ECONOMÍA
Preparan ahora oferta de
"facilidades extendidas": Alberto Fernández la rechaza
Es
la propuesta que tiene el organismo financiero para la Argentina para después
de las elecciones del 27 de octubre. Un acuerdo así requiere de profundas
reformas.
Alberto
Fernández y David Lipton.
Por Carlos Burgueño
cburgueno@ambito.com.ar
El Fondo
Monetario Internacional (FMI) esperará a conocer el resultado de las elecciones
presidenciales del 27 de octubre y luego le ofrecerá al
próximo jefe de Estado la finalización formal del acuerdo stand by y su
eventual reemplazo por uno de “facilidades extendidas”.
Mientras tanto, y como le graficó una fuente del organismo financiero, “el
stand by entró en stand by”. El problema será, si se cumplen los resultados de
las PASO, que Alberto Fernández buscará negociar un acuerdo fuera de los
papeles: un plan de pagos extendido en el tiempo sin nuevos desembolsos
y sin presiones en el corto plazo. El ejemplo, tal como adelantó este
diario, sería un esquema similar al que el propio Fernández, junto con el
equipo económico que manejaban Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen, negoció con
el entonces director gerente del organismo, el alemán Horst Köhler.
Entre otras
reformas, a los ojos de Lipton, debían incluirse la previsional, laboral y una
reestructuración generalizada de las prioridades de gasto público. Ortodoxo al
fin, Lipton pensaba que únicamente un esquema tradicional podría ayudar al
país. Su idea sólo quedó bajo el status de opinión, al avanzar en junio
del 2018 Christine Lagarde en un ampuloso stand by record para el organismo.
En aquellos tiempos lo que se buscaba desde la conducción de la economista
francesa, era tener un caso testigo exitoso antes de que terminara su gestión.
La situación
comenzó a complicarse desde agosto del año pasado, lo que derivó en un
relanzamiento del stand by en septiembre y la curiosa liberación del uso de
dólares para contener el mercado cambiario local de abril de este año. Finalmente,
los resultados de las PASO y los contactos entre el FMI y el “albertismo”
hicieron que el plan vigente pasara a revisión hasta que haya un presidente
electo.
Confían desde el
organismo que con la próxima gestión y con años de trabajo por delante (al
menos cuatro), el “facilidades extendidas” podría ser posible. Los términos de
un acuerdo de este tipo serían un plazo de no menos de 8 años (podrían ser
incluso 12) y una tasa de interés inédita para el país por lo baja: podría ser
menos de 2% anual. El problema es
que un acuerdo de este tipo requiere para la aprobación del board del FMI
(donde hoy Argentina tiene mayoría de votos en contra), aquellas reformas
mencionadas que un eventual gobierno de Alberto Fernández no está dispuesto a
tomar.
Queda entonces
la posibilidad de discutir los términos que, si gana las elecciones, le
planteará el principal candidato de la oposición a la nueva conducción del FMI
de Kristalina Georgieva, que asumirá el primero de octubre (ver nota aparte).
La intención de Fernández es la de un acuerdo de pago de la deuda vigente, con
un plazo de libertad en los primeros dos o tres años, para luego encarar un
plan de no menos de 8 años; con la posibilidad de cancelar la deuda antes según
las posibilidades financieras del país. Este tipo de esquema no está dentro de
la carta orgánica del FMI. Pero, se sabe, todo depende de la amplitud política
del Fondo y de la voluntad de apertura negociadora que le imponga Geogieva a su
gestión. Se sabe, los votos de Lipton (liberado seguramente de la presión del
secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin) serán restrictivos e
insistentes en un “facilidades extendidas”.
Lipton asegura
que sólo con esta opción podrían modificarse los votos del board. Sabe el
norteamericano que los países europeos y asiáticos (salvo China) se pronuncian
hoy en contra del desembolso, con críticas severas por parte de estados clave
en la consideración oficial como Gran Bretaña, Italia, Japón y, especialmente,
los países nórdicos que ven en la conducta argentina un mal ejemplo para el
resto de los estados que tienen líneas de crédito vigentes.
Otros
países (Alemania, Francia y España), prefieren no tener que pronunciarse sobre
el caso argentino; ya que optan aún por darle tiempo político para que se
defina la situación interna del país antes de volver a votar a favor o en
contra en el directorio de la entidad. Hay una posición aún más
complicada: la de los Estados Unidos, el principal sponsor que tuvo el país en
estos años de stand by, incluyendo la presión de abril pasado para que el
propio Lipton acepte el uso de dólares del préstamo para contener el precio
interno del dólar. Según afirman dentro de la sede de Washington, no se vio en
esta oportunidad mucha vehemencia de parte del Gobierno norteamericano para
acelerar la liquidación hacia el país. Trump es quien más está esperando de qué
manera soplan los vientos ante una eventual gobierno de Alberto Fernández.
Fuente: Diario Ámbito Financiero, 26 septiembre 2019.