Nota
periodística
De Pinky a "Nina"
Pelozo y Blumberg: el ascenso y caída de las estrellas fugaces de la política
Tuvieron momentos de máxima exposición, pero de un día para el otro desaparecieron del escenario político. Los casos de Miguel Del Sel, Francisco de Narváez, Zulma Faiad y hasta Moria Casán.
Jazmín Bullorini
El
ingreso a la atmósfera a toda velocidad es lo que hace que el meteoro se
“prenda fuego” e irradie luz. De ahí el nombre de estrella fugaz. Algunas dejan
estela, pero otras apenas alcanzan a destellar antes de apagarse. En el
firmamento político, cada vez más cuerpos externos - o outsiders- irrumpen
estrepitosamente, encabezan titulares y dominan el prime time. El fenómeno no
es nuevo. Por convicción, osadía o incluso porque una tragedia personal los
empujó al centro de la escena, la historia reciente registra numerosos casos.
Algunos lograron permanecer; otros tuvieron un paso fugaz. Algunos dejaron
estela; otros no llegaron a destellar.
Juan Carlos Blumberg, de la tragedia al escándalo por el título de ingeniero
En
marzo de este año se cumplieron 15 años del secuestro y asesinato a sangre fría
de Axel Blumberg, estudiante de 23 años de Martínez. En ese momento su padre, Juan
Carlos Blumberg, reunió a 150 mil personas frente al Congreso, con
velas y sin banderas políticas, y lo repitió frente a Tribunales. Se convirtió
en la figura que encarnó un grito masivo contra la inseguridad e hizo temblar
al poder político.
Exigía penas
más duras, la baja en la edad de la imputabilidad de menores, cambios
en la Policía bonaerense y un mayor compromiso de jueces y funcionarios.
Juan Carlos Blumberg sostiene la
foto de su hijo Axel en 2004 en una visita al Congreso para pedir por penas más
duras.
La masividad
obligó al entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, a
hacer un mea culpa: "La política de seguridad no ha sido acertada y las
consecuencias las estamos viendo". El presidente Néstor Kirchner
lo recibió en la Casa Rosada; el gobernador bonaerense Felipe Solá lo
visitó en su casa, decretó la emergencia en seguridad en el Conurbano y lanzó
cambios que incluyeron la designación de León Arslanián como ministro.
La oposición no
tardó en acoplarse y hacer suyas las banderas que levantó Blumberg. El Congreso
aprobó, ese mismo año, la ley que agravó penas por delitos con armas y
por portación ilegal. El Papa Juan Pablo II lo recibió en el Vaticano.
La escalada fue
veloz. En 2007, año de elecciones ejecutivas, varios candidatos presidenciales
lo orbitaron. Pero el entonces jefe del Pro, Mauricio Macri, fue clave para que
diera el salto. “Me acuerdo que tuve una reunión en la casa de él y me dijo que
para cambiar este país había que meterse en política. Después de eso fuimos
juntos a (una recorrida en) Corrientes”, recuerda ahora Blumberg en diálogo con
Clarín.
En ese entonces
Macri y el gobernador neuquino, Jorge Sobisch encaraban una alianza política
que se quebró después del asesinato por la espalda del maestro Carlos
Fuentealba en una represión policial. Blumberg terminó siendo candidato
a gobernador y a primer diputado por la provincia en simultáneo (en
ese entonces se podía) en alianza con Sobisch.
Pero todo se
desplomó. En plena campaña estalló el escándalo porque el título de ingeniero
con el que se presentaba no era tal y comenzó el desprestigio, que se sumó a
las críticas por las políticas de “mano dura” que proponía. “Estudié, hice 60
fábricas en el mundo, todos me decían 'ingeniero' y no le daba ni bola. Fue
un error no aclararlo antes. Pero estuvo armado por el
Gobierno, tenían otras cosas preparadas para atacarme también porque
mi presencia molestaba”, asegura a Clarín.
Lo cierto es que
tras ese golpe, que le valió cuestionamientos de todos los sectores, no alcanzó
el 2% de los votos. Su nombre empezó a nombrarse más esporádicamente hasta
que desapareció de escena. Aunque en 2013 lo volvió a intentar: compitió por
una banca en el Congreso nacional por la Ciudad y tras no superar el piso de
las PASO se presentó como candidato a legislador en un partido de Alberto
Rodríguez Saá, pero tampoco logró ser electo. Ya no era lo mismo.
