Psicología
Un cruce entre DD.HH. y
psicoanálisis
Violencias sociales y
derechos vulnerados
Néstor
Carlisky, Nilda Rodríguez Rafaelli y Juan José Falcone compilaron El dolor
social de nuestro tiempo, una serie de trabajos que vinculan el contexto
sociocultural con los procesos intrapsíquicos. El trauma colectivo, la acción
reparatoria de los juicios a los genocidas, la vulneración del derecho a la
identidad.
El
psiquiatra y psicoanalista Néstor Carlisky, la psicóloga Nilda Rodríguez
Rafaelli y el médico Juan José Falcone. Imagen: Sandra Cartasso
Un equipo de
psiquiatras y psicólogos realizó un profundo trabajo de investigación sobre las
violencias sociales y los derechos que ellas vulneran. Lo han hecho poniendo el
foco en diversos aspectos: desde los efectos sobre el psiquismo de la
desocupación-exclusión a partir de políticas económicas de concentración de la
riqueza hasta diversas aristas del terrorismo de Estado. El trabajo fue
compilado por el psiquiatra y psicoanalista Néstor Carlisky, la psicóloga Nilda
Rodríguez Rafaelli y el médico y ex residente de Psiquiatría en el Hospital
Borda Juan José Falcone. Los tres son autores de algunos de los trabajos que
compilaron en el libro El dolor social de nuestro tiempo (Lugar Editorial), que
se presentará hoy a las 21, con la presencia de la coordinadora del Centro de
atención psicológica por el Derecho a la identidad de Abuelas, Alicia Lo
Giudice; Néstor Carlisky y la psicoanalista francesa Janine Puget, en la
Asociación Psicoanalítica Argentina (Rodríguez Peña 1674). La publicación traza
un cruce entre derechos humanos y psicoanálisis, a través del cual diversos
investigadores abordaron temáticas como el trauma colectivo y la reparación
social, la guerra y los esfuerzos pacifistas que la enfrentan, la acción
reparatoria de los juicios a los genocidas del terrorismo de Estado en la
Argentina, la vulneración del derecho a la identidad y la tarea reparatoria de
Abuelas de Plaza de Mayo con los nietos privados de su identidad. El marco del
que partieron fue a partir de la vinculación del contexto sociocultural con los
procesos intrapsíquicos. “Ni el psicoanálisis puede disociarse del contexto
sociocultural en el que se ejerce o se lo piensa ni las ciencias sociales
pueden excluir de su mirada las motivaciones inconscientes en juego. Este es el
enfoque con el que estudiamos en este libro”, señala Carlisky en la entrevista
con PáginaI12, de la que también participan los otros dos compiladores del
libro.
–¿Por
qué el contexto del mundo puede producir cambios importantes en el aspecto
afectivo de la personalidad de los individuos?
Nilda Rodríguez
Rafaelli: –Una persona vive en el mundo y las nuevas corrientes del pensamiento
psicoanalítico tienden a tomar en cuenta, más allá de la realidad psíquica, la
incidencia de la realidad material objetiva en los procesos del psiquismo, que
permanentemente están en un ida y vuelta. Por eso, un ambiente más favorecedor
o más favorable genera otro tipo de fenómenos que un ambiente hostil para lo
que es la supervivencia y para la relación del lazo social.
Juan José
Falcone: –Estoy de acuerdo, pero pienso que, a mi entender, el psicoanálisis
estuvo muy sujeto a lo que se denominaba “mundo interno” en los primeros
cincuenta años del siglo XX y un poco más adelante; diría hasta el 70.
–¿Cómo
se puede analizar desde el psicoanálisis la frase que Mauricio Macri hizo en
campaña de que con él “se va a terminar con el curro de los derechos humanos”?
¿Qué efectos creen que pudo producir en quienes fueron víctimas directas de la
dictadura?
N. R. R:
–Tomando el trabajo que hicimos nosotros sobre los juicios reparatorios en las
víctimas del terrorismo de Estado, esta frase con lo que esto conlleva estaría
produciendo el efecto contrario. Estaría de nuevo reactivando una situación
traumática y una situación que aparentemente se presentaría desde el enunciado
sin salida porque está rompiendo con una legalidad que se instauró, se instaló
por medio del aparato legal, que no fue uno especial.
