HISTORIA
DIARIO POPULAR
Cristóbal Colón, historia de un engaño
Por Antonio Las Heras
(Sevilla - España) Monumento a Cristóbal Colón
A fines del siglo XV fue necesario "oficializar" la
existencia de lo que pasaría a conocerse como Nuevo Continente. Cristóbal Colón
sabía la verdad.
A fines del siglo XV fue necesario “oficializar” la existencia de lo que pasaría a conocerse como Nuevo Continente. Cristóbal Colon tenía perfecto conocimiento de que no viajaba en busca de Japón, ni del extremo de Asia, sino de unas tierras a las que los europeos –así como los vikingos, fenicios, chinos e hindúes– visitaban desde hacía siglos con fines estrictamente comerciales.
Cuando ya era
imposible seguir manteniendo el “secreto”, los reyes de Portugal, España y
Francia –en acuerdo con el Papa– comenzaron a idear un plan que les permitiera
dar a luz los hechos entramados en una leyenda (para la cual se prestó Colón no
sin inconvenientes) y que les permitiera hacerse, en forma legal, de esas
tierras que no figuraban en los mapas oficiales… ¡pero si en los de muchos
avezados navegantes!
El “Nuevo Continente” era
conocido por todos los marinos expertos, cuando todavía Cristóbal Colón ni
siquiera pensaba en atravesar el Atlántico.
Numerosas embarcaciones viajaban
a América antes de Colón, sobre todo por el intenso tráfico de mercaderías que
había. Los marinos, antes de zarpar, juraban –si eran cristianos– sobre los
Evangelios no revelar ni el destino ni la ruta del viaje.
Marino de Tiro (Siglo I a. J.) realiza la travesía en un barco romano guiado por un
capitán griego. Eran barcos enormes con capacidad hasta para 600 pasajeros y
amplias bodegas. Hace un viaje comercial a Indochina navegando por Borneo y
siguió al este navegando muchos días hasta llegar a Catigara una población en
las actuales costas peruanas sobre el Océano Pacífico. El famoso mapa de
Ptolomeo, que muestra el continente americano, se basa en el mapa trazado por
Marino de Tiro.
Chinos e hindúes conocían
América a la que llegaban recorriendo un “golfo gigantesco” que en los mapas
figura como “Sinus Magnus.” Creían que era un “golfo” porque navegaban
bordeando las costas asiáticas y americanas del Pacífico. Los chinos –que
fueron excelentes navegantes– llevaban en sus navíos a los hindúes, muy buenos
comerciantes pero malos navegantes.
Catigara es
una palabra sánscrita. Está próxima a Chan Chan (Golfo de los Chinos) y a Petén
donde se habla una forma de lengua china desde siempre. No deja de ser
sorprendente que, entre las ropas que usualmente vestía el Inca se encontraban
algunas hechas de seda china. Más claro, ¡imposible!
Hay claros
elementos indicativos de que hacia 450 a. J. los chinos realizaron sus primeros
viajes por el Océano Pacífico llegando a las costas americanas. En China hay
documentos que mencionan animales y plantas con descripciones que se ajustan a
las de los búfalos y el maguey describiendo en este último caso hasta las
aplicaciones útiles que este vegetal tiene y que los aborígenes precolombinos
siempre aprovecharon.
Los chinos le hablaron a Marco
Polo de que más allá del mar había una civilización.
Desde el siglo XIII los europeos llegaban a América
Normandos,
bretones y vascos pescaban en Terranova desde el Siglo XIV, a punto tal que
todavía hoy hay un sitio que se llama “Cabo de los Bretones”. Antonio Pigafetta, en la primera
expedición de Magallanes,
conocía las características de la entrada al estrecho (1520) antes que,
siquiera, lo hubieran visto. Fue uno de los 18 hombres que completaron la
primera vuelta al mundo, de una expedición que se inició con 265 tripulantes. O
fue muy afortunado… o contaba con mayores conocimientos previos que aún el
mismo Hernando de Magallanes.