Los
protagonistas
"Si
no estás debajo de un partido con estructura es imposible, te roban
las boletas, te hacen las mil y una. A mí una vez un intendente me dijo:
'Usted no sirve para la política porque va de frente y dice la verdad'.
Pero no me arrepiento porque eso me permitió conocer mucha gente y muchos
problemas. También recibí golpes, sí, pero en la vida ya tengo el cuero
curtido. Perdí lo más preciado que tenía, que era mi hijo",
asegura y no descarta volver a competir: “Si apareciera una propuesta seria...
Yo creo que siempre que uno pueda participar y tenga algo para aportar, debe
hacerlo”.
Las ofertas que
recibió este año las rechazó. Lo fue a buscar, cuenta, José Luis Espert
para ser candidato a intendente de San Isidro, y Cynthia Hotton, la
vice de Juan José Gómez Centurión, le propuso la candidatura a la gobernación.
“Trabajo a
diario en la fábrica y sigo con la fundación. Ayudamos y acompañamos a
familiares y víctimas”, relata. Uno de los últimos que acompañó en persona fue
al médico que mató a un ladrón y un juicio por jurado lo declaró “no culpable”.
Cuando mira en
retrospectiva todo el recorrido, reflexiona: “Fue terrible. Nunca me imaginé
que iba estar haciendo lo que hago ahora. Todavía, cuando veo o voy al
casamiento de los amigos de Axel pienso 'pucha, yo tenía un hijo y me lo
quitaron'”.
Francisco de Narváez, el único que le ganó a Kirchner y su renunciamiento final
Un año después
del caso Axel, en 2005, desembarcó en política el dueño de Casa Tía, Francisco
De Narváez, quien después de acompañar y aportar a la campaña
presidencial de Carlos Menem, compitió y ganó una banca de diputado en la lista
que encabezaba Hilda “Chiche” Duhalde.
Su figura fue in
crescendo y alcanzó su pico mediático en las legislativas de 2009 cuando, en
alianza con Mauricio Macri y Felipe Solá, logró lo impensado: ganarle,
por dos puntos, a la lista oficialista del Frente para la Victoria, que
encabezaba nada menos que el ex presidente Néstor Kirchner y llevaba, en forma
testimonial, al gobernador Daniel Scioli y al jefe de gabinete, Sergio Massa,
en los primeros lugares. En esa lista también iba una estrella fugaz de
la política, la actriz Nacha Guevara.
Francisco de Narváez en Showmach junto a su
imitador Roberto Peña y detrás Marcelo Tinelli en la previa de las elecciones
de 2009 en las que le ganó a Néstor Kirchner.
La estrategia
publicitaria, los recursos volcados a la campaña y el discurso - con el foco en
la inseguridad y centrado en el ciudadano de a pie- dio frutos. "Soy un
tipo común", "Yo tengo un plan", y el "Votame,
votate", se convirtieron en latiguillos de campaña. En Showmatch, el
programa que conduce de Marcelo Tinelli, en parodia de ese "votame,
votate" surgió el famoso "Alica, alicate" de su imitador y pegó
tanto que el empresario llegó a bromear con eso en sus actos de campaña.
La masividad que le dio el programa de Tinelli fue clave para ablandar y
hacer popular a De Narváez.
Pero el
"boom" duró poco. Dos años después, en 2011, De Narváez fue por la
gobernación -en alianza con Ricardo Alfonsín, que se postulaba por la
presidencia- pero Scioli, atado a la Cristina Kirchner del 54% reeligió y le
sacó más de 40 puntos de diferencia.
La caída
siguió en picada en las legislativas de 2013, cuando con el Frente
Unidos por Libertad y Trabajo que lideraba, apenas superó el 5% que le permitió
renovar su banca. "Me cabe a mí toda la responsabilidad de este resultado.
He comenzado una profunda autocrítica", dijo el empresario ese día.
La reflexión lo
llevó a un nuevo salto de espacio, aunque no sería el último. A principios de
2015 anunció su alianza con su ex rival, Sergio Massa, que iba por la
presidencia, pero a mitad de año se bajó de la gobernación, dijo que para
"facilitar" un acuerdo entre Massa y Macri. Sin embargo,
tres meses más tarde anunció que apoyaría a Daniel Scioli.
La historia es
conocida: Macri le ganó a Scioli y se convirtió en presidente y en
diciembre de ese mismo año, De Narváez renunció a su banca y a la política. Volvió
a abocarse de lleno a sus negocios. Aunque, en su cuenta de Twitter tiene
fijado un tuit con un video de un fragmento de entrevista en la que aclara:
"No me fui de la política, lo que no he hecho es no hablar de política
públicamente. Son dos cosas distintas".
