EFÉMERIDE
COMBATE DE SAN LORENZO - EN EL CORAZÓN ARGENTINO
Todos los 3 de Febrero resaltan las efemérides de dos hechos bélicos: el
Combate de San Lorenzo (1813) y la Batalla de Caseros (1852). En esta
oportunidad nos ocuparemos de la significancia del Bautismo de Fuego del
Regimiento de Granaderos a Caballo, a orillas del Paraná frente al Convento de
San Carlos Borromeo, comandados por su creador, nuestro Padre de la Patria: don
José de San Martín.
Y si bien fue una “Acción” (así la llamó el propio Libertador) que duró
escasos 15 minutos de encarnizada lucha, donde se enfrentaron 150 granaderos
contra unos 300 realistas y, como bien explicara el prolífico historiador Juan
José Cresto: “el examen intelectual posterior es, a veces, más extenso y
completo que el de la realidad misma”; es por ello que intentaremos demostrar
como este símbolo forma parte importante de nuestro ser nacional. Mucho se ha
escrito y seguramente se escribirá en el futuro sobre este emblemático pasaje
de nuestra Historia que tiene todos los atractivos que uno busca para el
relato.
Tenemos personajes sumamente ricos, desde su principal protagonista: San
Martín; y la participación de “actores secundarios” de la talla de Mariano
Necochea, Hipólito Bouchard, Ángel Pacheco, los hermanos Mariano y Manuel de
Escalada – cuñados del Gran Jefe- y hasta dos “participaciones especiales” como
la de los granaderos Juan Bautista Cabral y su tocayo Baigorria quiénes
salvaron la vida del General cuando su caballo -de color bayo- cayó muerto por
la descarga de metralla de los realistas. Este episodio dramático -que podría
haber cambiado la historia- es otro de los condimentos, como también el valor,
el heroísmo, la entrega, el sacrificio y la planificación estratégica que hacen
del Campo de la Gloria el escenario perfecto para ser ese símbolo… ¿y por qué
se preguntaran ustedes tanto énfasis? Mi respuesta es sencilla San Lorenzo y su
Convento son lo que llamo “Historia tangible”.
En cada rincón, en cada pasillo, ocupamos en cada visita el mismo
espacio que más de dos siglos atrás ocuparon nuestros héroes, Tenemos la dicha
de que se ha conservado en su mayor parte original y que su acceso es posible.
Suerte que no tenemos con otros símbolos como el Cabildo de Buenos Aires o la
Casa de Tucumán, modificadas, replicadas o acondicionadas hasta hacerles perder
parte de su espíritu.
En San Lorenzo, con sólo cerrar los ojos, podemos oír el clarín que
estridente sonó a cargo del trompeta de órdenes Lino Guillermo, y las voces de
aliento de los jefes de ambas columnas de 60 hombres cada una, la primera al
mando de San Martín y la segunda de Justo Germán Bermúdez, nacido en
Montevideo. Podemos oler la pólvora, el humo, la sangre y escuchar los fusiles
realistas y los cañones de los buques disparando a ciegas cubriendo la retirada
de los sorprendidos invasores. Y vemos, en las manzanas que hoy ocupan casas
bajas modernas, a Hipólito Bouchard, francés, arrebatar la bandera realista
ultimando al abanderado; al infortunado e impetuoso Manuel Díaz Vélez
desbarrancarse con su caballo y hecho prisionero; al mismísimo Bermúdez herido
en su pierna quedar fuera de combate, para fallecer tristemente amputado días
después en una celda del Convento, que aún se conserva.
E imaginar al Libertador en la Espadaña observando los movimientos antes
y después del Combate, hasta asegurarse que no habría un contraataque y que los
realistas habían tenido su escarmiento. Como consta en el parte de guerra que
dictó a la sombra del otrora Pino Histórico a su escribiente ocasional Mariano
Necochea, imposibilitado por el porrazo que se había pegado. Quedaban en el
campo de batalla 14 granaderos muertos (entre ellos Cabral) y 2 heridos graves
que fallecerían posteriormente (Díaz Vélez y Bermúdez).
Y San Lorenzo, como símbolo naciente, fue incluido en la letra de
nuestro Himno Nacional compuesto ese año, y la figura de San Martín cobrará
impulso y confianza para convertirse en el Libertador de América, siendo San
Lorenzo el único combate que realizó en nuestra tierra. Los otros protagonistas
mencionados merecieron extensas páginas por sus destacadas actuaciones al servicio
de la Patria, ganando el merecido reconocimiento de la posteridad. Pero no sólo
los mencionados lograron el justo laurel, también los anónimos granaderos
tienen su solar en el panteón de los héroes, esos soldados que venían de las
provincias y hasta de otros países. San Lorenzo es un crisol federal, puntanos,
riojanos, cordobeses, mendocinos, correntinos, santafesinos, porteños,
santiagueños, orientales, chilenos y franceses combatieron ese día, amalgamando
en la fragua parte de nuestra identidad.
Años más tarde, los historiadores fueron desbrozando el camino y
rescataron los nombres, los hechos y las participaciones de los milicianos
rosarinos de Celedonio de Escalada (nacido en España), del Cura Navarro, de los
franciscanos del Convento y de los vecinos del pueblo que se ofrecieron como
voluntarios y tuvieron la ingrata tarea de sepultar a los caídos. En San
Lorenzo coincidieron codo a codo, el ejército, el clero, la milicia y el pueblo
en pos de un futuro mejor. La hoy Ciudad Histórica de San Lorenzo, año a año,
recoge ese legado. Celebra cada aniversario con una fiesta popular, donde las
instituciones participantes de ayer vuelven a unirse para recordar el inicio de
la gesta sanmartiniana.
Y por qué no, con don José observando con su catalejo desde la Espadaña
la carga simbólica de “sus muchachos”, sables en mano, recreando aquel 3 de
febrero del año 13 acompañados por una multitud plena de espíritu patriótico,
con el fondo musical de la marcha militar que llevó su gesta al mundo y que
desde chicos canturreamos … “Febo asoma, ya sus rayos, iluminan el histórico
Convento…”.
Roberto Colimodio
Biografía consultada