En un breve
fallo, la Corte Suprema consideró “inadmisible” un recurso de un represor que
pretendía el beneficio.
Los supremos
recalcularon el cómputo del 2x1
A días de un
nuevo aniversario del golpe del 76, los jueces de la Corte firmaron una
sentencia en la que por primera vez dan marcha atrás con la aplicación del 2x1
que firmaron en mayo pasado y que generó una enorme reacción social.
Por Irina Hauser
Los jueces de la Corte Suprema
firmaron el fallo anteayer, pero no fue publicado
por los medios habituales. Imagen Telam
Con
el 24 de marzo soplándoles en la nuca, los jueces de la Corte Suprema firmaron
un fallo de tres renglones en el que por primera vez dan marcha atrás con la
aplicación del beneficio del cómputo del 2x1 para los represores que el propio
tribunal concedió el 3 de mayo del año pasado. Aquella sentencia había desatado
un reclamo social inmenso que se volcó en una movilización masiva ante la
posibilidad de que decenas de genocidas recuperaran la libertad y luego el
Congreso aprobó una ley que establecía que la reducción del tiempo en prisión
con aquel cálculo no se podía aplicar a delitos de lesa humanidad, delitos de
genocidio o crímenes de guerra. A partir de ese escenario la Corte informó en
un comunicado que resolvería otros reclamos sobre el mismo tema a la luz de la
norma modificada. La nueva decisión fue firmada anteayer, un rato antes del
despliegue del presidente supremo, Ricardo Lorenzetti, con anuncios de reformas
y autocrítica en el Palacio de Justicia. Sin embargo, no fue publicada en el
Centro de Información Judicial ni difundida por los cortesanos. Es el rechazo
por “inadmisible” de un recurso que había presentado Jorge Humberto Appiani, un
ex militar y abogado condenado a 18 años de prisión en la megacausa Área Paraná
por secuestros y torturas de 27 víctimas. Desde diciembre los jueces tenían
escritos los votos para revertir el 2x1 a los genocidas con una fundamentación
desarrollada, pero optaron por un atajo menos comprometido, que no requiere
explicaciones. Aquel caso que dejaron en el freezer, casualmente, era el pedido
para conseguir la libertad que había hecho el último dictador, Reynaldo Benito
Bignone, fallecido ayer.
El
fallo supremo del año pasado que desató el rechazo popular y de un amplio arco
político, había sido firmado por Elena Highton de Nolasco, Horacio Rosatti y
Carlos Rosenkrantz. Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda habían votado en
disidencia. El nuevo fallo de esta semana no exhibe fundamentos porque se basa
en una fórmula llamada “280”, un artículo del Código Procesal Civil que permite
rechazar un planteo sin dar argumentos. El tribunal suele echar mano de él
cuando quiere lograr un efecto sin comprometer un desarrollo argumental. En
esta ocasión firmaron Lorenzetti, Maqueda y Rosatti. Este último, como es
evidente, admitió un cambio de posición que guarda coherencia con su
postura del año pasado: su voto de entonces decía que con la ley que estaba
vigente un acusado de crímenes de lesa humanidad, podía pedir el 2x1. Pero la
ley cambió, fue reinterpretada por los legisladores, apenas unos días después
aquel fallo supremo, por ende hoy la situación es otra.
Appiani recurrió
a la Corte para pedirle el mismo beneficio que recibió el represor Luis Muiña
al aplicarle la vieja ley del 2x1 que contaba dobles los días de prisión sin
sentencia firme desde el segundo año de detención. El caso de Muiña había sido
elegido entre más de una decena de expedientes que se había dedicado a rastrear
especialmente el juez Rosenkrantz, el más afín al presidente Mauricio Macri
–que lo designó– y también la Grupo Clarín, con el que tuvo cierta vinculación
como abogado. Como era cantado, sería invocado por otros acusados en casos de
lesa humanidad. Lo que quizá en el tribunal no imaginaban era el impacto en la
opinión pública que tendría el fallo. Creyeron que pesaba más la campaña de
Macri contra lo que llamó “el curro de los derechos humanos”. Tampoco esperaban
que los tribunales inferiores se rebelaran como lo hicieron, sin acatar
la línea de esa sentencia. Enseguida después de la reforma de la ley en el
Congreso, que dejó a los represores afuera del cómputo del 2x1, los supremos
anunciaron que iban a recalcular. En el ínterin notificaron a las partes de más
de una decena de casos para que se expidieran. Luego fueron llegando más casos.
