SOCIEDAD
Entrevista a Gabriela Torres,
flamante titular de la Sedronar
"No es un
problema de drogas sino de personas con consumos problemáticos"
Por Horacio Cecchi
Imagen:
Bernardino Avila
"Está bien que el rugby se replantee si está generando
conductas machistas, xenófobas y violentas, seguramente hay algo de los
agresores que tiene que ver con haber fomentado cierta lógica de odio al otro”,
dijo Gabriela Torres a Página|12. Torres es la flamante titular de la
Sedronar, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación.
“Pero más allá del rugby, de lo que debemos hablar es de cómo hacemos los
adultos un acuerdo para cuidar a los jóvenes porque están muy solos respecto a
lo que consumen y a lo que creen que es el consumo. El alcohol es, lejos, la
droga más consumida por los argentinos. Está todo muy confundido: se suele
decir 'drogas y alcohol', como si el alcohol no fuera una droga", planteó
Torres.
La funcionaria
hizo foco en el rol de los adultos, al asegurar que "son los adultos los
que no cumplen con la legislación, los que venden alcohol a menores, lo que
evaden controles de alcoholemia, los que cierran las canillas de agua en el
boliche y los que para evitar un conflicto en la casa les permiten tomar
alcohol a sus hijos”.
En una
entrevista exclusiva con Página|12, a poco de sentarse en su despacho,
Torres recorrió el concepto sobre el que va a avanzar la Sedronar, claramente
diferenciado de la gestión macrista (que se apilaba a la rastra del manual de
seguridad y el estandarte de la guerra santa a los narcos), separando lo que es
el consumo del narcotráfico, que pasará a ser un área específica de Seguridad.
“La Sedronar
tiene una constitución rara, porque originariamente se conforma con la lucha
contra las drogas, era una exigencia de Estados Unidos, y fue cambiando su
génesis porque estaba todo mezclado, consumo y narcotráfico –dijo
Torres--. Nadie hablaba de las personas, todos hablaban de las drogas, todo
eso fue modificándose, llevamos un montón de años. Recién le sacaron los
precursores químicos y se los dieron a Seguridad hace muy poco.
— ¿Y cuál es
el área de la Sedronar? ¿De qué área dependen?
—Dependemos de
la Jefatura de Gabinete. Somos una Secretaría que se encarga de la
investigación, la estadística, la prevención, la asistencia y el acompañamiento
en temas de consultas a las personas. En el nombre también hay algo de
instalar cual es la concepción del problema, no es un problema de drogas sino
de personas que se vinculan problemáticamente con las sustancias. Hablamos de
un problema entonces de derechos humanos, que tiene una complejidad: la
pregunta ‘de dónde dependemos’, porque no es solamente una enfermedad, no es
solamente un tema de pobres. ¿Por qué no está en Salud, por qué no en
Desarrollo Social?
— ¿Por qué?
—Porque
es un problema que tiene que ver con el trayecto de vida de las personas, con
la subjetividad de las personas, con la salud y el acceso a la salud. Y
después, de la concepción del problema y cómo hacemos política pública con esa
concepción. La política pública va a tener que ver con poder articular: hay
algo que tiene que ver con la educación, algo que va a tener que ver con
separar con Seguridad (con la que ya estamos trabajando mucho) porque una cosa
es narcotráfico y otra consumo; algo que tiene que ver con la educación en
relación a qué enseña y que dice la escuela en este tema; algo que tiene que
ver con la salud, en relación al cuidado del cuerpo, y la atención critica de
estos temas o sea quién desintoxica.
— ¿Cuáles son
las tensiones que atraviesan a la concepción que está señalando?, porque es
bastante común escuchar aquello de la ‘guerra contra las drogas’.
—Una tensión muy
instalada en la sociedad es mezclar consumo con narcotráfico. Persona con drogas.
