“Es de equidad que durante años hayamos poblado la
Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que
estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega
a la universidad”
María Eugenia Vidal (Gobernadora Provincia de Buenos
Aires)
Una frase
que realmente nos avergüenza a muchos bonaerenses, y principalmente en mi
carácter de rotario del Rotary Club de Isidro Casanova, siento vergüenza ajena
y no comparto sus palabras.
Y como
presidente de la Biblioteca Popular Rotaria, doy fe, que somos testigos, todos
los días del esfuerzo que realizan los estudiantes de la universidad local, que
en su mayoría, son hijos de vecinos, trabajadores y obreros, de los cuales
siento orgullo, por sus valores y por su dedicación de superarse en la cadena
de la educación universitaria y superior.
Alberto J. Zaia
Notas
periodísticas (fragmentos)
"Al
participar este mediodía del Ciclo de Conferencias del Rotary Club de Buenos
Aires, realizado en un hotel porteño, Vidal evaluó que la conformación de una
Nación “que durante veinte años crezca sostenidamente”, con buenas variables
económicas y con escasa inflación “no sólo depende de los que gobernamos hoy,
sino también de los que gobernaron antes y hoy todavía tienen representación
política. Depende de los dirigentes empresarios y sindicalistas, de los que
generan opinión, de los líderes de los movimientos sociales. Con
responsabilidades distintas, pero fundamentalmente depende de todos nosotros”.
“La
gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, dio una charla ante socios del
Rotary Club y se refirió a la situación de la Provincia a dos años y medio de
su asunción. “¿.Es de equidad que durante años hayamos poblado la
Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que
estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega
a la universidad?”, se preguntó.” (1)
“Los
quintiles más bajos de ingresos de la población incrementaron su acceso a la
universidad entre 2008 y 2015
Los miles de estudiantes que Vidal
no ve
En contraste
con los dichos de la gobernadora, un estudio de la Universidad Pedagógica
Nacional muestra que el 31 por ciento de los alumnos universitarios del Gran
Buenos Aires pertenece al 40 por ciento más pobre de la sociedad. En 2015 eran
99 mil personas.
“¿Es equidad que
hayamos poblado la provincia de universidades, cuando todos sabemos
que nadie que
nace en la pobreza llega?”, dijo
Vidal.
Los números del
sistema universitario desmienten a la gobernadora de la provincia de Buenos
Aires, María Eugenia Vidal, quien cuestionó la creación de universidades
públicas en el conurbano “porque todos sabemos que nadie que nace en la pobreza
llega a la universidad”. De hecho, fue justamente con la puesta en marcha de
esas casas de estudios en las últimas décadas que pudieron ingresar al sistema
educativo superior alumnos que son la primera generación de universitarios en
sus familias. Un estudio del Observatorio Educativo de la Universidad
Pedagógica Nacional (Unipe) muestra que entre 2008 y 2015 la representación de
los dos quintiles de más bajos ingresos en la universidad pública creció
ampliamente por sobre el promedio: los prejuicios contenidos en la mirada de
Vidal invisibilizan a más de 41 mil nuevos estudiantes del conurbano bonaerense
provenientes de sectores populares.
El relevamiento
del Observatorio Educativo de la Unipe desmonta tanto el exabrupto de la
gobernadora como el que había expresado pocos años antes Mauricio Macri (“¿qué
es esto de universidades por todos lados?”). El informe indica que, si bien los
estudiantes que provienen de los sectores populares están subrepresentados en
la matrícula universitaria, lejos se encuentran de no formar parte del sistema
educativo superior e incluso su participación logró crecer en los últimos
años.
El estudio
se basa en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (Indec) y destaca que
para 2015 en el Gran Buenos Aires el 31 por ciento del total de estudiantes
universitarios pertenecía al 40 por ciento más pobre de la sociedad, con un
total de 99 mil personas. El informe señala que, si se observa el panorama a
partir de 2008, cuando inicia la última oleada de creación de universidades
nacionales en partidos del Gran Buenos Aires (las anteriores fueron en el
interior), sobresalen tres fenómenos.
En primer
lugar, el total de personas que asisten a universidades públicas creció un 39
por ciento entre 2008 y 2015. La matrícula tuvo un “significativo” aumento, que
superó ampliamente el ritmo de crecimiento de la población argentina (menor al
2 por ciento anual).
