SOCIEDAD
Entrevista a la viróloga que
desarrolló el primer test serológico hecho en el país
Andrea
Gamarnik: "Esto también es una forma de independencia"
El test detecta si una persona tiene
anticuerpos contra coronavirus. Reemplazará a los importados y será vital para
el estudio epidemiológico de toda la población. Lo explica la investigadora que
logró el avance.
Por Pablo Esteban
Andrea Gamarnik, responsable del desarrollo presentado
ayer. Imagen: Leandro Teysseire
“Estamos muy felices. La verdad
es que fue un laburo maratónico y ahora se viene otro desafío porque tenemos
que aumentar la producción. Estamos analizando diferentes estrategias de
escalado para potenciar la fabricación de la tecnología y estar a la altura
de las necesidades del país en un momento como este”, afirma Andrea
Gamarnik, referente del proyecto y figura local y regional en el campo de la
virología molecular. Es la responsable del equipo de científicos y científicas
del Conicet y del Instituto Leloir que desarrollaron en tiempo record el primer
test serológico hecho en el país que determina si una persona estuvo en
contacto con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. La prueba ya tiene nombre:
"CovidAr IgG". Y, con este bautismo, el país se convierte en la
octava nación en el mundo en tener una tecnología de estas características: se
suma a potencias como China, Francia, Alemania, Hong Kong, Japón, Reino Unido y
Estados Unidos.
Además, gracias a su bajo costo de producción, CovidAr IgG
--que ya fue registrado por Anmat y puesto a disposición del Ministerio de
Salud-- reemplazará a los kits importados. Su éxito ya fue comprobado en 5 mil
análisis realizados en centros de salud porteños y, de acuerdo a la expectativa
de Gamarnik, “permitirá realizar 10 mil pruebas semanales y escalarlo a
medio millón en tan solo un mes”. Los resultados fueron logrados en el
marco de la conformación de la Unidad Coronavirus Covid-19; un espacio que fue
impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), el
Conicet y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo
Tecnológico y la Innovación, con el objetivo de desarrollar conocimientos y
tecnologías que, a todos los niveles, contribuyan a combatir la pandemia. A
continuación, algunos detalles en la voz de su principal protagonista.
--¿Qué es un test serológico?
--Es aquel que mide la respuesta del organismo ante una
infección a partir de la identificación de los anticuerpos que se generan. Para
resumirlo, hay dos grandes tipos de tests: por un lado, aquellos que detectan
cualquier componente del virus --en este momento, por ejemplo, se analizan los
ácidos nucleicos-- con la tecnología qPCR; por el otro, están los que se
encargan de examinar cómo responde el cuerpo frente a un patógeno. Sobre esta
última posibilidad trabajamos nosotros. Los serológicos no se emplean para
diagnóstico porque los anticuerpos que nos defienden frente al coronavirus
recién aparecen luego de unos días. De hecho, dependen de cada paciente: siete
días es el promedio, aunque hay personas en los que se presentan antes y otros
en los que lo hacen después. Con esto quiero decir que si un sujeto está
infectado, se halla en su tercer día y no generó anticuerpos, el test no
tendría capacidad de diagnosticarlo.
--Si no se utilizan para el diagnóstico, ¿para qué sirven?
--Para muchas otras cosas. Para monitorear a un paciente y
ver cómo evoluciona, es decir, observar si produce anticuerpos, en qué momento
y determinar la cantidad en que lo hace. Luego de que una persona se infecta
con el virus, las defensas circulan por meses en el organismo. De este modo, si
uno tomase un grupo de personas y midiese su presencia en suero o plasma
(porción líquida de la sangre), podría saber quién está o quién estuvo
contagiado la semana pasada, o bien, hace 60 días. El serológico aplicado a
gran escala nos habilitaría a tener una idea de cómo se expandió el coronavirus
en nuestra población. Asimismo se pueden detectar anticuerpos en pacientes que
han sido asintomáticos; por eso, podríamos concretar una visión real de cómo se
desplegó por todo el territorio, chequeando tanto a los que se sintieron
enfermos así como también a los que ni siquiera se dieron cuenta del virus
aunque lo tenían.