N. C.: –Yo
agregaría que va en contra de la reparación del daño causado y que aporta a un
clima contrario a esa posibilidad de reparación. Macri expresó su desinterés
por el tema y su ataque a la posibilidad de intentar Memoria, Verdad y
Justicia.
N. R. R.: –Yo
iría un poquito más allá: levanta la voz de los represores. No es una frase
inocente.
–¿Esa
frase está en consonancia con la caracterización de “locas” que hicieron los
militares de las Madres de Plaza de Mayo?
N. R. R.:
–Absolutamente, es en la misma línea. En la medida en que se denigra la lucha
por los derechos humanos lo que queda es justamente la reivindicación de lo que
fue el terrorismo de Estado.
–¿Estos
dos casos son ejemplos de violencia simbólica?
N. R. R.: –No es
simbólica. Es algo que resuena y como resonancia pasa directo a lo que es el
inconsciente, a lo que es la formación de opinión. Si fuera simbólica sería
otra cosa porque generaría pensamiento y está apuntado a que no se genere el
pensamiento, a que se reaccione en forma automática.
N. C.: –Y
expresa un desprecio por el tema: “No se metan en eso porque es un
curro”.
–¿Uno de
los efectos psicológicos que produjo la dictadura a nivel social fue el
denominado “trauma colectivo”?
N. C. –Los
traumas colectivos, es decir, los traumas sociales tienen algunas
características comunes con cualquier otro tipo de trauma. Pero el trauma
social tiene un carácter más masivo de repercusiones y generalmente de cantidad
de víctimas de la situación. El terrorismo de Estado tiene una connotación
diferente que los traumas sociales que pueden surgir de un terremoto, por
ejemplo, porque en este último caso puede haber solidaridad, puede no haber
dudas de cualquier sector político y hay apoyo del Estado. En cambio, en los
otros traumas sociales puede haber muchas veces situaciones donde personas
significativas en la sociedad pueden decir: “No se preocupen por eso”, “Está
bien que haya ocurrido”, como cuando se denigra a las Madres de Plaza de Mayo o
cuando el presidente habla del “curro de los derechos humanos”.
N. R. R.: –En
primera instancia, diría que es un sector de la sociedad que lo sufre. Yo
personalmente creo que es toda la sociedad la que lo sufre porque es una
sociedad que queda partida, dañada y con condiciones de funcionamiento que no
son las óptimas.
–¿Cómo
se trabajan los duelos especiales en este tipo de caso?
N. R. R.:
–Tenemos una discusión entre los psicoanalistas sobre el concepto de duelo y el
de duelo especial. Hay quienes dicen que estos son duelos
comunes, como cualquier otro. Nosotros sostenemos que no es un duelo común: es
un duelo especial.
N. C.: –Para la
persona individual y particular puede ser algo con características propias de
cualquier duelo, en el sentido de pérdida dolorosa. Hay duelos que son más
traumáticos que otros, diría yo. Un duelo propio de una situación de
desaparición de un familiar es un duelo, en algún sentido, diferente porque no
existe la posibilidad de duelar, por lo menos algunos aspectos del duelar; es
decir, de poder hacer un funeral, que es como un rito ancestral que desaparece
en situaciones como esa. En ese sentido, creo que tiene características
específicas.
–¿Cuáles
describiría?
N. C.:
–Básicamente, la condición de desaparecido limita o impide la posibilidad de
llegar a un duelo reparatorio. Y recién se puede duelar cuando aparece la
posibilidad de justicia, o la posibilidad de duelar cuando se recuperan los
restos, o cuando existe un juicio donde se condene y vaya a la cárcel el
asesino.
–¿El
reconocimiento de la muerte del desaparecido fue importante para la elaboración
del duelo de sus familiares?
N. C.: –Sí.
Frases tan crueles y terribles, como la que dijo Videla de “No están ni vivos
ni muertos sino solamente desaparecidos” les quitan la posibilidad de registrar
la situación de muerte, el registro concreto y objetivo de una pérdida
irreparable. Siempre puede quedar la ilusión, la esperanza, la sensación de
desconcierto que limita de forma tal que limita la posibilidad de duelo.
–¿Los
juicios a los represores produjeron un efecto resubjetivante en los
sobrevivientes?
N. R. R.:
–Reparatorio, seguro.
