jueves, 17 de julio de 2025

Más que palabras

HISTORIA & REFLEXIÓN

“¡Profesor, usted ha cometido un error!”

Así irrumpió, sin rodeos, un joven físico austriaco en el despacho del gran Gustav Kirchhoff, uno de los sabios más respetados de la Universidad de Heidelberg.

Era el verano de 1870, y Ludwig Boltzmann, de 26 años, se encontraba lejos de casa en su primer viaje académico fuera de Viena.

Aunque ya era reconocido por sus brillantes trabajos, seguía siendo tímido, reservado… hasta que las ideas lo desbordaban.

Al asistir a un seminario del matemático Leo Koenigsberger, Boltzmann resolvió con solvencia un problema frente a una audiencia escéptica.

Koenigsberger quedó tan impresionado que le preguntó si ya había visitado al célebre Kirchhoff.

Boltzmann dudó.

Había encontrado un error en su trabajo reciente y no sabía cómo decírselo.

Koenigsberger lo animó a hacerlo con diplomacia.

Pero Boltzmann no conocía la diplomacia.

Entró directo al grano:

¡Profesor, usted ha cometido un error!

Kirchhoff, alarmado ante aquella entrada repentina y el tono austrohúngaro áspero y frontal, pensó que el visitante estaba desequilibrado.

Pero luego de escuchar sus argumentos, tuvo que concederlo: el joven tenía razón.

Así comenzó una de las mentes más brillantes de la física a dejar su huella.

Con torpeza social, sí.

Pero con una precisión implacable.

Porque hay momentos en que la verdad no necesita adornos.

Solo valor.

Más información

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/boltzmann.htm