1976 - 24 de Marzo – 2017
Día
Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia
A 41
años de aquel 24 de marzo de 1976 que no fue un día
más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas Armadas de nuestro país
usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces presidenta constitucional
María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo destituyeron a los gobernadores
de las provincias, disolvieron el Congreso Nacional y las Legislaturas
Provinciales, removieron a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y
anularon las actividades gremiales como así también la de los partidos
políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de la vida
democrática.
El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la
Justicia es el día en el que se conmemora en Argentina el aniversario
del golpe cívico-militar del año 1976, y donde se recuerda a los muertos y
desaparecidos civiles.
Breves Reseñas Históricas
24 DE MARZO DE 1976
“El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas
derrocaron al gobierno constitucional de Isabel Perón. El nuevo gobierno se
auto tituló “Proceso de Reorganización Nacional” y sus primeras medidas fueron
el establecimiento de la pena de muerte para quienes hirieran o mataran a
cualquier integrante de las fuerzas de seguridad, la “limpieza” de la Corte
Suprema de Justicia, el allanamiento y la intervención de los sindicatos, la
prohibición de toda actividad política, la fuerte censura sobre los medios de
comunicación y el reemplazo del Congreso por la Comisión de Asesoramiento
Legislativo (CAL), también integrada por civiles y militares, cuyas funciones
nunca se precisaron detalladamente.
A poco de andar, sin embargo, quedó en
evidencia que las Fuerzas Armadas habían asumido el poder político como
representantes de los intereses de los grandes grupos económicos, quienes
pusieron en marcha un plan que terminaría por desmantelar el aparato productivo
del país.
Las Fuerzas Armadas pusieron todos los
resortes del Estado al servicio de una represión sistemática y brutal contra
todo lo que arbitrariamente definían como el “enemigo subversivo”. Los crímenes
cometidos por los militares son hoy denominados en el derecho internacional
como “delito de lesa humanidad”. Treinta mil desaparecidos, 400 niños robados y
un país destruido fue el saldo más grave de la ocupación militar.”
PROCLAMA DEL 24 DE MARZO DE 1976
“Agotadas todas las instancias de mecanismo constitucionales, superada
la posibilidad de rectificaciones dentro del marco de las instituciones y
demostrada en forma irrefutable la imposibilidad de la recuperación del proceso
por las vías naturales, llega a su término una situación que agravia a la
Nación y compromete su futuro. Nuestro pueblo ha sufrido una nueva frustración. Frente a un tremendo
vacío de poder, capaz de sumirnos en la disolución y la anarquía, a la falta de
capacidad de convocatoria que ha demostrado el gobierno nacional, a las
reiteradas y sucesivas contradicciones demostradas en las medidas de toda
índole, a la falta de una estrategia global que, conducida por el poder
político, enfrentara a la subversión, a la carencia de soluciones para el país,
cuya resultante ha sido el incremento permanente de todos los exterminios, a la
ausencia total de los ejemplos éticos y morales que deben dar quienes ejercen
la conducción del Estado, a la manifiesta irresponsabilidad en el manejo de la
economía que ocasionara el agotamiento del aparato productivo, a la
especulación y corrupción generalizadas, todo lo cual se traduce en una
irreparable pérdida del sentido de grandeza y de fe, las Fuerzas Armadas, en
cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido la conducción del
Estado. Una obligación que surge de serenas meditaciones sobre las
consecuencias irreparables que podía tener sobre el destino de la Nación, una
actitud distinta a la adoptada.
”Esta decisión persigue el propósito de terminar con el desgobierno,
la corrupción y el flagelo subversivo, y sólo está dirigida contra quienes han
delinquido y cometido abusos del poder. Es una decisión por la Patria, y no
supone, por lo tanto, discriminaciones contra ninguna militancia cívica ni
sector social alguno. Rechaza por consiguiente la acción disociadora de todos
los extremismos y el efecto corruptor de cualquier demagogia. Las Fuerzas
Armadas desarrollarán, durante la etapa que hoy se inicia, una acción regida
por pautas perfectamente determinadas. Por medio del orden, del trabajo,
de la observancia plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de
la realización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad. Así
la República llegará a la unidad de los argentinos y a la total recuperación
del ser nacional, metas irrenunciables, para cuya obtención se convoca a un
esfuerzo común a los hombres y mujeres, sin exclusiones, que habitan este
suelo, tras estas aspiraciones compartidas, todos los sectores representativos
del país deben sentirse claramente identificados y, por ende, comprometidos en
la empresa común que conduzca a la grandeza de la Patria.
”Al contraer las Fuerzas Armadas tan trascendente compromiso formulan
una firme convocatoria a toda la comunidad nacional. En esta nueva etapa hay un
puesto para cada ciudadano. La tarea es ardua y urgente, pero se la emprende
con el absoluto convencimiento de que el ejemplo se predicará de arriba hacia
abajo y con fe en el futuro argentino.