N. C.: –Es muy
común en las víctimas, incluso en familiares de víctimas sentir culpa, una
culpa que no tiene ninguna explicación racional lógica: la culpa de haber
sobrevivido, la culpa de qué se hizo o no se hizo para que se llegara a esa
situación, que alguien querido fuera asesinado. En ese sentido, que haya justicia
tiene un efecto reparatorio muy importante. Por eso, junto con la verdad va
llenando lagunas psíquicas en las víctimas sobre todo. A veces, hay cosas que
no pueden relatar, que no pueden incluir dentro de las secuencias de hechos que
les ocurrieron en la vida.
–¿Los
juicios a los represores permitieron articular la reparación individual con la
reparación social?
N. C.: –Sí,
nuestro trabajo tiende a indicar eso. Van juntas las dos cosas, según mi manera
de ver. La reparación social permite que los individuos puedan sentirse parte
integrante de esa sociedad, sin ser rechazados por la sociedad, sintiéndose con
derecho a sentir indignación, con derecho a no sentirse responsables por lo que
ocurrió sino víctimas. Una de las cosas más difíciles, a veces, en las
víctimas, ya sean familiares o víctimas directas es poder sentirse víctimas; es
decir poder sentirse con derecho a la indignación. Una cosa es el odio, que es
inevitable, y los deseos de venganza que se puedan generar que pueden ser
conscientes o inconscientes y otra cosa es el derecho a la indignación. A
veces, puede ser necesario poder ubicarse realmente en la condición de víctima,
que no siempre es tan fácil.
N. R. R.: –Lo
que vos estás mencionando como categorías afectivas, de pensamiento y de fenómenos
psíquicos están justamente modificándose y en relación con algún hecho que
ocurre en la realidad y que puede ser favorable para que uno pueda sentir
determinados sentimientos que son reparatorios o no. O si no, obturarlos.
Justamente en este caso, esto es lo que estaría permitiendo sentirse
lícitamente víctima porque hay una legitimación de la víctima. No es una
acusación del tipo “Algo habrán hecho”, “En algo andaban”, “Deben estar por
Europa”, etcétera.
J. J. F.: –Yo
pensaba escuchándolos sobre los efectos que esto tiene en el resto de la
sociedad: el rechazo a eso que está ocurriendo en el sentido de que las
víctimas tomen conciencia.
N. C.: –Que
tomen conciencia de su condición de víctimas y la sociedad los acepte como
víctimas. Es decir, que no están efectuando un curro cuando se están colocando
en la situación de víctimas con derecho a reparación.
–¿Por
qué creen que si bien los deseos conscientes e inconscientes de venganza están
presentes en víctimas de cualquier tipo de delito, en el caso de las del
terrorismo de Estado tienen mucha menos fuerza y significado que el anhelo de
reparación?
N. C.: –Por un
lado, es un hecho fáctico en las investigaciones que nosotros hicimos.
N. R. R: –Si
tenemos el honor de que las Madres de Plaza de Mayo han tenido el peso y el
desarrollo no solamente en la Argentina sino que han trascendido a un nivel
universal, fue porque no entraron en la venganza. Fue lo que hizo que ellas
pudieran tener la grandeza y la iluminación de haber seguido desarrollando una
función, una formación, una estructura para que quede un registro de esto. La
venganza queda en el hecho individual de vengar una situación personal. La
generación de estructura funcionante queda como un registro que le sirve al
resto de la humanidad. La grandeza que tiene el grupo de las Madres es esta. No
sé cuánto se lo propusieron en forma individual ni si las condiciones se les
fueron dando para que esto funcionara de esta manera. Y lo pongo a modo de
ejemplo. Yo creo que la reparación reconcilia con el conjunto, repara el lazo
social.
N. C.: –Los
deseos de venganza pueden ser diferentes en las víctimas de un delito común que
en las víctimas del terrorismo de Estado porque en las víctimas de un delito
común, la sociedad, la justicia y el Estado están de su lado. En cambio, en
estos casos hubo largos períodos de impunidad y de dudas respecto de si se iba
a hacer justicia. Incluso, ahora hay dudas sobre si se va a mantener la
tendencia a hacer justicia.
Por
Oscar Ranzani
Fuente: Diario Página
12 / Psicología / Violencias sociales y derechos
vulnerados
/ Oscar Ranzani / 16 de agosto
de 2018.
https://www.pagina12.com.ar/135491-violencias-sociales-y-derechos-vulnerados