Opiniones
¿En $58 por dólar está bien o
falta?
Con
el estabilidad volvió el debate. La gente se pregunta si el dólar está en su
correcto valor.
¿El peso se
encuentra hoy bien en $57,50 por dólar? ¿Está mejor o peor que cuándo? Esto no
es lo único que debemos contestar, pero es importante. Foto: Pixabay
Por Pablo Tigani *
El debate sobre el
valor del peso frente al dólar vuelve a cobrar protagonismo, en solo nueve
jornadas de estabilidad.
Para tener una
idea de cuánto se había apreciado el peso o atrasado el tipo de cambio en los
últimos tiempos no bastaba con señalar el estancamiento desde octubre o los
términos multilaterales.
¿El peso se
encuentra hoy bien en $57,50 por dólar? ¿Está mejor o peor que cuándo? Esto no
es lo único que debemos contestar, pero es importante. ¿Podemos decir que la
serie desde 1960 o 1980 -excluidos los picos- es una buena referencia, por si
misma?¿Podemos explicar que los picos de devaluación de 1975, 1989, 2002 son el
escenario más aproximado al actual o constituye una amenaza futura? ¿Es
razonable pensar que en términos bilaterales-con relación al dólar-, hoy la
Argentina debería tener el mismo tipo de cambio real que tenía al final de la
Convertibilidad, que era un tipo de cambio súper apreciado? ¿Llegaremos al
dólar Alfonsín antes de la entrega del mando, o después-un tipo de cambio súper
alto? ¿Esta notable devaluación del peso actúa como un subsidio a la
exportación? La respuesta es NO. Las exportaciones no han movido la aguja de la
balanza comercial.
¿En cuánto ha
disminuido el gasto en turismo de los residentes argentinos en el exterior?
¿Alcanza? ¿Este tipo de cambio, constituye un freno a la importación suntuaria,
o lo que se aplaca es la importación que responde a la raquítica actividad
productiva?
¿Con un tipo de
cambio que flota entre bandas, el valor de la divisa depende de la oferta y
demanda de dólares? ¿Es que ya no influyen las expectativas de los agentes
sobre cuál va a ser el valor futuro del dólar, después de los próximos cien
días, donde la inflación va a generar un natural pass through?
Lo cierto es que
la política macroeconómica elegida por el actual presidente Macri-no el primer
Macri-, se basa en una política -ahora con reducción del déficit fiscal- sin
financiamiento externo, con política monetaria hipercontractiva, que implica
que el BCRA debe mantener tasas de interés reales positivas extravagantes para
que los pesos no huyan al dólar y la inflación no estalle.
La realidad es
que la configuración macroeconómica referida lleva inexorablemente a una futura
depreciación del peso, a menos que haya una decreciente acumulación de activos
externos del sector privado no financiero-fuga de capitales-, o se interrumpa
abruptamente la demanda de dólares de la cuenta capital. Dicho de otro modo, la
apreciación del peso “pre PASO”, o atraso del tipo de cambio real, fue un
fenómeno endógeno consecuencia de la estrategia macroeconómica elegida por el
gobierno.
Desde 2015
muchos estábamos preocupados, pero desde junio de 2018 nos tiene a todos
sobresaltados. Lo cierto es que desde el inicio del Gobierno, el
presidente y sus economistas vuelven una y otra vez a los excesos. Más
devaluación, más inflación, más tasa de interés, mayor ganancia financiera, más
desempleo, más pobreza, más indigencia. Menos actividad económica, menos
ganancia corporativa-ex energéticas-, menos capacidad adquisitiva del salario.
Con la actual
política fiscal, las necesidades de financiamiento del Gobierno o desahorro del
sector público-habían iniciado un descenso. Sin embargo todavía pesa la
desacertada herencia de Prat Gay y Sturzenegger, con su decisión de sustituir
emisión, con fuentes de financiamiento, apelando a un menor fondeo del
BCRA-tanto en pesos como en dólares-con endeudamiento forzado. Esto fue
facilitado por el arreglo sospechoso y precipitado con los holdouts, que
permitió al gobierno nacional y las provincias colocar un monto significativo
de deuda en el mercado internacional, que nos llevó a una importante oferta de
dólares en el mercado local que excedió a la demanda de divisas. Escenario
propicio para generar “la bicicleta”, no los “brotes verdes”. ¿Plan o
consecuencia? No lo sabemos.
Lo cierto es que
esta situación de ingreso abundante de divisas por préstamos al Gobierno
nacional y provincial, fue acompañada por “hot money” y todo junto presionando
el tipo de cambio a la baja, apreciando el peso.
De cara al
pequeño mercado de capitales de Argentina, también el sector privado, colocó
deuda en el mercado internacional, atrayendo ahorro externo.
Motivados por
las altas tasas de interés locales, y dado que la expectativa de devaluación
era inferior a la tasa de inflación-lo que implicaba altas tasas de interés en
dólares-los capitales ingresaron al país por el arbitraje de portafolios
presionando también el tipo de cambio a la baja-apreciando el peso. Una
explosión latente, recordando 1981, 1989 y 2001; estaba dentro de las cuarenta
del mazo.
Lo cierto es que
hoy la Argentina no tiene aquel abultado superávit de la cuenta capital de
2016-2017, lo que implica que hay mucho menos ahorro externo invertido en la
Argentina y una enorme acumulación de activos externos invertidos afuera del
país por parte de los residentes argentinos.
¿Usted cree que
el Gobierno tomo nota de lo que hemos detallado?- Parecería que no. Devalúa y
estaciona, deprecia el peso y luego lo aprecia. La ocultación de una eventual
mega crisis sigue presente. El costo de mantener el recipiente a presión es aun
más alto, los tiempos más cortos y, la incertidumbre nos avisa por las calles.
Toda la burguesía porteña se pregunta: ¿Ya pasó, o falta?.
(*)
Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política,
Profesor del MBA. CEO de www.hacer.com.ar, www.pablo.tigani.com autor de 6
libros, 900 papers y artículos.
Fuente: Diario Ámbito Financiero, 23 agosto 2019.