Las personas
que dicen lo que piensan, que son frontales y sinceras, tienen una
comprensión diferente de su entorno y de sí mismas, y esto solo producen un
bienestar emocional y confianza sin igual.
Decir
exactamente lo que queremos decir no es algo para lo que la mayoría de nosotros
estamos capacitados. Desde una edad temprana se nos enseñó el arte de “agradar
a las personas”, de decir sí, incluso si queremos decir que no, de no decir
nada que pueda ofender y atenuar la franqueza para no ser vistos como
arrogantes y poder brindar más confianza en los demás a costa de nuestro propio
bienestar.
¿Por qué deberías decir lo que piensas?
Decir lo
que realmente se piensa, no siempre es fácil y puede conducir a un
conflicto. Sin embargo, esto parte de una serie de prejuicios, ya que
decir lo que sientes tiene que ver con expresar tu propia opinión, sin que
nadie tenga que resultar ofendido ni atacado, el conflicto sucede cuando la
otra persona lo considera una ofensa o no sabe respetar la opinión de los
demás.
Si los demás no
comparten tu opinión, es respetable y no es eso lo que se buscan, simplemente
se trata de hacer valer tu derecho a expresar lo que piensas, lo que sientes, y
a poner límites sin tener que sentirte culpable. Si no puedes manejar eso,
todavía tienes que aprender mucho para conseguir decir lo que
piensas, expresar lo que sientes sin miedos.
1. No te sientes decepcionado de ti mismo
¿Alguna vez te alejaste
de un encuentro con alguien con enfado por no decir lo que realmente querías
decir? El hecho es que tragarte lo que realmente quieres decir puede ser
equivalente a presionar el botón de autodestrucción.
De repente te
puedes encontrar realizando tareas fuera de hora, exigiendo más de ti mismo y
cansándote aún más por no haber sabido decir que ese día ya tuviste suficiente
y que no ibas a poder. Una de las peores cosas de no decir lo que piensas
es que no tienes a nadie a quien culpar sino a ti mismo, y sabes que la única
manera de cambiar eso es manifestado lo que piensas y sientes tal
como es.
2. Te sientes bien contigo mismo
Hablando de la
frase “sacando algo de tu pecho”, hablar, particularmente sobre temas
importantes, puede parecer como un peso que literalmente te sacas de
adentro. Ser asertivo es bueno para ti; aumenta la confianza en ti
mismo y te hace creer que estás tomando el control de tu propia vida.
3. Duermes mejor
Incluso hay un
proverbio alemán que dice: “Una conciencia limpia es una almohada
suave“. Si ya no llevas guardada tu opinión como una carga
dentro de ti, al expresar tus pensamientos y sentimientos también te ayudará a
aliviar tu conciencia y sentirte más seguro de ti mismo.
El carrusel de
pensamiento “qué pasaría si dijera” o “qué pasaría si hubiera dicho” al
expresar tu opinión tienes la oportunidad de dejar de lado estos
pensamientos que te consumen toda la energía.
4. Obtendrás lo que quieres
La mayoría de
nosotros sentimos que es demasiado exigente articular lo que anhelamos. Así
que, en lugar de eso, podemos presentar solicitudes a medias con la esperanza
de que otros puedan llenar los vacíos y terminar de decir lo que queremos
decir.
Así que dices
“sería genial si me pudieras ayudar durante 5 minutos” cuando te refieres a “si
te quedas una hora para ayudarme, podría salir del trabajo antes de la
medianoche”. Si dices realmente lo que quieres, tus necesidades serán
satisfechas y terminarás siendo una persona más feliz.
Del mismo modo,
debes saber decir lo que no quieres.
Por ejemplo, cuando tu jefe te deje una tarea, no digas automáticamente “está
bien”. En su lugar, intenta con alguna otra contestación: “Me
gustaría ayudar, pero tengo mucho trabajo en este momento. ¿Podemos ver
cuál es la mejor manera de hacerlo a la luz de este otro trabajo que debo
hacer? “. De esa manera, no estás diciendo que no, pero estás
enfatizando tu valor, así como negociando una carga de trabajo más realista.
5. Serás verdaderamente entendido por los demás
Todos nosotros
en el fondo, queremos ser verdaderamente comprendidos por otras
personas. Sin embargo, sin decir exactamente lo que quieres decir, te
arriesgas a ser malinterpretado perpetuamente.
¿Cuántas veces
has mirado a alguien que conoces bien y has pensado? “Si realmente me
conocieras, no habrías dicho o hecho eso”. Pero, ¿cómo esperas que sepan
si nunca dices en voz alta lo que realmente está pasando en tu cabeza? Al
exponer tus pensamientos reales de forma abierta, es posible que no siempre
seas tan amable, pero serás diez veces más real, y eso es sorprendentemente
gratificante.
6. Te rodeas de las personas acordes a ti
Una persona que
sabe decir lo que piensa y se hace responsable de lo que dijo, difícilmente
esté rodeada de gente que no aprecia su sinceridad y franqueza, la ventaja de estar
rodeado de verdaderos amigos es que podrás fluir, notando que tus relaciones
son constructivas y te sentirás apoyado siendo como eres.
Poder expresar
lo que sentimos, y saber decir lo que pensamos es la mejor forma de aliviar
nuestra carga emocional, evitar los conflictos y poder rodearnos de personas
que nos ayuden a crecer.