sábado, 16 de junio de 2018

Cultura ...

La cultura de Argentina es diversa, debido a que es un país multicultural, como consecuencia de la variedad geográfica y la presencia y combinación de las muchas identidades étnicas de los grupos que fueron contribuyendo a su población, principalmente de Europa.
El escritor Ernesto Sabato ha reflexionado sobre la naturaleza de la cultura argentina del siguiente modo: “Fracturada la primitiva realidad hispanoamericana en esta cuenca del Plata por la inmigración, sus habitantes venimos a ser algo dual, con todos los peligros pero asimismo con todas las ventajas de esa condición: por nuestras raíces europeas vinculamos de modo entrañable el interior de la nación con los perdurables valores del Viejo Mundo; por nuestra condición de americanos, a través del folclore interior y el viejo castellano que nos unifica, nos vinculamos al resto del continente, sintiendo de algún modo la vocación de aquella Patria grande que imaginaron San Martín y Bolívar.” (1)
La cultura argentina tiene como origen la mezcla de otras que se encontraron durante los años de las inmigraciones. En cuanto a sus ideologías se destacan su pensamiento y lenguaje social-demócrata, la fe en la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos.
Existe en el país una gran diversidad de actividades culturales y una importante actividad artística, en el teatro, la pintura, la escultura, la música, la literatura. Se ofrecen en todas las ciudades más importantes del país y fundamentalmente en Buenos Aires, diariamente, conferencias, conciertos, exposiciones, museos, cursos, funciones de teatro y ballet. Las salas de cinematografía y espectáculos abundan en todas las ciudades más grandes. La música popular como el tango, el folclore, destacando, inicialmente el tango era puro folclore urbano de las ciudades de Buenos Aires, Montevideo y Rosario pero con el fin de la "Guardia vieja" y el inicio de los tangos canción de Pascual Contursi y Carlos Gardel dejó de ser estrictamente parte del folclore argentino al dejar de ser folclore “stricto sensu al ya tener autores y protagonistas conocidos, en todo caso el tango siempre se ha mantenido, pese a su difusión internacional, como una de las músicas típicas de Argentina junto con las otras músicas folclóricas argentinas, y el rock nacional argentino con el denominado entre los 1960 y 1980 “Música progresiva” y “Nueva Música Urbana Argentina”, que es interpretada y bailada en ámbitos especializados y en lugares de asistencia masiva de público.
La educación fue considerada una de las más avanzadas y progresistas de América Latina junto a Cuba y Uruguay que actualmente ha perdido mucho del valor la educación, debido a la herencia privativa de las políticas en la década de 1990, como las crisis económicas del 2001 y 2002 que dejó a mucha gente en la pobreza. (2) Sin embargo, los últimos estudios demuestran una lenta, pero constante recuperación con las nuevas políticas de inclusión social del gobierno argentino.
“Las tendencias de la cultura argentina hoy, en un solo libro

Cómo se lee, cómo son los encuentros amorosos, qué lugar ocupa la comida. El cuerpo, el teatro, el tango...

“Provoqué a mis colegas diciéndoles ‘no contemos todo lo que pasó hacia atrás, no citemos autores, no hagamos una reconstrucción de nuestras tradiciones, contemos qué está pasando hoy en cada campo, cuáles son las tendencias'” dice Luis Alberto Quevedo para explicar cuál fue la propuesta que culminó en La cultura argentina hoy. Tendencias (Siglo XXI, Fundación OSDE), libro del que es compilador y autor de uno de los artículos. A su nombre se suman el de Néstor García Canclini, Darío Sztajnszrajber, Gustavo Varela, Matías Bruera, Jorge Dubatti, Ariana Vacchieri y Luciana Castagnino, José Natanson, Rubens Bayardo, Marcelo Urresti, Silvia Citro y Patricia Aschieri, Mariana Chaves y Silvia Elizalde. Estos calificados especialistas recorren desde el concepto mismo de “tendencia” a las nuevas formas de leer, las “maneras de mesa”, la escena teatral, la política, la desnaturalización del cuerpo, el encuentro amorso…A juzgar por el resultado, la consigna de Quevedo resultó eficaz, ya que cada uno de los artículos es iluminador en relación con el área que aborda y aporta algo nuevo, un dato, una mirada, una reflexión con la que el lector tiene la seguridad de no haberse encontrado antes.
-¿Puede hablarse de una cultura argentina en un momento en que incluso varios artículos del libro dan cuenta de un proceso de ‘desterritorialización’ cultural?