Está instalada y hay que resolverla. Otra tensión, que es un problema de
algunos, y entonces está muy ligada a que es un problema de pobres. Y sí, es un
problema de inclusión, pero no de pobreza sino de lazo social, porque alguien
que pertenece a sectores altos y que consume cualquier sustancia también tiene
un problema de lazo y de construcción de subjetividad. Hay otra tensión, que es
un problema de voluntad individual. Pero la verdad es que es un problema
colectivo que tiene que ver con un problema de sociedad, la sociedad de
consumo. Una persona con una adicción no la va a poder resolver nunca
solo, sin los otros. No puede resolverse imaginando que alguien controla su
voluntad, porque el acto de relacionarse problemáticamente con una sustancia no
es algo que se resuelve en el momento en que se toma. Si le dijera a alguien no
tomés que hay que manejar, en ese momento no se resuelve dejar de consumir, lo
único que genera es ganas de consumir más. No es ahí donde se resuelve la
compulsión. Cuando decimos que hay un consumo problemático me gusta aclarar que
no es lo mismo uso de drogas, abuso de drogas, consumo problemático o adicción.
— ¿Podría
aclarar las diferencias?
—Uso de drogas,
por ejemplo, si tomo cerveza en el cumpleaños de la abuela, tomo ansiolítico
cinco días porque me lo recetó el médico. La definición de la OMS para droga es
toda sustancia que ingerida en el organismo lo modifica.
Imagen: Bernardino Avila.
—La cerveza y
el ansiolítico son lo mismo en ese sentido?
—Sí, después se
clasifican en lo que hacen en el cuerpo, según su marco jurídico, naturales y
sintéticas, y su marco regulatorio, donde están prohibidas y no; los países
árabes, por ejemplo, tienen el alcohol prohibido y el hachís no. Y es cierto
que de acuerdo a lo que le hacen al cuerpo son más peligrosas o menos. Pero
también de qué cuerpo hablamos? Si tenés 15 años, no importa de qué clase
social seas, tu vulnerabilidad hace que cualquier consumo de sustancias es un
problema. El cuerpo no está preparado. O sea, ¿en qué vida entra la sustancia?
Entonces el uso de drogas es eso, tomar cerveza, fumar cigarrillos.
— ¿Abuso de
drogas?
—Cuando se
terminan los cinco días que recetó el médico para el ansiolítico y yo por las
dudas termino el blitzer y empiezo a abusar de eso. Hay algo de esa sustancia
que no estoy necesitando. Empiezo a ponerle algo a ese objeto, lo subjetivizo y
yo soy el objeto y empiezo a depender de eso. Como le pasa a los nenes
chiquititos que van al jardín de infantes con el camisón de la mamá, todavía
hay algo de ese objeto. Hay gente que lleva el ansiolítico en la cartera y se
siente segura con eso, cualquier cosa lo tengo en la cartera.
—¿Es
adicción?
—Empieza a ser
un consumo problemático, porque empiezo a creer que para enfrentar diferentes
situaciones de mi vida voy a necesitarlo.
—Lo está
ubicando en el plano de las situaciones incómodas. ¿Para el festejo también
funciona?
—Sí, claro, para
estar contento, para desinhibirme, por eso tenemos un problemón con los pibes
jóvenes, porque creen que el alcohol te desinhibe pero el alcohol es una droga
depresora del sistema nervioso central, por lo que no es cierto que el alcohol
te pone más alegre, es mentira que te pone más contento, todo lo contrario, lo
que va a provocar es depresión.
— ¿Y por qué
aparecen los chicos riendo mientras toman cerveza en la publicidad?
—Bueno, es una
decisión de mercado, enorme, no solo de cerveza. Cómo el mercado y el
capitalismo han hecho de los jóvenes cada vez más objetos, bajan la edad como
objeto de consumo, entonces hay bares para pibes, comida para pibes, cositas
para pibes, celulares para pibes de 8 años. El baby shower. Alguien empieza a
necesitar eso para enfrentar la vida, estar contento en una fiesta, o para no
ponerse nervioso en la reunión de trabajo, hasta que se hace un consumo
problemático donde ante cualquier situación de mi vida necesito esa sustancia.