”La conducción del proceso se ejercitará con absoluta firmeza y vocación
de servicio. A partir de este momento, la responsabilidad asumida impone el
ejercicio severo de la autoridad para erradicar definitivamente los vicios que
afectan al país. Por ello, a la par que se continuará sin tregua combatiendo a
la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, se desterrará toda demagogia.
”No se tolerará la corrupción o la venalidad bajo ninguna forma o
circunstancia, ni tampoco cualquier trasgresión a la ley en oposición al
proceso de reparación que se inicia.
”Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera
el país todo comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud para
que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que,
persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios, la plena
recuperación nacional.”
Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio
Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti,
Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea. (1)
EL GOLPE DE ESTADO
“El 24 de marzo
de 1976 no fue un día más en la historia argentina. En esa fecha las Fuerzas
Armadas de nuestro país usurparon el gobierno y derrocaron a la entonces
presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón. Del mismo modo
destituyeron a los gobernadores de las provincias, disolvieron el Congreso
Nacional y las Legislaturas Provinciales, removieron a los miembros de la Corte
Suprema de Justicia y anularon las actividades gremiales como así también la de
los partidos políticos. En suma clausuraron las instituciones fundamentales de
la vida democrática.
La Constitución
Nacional –es decir, la ley de leyes de la República Argentina–, dejó de regir
la vida política del país y los ciudadanos quedaron subordinados a las normas
establecidas por los militares. Se inició entonces una dictadura que se instaló
en el gobierno por la fuerza, por medio de lo que se denomina golpe de Estado.
El gobierno de facto estuvo integrado por una Junta Militar que reunía a los
máximos jefes de las tres Fuerzas Armadas: el ex general Jorge Rafael Videla
por el Ejército, el ex almirante Emilio Eduardo Massera por la Marina y el ex
brigadier Orlando Ramón Agosti por la Aeronáutica.
El golpe de 1976
fue el último pero no el único. Desde 1930 nuestro país había sufrido sucesivas
interrupciones del orden democrático. La supresión de los gobiernos elegidos
por el pueblo, la represión de los conflictos que surgían entre distintos
sectores sociales y la apelación a la violencia habían sido, lamentablemente,
bastante frecuentes desde esa fecha. Sin embargo, la dictadura que se inició en
1976 tuvo características inéditas, recibiendo el nombre de terrorismo de
Estado.
Algunos
ciudadanos e investigadores prefieren hablar de golpe cívico-militar. ¿Por qué?
Porque entienden que los militares no actuaron solos ni por su cuenta. La
decisión de tomar el gobierno contaba con la adhesión de diversos grupos de la
sociedad (sectores con gran poder económico, grupos conservadores, algunos
medios de comunicación aines) que entendían que una dictadura era necesaria
para organizar el país.
De este modo, a
la vez que se desarrollaban acciones de control, disciplina y violencia nunca
vistas sobre la sociedad, se tomaban decisiones económicas que privilegiaban el
ingreso de bienes y mercancías desde el exterior por sobre la producción de
nuestro país. Así miles de trabajadores de nuestras fábricas perdieron su
trabajo debido a que la industria nacional no podía producir productos a un
precio similar o menor a los importados. Este proceso fue acompañado por una
campaña publicitaria que intentaba convencer a la población de que la industria
argentina era mala, de baja calidad y asociaba a lo venido de afuera con
lo bueno, lo interesante, lo deseado, ocultando que en esa decisión miles de
argentinos quedaban sin trabajo y muchas familias perdían su salario y pasaban
entonces a ser pobres.
A la vez, los
sucesivos miembros de la Junta Militar y diversas empresas asociadas
solicitaron grandes sumas de dinero al exterior en carácter de préstamos. Ese
dinero incrementó la deuda externa del país de una manera inédita: de 8 mil a
43 mil millones de dólares que se convirtió por decisión de la misma dictadura,
en deuda pública, es decir en deuda que debieron pagar todos los argentinos.
Por otra parte
se tomaron distintas medidas financieras y administrativas que hicieron que el
Estado iniciara un período de desinversión en salud, educación y vivienda con
efectos muy importantes en el empeoramiento de las condiciones de vida de la
gente: aumento de la pobreza e inicio de lo que hoy denominamos exclusión
social. Es decir, se inició el proceso por el cual muchos hombres y mujeres no
encontraban trabajo porque no había fábricas ni instituciones que necesitaran
trabajadores y por lo tanto no podían cubrir sus necesidades básicas.” (2)
Fuentes bibliográficas y consultadas:
(1)
El
Historiador, Felipe Pigna.
(2)
Educación y
Memoria.
(3)
Diarios de época.
(3)