Pinky y Moria Casán, dos outsiders de la farándula
El mundo del
espectáculo aportó numerosas estrellas fugaces a la política. Una de las
pioneras fue la mítica conductora de televisión, Lidia Satragno, alias
"Pinky", que compitió por la intendencia de La Matanza en
1999, con La Alianza.
Hizo una buena
elección, pero su debut quedó eclipsado por el blooper de haberse adjudicado la
victoria prematuramente. "Me siento espléndidamente bien, todo parece
indicar que soy la nueva intendente de La Matanza", dijo a media hora de
cerrados los comicios, pero a medianoche debió retractarse y aceptar el triunfo
del peronista Alberto Balestrini. Igualmente, la placa televisiva de "Pinky
ganó en La Matanza" quedó inmortalizada.
Pinky junto a Rodolfo Terragno en las
elecciones de 1999 cuando la actriz se adjudicó haber ganado en La Matanza,
aunque luego los resultados la dieron perdedora.
Después de un
largo letargo, en 2007 fue por la revancha y de la mano de Unión Pro ganó una
banca en Diputados. Pero cumplió el mandato y no se volvió a candidatear nunca
más.
Años más tarde,
en declaraciones radiales, dijo que el Congreso le "hizo daño".
"Me sentí muy frustrada. No quiero saber más nada con la política”,
aseguró.
Este mes, la
conductora encargada de hacer el "traspaso" de la televisión en
blanco y negro al color y que condujo el programa de 24 horas por Malvinas,
volvió a la pantalla después de 18 años en el ciclo de “Memorias desordenadas”,
por la Televisión Pública.
La vedette Moria
Casán, participó activamente en las elecciones de 2005. En el programa
de Susana Giménez, "la one" anunció que sería candidata a diputada
nacional por la agrupación filomenemista, Movimiento Federal de Centro.
Prometía que si era electa iba a presentar un proyecto para "hacer
realidad un refugio para mujeres golpeadas porque yo lo fui". En
ese entonces decía que "Kirchner era lo peor que le había pasado
al país" y que acompañaría la reelección de Menem.
Sin embargo,
para su aterrizaje no hizo alianzas con otros partidos. "Yo soy morista,
esto es lo primero que hago en política, soy absolutamente virgen y
quiero autodesvirgarme con nadie más que con el voto de la urna".
Sacó el 1,9% de
los votos, muy lejos del 6% necesario para ganar una banca. "Tuve
un orgasmo electoral", dijo el día de la votación y aseguró estar
feliz a pesar del resultado: "Es una sensación difícil de comparar por el
plus espiritual que la gente pone en vos, lo más parecido fue el nacimiento de
mi hija".
Aunque prometió
que "ni loca" iba a dejar la política no volvió a competir. En
2013 se mostró junto a la ex presidenta, Cristina Kirchner, en el
festejo de los 30 años de democracia y en 2015 estuvo en el búnker
apoyando a Scioli.
Ese año, entre
los competidores porteños de Moria estaba Dorys del Valle, en una lista aliada
al menemismo, Nito Artaza, que iba cuarto en la boleta de la UCR, y Zulma
Faiad que iba de candidata a diputada por Esperanza Porteña, de la
mano de recientes ex macristas.
Zulma sacó 10 mil votos y tampoco llegó a entrar al
Congreso.
"Siempre
quise representar a las voces que no se escuchaban, una de esas era yo. Pero no
tengo ninguna condición para hacer política, soy idealista. Pero para el
servicio sí tengo capacidad, absolutamente", plantea Faiad en diálogo con
Clarín y analiza el fenómeno de los famosos en política:
"Los políticos te llaman porque les servís pero cuando venís de afuera te
las hacen pasar. Yo soy una ciudadana común, una actriz, una ama de casa, no puedo
parecerme a ellos, no lo intenté tampoco. La política ya no me gusta,
no la respeto. Pero sí respeto a muchos que hacen política porque uno
vota hombres, no ideas".
En 2008 fue
designada titular de la Secretaría de la Mujer de la Municipalidad de Vicente
López, en la intendencia del japonés García, pero renunció antes de cumplir su
mandato. "Fue un momento de desarrollo maravilloso, pero me fui porque en
un momento dije 'misión cumplida' y me contrató Carmen Barbieri".
