Vamos bajando la cuesta...
Una Feria del
Libro de Buenos Aires para el olvido en los tiempos del neoliberalismo
Como hacía mucho
que nos se veía, la alfombra del pasillo, aquella que años atrás se despedazaba
en las múltiples pisadas cargadas de papel, este, se levantó solo para
retirarse, en silencio. ¿Milagro del alto tránsito de su calidad?, ¿generosidad
del rubro textil? ¿perfeccionamiento en el calzado poblacional? Nada de eso…
falta de pies que la recorrieran. Se calcula según datos que aún faltan afinar
que un mínimo uno por ciento menos fue la pérdida de ingresantes, pero en
nuestra percepción la cosa estuvo peor.
Menos
profesionales, menos público en el horario habitual, menos bibliotecas
populares en las jornadas CONABIP, menos ventas, en una situación global de un
país que ha pasado a ser una timba amable para los grandes especuladores
financieros y una enorme tumba para aquellos que se aventuran a la producción. No
solo se materializó una baja en asistentes y ventas sino también el espacio
vendido a stands fue menor, 45.500 metros de exposición en nueve pabellones con
477 expositores totales, número muy por debajo al del 2017 que había descendido
también con respecto al 2016.
Ya en la
inauguración el conflicto estuvo presente cuando la escritora Claudia Piñeiro,
en su discurso de apertura se solidarizó con los cientos de estudiantes,
docentes y trabajadores de los Institutos de Formación Docente (IFS) de la
Ciudad, que se manifestaban en contra del proyecto de la Universidad de
Formación Docente (Unicaba), impulsada por el gobierno porteño, que implicaría
el cierre de 29 profesorados. “Señor, señora, no sea indiferente, nos cierran
los terciarios en la cara de la gente”, cantaban los manifestantes cuando subió
al escenario el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro.
Mientras esto
ocurría, Martín Gremmelspacher, Presidente de la Feria, trató de poner paños
fríos al recalentamiento del momento. Aunque frases como “me siento cómoda en
un colectivo de escritores para los que la lealtad nunca deba ser con la
autoridad, sino con el lector, con el ciudadano, con la literatura y con
nosotros mismos” o “los distintos actores del Poder Ejecutivo no dan respuestas
a preguntas sobre la continuidad de premios nacionales y municipales, la ley
del libro o la jubilación de los escritores” o “no pretendo que nos digan que
sí a todo lo que pedimos, pero pretendo un intercambio de opiniones y una
respuesta que demuestre que se nos escucha. La ausencia de gesto también es un
gesto”, de Piñeiro, levantaron aun más el clima de hostilidad hacia el pope del
Ministerio de Cultura de Na ción, Pablo Avelluto y su par de la Ciudad
Autónoma.
Al finalizar la
apertura de la escritora de "El fantasma de las invasiones inglesas"
y "Las viudas de los jueves", Martín Gremmelspacher, el presidente de
la Fundación El Libro, habló sobre el difícil momento que está atravesando toda
la industria editorial. “A la caída de las ventas del 2016 se suma la del 2017
del cinco al diez por ciento, dependiendo del tipo de editorial. La producción
editorial, a su vez, cayó un 20 por ciento según datos del registro del ISBN.
Lo que acumulado implica una caída de no menos del 30 por ciento en los dos
últimos años” El presidente de la Fundación El libro reclamó una vez más, como
lo viene haciendo en cada inauguración, la exención del IVA al papel.
Desde
Acercándonos presentamos un stand de veinticuatro metros cuadrados donde se
daban cita junto a la nuestra veintiseis editoriales compañeras. Para el
megaencuentro de la cultura nacional editamos novedades como la revista
“Enrocando”, los libros “Nunca más solos: sanar la lesa humanidad” del teólogo
Diego Facundo Sánchez Campoo, “Pedagogía del bienestar” del pedagogo Ignacio
Carrasco, “Derecho penal: pasado presente y futuro” del Doctor Carlos Parma,
“El Che me nombró Angalía” del internacionalista cubano Luis Monteagudo
Arteaga, “Ciudad maldita” sobre libro de Fernando Spinner, con guión de Néstor
Petruccelli e ilustraciones de Roberto Lorenzo, “América se toma revancha”
sobre textos y compliado por la Lic. Mariela Paula Gurevich, “Econom&i
acute;a y ensayos de Economía Política” del economista José Salvador Cárcamo,
“La consagración de la primavera” del gran escritor cubano Alejo Carpentier,
“Tratado del amor urgente” del dramaturgo mendocino Daniel Fermani, y “El
kirchnerismo en debate : estado, economía y medios en la Argentina reciente :
2003-2015”, investigación de la Lic. Andrea López, el economista José salvador
Cárcamo, el Lic. Norberto Zeller, y los periodistas Sebastián Demidi y
Sebastián Premici.
La feria
transcurrió desde el 24 de abril al 14 de mayo en jornadas de dispar presencia,
con un alto tránsito los primeros 4 días y una caída ostentosa en los
siguientes para cerrar con un pico importante de visitas el sábado 12 y domingo
13. La ciudad invitada fue Montevideo, quien desplegó importantes
actividades y un stand a la altura de la siempre corrección y respeto de nuestros
hermanos rioplatenses.
El clima de la
feria fue opaco, plagada de días aciagos, lluviosos en su gran mayoría y
sumados a una corrida bancaria que depreció la moneda nacional en un 25% en
menos en una semana profundizando la crisis de consumo interno, haciendo que la
gran mayoría de los expositores vendieran muy por debajo de lo que lo habían
hecho en 2017. Se escucharon en los pasillos frases como “es la peor situación
en ventas en la feria desde hace 15 años”, “nunca se vio tan poca gente”,
“estamos como en la feria del 2002” saliendo de la cansada garganta de
editores, distribuidores y libreros amigos. Hasta el adiós final, siempre
cargado de aplausos, compañeros brindando, celebrando un año más, solo se
sintió un tenue chiflido al saludo y agradecimiento de las autoridades desde
los altoparlantes… y a armar las cajas y desarmar estructuras que ya comenzaron
a ceder una hora antes por la premura de la retirada que esta vez tenía un
gusto más cercano a huida.
El desafío para
muchos editores es cómo pasar estos tiempos de baja habitual en el libro, cómo
enfrentar un país que se ha convertido en una trampera para aquellos que
invierten en mover las ruedas de la producción.
Cuando gran
parte de la población se endeuda para comprar comida, pagar la luz, el gas o el
agua, el libro pasa a ser un bien cercano a un pelapapas eléctrico o un anillo
antigoteo para botellas.
La situación de
las editoriales es casi terminal, la feria en el Predio Ferial de la Sociedad
Rural tiene los días contados, un espacio más pequeño la espera si la situación
del país sigue empeorando a paso agigantando como se viene observando.
La cultura nos
pide un esfuerzo, el libro se desangra, la palabra se distancia del pueblo,
cada vez es más claro el “ellos o nosotros”. Si pasan todo habrá pasado, y el
futuro cercano será cada vez más jíbaro.
Nota: Fernando Darío Roperto
Acercándonos Ediciones