LITERATURA &
REFLEXIÓN
El murmullo de la locura
Hace tiempo conocí a dos viejos amigos que
nunca se separan: el amor y el odio. Eran inseparables, como si estuvieran
atados por una cadena invisible. Uno me susurraba al oído promesas dulces, el
otro me gritaba verdades amargas.
Recuerdo cuando el amor me invitó a bailar. Fue
mágico, sublime… hasta que tropezó y me dejó caer. Ahí estaba el odio,
esperando para levantarme, pero no con ternura, sino con un cuchillo entre los
dientes. ¿Ironía? Tal vez. Pero juntos me enseñaron algo: no puedes amar sin
arriesgarte a odiar, y no puedes odiar sin haber amado antes.
Al final, los dejé seguir su camino, pero no
sin agradecerles. Porque gracias a ellos entendí que la vida no es un cuento de
hadas, es un chiste cruel. Y, vaya, qué divertido es verlo desde mi lado de la
locura.
J.C.