En 2015 fue
candidata a concejal nuevamente con el intendente peronista García y protagonizó
un escándalo por tildar de "cagón" a Daniel Scioli quien no
quería competir en el debate presidencial. "Yo estaba de gira cuando me
preguntaron por un candidato que no quería ir al debate y dije eso, sin saber
que era Scioli. Igual, hoy volvería a contestar lo mismo", asegura.
Después
de eso renunció a su candidatura, pero dice que no fue por el episodio con
Scioli. "Me dio odio el comentario de un compañero que me reclamó
despectivamente diciendo 'la señora se va de gira'. 'La señora no vive de la
política como ustedes', le contesté y me fui. Nunca fui militante",
concluye.
- ¿Volvería a
ser candidata?
- No, la
política no me necesita ni yo la necesito a ella.
La
multifacética artista Nacha Guevara incursionó en política en 2009,
pero su candidatura fue una de las tantas testimoniales que caracterizaron a
esa elección. La actriz que protagonizó el musical de Eva Perón, mantenía una
fluida relación con el matrimonio presidencial y su "amigo", Daniel
Scioli.
Nacha Guevara en el acto de
cierre de la campaña electoral legislativa del 2009 donde iba como candidata
testimonial junto a Néstor Kirchner. en la foto junto a Hugo Moyano y Cristina
Kirchner en el Mercado Central.
"Esta
propuesta me encuentra en una etapa de completa realización personal en lo que
ha sido hasta hoy mi vida: el mundo de la música y el teatro, por eso veo esta
posibilidad como un nuevo camino, que permitirá dedicar mi energía a la
tarea más alta: la tarea de servir a los demás", anunció en abril
de 2009. Fue tercera en la lista detrás de Néstor Kirchner y Scioli. Aunque la
lista perdió contra De Narváez, Nacha entraba al Congreso, pero en
noviembre renunció por "motivos personales" y la reemplazó Juliana Di
Tullio.
Tiempo después, en
declaraciones radiales dijo que la política no era para ella. "Es bueno
darse cuenta para qué sirve uno, para qué uno tiene cierto don y para qué no lo
tiene. No es mi ámbito para nada. Pensé que sí iba a serlo, pero no, me
sobrestimé".
Más reciente fue
el paso fugaz pero estruendoso del actor Ivo Cutzarida, precandidato
a jefe de Gobierno porteño por el Frente Es Posible de los hermanos Rodríguez
Saá en 2015, quien quedó afuera de competencia por no poder superar el piso de
las PASO.
Cutzarida, que
tuvo su momento de auge en la televisión de los 90, reapareció en 2014 y
protagonizó un raid mediático hablando de inseguridad con declaraciones
explosivas. "Corta la bocha", fue la frase que acuñó en ese entonces
y se convirtió en su sello tras meterse en el debate público luego de que un
motochorro asaltara a un turista en La Boca y el incidente quedara grabado por
una cámara Go Pro.
"A todos
los que me llaman de derecha les digo que los países mas seguros son de
izquierda. Qué hacía el Che Guevara, que ese sí era más zurdo que todos los
zurdos juntos cuando un tipo hacía lo que le hicieron a esta chica Melina
(joven violada y asesinada) él sacaba su pistola, la martillaba y te metía un
corchazo en la cabeza. Ese es el Che Guevara. Entonces, no me digan más facho,
yo para aplicar la ley penal soy guevarista”, dijo en la mesa de Mirtha
Legrand.
En diálogo con Clarín
rememora: "Me gustó porque salí a defender la vida y me quedó una
experiencia linda. Además, otros candidatos recogieron temas míos. Esa fue la
idea cuando me llamó Adolfo Rodríguez Saá: instalar el debate, patear el
tablero. Y lo logré", asegura y agrega sobre su performance en las
urnas. "Estaba solo como loco malo, lidiando contra la estructura de
los demás. Era un Quijote y fue una odisea".
Sus ideas,
asegura, no cambiaron. "Si no hay respeto por la ley no se puede
avanzar como sociedad. La gente que mata gente tiene que estar presa. Si no
directamente cerremos los tribunales y que cada uno agarre una ithaca",
plantea y defiende: "Mis ideas no son de izquierda ni de derecha , son
universales. Yo soy humanista y cristiano, como el peronismo verdadero".
Por ahora, no
volvería a la política. "Estoy concentrado en otros temas", asegura.
