A los 75
años, murió Emilio Disi, símbolo de la comedia de trazo grueso
El hombre
que nunca supo de metáforas
A la luz de la actual conciencia social sobre el rol
de las mujeres, buena parte de su trabajo resulta por lo menos incómodo. Con
títulos como Rompeportones, Brigada Cola o Qué gauchita mi mucama, Disi encarnó
un tipo de humor en el que siempre fue fiel a sí mismo.
Por Karina
Micheletto
En los últimos años, Disi participó en los sketches
del programa de Susana Giménez. Imagen: Télam
A los 75 años, y
luego de atravesar una enfermedad de cáncer de pulmón, diagnosticada el año
pasado, falleció el actor Emilio Disi. Emilio Parada –tal su apellido– podría
haberse enrolado en la categoría de “capocómico”, como una de las figuras
masculinas de las buenas épocas de los teatros de revistas, y de los programas
“de humor picaresco” o “familiar”, que gozaron de alto rating en los canales de
TV abierta. Lo que es seguro es que buena parte de su trabajo no pasaría los
cánones actuales de la corrección política, movimiento de mujeres
mediante.
Volver sobre sus
trabajos televisivos hoy guardados en YouTube, de hecho, es volver sobre una
época. Allí están sketches como “El levante” o “El novio de la nena”, de
Rompeportones. O los de Petardo, o Brigada cola, en los 90. O los de La
peluquería “del hijo” de Don Mateo, embadurnando con la brocha a Rolo Puente
como antes lo había hecho Jorge Porcel, o después en La pelu de Flor de la Ve.
En el cine aparece su dupla con Guillermo Francella en Los Extermineitors. O El
telo y la tele, o las de Olmedo y Porcel como Los reyes del sablazo. O las
Brigada explosiva, que gastaron cintas de Gativideo en los videoclubes. O las
que siguieron de Bañeros: La playa loca, Los rompeolas... Más tarde aparecen
los sketches con Susana Giménez en sucesivas temporadas de su programa.
En toda esta
trayectoria, siempre bien adornada por mujeres curvilíneas ocupando todos los
lugares comunes posibles, si algo hay que reconocerle a su carrera es un
recorrido coherente. Hay otro rasgo que se mantiene: Disi interpreta distintos
papeles pero básicamente siempre hace de Disi. Era de aquellos comediantes que
hacían jugar, ante todo, su estilo personal, su carisma y su repentismo. Y
aunque los roles van variando a medida que pasan las décadas, con esas
cualidades se hizo un nombre y construyó una carrera.
La revista
argentina, siempre atenta a la metáfora, lo tuvo de protagonista en obras como
La noche de las pistolas frías, Qué gauchita mi mucama, Mi mujer se llama
Mauricio o Marido 4x4. Todo lo que Hugo y Gerardo Sofovich le hicieron a la
televisión argentina, y también al cine y al teatro de revistas, aparece como
cauce natural para el trabajo de Disi durante años. A diferencia de colegas con
los que compartió éxitos como Guillermo Francella, que luego fueron
diversificando su perfil, Disi quedó más bien atrapado en su marca y su estilo
personal como figura de la picaresca criolla. Mucho después, la dupla de
Mariano Cohn y Gastón Duprat, siguiendo su costumbre de cambiar de registro, de
diversos modos, a actores y actrices, lo ubicó en el cine en un papel dramático
en la (muy) amarga comedia Querida, voy a comparar cigarrillos y vuelvo.
Alguna vez
defendió su trabajo como “poco valorado”: “Es el cine popular, el cine donde
las críticas están escritas antes de debutar, se lo machacó y bastardeó mucho.
Gracias a ese tipo de cine que hacíamos nosotros, entraba plata en el Incaa y
se podían hacer muchas películas de la llamada gente joven para experimentar, y
sin embargo nunca fue reconocido. Es el cine comercial e industrial que servía
para hacer otra película”, aseguraba según una particular visión del séptimo
arte y del funcionamiento de su industria.
Hermano del
también fallecido promotor artístico Pepe Parada (un nombre que también es en
sí todo un símbolo de época para el espectáculo argentino), de chico Disi
pintaba para futbolista, y llegó a jugar en las inferiores de Racing –del que
era fanático–, Huracán y San Lorenzo. Por consejo de su hermano, que ya
empezaba a jugar en las “grandes ligas” del teatro comercial, siendo
adolescente comenzó a estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático. El
registro de su carrera comienza en 1968, con su participación en la bizarra
película Humo de marihuana y, en el mismo año, en la comedia Somos los mejores,
con su esposa Dorys del Valle, Carlos Balá, Luis Brandoni, Jorge Luz y Sergio
Renán (y con la participación de Aníbal Troilo). Su popularidad llegó a
principios de los 80 con Los hijos de López, que llevó al cine una serie de
Hugo Moser. Entre los proyectos inconclusos que dejó, estaban su participación
en una obra de teatro junto a su amigo Luis Brandoni, y una quinta entrega de
la saga Bañeros.
Fuente: Diario Página 12 / Cultura y Espectáculo
(15-03-2018)