--¿Conocer cuántos anticuerpos hay podría ser útil para
la terapia de infusión de plasma que puso en práctica el Hospital de Clínicas?
--Sí, determinar cuántos anticuerpos hay en el plasma de
aquellas personas que se curaron sería clave para poder emplearlos como terapia
para otras que en el presente están infectadas y en estado grave. Uno podría
haber generado anticuerpos pero tener una cantidad muy baja como para donarlos
y se requiere de mucha cantidad para que la infusión funcione. Existen diversos
protocolos que han surgido por iniciativa del Ministerio de Salud para
aprovechar esa porción líquida de la sangre de donantes ya recuperados de
covid-19. Puede funcionar como una terapia compasiva para individuos que están
muy enfermos, al tiempo que se están explorando otras estrategias para
utilizarlos en fases más tempranas de la enfermedad. En el Laboratorio de
Hemoderivados de Córdoba están aislando las gammaglobulinas del plasma para
analizar más opciones.
--¿Qué diferencia a este test serológico de otros como
el que ya se aplica en las estaciones de tren y subte de Buenos Aires?
--Tiene ventajas y desventajas respecto de otros
serológicos como el de esas tiritas reactivas. Brindan otro tipo de información
y en un contexto diferente. Los que diseñamos nosotros se basan en una
tecnología más específica y más sensible, necesariamente deben procesarse en un
laboratorio y demoran un par de horas para entregar los resultados. Lo positivo
es que demanda baja infraestructura, ya que con un lector de ELISA alcanza y
sobra. Pensamos que cualquier hospital podría contar con ese equipamiento y
estaría en condiciones de aprovechar las veces en que a los pacientes se les
saca sangre para hacer chequeos de rutina. Si trabajásemos con este test a
escala poblacional se podrían implementar alternativas para no tener que andar
sacándole sangre a la gente. Una de las acciones que emprendimos durante las
últimas semanas fue testear a los profesionales de la salud de distintos
hospitales porteños.
--Ya comprobaron su eficacia en más de 5 mil análisis.
--Hicimos cientos y cientos de pruebas con aquellos
profesionales que están expuestos a pacientes con coronavirus. Es muy
importante saber que nuestros médicos y médicas están bien, a partir de la
presencia o ausencia de anticuerpos. En la actualidad, dialogamos con el
Ministerio de Salud con el propósito de establecer una estrategia que sea lo
más útil posible para sacarle el máximo provecho a este desarrollo. Para una
futura etapa de la cuarentena, además, será muy útil saber cuántos argentinos
estuvieron contagiados. Hacer un seguimiento preciso del modo en que evoluciona
la pandemia en el territorio.
--Una vez que procesan la muestra y tienen los
resultados, ¿dónde se cargan?
--Hasta el momento todos los tests que nosotros hicimos
desde nuestro laboratorio fueron para validar los kits y asegurarnos de que
funcionan bien. Todas las tareas que emprendimos fueron pensadas con el
objetivo de la optimización de la tecnología. De aquí en adelante los pondremos
a disposición para los distintos hospitales del país. Nuestra idea es generar
una base de datos para ir acumulando información de manera progresiva y
aprender; pensamos en el diseño de una plataforma específica para reunir
información. Resta muchísimo por saber de este nuevo coronavirus que generó
tanto revuelo en tan poco tiempo. Conocemos poco acerca de nuestra respuesta
inmunológica, de la diversidad de terapias que se deberán poner en práctica con
cada paciente, cuáles son los niveles de anticuerpos, qué tipos aparecen y en
qué momento, cuánto duran.
--Argentina es el octavo país en el mundo en tener el
propio. Se suma a potencias como China y Estados Unidos. ¿Cómo lo diseñaron tan
rápido?
