LITERATURA
ORIGEN DE LA CENICIENTA
La historia de la esclava
Ródope, el origen en el antiguo Egipto del cuento de la Cenicienta.
El cuento de la Cenicienta,
llegó a nosotros por la factoría Disney, pero está basado en un cuento popular,
que tanto los hermanos Grimm como el francés Perrault, recogieron en sus
libros. Sin embargo, las raíces de la narración, parecen estar mucho más alejadas
en el tiempo.
La historia que originalmente se
transmitiría de forma oral, fue registrada por escrito, por primera vez, por el
geógrafo griego Estrabón, en su obra Geographica (libro 17, 33).
La historia, cuento o leyenda de
Ródope, aunque existen versiones muy diferentes, todos ellos sitúan los hechos
en Egipto. Ésta es la versión más parecida al cuento, que después se extendió
por Europa.
La protagonista, se llama
Ródope, que en griego significa “mejillas rosadas”. Ródope, era una bella
muchacha nacida en Grecia que había sido raptada por unos piratas y vendida
como esclava en Egipto.
Su amo, era un anciano, pero que
no se enteraba mucho de lo que ocurría en su hogar, y por tanto, no sabía que
las criadas que servían en su casa se reían de Ródope, por el color de su
cabello rubio y sus ojos verdes. Además, la piel de las sirvientas, era de un
tono cobrizo, mientras que la de la esclava, era muy pálida y sus mejillas se
sonrojaban fácilmente con el sol. La apodaron Ródope, y con ése nombre, pasó a
la historia.
Ródope, tenía como únicos amigos
a los animales de la casa y de las orillas del Nilo, pues las otras chicas, la
hacían cargar con las tareas más pesadas. Un día, su amo la vio bailando,
cuando se encaminaba al río y asombrado por su talento, le regaló unas
sandalias rojas y doradas, para que llevara los pies cubiertos. Lo que la
convirtió en objeto de las envidias de las otras muchachas. Pasado un tiempo,
el faraón, se hallaba en la ciudad de Menfis y convocó a todos sus súbditos a
una gran fiesta.
El anciano, invitado, llevó
consigo a todas sus criadas, incluida Ródope, que se engalanaron para tan
majestuoso acontecimiento. Pero cuando llegó el momento de salir, las criadas
obligaron de forma cruel a Ródope a quedarse, para terminar las tareas pendientes
de la casa, así que, perdió la oportunidad de ir a la gran fiesta del faraón.
Desolada, se acercó al río, a
ver a sus amigos los animales. Se descalzó, para bañarse en el río, y al dejar
las sandalias en la orilla, un halcón se acercó volando y le robó una de ellas.
Ródope, lloró amargamente la pérdida, ése calzado, era lo único de valor que la
muchacha poseía, regresó muy triste a la casa, guardando la sandalia que le
quedaba entre sus ropas.
Ahora a Ródope, no le cabía duda
de que las burlas de sus compañeras serían aún peores. Pero lo que ella
ignoraba, era que el halcón que le había robado la sandalia, era el mismísimo
dios Horus.
Mientras, en Menfis, el faraón
observaba aburrido la fiesta, cuando el halcón depositó en su regazo la
sandalia roja y dorada. Creyendo correctamente que era el propio Horus el que
le enviaba una señal, recogió la sandalia, y al instante se apoderó de él una
curiosidad que sólo podría saciar si encontraba a su dueña.
Así que, empezó a buscar a la
dueña del bello calzado, por todo Egipto. El faraón, envió emisarios a todos
los rincones de Egipto, en busca de la propietaria de la sandalia. Él mismo,
viajó a lo largo del Nilo, en su barca, en busca de la doncella que tanto le
obsesionaba. Así, hasta que llegó un día a la casa donde vivía Ródope.
Al ver al faraón con la
sandalia, enseguida supieron que era la de Ródope, pero no lo dijeron y la
esclava no se atrevió a acercarse a calzarse la sandalia porque las otras
criadas, obligaron a esconderse a la joven en unos juncos, y corrieron a
probarse la sandalia, haciendo cola para probar suerte, pero a ninguna le
valía.
Cuando acabó con todas, el
faraón, iba a marcharse, cuando vio a Ródope escondida entre los juncos, la
hizo acercarse y la invitó a probarse el zapato. La chica se la calzó y le
enseñó la pareja que tenía guardada entre sus ropas, quedando claro que Ródope
era su dueña. El faraón, exclamó que la haría su reina.
Las sirvientas protestaron,
diciendo que era extranjera, a lo que él contestó, que Ródope era la más
egipcia de todas, ya que, sus ojos eran verdes como el rio Nilo, su pelo tenía
el color del papiro y la piel tenía un tono tan rosado como la flor de loto.
Así fue como se convirtió en reina de Egipto.