HISTORIA
En un nuevo aniversario del fallecimiento de María de los
Remedios Carmen Escalada de San Martín, 20/11/1797 - 03/08/1823, esposa y amiga
del General San Martín, recordamos un pasaje de su vida: el viaje de Remedios a
Mendoza.
Roberto A. Colimodio
"1814: ENFILANDO PA’ MENDOZA"
Extracto
del Libro: “San Martín más allá del Bronce”.
Autores:
Juan Marcelo Calabria y Roberto A. Colimodio.
Luego de 10 días de viaje, habiendo dejado atrás su
descanso en Córdoba desde donde partió el 27.Ago.1814, entre el 6 y 7.Set el
Coronel San Martín llegaba a la “Inmortal Provincia de Cuyo”, portando los
despachos de Gobernador Intendente. Ya en la Posta del Retamo, el día 7 le
comunicaba al Cabildo de Mendoza que: “no obstante lo que he sufrido en la
marcha, llegaré a esa ciudad al ponerse el sol”. Poco antes de su llegada el
ayuntamiento mendocino le informaba que había dispuesto un hospedaje a la
altura del nuevo dignatario, ante lo cual San Martín respondió que declinaba
alojarse allí, ya que había mandado disponer una casa por su cuenta, sin
embargo ante la insistencia del Cabildo y la posibilidad de incurrir en un
desaire a tan honorable cuerpo, el flamante Gobernador cedía a las instancias
de dicha corporación, comenzando así su austero y sencillo gobierno de la “Ínsula
Cuyana”.
Una vez en Mendoza, el futuro libertador recibió carta del
Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio
de Posadas, en la que entre otras cosas le comunicaba: “... lo hago a usted
descansando en su ínsula en la que aún habrá alcanzado a comer algunas uvas
frescas.
Trate usted de cerca y con franqueza y confianza al
administrador de aduana Don Juan Gregorio Lemos y este solo vecino le dará una
exacta idea de los hombres buenos y malos... por tanto, amigo mío, este solo
vecino honrado dará a usted todas las noticias que usted me pidió... Sobre todo
la tecla principal consiste en llevarse siempre bien con los cabildantes, sean
los que fueren cada año, pues estos abarcan toda la población con sus
relaciones y parentescos; de modo que estando queridos de ellos, lo estará
usted de todo el pueblo”.
Poniendo en práctica estas recomendaciones tomaba contacto
con los habitantes de Mendoza, quienes se ponían a disposición de su nuevo
líder y vecino destacado que pronto ganaría el corazón y la confianza de
aquellos montañeses.
El viaje de Remedios a Mendoza: Gervasio Posadas, avisaba a
San Martín sobre la partida de su esposa diciéndole: “Mucho partido puede ganar
con su trato (en aquella capital) el amable genio de Remedios, la cual va bien
acompañada con doña Benita Merlo y su esposo Manolito Corvalán, que es natural
de esa ciudad, de una de las familias principales... los 600 pesos que dí a su
madama fueron míos y me los pagará usted del modo que dice, entregándolos al dicho
don Juan Gregorio Lemos o del modo que quiera...”.
Luego en una nueva comunicación por demás interesante
Posadas le expresaba: “Me alegro que haya usted sido bien recibido de esas
gentes y que el temperamento mejore su salud, en breve tendrá allá a su costilla,
con cuya amable compañía se acabará de poner bueno y hará vida tranquila y
deliciosa”.
En la misma misiva, y ante los requerimientos que San
Martín le había hecho para auxiliar a los patriotas de Chile, el Director en un
tono irritado le decía: “Yo no extraño que los chilenos pidan; lo que no puedo
dejar de extrañar es que ustedes que son paisanos, que son militares y que
saben de esta farándula de armas me vengan pidiendo cosas a centenares y
millones, cuando yo todavía no he visto un fusil trabajado completamente en
Buenos Aires, ni en la sala de armas he visto jamás archivado un fusil ni de
Montevideo ni de Jerusalén, ni bueno ni descompuesto. Señores coroneles,
señores jefes de tropas, ustedes son los que se guardan los fusiles, los
sables, los cartuchos, las piedras, etc., y de consiguiente el jefe del estado
es un fundido para disponer de estos artículos... con que ustedes, como
compañeros acudan unos a otros y socórranse con los sobrantes que tengan”.
Así mientras San Martín comenzaba una relación de esfuerzo
y trabajo mancomunado con los cuyanos para poner en pie de guerra a la
provincia; también daba comienzo la tortuosa comunicación con Buenos Aires
renuente a destinar recursos para auxiliar al Jefe de Los Andes. En tanto, el
Gobernador se ponía al corriente de lo que sucedía en el Norte, en la Banda
Oriental y en el propio Buenos Aires; en Cuyo, daba impulso a la economía, la
agricultura y la industria, imponía un severo plan de ahorro y ajuste fiscal de
las cuentas públicas y desplegaba su plan político – militar desde la cuna de
la libertad.
Preocupado por la demora de Remedios, los primeros días de
Octubre recibía otra carta del Director en que le anticipaba: “Por fin ya
partió su madama, la cual no ha tenido la culpa en la demora, sino sus padres,
pues no han querido que pase a un país nuevo sin todos los atavíos
correspondientes a su edad y nacimiento. Al fin son padres y es forzoso que al
menos en esta ocasión los disculpe usted...”.
Cuando se producía este intercambio epistolar la Patria
Vieja caía en Chile y los patriotas, al otro lado de Los Andes, eran
completamente diezmados en Rancagua, donde a pesar del denuedo de O’Higgins y
sus hombres, los realistas lograban recuperar el control territorial poniendo
en peligro, a partir de ese momento, la endeble causa revolucionaria de las
Provincias Unidas del Río de la Plata y de toda América.
A partir de ese momento los trabajos de San Martín al
frente de la Gobernación Intendencia de Cuyo se convertirán en la indeclinable
misión de equipar una poderosa fuerza militar que pueda contener la
contrarrevolución amenazante desde Chile, y con el Ejército de Los Andes
preparado poner en práctica el plan de liberación continental.
Finalmente y gracias al apoyo de los Cuyanos el Libertador
cruzará el macizo andino, librará las batallas de Chacabuco y Maipú dando la
libertad a Chile, asegurando la independencia Argentina para finalmente
concretar la expedición libertadora del Perú y una vez allá afirmar la libertad
de Ecuador y coadyuvar a la liberación de la Gran Colombia de Bolívar; todo
cuanto pudo lograr desde su base en Mendoza, pues como el mismo Gobernador
había asegurado: “Estoy en Cuyo y todo es posible”.
Fuente: San Martín más allá del Bronce, Juan
Marcelo Calabria y Roberto A. Colimodio. Bs. As. 2017, pág. 51/54.