Es una adicción cuando toda mi vida está organizada para eso, comprar,
consumir, comprar, consumir. Pero el consumo problemático no es de un día para
el otro, entonces hay posibilidades de corregir. Si hablamos de jóvenes, si hay
alguien que ve, que registra eso, se puede intervenir. En un adolescente, el
consumo es problemático porque tiene 15 y el cuerpo no está preparado para eso.
Es un alerta, hay madres y padres que logran registrar al hijo cuando le
encuentran un porro o una pastilla. ¿Antes no lo vieron? Hay algo de la
demonización de la sustancia que hace ruido ahí.
—¿Qué hay que
decirle a un padre o a una madre?
—Dicen,
hablale de drogas. No, hablale, pero hablale antes, nadie habla de drogas sin
hablar de otra cosa. Si se quiere hablar a los pibes para que se cuiden, ¿va a
ir un docente que nunca habló con los pibes? No, no se interpela a los pibes de
la esquina diciéndoles “la cerveza te hace mal”, se les dice “hola”. Hay algo
de demonizar a la sustancia, demonizar a los jóvenes ni hablar, como si fuera
un problema de jóvenes. Y nosotros vivimos en una sociedad tremendamente
consumista, donde se consume de todo, les enseñamos a los pibes que si cargás
nafta te dan premio, si comprás dos te dan cuatro, si acumulás cositas esta
buenísimo y resulta que cuando los pibes se toman tres cervezas son malísimos.
¿De donde nacieron?
— ¿Cómo
interviene el Estado?
—No hay
un manual, porque si es un problema personal, de construcción personal, de
trayectoria, no hay una receta. No es un problema de voluntad individual por lo
que no sirve trabajar con la voluntad de alguien, aislado de… Estamos cambiando
el organigrama de Sedronar para hacer más clara la intervención. Primero una
subsecretaría que por primer vez va a tener Sedronar, una dirección de
investigación. Porque no se investigaba. La nueva subsecretaría va a tener las
direcciones de investigación, de prevención y de estadística.
— ¿En qué
consistirá la investigación en Sedronar?
—Por ejemplo, no
es cierto que la cerveza sea el sabor del encuentro. Para los argentinos el
alcohol esta más relacionado con la tristeza y no con la alegría. No está
investigado. Es muy importante investigar. La estadística es muy importante, si
la concepción del problema es compleja y tiene que ver con el proyecto de vida,
con las posibilidades de acceso a derecho, con el cuerpo, no podemos medir
solamente cuantos fumaron marihuana o tomaron alcohol en el último mes. Tenemos
que medir si te escuchan dónde vas, qué recorrido o acceso a la salud, acceso a
derechos. El observatorio de drogas que tenemos también tiene que tener una
matriz que refiera a la complejidad del tema como lo consideramos nosotros.
Había una encuesta que trabajábamos mucho en 2015 (Torres fue coordinadora del
Programa Nacional de Educación y uso indebido de Drogas) de motivaciones del
consumo adolescente del Ministerio de Salud (de Nación) que decía que de los
adolescentes que iban a la secundaria, el 50% decía que nadie los escuchaba, y
el 30 % que los escuchaban poco. Ochenta por ciento de los adolescentes decía
que no los escuchaban o que los escuchaban poco.
Imagen: Bernardino Avila.
—Mencionó
prevención.
