Japón
La
radiación de Fukushima ha contaminado todo el Océano Pacífico, y se pone cada
vez peor
El
desastre nuclear ha contaminado el océano más grande del mundo en sólo cinco
años y aún continúan escapándose 300 toneladas de desechos radiactivos cada
día.
¿Cuál fue el desastre nuclear más peligroso de la historia mundial?
La mayoría de la gente diría el desastre nuclear de Chernobyl en Ucrania, pero estarían
equivocados. En 2011, un
terremoto, que se cree fue una réplica del terremoto de 2010 en Chile, creó un tsunami que causó un colapso
en la planta nuclear de TEPCO
en Fukushima, Japón.
Tres reactores
nucleares se derritieron y lo que sucedió después fue la mayor liberación de radiación
al agua en la historia del mundo. Durante los próximos
tres meses, los productos químicos radiactivos, algunos en cantidades aún mayores que Chernobyl,
se filtraron en el Océano
Pacífico.
Sin embargo, los
números pueden en realidad ser mucho más altos, tal como las estimaciones
oficiales japonesas han sido probadas por varios científicos como deficientes
en los últimos años.
Como si esto no
fuera lo suficientemente malo, Fukushima
sigue
produciendo 300 toneladas de desechos radiactivos en el Océano Pacífico cada día.
Continuará haciéndolo indefinidamente ya que la fuente de la fuga no puede ser
sellada ya que es inaccesible tanto para humanos como para robots debido a
temperaturas extremadamente altas.
No debería sorprender, pues, que Fukushima haya contaminado todo el Océano Pacífico en sólo cinco años.
Este podría ser el peor desastre ambiental en la historia de la humanidad y
casi es mencionado por los políticos, los científicos convencionales, o por las
noticias.
Es interesante
notar que TEPCO es una filial de General Electric (también conocida como
GE), una de las compañías más
grandes del mundo, que tiene un control considerable sobre numerosas
corporaciones de noticias y políticos.
¿Podría explicar esto la falta de cobertura
de noticias que Fukushima
ha recibido en los últimos cinco años?
También hay
evidencia de que GE sabía sobre el
mal estado de los reactores de Fukushima
durante décadas y no hizo nada. Esto llevó a 1.400 ciudadanos japoneses a
demandar a GE por su papel
en el desastre nuclear de Fukushima.
Incluso si no
podemos ver la radiación en sí, algunas partes de la costa occidental de América del Norte
han estado sintiendo los efectos durante años. No mucho después de Fukushima, los peces de Canadá comenzaron a sangrar por sus
branquias, bocas y globos oculares.
Esta «enfermedad»
ha sido ignorada por el gobierno
y ha diezmado poblaciones de peces nativos, incluyendo el arenque del Pacífico Norte. En otros lugares del oeste de Canadá, científicos
independientes han detectado un aumento del 300% en el nivel de radiación.
Según ellos, la
cantidad de radiación en el Océano
Pacífico está aumentando cada año. ¿Por
qué esto es ignorado por los principales medios de comunicación?
Podría tener
algo que ver con el hecho de que los gobiernos
de Estados Unidos y Canadá han prohibido a sus ciudadanos hablar de Fukushima para que «la gente
no se asuste».
Más al sur en Oregón, Estados Unidos, estrellas de mar comenzaron a perder piernas
y luego se desintegraron completamente cuando la radiación de Fukushima llegó allí en 2013. Ahora, están muriendo en
cantidades extremadamente altas, poniendo en peligro todo el ecosistema
oceánico en esa área.
Sin embargo, funcionarios del gobierno dicen que Fukushima no es culpable a pesar de que
la radiación en el atún
de Oregón se triplicó después de Fukushima.
En 2014, la radiación en las playas de California aumentó
en un 500 por ciento. En respuesta, los funcionarios del gobierno
dijeron que la radiación provenía de una misteriosa fuente «desconocida»
y no era motivo de preocupación. Sin embargo, Fukushima está teniendo un impacto más grande que solo la costa del oeste de Norteamérica.
Los científicos
ahora están diciendo que el Océano
Pacífico ya es altamente radioactivo y en la actualidad es por lo menos 5-10 veces más radioactivo que
cuando el gobierno de los EE.UU dejó
caer numerosas bombas nucleares en el
Pacífico durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: Ecoportal.net (13-02-2017)
Información auxiliar
El Cesio-137 es un isótopo
radiactivo del cesio que se produce principalmente por fisión nuclear.
Tiene un periodo de semidesintegración de
30,23 años, y decae emitiendo partículas beta a un isómero nuclear metaestable
de Bario-137 (Ba-137m).
El Ba-137m tiene una vida media
de 2,55 minutos y es el responsable de todas las emisiones
de rayos gamma.
Las características del Cesio-137
que es soluble en agua y sumamente tóxico en cantidades ínfimas.
Una vez liberado al medio
ambiente, sigue estando presente durante muchos años, dada su vida media.
Puede causar cáncer 10, 20 ó 30
años a partir del momento de la ingestión, inhalación o absorción, cuando una
suficiente cantidad ingresa al organismo.
Los efectos de la tragedia de Fukushima
Los reactores ya tienen suministro eléctrico y se ha conseguido taponar la fuga de agua radioactiva. ¿Y ahora qué? Se preguntan los científicos. El daño se ha hecho y el tiempo irá dando la solución.
