"El
compositor e investigador John Cage demostró que el silencio absoluto no existe
en el planeta Tierra, pues comprobó que, por más que se aislase, acababa
escuchando los sonidos que emitía su propio cuerpo.
No obstante, lo
que sucede dentro de una cámara anecoica tiene mucha miga. En primer lugar, tus
oídos se adaptarán al silencio. Poco después, en efecto, empezarás a oír los
latidos de tu corazón, centrarás la atención en tu respiración e incluso llegarás a escuchar un gorgoteo en tu estómago.
Más tarde,
intentarás levantarte y caminar, pero perderás el equilibrio, ya que nos
orientamos a través del sonido y, al no haberlo, perderás la capacidad de
desplazarte.
Por último, te
sentarás y no podrás mantenerte así más de 15 minutos, pues al no existir
estímulos auditivos externos (sólo los de tu propio cuerpo), el cerebro
empezará a confundirse y a crear "sonidos" propios. Treinta minutos
más tarde, empezarás a tener alucinaciones y a delirar.
No podemos vivir
sin sonido.
No podemos vivir
sin música."