Y si este
crecimiento se mira dividiendo a la sociedad por quintiles de ingreso (en cinco
grupos que contienen cada uno un 20 por ciento de la sociedad, siendo el
quintil 5 el del 20 por ciento más rico y el quintil 1 el del 20 por ciento más
pobre) se ve que ese incremento fue más intenso en los quintiles de ingresos
más bajos. Entre 2008 y 2015, la cantidad de estudiantes de bajos ingresos en
el total de inscriptos al sistema universitario creció un 47 por ciento para el
quintil 1 y un 95 por ciento para el quintil 2. Eso implicó más de 41 mil
nuevos estudiantes universitarios en el conurbano bonaerense de hogares de
sectores populares. Como referencia, el quintil 2 representa a sectores clase
media-baja, cuyos ingresos superan por poco la canasta básica.
En el mismo
lapso y en la misma región, los quintiles más altos, el 4 y el 5, crecieron un
28 y un 21 por ciento, respectivamente, en la matrícula universitaria.
Hijos de trabajadores
En la misma
línea, el estudio de las doctoras en Antropología Social Laura Colabella y
Patricia Vargas muestra el impacto social de la creación de la Universidad
Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), en el partido bonaerense de Florencio Varela.
En su trabajo describen el origen social de los estudiantes de la UNAJ, creada
en 2009. “Una abrumadora mayoría (de los alumnos) son hijos de antiguos
trabajadores rurales de la caña de azúcar, el algodón, el tabaco y la yerba
mate, migrantes internos o de países limítrofes, y obreros urbanos,
metalúrgicos, de la construcción, de las fuerzas de seguridad, de Gendarmería,
Policía, Prefectura y Fuerzas Armadas; y que, en muy buena medida, se iniciaron
en el mundo del trabajo en la niñez, mientras sus madres suelen ser amas de
casa o empleadas domésticas”.
Pero la
política de creación de universidades no sólo hizo crecer el acceso de los
sectores bajos y medio-bajos a la universidad, sino también a todos los grupos
sociales, incluidos los estratos más ricos. Según el estudio de la Unipe, en
los quintiles 4 y 5 la cantidad de estudiantes se incrementó más del 20 por
ciento. El informe indica que “esto probablemente expresa cómo la nueva oferta
académica del territorio se transformó, no solo en una puerta de ingreso para
nuevos sectores a la universidad, sino también en una oportunidad transversal
para los distintos grupos sociales que eligen asistir a las universidades
públicas”.
El estudio
concluye que el sistema de educación superior cuenta con “gran vitalidad, con
ofertas que se despliegan en sentido vertical (presencia de posgrados) y
horizontal (tipos de carreras, diversidad de territorios) y con un dinamismo en
la demanda que atraviesa a las distintas clases sociales”.
Además,
pronostica que esa demanda probablemente siga en aumento por diversos factores
“ya que, si bien las proyecciones de población no marcan un crecimiento
demográfico futuro, tanto el desarrollo de la obligatoriedad del nivel
secundario como las aspiraciones de movilidad social ascendente, la renovada
demanda de calificaciones laborales, y el paradigma de educación para toda la vida
seguirán perfilando crecientes niveles de acceso a la educación superior”.
Uno de los
coautores del estudio, el sociólogo Leandro Bottinelli, observó que estos datos
liquidan otro mito, el que dice que la universidad es un gasto “pro ricos”. “Es
la idea de que la universidad pública es un simple subsidio del Estado a los
más ricos, que serían los únicos que la usan. Pero las estadísticas muestran
que cada vez más jóvenes de otros sectores sociales acceden, por lo que es una
inversión cada vez más progresiva”.
En
referencia a la propuesta de Vidal de que sería mejor apostar a la educación inicial,
Bottinelli dijo a Página12: “No debería aplicarse la lógica de la frazada
corta. Esa era una recomendación típica del Banco Mundial de los años 90:
privatizar la educación superior e invertir esos recursos en educación inicial.
Por suerte, Argentina no recorrió ese camino. Hizo las dos cosas: logró
expandir la educación inicial e invirtió en educación universitaria. Es real
que la inversión en el nivel inicial mejora mucho la trayectoria de los
estudiantes, pero usarlo como argumento para no invertir en universidades es un
absurdo”.”
Informe: Inés Fornassero.
Fuentes de Información.
1)- C y P Noticias http://cypnoticias.com.ar
2)-Diario Página12 / El País / 01 de junio de 2018.