Cutzarida. Ahora estudia Counseling (consultor psicológico), da charlas sobre
"los valores del Martín Fierro" en cárceles, comedores u
organizaciones y actúa en la obra "El Sótano", una comedia que él
dirige.
El Midachi que estuvo a 1700 votos de gobernar Santa Fe
Miguel Del Sel
es uno de los casos de casi éxito de las estrellas fugaces de la política.
Llegó del mundo del espectáculo y se armó un currículum interesante. El Midachi
con personajes ya consagrados como "La Tota", que en 2011, después de
una larga negociación aceptó la oferta de Mauricio Macri de ser candidato
a gobernador de Santa Fe .
Ese año
quedó a 3 puntos de la victoria y en 2015 insistió y casi lo logra.
Después de un recuento plagado de denuncias cruzadas, se supo que el socialista
Miguel Lifschitz se había impuesto por solo 1.700 votos de diferencia.
En el ínterin
entre esas dos elecciones, Del Sel ganó una banca de diputado en 2013 a la que
renunció en 2015 para hacer campaña. Tras esa ajustada derrota, Macri ya como
Presidente lo designó embajador de Panamá. Pero en 2017 renunció a ese
cargo y a la política. "Me toca volver a hacer reír", dijo,
y organizó la vuelta de Midachi, el grupo humorístico con el que sigue de gira.
Miguel Del Sel en 2015 en un
acto de su campaña como gobernador de Santa Fe junto a Mauricio Macri.
Si quiere volver
a la política, la va a tener difícil al menos en el corto plazo. En septiembre
pasado, la Justicia confirmó la inhabilitación de Del Sel por seis meses por
irregularidades en un balance partidario del 2012.
En 2015,
Cambiemos también sacó a la cancha a otro outsider, el periodista
Fernándo Niembro. Pero la zambullida no fue exitosa. El puesto era
importante: encabezar la lista de Diputados nacionales por la
Provincia, pero el estallido de denuncias por supuesta corrupción en
su contra lo obligó a renunciar antes de ser electo.
No quiso hablar
del tema con Clarín: "Esa etapa ya pasó. Yo soy
periodista", apuntó. En 2017, dos años después del escándalo, volvió a la
radio. Tiene dos programas en AM 990.
El ascenso de Nina Pelozo, de piquetera a Bailando por un Sueño
A comienzos de
los 90, junto al líder piquetero Raúl Castells, que era su esposo,
Saturnina "Nina" Pelozo fundó el Movimiento Independiente de
Jubilados y Desocupados (MIJD), contra las políticas de Carlos Menem, que tuvo
protagonismo en la crisis de 2001 y derivó en una rama política.
En 2005, Nina se
presentó como candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires,
pero no alcanzó el 1%.
Nina Pelozo en 2007 agarrada al
caño en la pista de Bailando por un Sueño, el programa que conduce Marcelo
Tinelli.
Su
destape llegaría dos años después, en 2007, cuando aceptó la invitación de
Marcelo Tinelli de participar en Bailando por un Sueño. Ahí llegaron
las tapas de revistas y la circulación por todos los programas. A las galas iba
su esposo Raúl Castells y activistas para apoyarla. Perdió contra Iliana
Calabró en el ritmo de lambada, a la séptima semana del concurso.
"Los
grandes medios te pueden levantar con la misma rapidez que después te tiran al
piso. Pero yo entendí que el sistema funciona así y siempre estuve agradecida.
Yo no cambié, que la gente te conozca no cambia tu origen. Sigo viviendo en el
mismo lugar y hago lo mismo que hace 26 años", analiza ante Clarín.
En pleno auge
mediático fue candidata a vicepresidenta, acompañando a Castells a presidente
pero tampoco alcanzaron el 1 %. En 2009 fue candidata a diputada nacional por
la Alianza MST MIJD y en 2011 a diputada provincial en la sección tercera de
Buenos Aires, cuando el MIJD integró el Frente Compromiso Federal.
El año
que estuvo en Showmatch se puso a estudiar. Terminó el secundario y se
recibió de profesora en Biología, materia de la que ahora da clases en escuelas
púbicas, a la par del trabajo en el MIJD, donde sigue a pesar de su separación
de Castells.
-
¿Volverías a ser candidata?
- Sí, este año
no pudimos armar una opción pero se puede dar otra vez.
-¿ Y a
la tele volverías?
- Sí, fue
divertido, sé que fue un momento pero no le tengo miedo.
Fuente:
Diario Clarín, 11/10/2019.