sábado, 4 de febrero de 2023

Servicio Meteorológico

LITERATURA

Alba Murúa: «Para recordar: La presentación de «Servicio meteorológico» de Alba Murúa en el Museo del Libro y de la Lengua» (por Elizabeth Molver).

Por Elizabeth Molver

El 19 de octubre fue un día despejado, de sol absoluto y brisa fresca que nos acarició. En verdad no recuerdo exactamente como estuvo el clima en sí. Lo que recuerdo es que ese día presentó su nuevo libro la amiga y poeta Alba Murúa, oriunda habitante de Morón, ciudadana del conurbano, caminadora de ciclos literarios en cualquier rincón de La Matanza, compartidora de poesía aquí o allá, en lo real o en el ciberespacio. Ya que Alba es una gran difusora cultural. Es excelente escribiendo reseñas de libros, comentarios o posteos en redes.
Pero lo que aquí me convoca es contar la exquisita presentación de “Servicio meteorológico” de ediciones de la Eterna, que dirigen María Belén Aguirre y Andrés Kischner.

Primero se refirió al libro María Belén quien desmenuzó delicadamente el prólogo que ella misma escribió. Habló de oráculos de perplejidad y ternura. De los fenómenos climáticos tan abrazados a las sensaciones y sentimientos propios o sociales.

Destacó los diversos pájaros: benteveos, calandrias, golondrinas y chimangos presentes en los poemas unidos a estas expresiones tan íntimas “todavía / no levantas los ojos / hacia la huida de las golondrinas”.

También comentó acerca de ese aire lóbrego que sobrevuela el poemario. Eso que se siente, que está ahí, pero no se nombra. Esa peste que nos atacó y nos persigue todavía. Tan fuerte, tan insistente, pero en silencio, callada, persiguiéndonos. Y destacó la valentía de Alba de no decir la palabra exacta, sino de darle merodeos al asunto, disfrazándolo de nubes, tormentas o chaparrones.

Culminó diciendo que la poeta posa su mirada en aquello que está y que, por efectos de vulnerabilidad, puede dejar de existir. “El desamparado que dormía en la estación / ¿dónde está?”

El segundo momento estuvo a cargo de Andrés Kischner, quien se refirió a la obra como una hermenéutica de los pájaros. Una contemplación absoluta del cielo y sus fenómenos, cosa no tan común es estos días donde las urgencias son mirar pantallas, relojes, colectivos que no llegan o cuentas que pagar. Se refirió a los presagios de los pájaros, que Alba toma como una sentencia, al horizonte del conurbano donde suceden los poemas y el cotidiano. Calificó al libro como un templo abierto a la intemperie.

Para este momento estábamos sumergidos en un espacio sin tiempos, en una sala con muchos amigos y amigas, poetas, familia ya flotando en un cielo de nubes blancas que nos mecían serenamente. Aquellas palabras de María Belén y Andrés nos habían hecho sentir en la piel el fresco que se levanta después de una furiosa lluvia de verano, o la tibieza que nos deja el sol luego de una tarde de plaza y primavera.

Pero eso no fue todo, faltaba la lectura. Alba leyó algunos poemas acompañada por Agostina Zito en violín, que tan magistralmente supo darle el tono que necesitaban esos versos.

Abrazada también por la emoción la poeta pudo agradecer, nombrar a los y las presentes, respirar hondo más de una vez y dejar que alguna lágrima escapara de sus ojos. Y también a nosotras quienes la queremos y sabemos que en estos tiempos tuvo golpes en la vida tan fuertes yo no sé, diría Vallejos.

Se proyectó el video “Llueve en Père- Lachaise” basado en el poema homónimo con la voz de Alba. Sutil, triste, desgarrador, con una belleza de imágenes que dan cuenta de las manos, cabezas que lo pensaron y realizaron: otra vez la maravilla de Aguirre y Kischner.

Cuando parecía que todo terminaba se acercó el músico Juan Rosasco e interpretó una bella canción en el piano de ese auditorio que temblaba de emoción y de agradecimiento por el momento vivido.

A la salida y por un posible pronóstico de lluvias (mentirosas) los nietos de Alba nos regalaron un paraguas de chocolate como souvenir. Todo registrado hermosa y amorosamente por el fotógrafo y amigo Facundo Gastón Floria.

Así volvimos abrazando al libro, observando la tapa una y otra vez, porque es encantadora, sorprendente la potencia de Eleanor Macnair en esa mujercita que duerme, sueña o se deja llevar en un cielo oscuro suspendida por el servicio meteorológico incierto de cada día.

Biografía consultada

Devenir111, Revista de Arte y Cultura.

https://devenir111.com/alba-murua-para-recordar-la-presentacion-de-servicio-meteorologico-de-alba-murua-en-el-museo-del-libro-y-de-la-lengua/?fbclid=IwAR3fwdbl5arALdikgXNFZGwM9IFb38FqjT77UwH0m36QEJ3anRMpi-AlWhA