--Se ha desatado una verdadera carrera. Las grandes
empresas desarrollaron ensayos similares, por eso, hacer un kit serológico no
significa ninguna innovación. Simplemente aplicamos una técnica conocida y que
ya se emplea para otros virus. Lo novedoso, tal vez, esté en obtener los
bioinsumos específicos, como las proteínas de SARS CoV-2. Hay compañías enormes
como Roche que tienen sus tecnologías y ya compiten en el mercado global. Hay
muchísima demanda, desde hace semanas que estas corporaciones están prometiendo
que habrá disponibilidad y al país, que yo sepa, no ha llegado ninguno. El
valor de nuestro aporte es que lo hicimos en un tiempo récord, hay naciones
europeas muy importantes que aún lo están terminando de diseñar. Desde
Argentina, con una infraestructura mínima y con todos los problemas que tenemos
para importar reactivos, logramos el objetivo antes que muchísimos equipos en
el planeta.
--Lo sorprendente es que su laboratorio en el Leloir
investiga en ciencia básica y sobre dengue.
--Bueno, sí, eso es meritorio. Nos transformamos en una
fábrica de kits, los investigadores del Conicet somos obreros. Tenemos que
hacer miles y miles de éstos, la experiencia es realmente increíble. La solidaridad
y el compromiso de la gente, la disponibilidad de los becarios y becarias para
poner el cuerpo, para ofrecerse todos los días. La reacción de la sociedad para
ayudar fue inmediata. El tema, ahora, es organizarse, orientar los esfuerzos en
sentidos determinados para que las diferentes tecnologías que se aportan desde
el campo científico puedan ser canalizadas de modo constructivo. Ese representa
un gran desafío que el Ministerio de CyT trató de encargarse desde el primer
momento a partir de la creación de la Unidad Covid-19.
--¿Qué significa que fue realizado en Argentina? ¿Se
abaratan mucho los costos de producción?
--Nosotros fabricamos el kit sin fines comerciales. El
sueldo me lo paga el Conicet, la infraestructura es del Leloir y los insumos
los aportó el MinCyT y el Consejo. Recibimos una donación de la Fundación
Williams que fue muy oportuna porque cuando iniciamos con todo no teníamos
plata. La Agencia, luego, nos apoyó económicamente y con 70 mil dólares en
total logramos el propósito. Parece mucho pero para los estándares
internacionales que se manejan no es demasiado. Cada kit cuenta con 96
determinaciones (unas 90 muestras porque algunas se emplean para control) y en
Estados Unidos están entre 500 y 700 dólares; nosotros podríamos producirlo a
un precio 10 veces menor. En la actualidad, para el escalado nos asociamos al
Laboratorio Lemos, institución argentina que habitualmente produce los ELISAS
para Chagas. Contamos con su compromiso en esta etapa de la pandemia a realizar
todo al costo. El kit es el fruto de una sinergia enorme entre los científicos,
el Estado y los privados. Estamos en 10 mil por semana y de aquí a un mes nos
planteamos alcanzar el medio millón.
--Ya que lo menciona, qué importante es un Estado que
apoye a la ciencia y la tecnología para robustecer la soberanía.
--Es fundamental. Trabajamos en ciencia básica pero estamos
capacitados para resolver cualquier problema. Aprendemos a pensar, a elaborar y
aportar soluciones, para eso nos entrenamos. Formar recursos humanos de calidad
te brinda la libertad de encontrarle la vuelta a tus propios problemas y no a
los de alguien más. La ciencia le brinda al país la posibilidad de trabajar
sobre los grandes conflictos mundiales a partir de respuestas locales.
Argentina tiene sus propias características con un montón de inconvenientes
domésticos estructurales que no están presentes en otras naciones, por eso,
tenemos que aprender a preocuparnos por lo nuestro. Eso es una forma de
independencia también, de soberanía.
pablo.esteban@pagina12.com.ar
Fuente: Diario Página
12, 08 de mayo de 2020-