—Sí, prevención
también. Hay que posibilitar dispositivos para que las personas sean alojadas,
abrazadas, si te quedás solo y nadie te mira, tenés un problemón. Prevenir es
actuar antes, hay algo de la información y de interpelar las prácticas de
consumo de los jóvenes y apelar a su pensamiento crítico, para que no se crean
todo lo que les dice la televisión. No pueden seguir creyendo que es el sabor
del encuentro. Las motivaciones de consumo para los pibes dicen esto: primero,
para divertirse; segundo, para sentirse parte; tercero, por problemas
personales. Pero no es cierto que se divierten, siempre hay alguien que termina
mal. Para ser parte, es un ritual la previa, y los pibes no tienen siquiera
información, si mezclan alcohol, si comen o no comen, si no toman agua. Es una
locura si sos menor, están muy solos. El graciosito que tomó antes no llega al
boliche, se queda antes. Entonces en lugar de pertenecer te quedás afuera. Y
después los problemas personales siguen estando. Están solos. Nosotros los
adultos, estamos todos, los adultos que les venden, los que los dejan tomar
adentro para que estén más seguros, los adultos que no dan la información, los
adultos que no cumplen la ley en los boliches, los boliches que cierran las
canillas de agua, los que no hacemos las políticas públicas necesarias, los que
no regulan las leyes. Hay que trabajar mucho con los pibes, que se cuiden entre
ellos, tienen que tener información, tienen que saber un montón de cosas. La
soledad que tienen nuestros jóvenes es enorme. Están demonizados, están
recontra solos, y todos los adultos no quieren hacerse cargo. Queremos hacer
estrategias de cuidados para los pibes y muchos mensajes para los adultos, para
dejar de demonizar a los pibes y hacernos cargo los adultos de qué sociedad
queremos. Se normatiza el problema y nadie nota que es una barbaridad que haya
cerveza en un cumpleaños de 15. A los 15 no pueden tomar, no importa de qué
clase social sean, el cuerpo no está preparado. Un consumo episódico excesivo
para un adulto podría ser de un martes a la noche, pero si un adolescente toma
alcohol podría darle un coma alcohólico y se muere. Con el alcohol tenemos un
problema muy grande.
—¿Cuál es el
papel del Estado en todo esto?
—Acá viene la
otra área de Sedronar. El estado tiene que cuidar, tiene que dar información,
tiene que regular y tiene que tener lugares concretísimos de asistencia y
atención, de acompañamiento, que son las áreas de la otra subsecretaria.
Tenemos que hacer una política mucho más accesible, porque hoy hay un teléfono
y unos centros de internación. Estamos apelando a una red que es territorial y
mixta, porque tenemos que trabajar con un montón de organizaciones sociales y
eclesiales que ya están en territorio y que están haciendo un montón de cosas y
que existen, que son las casas de acompañamiento, dispositivos con los
municipios. Estamos descentralizando los lugares de atención. Si llamabas al
141 te atendían acá y en muy pocos lugares más. Pero ya estamos abriendo el mes
que viene un lugar muy importante para atención inmediata sin turno en Liniers,
en Constitución y en Retiro. Tenemos que montar red en todos lados, hay algo
del pedido de ayuda inmediato y el lugar que pueda escucharte y saber qué
hacemos con vos, que antes te escuchaban en un solo lugar y te mandaban a internar.
Nosotros decimos que en el medio hay montones de casas de día, de medio camino,
casas de atención y acompañamiento que son de organizaciones sociales. Hay
primera escucha, en esos lugares también va a haber grupo y atención
psicológica. Hay en el medio también atención específica en adicciones. La idea
es acompañar a rehacer la vida. La compulsión hay que bajarla, hay centros de
internación, no es que eso sea malo, sino que no podes estar internado un año,
un tiempo para bajar la compulsión y después pasar a un centro de medio camino,
donde alguien te escucha. No es lineal, no es que me escuchan y después me
internan y después salgo a la vida. Pero no hay un solo lugar, no es poniendo
un lugar que se resuelve el tema. Necesitamos armar una red en cada territorio.
Quiénes tienen que estar sentados: Salud, Salud mental, las áreas de Niñez, ni
hablar de las áreas de Género. Los consumos problemáticos en las mujeres están
ligados con la violencia, es un consumo invisibilizado, hay menos lugares de
atención para mujeres, son las que llaman al 141 para pedir ayuda para sus
hijos, y después no van, la sociedad culpa tremendamente más a una mujer.
Fuente: Diario Página 12, 27 de enero de 2020.