El Papa
Alejandro VI otorga las tierras a España y Portugal antes que
Colón haya concretado su “descubrimiento” y regresado a Europa. ¿Cómo tenía
certeza Su Santidad de que habrían de hallarse nuevas tierras? A la vez el Rey de Francia informa al
embajador español que su corona reconocerá el laudo pontificio menos aquellos
sitios a donde sus pescadores viajan desde dos siglos atrás. Unas regiones de
lo que hoy es Canadá y Groenlandia,
por ejemplo.
Bartolomeo, hermano de Cristóbal
Colón, era un eximio cartógrafo y Cristóbal aprende de él. En esos tiempos hace
un viaje a Irlanda y a Groenlandia llegando, probablemente, a las costas de
América del Norte.
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Por Antonio Las Heras
Groenlandia
era conocida como Findland y había colonias vikingas
establecidas entre los siglos X y XIV en la región costera de Norteamérica.
Colón consigue ingresar, con la ayuda de una dama de la nobleza, a los archivos
de la tesorería del Rey portugués en Lisboa. Allí encuentra, entre otros, el mapa
del matemático Paolo del Pozzo Toscanelli (1397/1482) que muestra las costas de
una supuesta “Asia” muy próximas a Europa.
Colón reside
por cinco meses en Lisboa y, al parecer, confirma la idea de que del otro lado
del Atlántico hay tierra. Se instala por un tiempo en las Islas de Madeira
(Portugal) donde conversa discreta y cuidadosamente con los más avezados
marineros quienes le refieren datos, aunque muy difusos, de que en el otro
extremo del océano hay tierra.
Además,
comprueba que, de vez en cuando, las aguas atlánticas arrojan a las costas
objetos – maderas manufacturadas, entre otras cosas – de origen absolutamente
desconocido. Escucha, de distintas fuentes, el comentario de que una vez habían
hallado una embarcación con cadáveres de seres humanos llevando vestimentas
nunca vistas ni antes ni después.
En la Universidad de Salamanca, Colón
brinda su informe a los sabios geógrafos afirmando que encontrará tierra a
5.772 km. de la costa europea. (Lo cual es cierto.)
Los científicos no aceptan la
idea colombina. Colón pone al mando de La Pinta a Martín Alonso Pinzón –“casualmente”,
el primero en advertir tierra... quizás porque en sus mapas ya figuraban esas
islas conociendo de antemano cuando habría de observarlas– quien ya era un
descollante navegante a quien, años antes, una tormenta había llevado su
embarcación hasta lo que hoy es el norte de Brasil.
Es interesante destacar que ya en el siglo XIII llegaban a Normandía
troncos de madera “brasil” manteniéndose en secreto el origen de
los mismos, salvo en el “Libro de
los Gremios” en que se deja clara constancia.
De esos mismos “Gremios” surgirá
cuatro siglos después la Masonería moderna.
A la vez eran –en ese siglo XIII– los Templarios quienes
administraban los Gremios y eran conocedores de América de donde también
conseguían la plata con que financiaron todas sus construcciones.
Colón no llega, realmente, al
continente americano sino a las Islas Antillas que ya figuraban en los mapas.
El viaje de
Colón no es, pues, otra cosa que el camino elegido para la revelación pública
de datos secretos que estaban en manos –desde hacía siglos– de la realeza, los
grandes comerciantes y los principales capitanes de mar.
Cuando ya no
era posible seguir manteniendo el secreto, se toma la decisión de difundir esta
información guardándose Portugal y España –entonces dueñas del poderío
marítimo– de dividirse los territorios (mediación a cargo del Sumo Pontífice)
aún antes de haberlos descubierto “oficialmente.”
Antonio Las
Heras es doctor en Psicología Social y autor del libro “La trama Colón”
publicado en España por Ediciones Nowtilus. www.antoniolasheras.com
Fuente
Diario popular, 7 de octubre de 2022.