Economía
Historia de la decadencia argentina:
¿condenados al éxito?
Inauguración de la Casa de Gobierno,
26 de octubre de 1898.
Foto: Archivo General de la
Nación.
Por Manuel
Adorni*
Un futuro promisorio y lleno de éxitos. Así parece ser
nuestra condición desde hace décadas, o al menos eso nos han inculcado gobierno
tras gobierno. Condición ésta que no se condice con la realidad que nos
atraviesa, ni mucho menos con el aporte que hacemos como sociedad para lograr
nuestro prometedor destino.
En materia monetaria fuimos completamente únicos: hemos
destrozado cinco veces nuestro signo monetario, logramos a través de las
crónicas devaluaciones quitarle trece ceros a nuestra moneda, y hasta tenemos
el triste récord de ostentar el default más grande de la historia de la
humanidad hasta el momento.
Tampoco hemos hecho bien los deberes en materia social: en
nuestro pasado hemos logrado que nuestros niveles de pobreza sean envidiados
por toda Latinoamérica. Hasta no hace mucho tiempo atrás nuestro nivel de
pobreza se lucía en torno al 5% de la población. Hoy uno de cada tres
argentinos no cubre sus necesidades básicas.
En términos de riqueza, no nos hemos destacado en lo
absoluto: allá por el año 1895 fuimos (estrenando la cima y por única vez)
primeros en el mundo en términos de riqueza per cápita. si bien perdimos el
puesto más alto inmediatamente, lo cierto es que defendimos dignamente nuestro
lugar entre las sociedades más ricas hasta mediados del Siglo XX donde si bien
es cierto que ya no éramos primeros en el mundo, si nos encontrábamos en un más
que enorgullecedor quinto puesto, donde nuestra riqueza por habitante era
equivalente al 97% de la riqueza de un ciudadano estadounidense. A partir de
allí nos hundimos lentamente en la decadencia: hoy apenas podemos defender el
puesto 60 en ese ranking mundial.
En materia educativa hemos pasado la peor vergüenza: fuimos
pioneros en alfabetización y en tener niveles educativos de excelencia. Hoy,
las pruebas internacionales no nos acompañan y de haber sido un país destacado
en Latinoamérica, en la actualidad apenas logramos a muy duras penas promediar
el nivel educativo de la región.
En términos de empleo no fuimos la excepción: buena parte de
nuestro letargo en el crecimiento del empleo privado lo hemos solucionado mágicamente
ampliando las estructuras del estado a límites insólitos: el empleo público lo
hemos precarizado, aumentando la cantidad de trabajadores hasta lograr los 3,5
millones de empleados estatales, que en volumen representar un 60% del total de
empleados del sector privado. Un verdadero delirio.
En relación a la asistencia social y nuestro sistema
previsional hemos hecho todo lo posible por retroceder: más del 50% de la
población que se hoy se encuentra recibiendo su jubilación y/o pensión lo hace
gracias a una moratoria: más de la mitad no debió o no podría haberse jubilado
nunca. Los pocos que habían optado por ahorrar en un sistema de jubilación
privada confiando en un futuro mejor (en las afamadas AFJP de finales de los
años 90 y principios de los años 2000), también fueron víctimas del fracaso:
les confiscaron los ahorros, quedando sus fondos en las arcas del Estado a
merced de los políticos de turno. En cuanto a las asistencias sociales, desde
los 500.000 planes en la era de Alfonsín hasta los 9 millones de hoy (en un
total de 31 asignaciones y planes diferentes solo a nivel nacional), sin
ninguna mejora en la calidad de vida de los que menos tienen.
Ámbito en el que nos detengamos para analizar a la Argentina
nos encontrará con un pasado condenatorio hacia el futuro. Para tener un futuro
exitoso se debe tener un pasado digno, pasado éste que no consta en la historia
reciente de nuestra Argentina. Por lo que nuestro presente será nuestra única
apuesta hacia un futuro mejor el cuál por ahora, está muy lejos de
transformarse en realidad. Debemos sin pensarlo enfrentar los cambios
necesarios para que Argentina salga de su crónica decadencia, decadencia ésta
que de seguir perdurando transformará a toda nuestra sociedad en la pobreza más
pura, condenándonos realmente a todos a tener un país, lejos de lo que alguna
vez pudimos imaginar.
* Analista
económico
Fuente: Ámbito Financiero, viernes 16 de Noviembre de 2018.
http://www.ambito.com/939677-historia-de-la-decadencia-argentina-condenados-al-exito