-Ante la pregunta de si existe una cultura argentina hoy mi respuesta es que sí en un sentido general, porque todos los procesos culturales tienen una marca de identidad de lo local. Hoy es muy fácil hablar de los fenómenos de la globalización, pero el modo en que impacta la globalización en cada país, en cada región, incluso en cada ciudad y en cada sector social es particular. Por otro lado, hay en cada uno de nuestros países y regiones sedimentos culturales que están presentes: somos hijos de una literatura, de una pintura, de una radio, de una tradición oral o de una manera de comer y eso para mí forma marcas de identidad cultural. En la Argentina hay rasgos culturales propios, por ejemplo, en la manera de incorporar las tecnologías, en la expresividad y disfrute del teatro como lo dice Jorge Dubatti, o en las “maneras de mesa” como diría Levi-Strauss, de las que habla Matías Bruera. El libro cobra potencia porque trata de mirar algunos fenómenos que a veces son invisibles. Voy a poner dos ejemplos. El primero es la apropiación del espacio público, qué sucede con eso hoy con los jóvenes, ya sea con los skaters o con los chicos que salen a tomar cerveza en la esquina, de qué manera se apropian de él. O qué sucede con la política. El otro ejemplo tiene que ver con Internet, con la Web, algo sobre lo que todos sabemos. Sin embargo, algunos fenómenos como el de los booktubers son menos visibles.
-El artículo de Néstor García Canclini sobre cómo y cuánto se lee da una respuesta a un fenómeno difícil de explicar: por qué a la Feria del Libro asisten más de un millón de personas y eso no tiene un correlato en la venta de libros.
-Sí, García Canclini, dice que la tendencia cultural de hoy en relación con la lectura nos obliga a revisar metodologías, formas de trabajar en relación con la apropiación que hacen los jóvenes de los productos culturales. El artículo de Ariana Vacchieri y Luciana Castagnino sobre las narrativas transmedia que habla de las formas de la lectura de estos booktubers plantea cómo están leyendo los jóvenes y de qué manera circulan entre ellos las referencias. Un fenómeno nuevo es la caída de los referentes consagrados y la inauguración de la tendencia de los referentes horizontales. Dos ejemplos: los chicos jóvenes que leen libros les recomiendan a otros chicos jóvenes que lean esos libros. Eso no es algo que ha pasado siempre en la cultura argentina ni en la global. Ernesto Schoo era un señor muy culto que hizo crítica literaria durante 50 años y marcaba una tendencia a partir de un lugar de saber, de su experiencia de enorme intelectual. Ahora se da lo contrario que es la horizontalidad, el que recomienda es el par y lo hace con un lenguaje que no tiene nada que ver con la crítica literaria. El otro ejemplo interesante lo da Dubatti y es el de Felisa. Felisa es alguien como mi mamá que va al teatro y le dice a su amiga: “Mirá, me gustó. El vestuario para mí está bien, las actuaciones son geniales, la pasás muy bien, el teatro es muy lindo, así que andá”.
-Y califica la obra con un cierto número de Felisas.
-Exacto. Siempre que se habla de tribus se habla de jóvenes, pero también una señora grande que está en la web, que usa Internet, como Felisa funciona como una tribu urbana. Esa es una manera no diría de eliminar la vieja crítica, pero sí de interrogarla porque la crítica tradicional de cine, de teatro, de libros, siempre fue muy erudita. Alguien que quisiera jactarse de ser crítico literario tenía que ser muy formado. Felisa, no.
-Hemos olvidado el carácter social de la lectura, pero la lectura individual, silenciosa, es algo tardío.En Cuba había lectores que leían en voz alta para los obreros de las fábricas. Es decir que a través de la web se recupera en parte esa función social.
-Sí, es cierto. Leemos solos y en silencio desde hace muy poco, porque para hacerlo de ese modo había que saber leer. Se extiende la lectura silenciosa desde el fin del siglo XIX y principios del XX en que comienza a expandirse la matrícula escolar. Lo interesante de lo de Cuba y de otras experiencias similares es que luego vino la radio y luego la televisión y no anuló la lectura. En el libro me pregunto cuáles son los rasgos de la cultura argentina referidos a la lectura. Por ejemplo, la Feria del Libro de Frankfurt, que es una feria de negocios, no es igual que la Feria del Libro argentina que es de lectores que no sólo van a ver y comprar libros, sino también a ver un escenario, a ver escritores. Hay una espectacularización del libro. Por ejemplo, vino Leonardo Padura. Es un producto cultural que trasciende su obra porque, además, su escritura es árida, compleja, no es Paulo Coelho.El hombre que amaba los perros es un libro denso desde el punto de vista político. Él transciende todo eso y se sienta a la mesa de Mirtha Legrand que quizá no lo ha leído o sólo tiene alguna referencia. Este es un país de pasiones fuertes, nosotros decimos que somos muy “cholulos”. A los lectores les gusta ir a ver al que escribe, tocarlo, saludarlo, hacer que le firme el libro. Aquí se dan fenómenos de masas con los escritores. En el año anterior, el stand más visitado de la Feria del Libro de Guadalajara fue el de un booktuber. Este es un fenómeno cultural raro, que se mimetiza con el mundo de las letras pero que no es de ese mundo. Allí aparece un tema que toma García Canclini y que creo que es clave, que hay otras escrituras. Hacer un buen video, subirlo a Internet y tener éxito es una destreza de escritura con imágenes que se ejercita popularmente, hay miles de personas que lo hacen. Se está escribiendo de otras maneras, con otros lenguajes y también la circulación se hace de otra forma. Me interesó captar cómo impacta eso en la Argentina.