Pero pasaron diez meses y no resolvieron nada. Hasta ayer.
En rigor, tenían
todo dado para dar el debate final y fallar en un recurso que había presentado
Bignone. Los votos estaban redactados y fundados, con la novedad de que dos de
los supremos admitían un cambio de posición: Rosatti y Highton de Nolasco. Pero
la jueza faltó al plenario alegando enfermedad. El expediente tampoco fue
tratado en el siguiente acuerdo de los jueces y la jueza. Era una decisión
política evitar despedir el año con un anuncio favorable a la política de
Memoria, Verdad y Justicia, que la Corte ya no menciona entre sus principales
políticas de Estado actuales, como se pudo advertir en el discurso de
Lorenzetti d esta semana. Los votos para el caso Bignone estaban en un sector
del máximo tribunal conocido como “Copias”, donde un grupo de expertos los
corrige y coteja que las citas y la jurisprudencia referidas sean correctas.
Desde esa dependencia el expediente pasa al acuerdo. Pero cualquier juez o
jueza del tribunal puede llamar y frenar ese pase. Ahora, el pedido del último
presidente de facto que arrastraba diez condenas –tres a prisión perpetua– será
abstracto.
Ya entrado marzo
esa causa estaba varada en “Copias”. Pero Lorenzetti, Maqueda y Rosatti
buscaron otro caso, y sobrevolaron el tema en un acuerdo donde coincidieron en
la interpretación de que si regía una nueva ley (27.362) no necesitaban
explicar demasiado sobre la decisión. El fallo dice simplemente:
“Considerando, que el recurso extraordinario es inadmisible (artículo 280 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Por ello, se lo desestima”. El
acuerdo del martes se hizo antes del acto de apertura del año judicial
encabezado por Lorenzetti con gran despliegue mediático y la convocatoria a un
debate sobre reformas judiciales. En el discurso, todas las referencias al
desarrollo de los juicios de lesa humanidad fueron señaladas en tiempo pasado,
entre logros de la Corte, pero no hubo mención de lo que sucede en el presente.
Estaban los cinco supremos ese día, pero Highton y Rosenkrantz no pusieron su
firma ni votaron en disidencia. Bignone aún estaba con vida, y su fallo
escrito, guardado en un estante. La decisión finalmente adoptada, aun en su
brevedad, tiene consecuencias: la Corte no va a desautorizar a los tribunales
inferiores que rechacen el 2x1 y ella inclusive debería aplicar el mismo
criterio, o más desarrollado, a los reclamos pendientes.
La Corte había
hecho una tibia aproximación silenciosa al fallo de esta semana en febrero,
cuando rechazó un recurso de Raimundo Oscar Izzi, que pedía que le revocaran la
prisión preventiva por crímenes cometidos en los centros clandestinos Atlético,
Banco y Olimpo, que le fue prorrogada por un año más tras cumplir dos. El
tribunal también utilizó el artículo 280, pero en esa oportunidad sumó su firma
Highton de Nolasco.
Appiani, que
será el nuevo caso testigo de la Corte sobre el 2x1, fue militar y socio como
abogado de Jorge Olivera, con quien defendió a Guillermo Suarez Mason, Emilio
Massera entre otros jerarcas a la última dictadura y también al criminal de
guerra nazi Erik Priebke. Olivera estuvo prófugo cuatro años, hasta que fue
recapturado en enero de 2017 en el baúl de un auto en San Isidro. Appiani fue
condenado en una megacausa llamada Área Paraná por su papel entre 1976 y 1977
como auditor del Ejército y auxiliar del consejo de guerra estable que juzgó y
condenó a presos políticos sin las garantías que, en cambio, tuvieron siempre
al ser juzgados los acusados de crímenes del terrorismo de Estado.
Fuente: Diario Página 12 (08 de marzo de 2018) https://www.pagina12.com.ar/100140-los-supremos-recalcularon-el-computo-del-2-x-1