en sus inhibidores), resistencia a la muerte celular e inmortalidad, formación de vasos sanguíneos, capacidad de diseminación, reprogramación energética y evasión al sistema inmune. Debido a que cada uno de estos procesos es enormemente complejo, con participación de muy numerosos mediadores que interactúan entre sí, puede llegarse a la misma enfermedad a través de mutaciones muy diversas. (Figura 3).
 [Figura 3. Ejemplo de procesos mutacionales a lo largo de la carcinogénesis]
Puede ocurrir que alguno de los genes dañados sean heredados de los padres (mutaciones génicas heredadas). Ello posibilita que el cáncer se desarrolle más precozmente, pues bastaría un menor número de mutaciones adquiridas en vida.

¿Qué aumenta el riesgo de cáncer?

Ya se ha señalado que la mitad de los tumores se producen como consecuencia del tabaquismo, la obesidad y la inactividad, factores absolutamente evitables. Conocemos una larga lista de factores que aumentan el riesgo de padecer un cáncer, pero muchos pacientes que lo desarrollan no han estado expuestos a carcinógenos conocidos.
La identificación de las causas del cáncer se ha realizado principalmente a través de estudios poblacionales de incidencia geográfica de cáncer, y hábitos de vida, junto con estudios de exposición en animales y células. Como se ha dicho,  normalmente se requiere un largo periodo de tiempo para completar las etapas de la carcinogénesis, siendo habitual que transcurran décadas desde la exposición al carcinógeno hasta la aparición clínica del cáncer. Sin embargo, el efecto de los carcinógenos será mayor y más precoz cuando se suma exposición a otros carcinógenos, y más cuando coexisten factores intrínsecos de riesgo, debido a las posibles mutaciones heredadas.
La acumulación de lesiones genéticas a lo largo de los años hace que con la edad aumente importantísimamente la probabilidad de padecer cáncer. De hecho, el aumento en la expectativa de vida, el envejecimiento poblacional, es el motivo del enorme aumento en la incidencia de cáncer en nuestra sociedad.
La exposición prolongada o intensa a radiaciones puede ocasionar un cáncer. La radiación ultravioleta, presente en los rayos solares, es una radiación de baja energía que se asocia al cáncer de piel en personas prolongadamente o intensamente expuestas. Las radiaciones de alta energía, como los rayos X o la procedente de átomos inestables, llamados radioisótopos, penetran más profundamente y pueden ocasionar muchos otros tipos de tumores. 
Algunas infecciones virales pueden contribuir al desarrollo de un cáncer. Los virus son unos pequeños agentes infecciosos que viven dentro de las células. Su información genética puede insertarse en los cromosomas de la célula infectada, produciendo genes causantes de cáncer. 
Algunas infecciones bacterianas también se han asociado a cáncer. El caso mejor documentado es la infección por Helicobacter pylori, una bacteria que infecta el estómago ocasionando úlceras, que se asocia al desarrollo de cáncer de estómago.
Múltiples evidencias sugieren que los hábitos alimentarios y de estilo de vida se relacionan con el riesgo de cáncer, en concreto la obesidad y la inactividad física. En general se recomienda una dieta baja en grasas y calorías, pues poblaciones habituadas al consumo de carne y bajo contenido en frutas y verduras padecen un aumento de riesgo de cáncer, sobre todo de colon. Dentro de esta recomendación general, desgraciadamente es imposible una mayor precisión. Resulta muy difícil identificar cuáles son los precisos componentes de la dieta que aumentan o disminuyen el riesgo. Igualmente se recomienda la práctica rutinaria del ejercicio físico.
Aproximadamente el 10-20% de los cánceres se desarrollan en personas con historia familiar de cáncer. Cuando esto ocurre es posible que las mutaciones sean transmitidas de unas generaciones a otras, situación denominada cáncer hereditario. Dado que en nuestras células existen dos copias de cada gen (una procedente de cada progenitor), un defecto heredado en una sola de las copias de un gen supresor de tumores no provocará un cáncer porque la otra permanecerá funcional. El problema sobreviene cuando una nueva mutación afecta la copia restante. Ante una historia familiar de cáncer puede estar indicado realizar, siempre de forma voluntaria, un cribado (screening) genético para determinar si se padecen mutaciones que aumenten el riesgo, cribado que realizamos en nuestra Unidad de Cáncer Hereditario y Consejo Genético. 
Por último puede señalarse que algunas enfermedades subyacentes, como la colitis ulcerosa, las inmunodeficiencias o las inflamaciones crónicas, aumentan el riesgo de padecer cáncer.
RESUMEN: Dra. Elena Vicente Rubio, Oncóloga médica e internista. Directora de la Unidad de Cáncer Hereditario y Consejo Genético de Hospitales San Roque. Miembro del Grupo de Cáncer Hereditario de la Sociedad Española de Oncología Médica.
FUENTE: Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)