-¿Qué diferencia hay entre una tendencia y una moda?
-Una tendencia de un fenómeno efímero. La palabra tendencia marca aquello que deja una huella más honda, es algo que vino para quedarse, aunque sólo sea un tiempo, como todo en la cultura. Voy a poner el caso del teatro porque eso es ya una tendencia muy consolidada. Lo que Dubatti nos cuenta en su artículo es que la ciudad de Buenos Aires tiene una marca que no se da en la mayoría de las ciudades del mundo que es la densidad teatral, tiene más butacas teatrales que Londres o París. Esto comienza en la posdictadura, no hay que olvidarse que Teatro Abierto fue un hito. El teatro permitió la expresión de los autores, directores, creadores jóvenes. Allí comenzó a forjarse algo que hoy transforma a la Ciudad de Buenos Aires en un lugar distinto respecto del teatro. Otro tanto diría del tango que tuvo su época de gloria y luego una caída y una decadencia porque pasó a reductos más de culto dado que fue tragado por la música pop de los 60 y los 70. Sin embargo, en los últimos diez o 15 años renace desde los jóvenes y eso se instala como una tendencia.
-¿La vuelta de tuerca sobre el pasado es tendencia?
-Claro, el tango es bueno porque está vivo, porque habla de hoy, pero también porque recoge una tradición histórica, porque mira para atrás, porque dialoga con el pasado. Esto tan argentino, a su vez, forma parte de una tendencia mundial que es la moda retro que mira hacia el pasado para crear hoy. Hoy el pop está en todos lados aunque fue un fenómeno de los 60. En la Argentina hay un resto de moda Evita permanente en el rodete, el vestuario. La moda retro está en todas partes, pero aquí tiene una marca particular, porque no se vuelve a cualquier lugar.
-¿Ya no hay espacios culturales cerrados?
-Los autores del libro nos dicen que muchos de los espacios que eran estudiados de modo independiente hoy atraviesan paredes y circulan por otros territorios. Dubatti marca el fenómeno de la transteatralidad, por ejemplo. Es decir, lo que antes lo pensábamos en el espacio cerrado, con butacas y escenario, hoy está diseminado en muchas escenas. En el debate que se dio entre Scioli y Macri, por ejemplo, lo teatral tuvo mucho que ver. Incluso una de las críticas fue a la iluminación, lo cual es una crítica teatral, lo mismo que las referencias al vestuario de cada candidato. Creo que Dubatti olfatea la tendencia de que lo teatral desborda la específico de la escena y que esa diseminación se produce de acuerdo con reglas que se comparten. Otro tema interesante es el de las nuevas formas de la sexualidad y el amor. Los jóvenes y también los adultos encontraron en las tecnologías la capacidad para producir redes de encuentro, de sociabilidad. La cara gráfica de la web es de 1994 es decir que apenas tiene sólo 21 años, pero produjo grandes modificaciones en las relaciones. Lo corpóreo tiene ahora otro espesor, lo virtual es tan importante como lo presencial. Antes el cuerpo estaba en el encuentro cara a cara, pero ahora está también en la web.
-Otro tema interesante en relación con el cuerpo es el de su desnaturalización.
-Sí, el cuerpo es un territorio de operaciones en el doble sentido de la palabra, tanto de operaciones quirúrgicas como de la habilitación de la sociedad para que se pueda contestar a la pregunta “¿Cómo querés ser? Si durante en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX hubo un Fordismo del cuerpo -todos los cuerpos tenían que ser iguales, la escuela nos uniformaba- a fines del siglo XX y principios del XXI se nos pregunta cómo queremos ser y se nos habilita para tatuarnos, perforarnos, operarnos. Cuando una marca de fitness dice “traé el cuerpo que tenés y llévate el que querés” juega con un imaginario instalado sobre la posibilidad de hacer del cuerpo lo que queremos. Detrás de esto existe toda una industria de la estética, desde las cremas a las prótesis y la alimentación, que le quitan al cuerpo su carácter natural. En las sociedades de mercado siempre hay una promesa incumplida de las publicidades, pero el pacto que tiene esa maquinaria con el individuo que quiere modificar su cuerpo es “voy a creer que sí”.
– ¿Se impone el artificio?
-Sí, y eso es una tendencia insoslayable. Freud decía “el cuerpo es un destino” Hoy lo que se postula es que el destino lo forja uno. Pero esa desnaturalización no se hace de cualquier manera, tiene reglas. No se sigue una sola estandarización, las estandarizaciones se han multiplicado, pero no han dejado de existir.” (3)
Bibliografía consultada
1)- Ernesto Sabato, La cultura en la encrucijada nacional (p 17-18). Bs. As. Sudamericana, 1975.
2) - “Human development index 2007 and its components: Education Index” UNDP. 2007.
3)- Tiempo Argentino, Mónica López Ocón