viernes, 31 de agosto de 2018

Historia

Historia: La religiosidad y la mentalidad del antiguo régimen
La religiosidad y la mentalidad del antiguo régimen.

El testamento de José María Ezcurra Arguibel. Don José María había nacido en 1783 cuándo al Virreynato del Rio de la Plata lo gobernaba su Excelencia Don Nicolás Felipe Cristóbal del Campo y Rodríguez de Salamanca o mejor conocido como Virrey Loreto.

En su vida va a ser testigo de grandes acontecimientos de nuestra historia, desde la semana de mayo, la independencia, el enfrentamiento entre federales y unitarios y fallece el mismo año que la batalla de Pavón.
Don José María a pesar de los profundos cambios de la realidad seguía siendo en su concepción de la vida un hombre del “viejo régimen”. Esto significa que su percepción sobre religión, la familia, las castas sociales, pertenecían al criterio colonial.

Al iniciar su testamento se hace presente la religiosidad:

“…En nombre de Dios todo poderoso y en su santa gracia amen. Sea notorio como yo Don José de Ezcurra Arguibel natural y vecino de esta ciudad hijo legítimo de Don Juan Ignacio Ezcurra y de Doña Teodora Arguibel finados; hallándome enfermo en cama pero por la infinita misericordia de Dios en mi sano y cabal juicio temeroso que la muerte natural y precisa a todo viviente me sobrevenga y me encuentre si haber arreglado mis cosas temporales he resuelto entregar este mi testamento…”

Más adelante don José María se encomienda:

“…Nuestra Santa madre la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que soy. Para acertar en esta mi decisión elijo como abogada e intercesora a la soberana reina de los ángeles María Santísima madre de Dios y señora nuestra…”
Toda esta presentación que incluye al menos tres páginas del testamento tiene como objetivo la reafirmación de la Fe pero en un sentido estricto, es decir, Don José María cree firmemente que estas palabras deben ser dichas para poder garantizar su entrada al paraíso.

Y así lo expresa:

“…para que intercedan por mi alma con Dios nuestro señor que así como la crió de la nada haciéndola a su imagen y semejanza y redimiéndola con el infinito precio de su sacratísima sangre pasión y muerte la quiera perdonar y llevar a su eterno descanso entre sus escogidos…”
No es menor el pedido, y tampoco es menor su convencimiento que este es el camino para lograrlo. A finales del siglo XIX el laicismo crece y no es tan común que los testamentos contengan estas extensas declaraciones de fe, sí se explica, como la lógica utilizada en el antiguo régimen donde la injerencia de lo religioso y de la propia Iglesia católica en la vida cotidiana era mayor, Don José María espera a través de su testamento alcanzar la paz eterna, por eso en él, va a tratar de enmendar aspectos de su vida mostrando su generosidad con limosnas y donaciones, algunas especiales como la que le hace al “pardo “ Isidoro Ezcurra….pero esa será otra historia.
Por Sergio Laurenza
Profesor en Historia
Fuente: Diario NCO Edición 6514 / Sección La matanza / Historia / viernes 31 de agosto de 2018. https://diario-nco.com/la-matanza/historia-la-religiosidad/