Eduardo
Sánchez Gómez - divulgaUNED.es Pasada la tragedia de Fukushima ahora vienen
las consecuencias. Los reactores ya tienen suministro eléctrico y se ha
conseguido taponar la fuga de agua radioactiva. ¿Y ahora qué? Se preguntan los
científicos. El daño se ha hecho y el tiempo irá dando la solución.
Lo más
preocupante es la evidencia de agua radiactiva encontrada en un edificio junto
al reactor. La Agencia Nuclear de Seguridad Industrial de Tokyo, informó de la
presencia de cloro-38, un isótopo radiactivo con una vida media de sólo 37
minutos, que se forma cuando el cloro-37 es golpeado por neutrones de fisión.
“Podría ser evidencia de que el combustible ha agrupado a trozos
suficientemente grandes para reiniciar las reacciones nucleares”, señala Ferenc
Dalnoki-Veress físico en el Instituto de Estudios Internacionales de Monterrey
en California, a la revista Nature. “Estas ráfagas pueden poner a los trabajadores
en grave riesgo de exposición a la radiación durante la limpieza y advierte,
que será un trabajo muy laborioso” continúa Dalnoki-Veress.
En el agua
vertida el mayor número de partículas radiactivas corresponden a yodo-131 y el
resto se lo reparten entre cesio-137 y cesio-134. El yodo-131 es menos
peligroso ya que su pervivencia es de 40 días. El cesio-134 tiene actividad
durante una década; sin embargo, el cesio-137 tiene una vida media de 30 años y
en ser inocuo 150 años.
Lo que más se
afecta a corto y largo plazo es el entorno marino y con ello toda la cadena
alimenticia pesquera, lo que ha llevado a la Unión Europea a empezar a tomar
medidas. Es por ello que España ha realizado diversos ajustes, entre ellos el
control de los productos procedentes de Japón. “Para más seguridad, hemos
decidido multiplicar por cinco los controles que sugería la UE, a pesar de que
ya en Japón están obligados a controlar el 100% de todos los productos
alimenticios” explicó a El Mundo la ministra de Sanidad Leire Pajín.
“El mayor
peligro de las partículas radiactivas es que se distribuyan en algunas especies
migratorias como el atún” comenta a El Mundo Eduardo Rodríguez-Farré, profesor
de investigación del CSIC y miembro del Comité Científico de la UE sobre
Riesgos para la Salud. “Se puede haber capturado un pescado en Filipinas, pero
puede venir de Japón”.
Por su parte,
Rafael García Tenorio, catedrático de Física Nuclear de la Universidad de
Sevilla e investigador asociado al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), comenta que el peligro principal está en el entorno de la
central nuclear, en donde se acumulan dosis de radiactividad de 400 milisievert
por hora. La dosis legalmente permitida que puede absorber una persona es de 50
milisievert al año.
“En el mar los
isótopos radiactivos pueden tomar dos caminos. Si son solubles se diluyen en el
Pacífico y serán inocuos para la salud; si no son solubles, sedimentarían cerca
de la central, con lo cual la contaminación a distancia sería nula”, continúa
García Tenorio.
La ONU cree que
el accidente de Fukushima no tendrá graves consecuencias para el pueblo nipón.
“La salud de los japoneses no se verá afectada por el accidente de la central
nuclear de Fukushima”, ha dicho el director del Comité Científico de Naciones
Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica, Wolfang Weiss.
Los efectos
medioambientales de lo ocurrido, no son tan peligrosos como el de Chernóbil
(Ucrania), pero sí más grave que el de Three Mile Island (Estados Unidos) de
1979. Refiriéndose a los productos alimenticios contaminados, Weiss ha afirmado
que, “las cantidades de 1 milisievert o 5 milisievert, son poco importantes en
términos de impacto sanitario”. También ha elogiado a las autoridades japonesas
que ya han comenzado a hacer pruebas, para detectar cáncer de tiroides en
niños, el único efecto que se demostró en Chernóbil.
Asimismo, se ha
incorporado de forma imprevista el buque Hespérides, a las tareas respecto a
medir la contaminación radiactiva en el Pacífico. “Normalmente este buque, se
dedica a estudiar el cambio global y la biodiversidad marina, más en aguas
profundas, en todos los océanos, además de impulsar la oceanografía española”,
recuerda a El País el presidente del CSIC Rafael Rodrígo.
El coordinador
de la expedición Malaspina a bordo del Hespérides Carlos Duarte, comentó a El
País, “Vamos a medir las trayectorias de yodo-131, cesio-134 y cesio 137,
aunque no creo que encontremos yodo-131 porque tiene una vida media muy corta”.
“Con unos aerosoles instalados en cubiertas para filtrar el aire, tomaremos
muestras atmosféricas; también tomaremos muestras de agua y de larvas y huevos
de plancton que están en la superficie del agua que es donde se depositan los
radioisótopos”, comenta Duarte. (Habrá que esperar aún mucho tiempo, para
determinar con precisión el daño que ha causado la central nuclear de Fukushima).
Fuente: Divulgación y
Cultura Científica Iberoamericana
http://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/noticias_816.htm