RECORDATORIO
2007 - 1º de Agosto - 2023
A 16 años de tu partida, te recordamos y homenajeamos.
Prof. ALFONSO CORSO
HISTORIADOR PRESENTE
-.-
Publicación
Diario NCO - 29 de julio de 2010
El que más sabía
Epígrafe: Imagen de 1964. Alfonso Corso en
…“Edición especial La
Matanza.- Murió hace casi tres años. Fue uno de los mayores
promotores, si cabe la palabra, del partido de La Matanza. Sus cenizas
fueron esparcidas por diversos puntos del distrito y otros lugares del mundo.
Fuente de cualquier consulta se lo recuerda hoy como el hombre que más sabía
sobre este territorio.
El 1º de julio pasado se recordó
el Día del Historiador. Esta fecha fue instaurada en el año 2002 por el
Congreso de la Nación en homenaje a escritores, investigadores,
profesores y aficionados que se empeñan en reconstruir el pasado. La fecha no
es caprichosa y tiene su origen en el año 1812 cuando el Primer Triunvirato ordenó
dejar escrito los acontecimientos de la Revolución de Mayo con la
finalidad de “perpetuar la memoria de los héroes y las virtudes de los hijos de
América del Sud, y a la época gloriosa de nuestra independencia civil”.
En La
Matanza existieron, existen y existirán muchos hombres y mujeres a los que
se los podrá homenajear en ese día. Pero será la figura de Alfonso Corso la que
recurrentemente emergerá entre ellas como símbolo de este esforzado oficio. Es
por eso que este, el Mes del Historiador, y a pocos días de recordarse un nuevo
aniversario de su fallecimiento (1º de agosto de 2007), es un buen momento para
mencionar al querido Profesor Corso.
Había nacido un 8 de junio de
1928 en Calabria, Italia; pero eso fue circunstancial puesto que su lugar en el
mundo siempre había sido La Matanza. Me solía contar que a fines de
la década del ’40 había comprado un terreno en el primer loteo del barrio San
Alberto de Isidro Casanova y que llegaba a ese terrenito caminando por las vías
del ferrocarril. Sin embargo, fue San Justo la ciudad matancera en la que se
asentó junto a su familia.
Se desempeñó como periodista en
el diario alemán Argentinischen Tageblatt durante casi 40 años. En los
resquicios que le abría ese trabajo aprovechó para investigar en distintos centros
de documentación histórica de la ciudad de Buenos Aires. Colaboró en varios
periódicos locales y publicó libros que dieron el puntapié inicial para la
historia matancera.
Empezó a trabajar con la
historia argentina en 1972 y más tarde comenzó a centrarse en el distrito
de La Matanza. Entre sus obras se destacan Historia de La
Matanza, Historia de San Justo, Historia de Ramos Mejía e Historia del
Periodismo en La Matanza entre otras.
Además, fue fundador del Primer
Museo Histórico Municipal, del Archivo Histórico e Integrante de la primera
Junta de Estudios Históricos del Partido de La Matanza y Presidente
de la Comisión de Homenaje a la Generación del 80.
Aquella labor le valió el
reconocimiento del diario Crónica que le brindó una doble página en la revista
ASI en el mes de junio de 1964. “El hombre que se cartea con presidentes y reyes”,
se titulaba la nota en donde se ve a un joven Alfonso Corso visitando la
redacción del Diario.
También el enorme Jorge Luis
Borges sucumbió a la seducción de ese hombre de apellido italiano, con baja
estatura y bigotes vigorosos le escribía sobre unas tierras ubicadas muy lejos
de aquel Palermo orillero que él tan bien había narrado en sus cuentos. Corso
solía recordar que conoció personalmente a Borges y que éste le había
obsequiado algún libro.
Justamente un libro, que era uno
de los objetos que el profe más apreciaba. Esos libros que fueron poblando la
biblioteca en el fondo de su casa de José Martí. En materia de libros era capaz
de coleccionar hasta los más inimaginables, como aquel ejemplar de no más
de 3 milímetros y de 14 páginas en donde se podía leer el
Padrenuestro.
Posteriormente se destacó en
tareas que todos conocemos. La divulgación de la historia matancera y el papel
que habría jugado este pago en distintos momentos fundacionales de la patria
fueron algunas de sus preocupaciones y obsesiones. Inclusive hasta sus últimas
horas.
Recuerdo el último Día del
Periodista en que pude saludarlo. Fue el 7 de junio de 2007. Estaba junto a su
querida esposa Alessandra, compartíamos una cena en el Centro de Panaderos
de La Matanza y se lo veía más jovial que nunca.
Una de las últimas voluntades de
Corso fue que sus cenizas descansen para siempre en lugares tan disímiles como
distantes. Sus hijas, Julia y Caty, fueron las encargadas de cumplir aquel
deseo. Distintos rincones de San Justo como el monumento a Almafuerte, a San
Martín, a Juan Domingo Perón, a Evita y a los héroes de Malvinas (todos en la
plaza San Martín). En otros puntos de la ciudad cabecera, como “el viejo
surtidor” en la esquina de Villegas y Entre Ríos, el puesto del banderillero del
ferrocarril en Villegas y las vías, y en la Plaza del Periodista
también descansan los restos del Profe. Por último, sus familiares también
llevaron sus restos a otros tres lugares tal como él lo había pedido: en el
complejo Campanópolis de González Catán (donde hay un pasaje con su nombre), en
el Coliseo Romano y en su casa natal de Badia en Italia.
El último puñadito de cenizas
fue a ese lugar que él tanto amaba: su biblioteca. Biblioteca que, libro a
libro, fue edificando en el fondo de su casa.” (1)
Por Alejandro Enrique
Biografía consultada