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EL PAÍS
El candidato del Frente de Todos
retomó sus clases en la Facultad de Derecho
En el aula con el
profesor Alberto Fernández
A las 10,
volvió a dar clases ante sus 30 alumnos. Incluso, armó un grupo de Whatsapp
para mantenerse en contacto pero nadie se anima a mandar mensajes
Por Romina Calderaro
Alberto Fernández ante sus alumnos de Teoría general
del derecho.
Imagen: Bernardino Avila
Pidió permiso para mirar el celular 45 minutos después del
comienzo de la clase, en el momento en el que estaba explicando lo que en
derecho se conoce como tipo penal abierto. “Miro cada tanto a ver si la
Argentina existe todavía existe”, dijo. Sus alumnos rieron y después de
chequear que no hubiera urgencias, Alberto Fernández tranquilizó a los futuros
abogados: “estamos bien, todavía cantamos”. Nadie lo esperaba porque la
coyuntura aprieta, pero el candidato a presidente del Frente de Todos fue ayer
a dar su segunda clase del cuatrimestre de la materia Teoría general del
derecho en la UBA. PáginaI12 presenció las dos horas de exposición y
conversó con los estudiantes del candidato, quienes lo definieron como un
profesor humilde, con conocimiento de la materia, claro para explicar y con
voluntad de que todos participen. Fernández trató de aprenderse de memoria los
nombres de los jóvenes, los hizo protagonistas de casos jurídicos hipotéticos y
creó un grupo de whatsapp para mantenerse en contacto con todos, pero nadie se
animó a escribir mucho aún porque temen molestar al que probablemente sea el
próximo presidente de la Argentina.
La clase estaba
pautada para las 10 de la mañana y en el aula 235 de la Facultad de Derecho de
la UBA casi treinta alumnos esperaban al profesor. Ninguno tenía la certeza de
su presencia aunque el antecedente era auspicioso: Fernández asistió al primer
encuentro el miércoles posterior a su triunfo en la PASO. “Me gustan mucho sus
clases. Es muy rara la situación, lo quiero tomar como un profesor común y
corriente, pero no lo es. Sólo en la UBA te pasa esto”, dijo a este diario Valentina,
una joven de 22 años que ya está en cuarto año de la carrera. Analía dijo a PáginaI12
que “aparte de sencillo y humilde, Fernández no está atado a las
formalidades. No puso fecha para el examen oral y dijo que lo va a tomar cuando
estemos preparados”. A las 10.45, el profesor-candidato llegó al aula, no sin
antes sacarse fotos con algunas personas que lo habían ido a esperar a la puerta.
“¿Cómo andan, bien? Disculpen la demora, pero me retuvo el club de fans”, fue
su primera frase. “¿Viste que no te mentí con que es copado?”, dijo Analía a
esta cronista.
Como toda clase,
empezó con un repaso del encuentro anterior. Fernández dijo que el derecho
penal es un mecanismo por el cual los ciudadanos le ponen al estado
“restricciones para perseguirlos, porque sólo podemos ser perseguidos por
aquellas cosas que hemos considerado delito” y explicó que las dos horas
siguientes se iban a dedicar a estudiar qué es un delito, “qué elementos hacen
falta decir que determinado hecho lo es”. Un delito es una acción típica,
antijurídica y culpable y el primer ejemplo en el que hizo participar a sus
alumnos tuvo que ver con especificar el alcance que en materia penal tiene la
palabra acción. Como está intentando retener los nombres, les pidió que se
sienten siempre en el mismo lugar y eligió a Nadina y a Analía para el primer
caso hipotético. “Si Nadina tiene un ataque de tos, le da un codazo a Analía,
le lastima el ojo y Analía la denuncia por lesiones, ¿hay acción?”, preguntó.
Varios respondieron que no y él asintió: “no hay acción porque en ese caso no
hay voluntad, sino acto reflejo y el acto reflejo está excluido de la acción”.
Para dar clases,
el candidato del Frente de Todos ayer se sentó en la mesa asignada al profesor
y no en la silla. Comió varios caramelos de los que lo ayudan con su propia tos
involuntaria y miró el celular sólo tres veces en dos horas. La primera vez
hizo el chiste sobre chequear la existencia de la Argentina como país. Los
alumnos lo tutearon y se animaron a participar y a preguntar . Para explicar el
dolo indirecto (ya había explicado el dolo directo y el eventual) la eligió a
Micaela, que le venía bien para los ejemplos porque se sentó adelante.
“Supongamos que un alumno quiere matar a Micaela, ese alumno no viene la
próxima clase, pero deja una bomba bajo el asiento de Micaela programada para
detonar cuando estemos todos. Y sí, la mala noticia es que con Micaela morimos
todos. ¿Cómo se llama eso?, preguntó.
En un momento,
una alumna le avisó que le estaba sonando el teléfono. “No importa, no voy a
atender”, dijo Fernández y siguió con la clase, que terminó con una serie de
ejemplos de lo que en derecho penal se denomina error de tipo. Fernández
presentó un caso para el que necesitó la colaboración de Fernando, un alumno
que se sentó atrás. El profesor les preguntó a sus alumnos cómo resolverían la
culpabilidad en un caso en el que él mismo mandara a casa de Valentina, vía
Fernando, una caja de bombones que en realidad es un explosivo. Sin que
Fernando lo supiera, claro. Le preguntó a Fernando qué le diría al juez cuando
lo llamara a declarar por haber entregado el paquete que terminó con la muerte
de Valentina. “Dejá de defenderme a mí y sálvate vos”, le dijo él cuando vio
que Fernando sabía la respuesta, pero no se animaba a decir que
responsabilizaría al que probablemente sea el próximo presidente de los
argentinos. Hubo carcajada general y Fernández agregó: “en ese caso vos serías
un mandadero, hiciste algo que te pedí yo sin saber cuál era mi intención”.
Para los interesados en la teoría del delito, en ese caso, el derecho distingue
al autor mediato del inmediato y Fernando debería ser absuelto.
Llegó el final de la clase y volvió el pedido de fotos de
sus alumnos y de otras personas que se habían acercado a la puerta del aula.
Todos quedaron contentos. “Lo agradezco mucho, es raro que en medio de la
campaña sostenga el compromiso de venir a dar clases y perder tres horas de
tiempo con nosotros”, dijo Matías. Lo que tal vez no sepa este chico de 22 años
es que a Fernández no considera sus clases una pérdida de tiempo. Por el
contrario, en este momento las considera un corte necesario con el universo
frenético de la campaña. En el pasillo y antes de despedirse, protestó porque
dijo que no estaba en el chat del curso. Le dijeron que sí estaba, pero sucede
que casi nadie escribe por una cuestión de respeto a los tiempos del candidato.
Lo que pidió entonces Fernández es que le pongan nombre al grupo. Era cerca de
la una y el candidato partió a su oficina de la calle México, manejando su auto
y sin custodia, rumbo a otro día interminable.
Fuente: Diario Página 12, 22 de agosto de 2019.